Por un nuevo Movimiento Comunista Internacional
La configuración del mundo contemporáneo pone a prueba la capacidad de reflexión y de movimiento de los teóricos “revolucionarios”, en los que produce desorientación y les impele a errores, a veces graves, al suponer que es la crisis la causa de las mutaciones cuando hace años el curso económico se dirigía hacia el lugar en el que hoy se encuentra. La crisis, no ha hecho más que ajustar y acelerar una realidad incontrovertible.
Sin salir del estado español, nos topamos con partidos que en pocos años han modificado sus posiciones políticas la mar de ocasiones, con una versatilidad rayana en la extravagancia, señal inequívoca de que los acontecimientos les desbordan: Repasen documentos de partidos comunistas elaborados en estos últimos años de crisis y observaréis que sin un análisis serio acerca del desarrollo de las fuerzas productivas y del carácter de las relaciones de producción de nuestro país, y sin tener en cuenta el contexto imperial en el que se desenvuelven las multinacionales españolas, han defendido la República, a secas, concediéndole a la monarquía todas las posibilidades que se pueden dar, para que, después de una gran batalla para derribarla, tenga la oportunidad de volver a retomar su poder por medio de un referéndum, teniendo en cuenta que en eso de elecciones y referéndums la burguesía posee un arte insuperable y medios inalcanzables para los trabajadores. (Véase Los Ocho Puntos “Programa Común del Movimiento Republicano” del año 2004, firmados entre otros por Colectivo Comunista 27 de Septiembre, CJC, Corriente Roja, PCPE ). Luego, los hemos visto rectificar al aceptar otras posibilidades, caso del PCPE, pues el nuevo concepto de República tendría un contenido inconcreto, dejando su definición al rumbo que tomasen los acontecimientos; léase “Propuesta Comunista. HACIA LA III REPÚBLICA, ESCENARIOS A TENER EN CUENTA”, de Alberto Arana, en donde se dice:
“… El republicanismo no puede confundirse con revolución social, frentepopulismo, unidad de izquierdas, frente rojo, ni nada por el estilo. En consonancia con lo que ha sido la trayectoria republicana en nuestra historia, el contenido del movimiento republicano es democrático en lo político, avanzado en lo social y con un fuerte contenido cultural de proyección popular.”, es decir, nuestros supuestos leninistas toman la revolución al modo de un juego de casino, donde el pobre arriesga pero no gana nada. Finalmente, y en el espacio de tiempo de un año, porque la crisis les ha demostrado que la burguesía lo quiere todo, y no deja otra opción que ¡el todo o nada!, se han travestido socialistas y nada menos que confederales, al más puro estilo “lenininista-stalinista”. De nuevo preguntamos ¿Quiere decir, que si no estuviésemos en crisis, continuarían defendiendo el paso intermedio hacia la dictadura del proletariado?
Alrededor del año 2000, EE.UU. y Europa, arrastrados por la grave crisis que atenazaba a Japón desde hacía mas de una década, agravaban su situación, porque cegados por el coste de los productos en Asia y América Latina, exportaban, desde allá hacia sus respectivos países, mercancías que antes fabricaban, procediendo al cierre de un número importante de fábricas.
Poco a poco, países del tercer mundo y del antiguo campo del socialismo se vieron invadidos por inversiones multimillonarias. A raíz de esta política inversionista y estratégica, la elaboración del Producto Bruto Mundial fue cambiando su correlación productiva cada vez más favorable a los países hasta hace poco no desarrollados: China, India, México, Argentina etc. que con un proletariado paupérrimo, permitían la introducción de capital, deslocalizaciones de centros de trabajo, con el consiguiente peligro para los países inversores.
Como consecuencia de una economía frágil y agotada, Japón, EE.UU y Europa, después de diversas y variadas tentativas socialdemócratas y más conservadoras, no han podido contrarrestar los avances impetuosos de estados que, desde distintos puntos de partida, emergen en el mundo de la economía disputando los mercados a los viejos imperios desde flancos diferentes, aprovechando su crisis.
La aparición de nuevos focos imperialistas ha diseñado un rumbo distinto en las luchas por los mercados, apareciendo organizaciones supranacionales que expresan los intereses capitalistas por zonas, denominadas zonas regionales de libre comercio; sin embargo, y dado los intereses particulares y colectivos en diversos lugares, han aparecido teorías infundadas que tratan de explicar tales comportamientos que inciden en una nueva división entre los partidos comunistas, porque los hay que asumen su participación en las “comunidades burguesas supranacionales” de sus regiones (Ucrania, Europa, América Latina, América del Norte, etc.), con el propósito de “transformarlas” socialmente.
El Movimiento Comunista Internacional, si es que existe como ente cohesionado, se enfrenta a nuevos argumentos de disensión, que se centran en las siguientes cuestiones:
1.- Concreción de las causas de la crisis.
2.- Carácter del modo de producción chino.
3.- El nuevo rol de los imperios
4.- ¿Está vigente el Capitalismo Monopolista de Estado?
5.- Dictadura del Proletariado o Democracia popular como paso previo entre el capitalismo y la dictadura del Proletariado.
Todos estos puntos son considerados vitales y están unidos entre sí. Para no hacernos largos, solo tocaremos por encima sus consecuencias.
Debido a la falta del desarrollo de las fuerzas productivas en América Latina, un buen número de partidos comunistas mantienen el criterio que califican a China y Rusia de contrapeso a los afanes lucrativos de los imperialismos americano y europeo. Chávez hace de China, además del modelo, el punto de apoyo de la revolución Bolivariana, expuesto en su programa electoral de las últimas presidenciales, en las que salió triunfante. En dicho programa apuesta por un proceso que acote las influencias que en éstas ejercen todavía en Venezuela los antiguos imperios, sobre la base de constituir empresas mixtas con capital venezolano y chino entre otros.
