El régimen de Kiev ansía la guerra mundial
El pasado jueves, la marioneta de Washington en Ucrania, Volodímir Zelenski, presentó su denominado “Plan para la victoria” con el utópico objetivo de acabar con la guerra en 2025, en un nuevo episodio de propaganda para seguir recibiendo fondos económicos y material militar procedente de los países de la OTAN.
La retórica, pese al paso de los meses y los desastres militares, sigue siendo la misma: su derrota significaría el primer paso para la caída de Europa. Al mismo tiempo, el Consejo Europeo reafirmó nuevamente su apoyo incondicional a la causa del fascismo ucraniano, pues los monopolios ansían y necesitan la continuación de la guerra para paliar las contradicciones de su maltrecho sistema económico.
Al mismo tiempo, el dictador ucraniano azuzó a las fuerzas imperialistas contra la República Popular Democrática de Corea (RPDC), haciendo saltar las alarmas ante la, según él, inminente entrada de 10.000 soldados coreanos en apoyo de Rusia en la guerra. La estrategia es evidente: utilizar este supuesto apoyo militar para justificar la escalada hacia una guerra total. Esto solo puede verse como un ejercicio de indecencia e hipocresía, pues desde que iniciara la guerra en febrero de 2022 el apoyo económico, estratégico y militar hacia Ucrania por parte de los Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Alemania, España y otros lacayos del imperialismo occidental ha sido absoluto.
En el caso de Rusia, las ideas de una rápida ofensiva y toma de la capital ucraniana como consecuencia de su indiscutible superioridad militar se fueron desvaneciendo desde los primeros días de la operación. No obstante, el régimen ucraniano tampoco ha conseguido el resultado que esperaba de las constantes sanciones económicas contra Rusia, al objeto de hacer tambalear su economía y provocar un posterior colapso que imposibilitara su ofensiva bélica. Así, el trágico caso de la RPDC dibuja a la perfección el futuro para el pueblo ucraniano, tan cruento como su presente, con una zona del país ocupada por el imperialismo occidental, y con otra dependiente de los oligarcas rusos y sus intereses económicos, pues recordemos que estos no reconocieron a las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk hasta el día previo a su intervención en la guerra.
En estos momentos históricos, donde Vladímir Putin ha declarado que la importancia económica de los BRICS ha superado al G-7 y donde la balanza mundial se inclina progresivamente hacia China en detrimento de los Estados Unidos, al imperialismo occidental solo le queda apostarlo todo al negocio de la guerra y al despliegue de la barbarie en el mundo para luchar desesperadamente por mantener su hegemonía.
Un mundo de barbarie y de guerra interimperialista que, como consecuencia de la lucha de clases y del avance de las fuerzas proletarias, caerá irremediablemente frente al horizonte del socialismo y de la revolución proletaria mundial. La única salida que tiene el pueblo trabajador es la organización, la disciplina y la guerra contra el enemigo burgués. Todo lo demás es depositar falsas esperanzas de reforma y paz en quienes nos condenan a una vida de miseria, sufrimiento y fascismo.
¡POR LA TRANSFORMACIÓN DE LA GUERRA IMPERIALISTA EN GUERRA REVOLUCIONARIA!
Madrid, 22 de octubre de 2024
SECRETARÍA DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)