El oportunismo de los sindicatos verticales en Castilla-La Mancha
Se agudizan las contradicciones en el sistema capitalista, la clase obrera se siente cada vez más abandonada políticamente y la búsqueda de un camino, así como de respuestas, se acentúa. Esto lo sabe muy bien la burguesía y por eso no duda en usar todas las herramientas que tiene a su alcance para que la lucha no salga de los márgenes burgueses. Sus caballos de Troya, como son los sindicatos amarillos vendidos a la patronal, no han tardado en utilizar las carencias en Castilla-La Mancha, concretamente en educación, para disfrazarse por enésima vez de abanderados de “la justicia social”.
En este caso se trata de una huelga, convocada por STE, CSIF y CC.OO., en la que piden mayor inversión, menos horas lectivas y ratio de alumnos por clase que permita una atención más individualizada. Por su parte, ANPE (Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza) se opone a la huelga, afirmando que son el sindicato mayoritario de la región y que no hay motivos para las protestas, puesto que ya han conseguido, junto a UGT, mejoras necesarias. Entre esas “mejoras” encontraremos la de seguir normalizando la interinidad (lo cual significa precariedad), pagarles las vacaciones solo si tienen plaza a curso completo o el teletrabajo, para convertir el hogar en otro lugar donde sufrir la explotación.
UGT y ANPE dicen no entender los motivos de la huelga, puesto que las reivindicaciones son lo que ya entra en el acuerdo firmado. Es decir, se oponen porque intentan defender su terreno y el beneficio que ello conlleva, tomando las protestas como un intento de boicot por parte de competidores que quieren su parte.
La realidad es que de ambas partes no hay más que cantos de sirena. Estamos acostumbrados a las traiciones de los principales sindicatos de la patronal, que son UGT y CC.OO., facilitando privatizaciones en la sanidad, abaratando el despido, demorando la jubilación, privatizando pensiones, etc. Cabe recordar que UGT, CC.OO, CSIF y ANPE no apoyaron los paros del profesorado de Madrid en febrero, convocados por sindicatos minoritarios. Su defensa era la siguiente: la huelga era inoportuna y precipitada porque ellos ya estaban negociando. Es decir, estos sindicatos nos demuestran continuamente que solo persiguen el beneficio y procuran ser las mejores herramientas de la paz social que busca la burguesía.
La situación es mucho peor de lo que nos quieren hacer creer. Según Eurostat, España es de los países de la Unión Europea con menor inversión educativa. Además, tiene la segunda peor tasa de abandono escolar y hay una gran cantidad de docentes con contrato temporal, lo cual refleja la precariedad existente en el ámbito educativo. De hecho, más allá de la comparación con Europa, un estudio refleja el aumento de los problemas de salud mental en los centros educativos. La gran mayoría de docentes y personal sanitario de estos centros afirman tener alumnos con diagnóstico relacionado. Entre las principales patologías referenciadas se encuentran, en gran medida, la ansiedad y la autolisis, así como trastornos del comportamiento, de la conducta alimentaria y depresión. En menor medida, aunque también de manera considerable, hacen referencia a conductas destructivas (34,1%) adicciones (17,2%) y psicosis (6%).
Casi el 91% del personal sanitario refiere que la Administración no procura programas o recursos de apoyo a la salud mental para el profesorado, y casi el 60% señala que no tiene formación relacionada con la salud mental. Se señalan también de manera preocupante la falta de protocolos de actuación, así como de herramientas y conocimientos que permitan atender las necesidades del profesorado, del alumnado e intervenir con las familias de éstos últimos.
Todo ello no es más que el reflejo de la barbarie capitalista, basada en la continua búsqueda del lucro por parte de una minoría parásita (clase burguesa) que posee los medios de producción, sirviéndose para ello del trabajo de la gran mayoría, que es la clase obrera. Sobre esta última se vierte ininterrumpidamente la inmunda ideología burguesa que reduce las relaciones humanas a explotación, competencia, supervivencia y transacción, usando todo lo que está a su alcance para atomizar al proletariado; al sujeto revolucionario que ha de hacer caer a este sistema, el cual lleva demasiado tiempo expandiendo la miseria. Y cuanto más se evidencia la bancarrota de este criminal sistema, más arrecia la deshumanización.
Una de las señales de la podredumbre capitalista, relacionada con el tema que nos ocupa, es la inversión récord en educación privada. Bien sabe la burguesía que su quebrado sistema necesita de ciertas operaciones si quiere seguir encontrando espacio para la ganancia. El Estado burgués sólo está para salvaguardar la economía de mercado y gestionarla; a medida que aumentan las pérdidas, disminuye la tasa de ganancia, tienen lugar las crisis y crece la deuda, son necesarias cada vez mayores transferencias de dinero público a sanear las pérdidas privadas o como nueva fuente de ingresos, sirviendo de soporte temporal para retrasar el colapso. De hecho, con la escalada bélica y la colisión de las grandes potencias imperialistas en la lucha por los mercados, se destinarán cantidades ingentes de recursos a la guerra. Ya el Estado burgués no puede financiar el mal llamado Estado de bienestar y repartir migajas.
Es por ello que la educación pública se muestra insuficiente para cubrir las necesidades de formación del mercado, y los estudiantes no tienen más remedio, en muchos casos, que buscar plaza en centros privados. Un ejemplo claro es la cantidad de alumnado que no puede obtener plaza en formación profesional, aumentando enormemente la matriculación en centros privados en la última década. Lo mismo ocurre con el aumento de la oferta de universidades privadas. Ya un artículo del PCOE explicaba de qué manera la burguesía consigue crear una trampa en la que la clase obrera debe pagar por trabajar, incrementándose el negocio que aprovecha la necesidad de formación. Aun así, no para de aumentar el número de trabajadores con estudios superiores en el ejército industrial de reserva.
No son pocas las carencias existentes en lo que a educación se refiere, y derivan de la dinámica del mercado, de la búsqueda de la ganancia robando el fruto del trabajo de la gran mayoría, y esto frenará, aunque la cifra del salario pueda aumentar un poco, los contratos temporales se alarguen o se incorpore personal sanitario en los centros. Los sindicatos verticales forman parte del dique de contención ante el descontento de la clase obrera, junto con los partidos socialdemócratas. Su función es reconducir el descontento hacia callejones sin salida o bucles en los que el problema no dejará de repetirse, pues solo aplican maquillaje y no cuestionan las relaciones de producción. Sacan a relucir los desastrosos datos en todos los sectores para fingir ser un aliado, conociendo bien las carencias y preocupaciones del proletariado, y luego interpretar la situación de manera simplista y con unas consignas vagas, fáciles de asimilar, que no amenazan en lo más mínimo el orden burgués. Su misión es manipular y normalizar la explotación asalariada, poniendo en manos de la clase dominante el poder de hacer ciertas reformas o no; la clase social cuyo interés se opone al de la clase obrera que clama por cubrir sus necesidades y poder tener una vida digna.
Si bien toda lucha de los trabajadores para presionar en favor de sus intereses es justa y necesaria, en manos de estos traidores solo va por el camino que eterniza los problemas inherentes al sistema capitalista. Saben que la debilidad de la clase obrera radica en la falta de organización e ideología.
La clase obrera crea toda la riqueza y toda le corresponde. Sólo se librará de sus explotadores centrándose en la lucha de clases, entendiendo que todos los trabajadores y las múltiples formas en las que se manifiestan los problemas tienen una única causa: la propiedad privada de los medios de producción. Solo así comenzará a organizarse y a oponerse a la opresión de aquellos que nos roban la vida. Para ello, el PCOE defiende firmemente el trabajo para crear un Frente Único del Pueblo que materialice todas las aspiraciones de la clase obrera, y pueda unir todas las luchas contra el capital en una.
Los explotadores ponen todos sus esfuerzos en imponernos su sesgada visión del mundo; su deshumanización. No caigamos en su trampa luchando según sus reglas, legitimando la sociedad de clases, aceptando migajas y perpetuando las contradicciones que emanan de este sistema de parasitación. Somos el motor de la sociedad y quienes hacen posible todo lo que se produce en ella, pero la miseria se extiende sobre nosotros porque falta socializar los medios de producción; obtener lo que es nuestro. Falta fortalecer las filas de la revolución. La lucha por las mejoras debe ser una herramienta para adquirir conciencia de clase, para elevar la lucha y enfocarla al poder político de nuestra clase. Comencemos a crear nuestros propios órganos de poder contra el capital y convirtamos nuestras consignas en acción política organizada contra la minoría parásita que nos domina, mientras llama a ese dominio “democracia”. Sólo así comenzaremos a construir la democracia obrera.
¡Socialismo o barbarie!
Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del PCOE