Varios partidos y gobiernos latinoamericanos procuran recorrer idéntico camino, empujados por un capitalismo atrasado que precisa del desarrollo de las fuerzas productivas, pero cuya obligatoriedad o necesidad son camufladas con teorías pseudorevolucionarias. A la postre, se trata de traspasar el uso, disfrute y explotación de sus industrias energéticas hoy bajo el dominio de EE.UU y Europa, al de los que ellos llaman países emergentes, fundamentalmente China, Rusia y Brasil.
Las raíces teóricas de semejantes cambios en las políticas de los gobiernos “antiimperialistas” así como en una buena cantidad de partidos comunistas, las podemos encontrar reflejadas en tres elementos de juicio que centran la atención de los teóricos contemporáneos:
- Se fundamentan en que no ven entre los países (para nosotros imperios: Brasil, Rusia, Irán, China,…) emergentes y los antiguos imperios: Japón, EE.UU y Europa, una pugna interimperialista por la redistribución del mercado, impulsada por los países emergentes, aprovechando la situación de crisis de los antiguos imperios, sino que contemplan en esta disputa la configuración de un frente antiimperialista por parte del BRIC, al que hay que apoyar contra el imperialismo.
Como consecuencia de una tal teoría, derivada de la idea que se tiene del origen de la crisis actual, según ellos fruto de las políticas neoliberales, los partidos que sostienen desde las perspectivas descritas como “principios” antiimperialistas, defienden la presencia de sus países en sus respectivas “zonas regionales de libre comercio”; UE, Mercosur, ALCA, ALBA,… en donde se expresan los intereses de las grandes empresas capitalistas de cada zona.
- La consideración de China como país socialista; aún sosteniendo su socialismo en conceptos ajenos al marxismo-leninismo, como es la economía de mercado, la exportación de capital, etc., propias de un país imperialista, es fruto también de fuerte controversia.
- La revocación desde varios lugares con especial incidencia desde Cuba, (Vicente E. Escandell Sosa, Profesor, Universidad de Oriente) de la tesis leninista: Capitalismo Monopolista de Estado, que Lenin tenía por una etapa (final) y no una coyuntura, dentro de la fase imperialista, que constataría su consecuencia directa: el advenimiento del socialismo. Su impugnación, tal vez mal interpretada, ha contribuido a desviaciones oportunistas, a confirmaciones de abandonos de la dictadura del proletariado, justificando de este modo su adscripción del indefinido e inacabado “Socialismo del Siglo XXI”. En muchos programas de Partidos Comunistas ha desaparecido dicha etapa (Capitalismo Monopolista de Estado), pero son los partidos de dudosas posiciones marxistas, basándose en el “error” de Lenin, los que intentan fundamentar su desviación ideológica. Como quiera que el Capitalismo Monopolista de Estado “ya no se da” y tampoco ha devenido el socialismo tal cual vaticinó Lenin, hay que escoger nuevas vías. Este hecho se comprueba en Partidos de casi todos los continentes, muy especialmente en Europa y en América Latina.
Es fácil observar que los intentos que se realizan desde determinados partidos o núcleos de organizaciones leninistas, por ir acercando posturas que conduzcan a criterios homogéneos, los cuales facilitarían a juicio de sus progenitores la constitución de un Nuevo Movimiento Comunista Internacional e incluso una moderna Internacional Comunista, encuentran serios escollos. Diferencias que se traslucen en reuniones internacionales de partidos, en la que por ahora no existe ninguna organización o grupo de fuerzas compactas capaces de erigirse en una especie de “guía” para concretar las “cualidades” teóricas de los asistentes a los encuentros, cada vez mas heterogéneas, por lo que los seminarios y reuniones no superan, a veces, el formalismo, sin que se vislumbre por ahora cambio alguno al respecto. Bastaría saber que dentro del grupo que compone la redacción de “La Revista Comunista Internacional” presentado como el intento mejor perfilado, se detectan diferencias respecto de China.
La ambigüedad teórica, el eclecticismo, la falsa tolerancia, el amiguismo o seguidismo, fueron, unidos a las diferencias de posiciones de banderías, las causas del derrumbe del M.C.I. ¿Es posible continuar por el mismo camino para redimir al comunismo internacional? El PCOE puede dar fe de que muchos de los vicios, inferencias directas de la decadencia del MCI, aún subsisten, lo sufrimos en la época anterior y somos fieles testigos de su continuación actualmente.
No obstante, nuestro deber de Partido Comunista, que durante los 40 años de su existencia se ha inspirado en las enseñanzas de Lenin, posibilita reafirmarnos en que siempre estaremos dispuestos en franca camaradería, a entablar las discusiones y a llevar a cabo cuantos debates sean necesarios para ayudar a superar el momento actual, en aras de una lucha mancomunada antiimperialista, pero sin retroceder un metro en nuestra creencia de que la amistad y la relación entre comunistas deben ser forjadas con los principios marxistas-leninistas. El futuro MCI necesita unidad, cohesión y desterrar para siempre las injerencias y la creencia de que un partido o un grupo de ellos están en la posición infalible y potencial de decidir quiénes deben ser los elegidos. Por ello lucharemos ante todas las adversidades. SIEMPRE CON EL MARXISMO-LENINISMO.
Comisión Idelógica del PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL