La necesaria reconstrucción del movimiento obrero

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A los comunistas no nos basta con descubrir categorías generales conforme a la concepción materialista del mundo, pues como dijo Lenin siempre es imprescindible el “análisis concreto de la situación concreta” y la consecuente interrelación dialéctica entre lo universal y lo singular –socialismo científico-. Es esta una premisa básica para entender las causas y fenómenos que nos rodean, para llevar a la práctica nuestro programa revolucionario y transformar la realidad capitalista que vivimos. Los casos de los trabajadores Marcos Andrés y Miriam Pérez, representan dos ejemplos concretos -reales y vivos-, de la dramática situación por la que discurre el conjunto de la clase obrera, sometida a los designios de la oligarquía financiera y del oportunismo -auténtico caballo de Troya burgués en el movimiento obrero-. Partiremos, pues, de lo particular -dos proletarios – sabiendo que tal particularidad sólo puede existir en relación a lo general –al conjunto de la clase obrera y a las relaciones de producción dominantes- .

  

Bien entrado el siglo XXI y en el seno de un Estado español que transita por su etapa imperialista –la del capitalismo monopolista de Estado-, el modo de producción capitalista muestra objetivamente su esencia reaccionaria, golpeando con fiereza a millones de trabajadores que sufren en sus carnes no sólo la explotación asalariada, sino también las largas décadas de traición oportunista y de orfandad del Partido Leninista.

 Marcos Andrés, trabajador barcelonés de la trasnacional Telefónica, fue despedido en octubre de 2012 por caer enfermo. Aún justificando médicamente su ausencia laboral por tales motivos, la dirección patronal tuvo a bien estrenar su flamante Reforma Laboral de 2012 –auténtica síntesis de la esclavitud asalariada- que faculta a la empresa a despedir procedentemente a trabajadores que se encuentran en situación de baja médica por enfermedad u accidente (art. 52.1d). Los buques insignia del capitalismo monopolista de Estado (IBEX-35), suelen abrir la vía de las “novedades” superestructurales antiobreras, cuyo único fin es apretar todavía más los grilletes al proletariado. Las crisis en el capitalismo agonizante, no tienen otra función que incrementar el grado de explotación obrera y la multiplicación de la tasa de plusvalía, concentrando los beneficios capitalistas en cada vez menos manos. Todo ello a costa de la sangre, el sudor y el sufrimiento de millones de trabajadores como Marcos.

 Marcos, renunciando a su indemnización después de más de una década en plantilla y después de agotar las míseras vías ofrecidas por el derecho laboral burgués, decidió declararse en huelga de hambre junto a 4 de sus compañeros, ante la reiterada negativa de la trasnacional a readmitirlo –a pesar de la nulidad del despido según sentencia del propio TSJ de Cataluña-. Hoy sigue luchando por la readmisión. Su caso no sólo fue naturalmente silenciado por los consorcios mediáticos capitalistas, sino que las propias centrales sindicales reformistas (UGT-CCOO) no sólo no le dieron apoyo sino que lo conminaron a aceptar la indemnización y abandonar su digna lucha. Obviamente, la “huelga general contra la Reforma Laboral” del pasado 29-M de 2012, anunciada por las respectivas cúpulas, sólo representó una estafa más a la clase obrera. Una muestra más de la vileza oportunista que carcome a las centrales adscritas a la CSI imperialista. La repugnante actuación de UGT-CCOO respecto a la huelga de hambre en Telefónica, pone una vez más al descubierto la devoción de estos jerarcas del régimen capitalista español por su parasitaria clase dominante. Desde los Pactos de la Moncloa hasta el II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, su función no ha sido otra que desmovilizar y destruir desde dentro al movimiento obrero.

 De nuevo Lenin era claro al respecto; “la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo”.

El caso de Miriam Pérez es, si cabe, todavía más sangrante. Ella es trabajadora de la estratégica empresa nacional Unión General de Trabajadores (UGT), en su filial de Santa Cruz de Tenerife. A inicios de marzo de 2013, la patronal “sindical” decidió incluirla en un ERE junto a varios de sus compañeros del gabinete jurídico, conforme a los artículos emanados de la misma Reforma Laboral que tanto gusta a Telefónica. No en vano, ambas empresas capitalistas forman parte de un todo, y si Telefónica actúa como uno de los capo di capi del Estado español -al que tiene a su servicio-, UGT no es más que la otra cara de la misma moneda con la que se presenta la dictadura capitalista. La quintacolumna burguesa en el movimiento obrero, la viva imagen del oportunismo reformista que, sin vergüenza alguna, todavía es capaz de definirse como “sindicato” mientras despide y explota a sus propios trabajadores.

 Miriam, debe enfrentarse a esa particular patronal “sindical”, vulgar caricatura de la CEOE. Todavía hoy sigue en huelga de hambre, tras casi un mes de ayuno y desprecio de sus patrones. De sobras está decir que ni los oportunistas ni los medios de la oligarquía han tenido a bien dar a conocer semejante escándalo antiobrero a manos de los caciques canarios de Don Cándido Méndez. Saben bien los jefes de Méndez, entre ellos Telefónica, que UGT –como CCOO- todavía forman parte del atroz engranaje del régimen capitalista en el Reino de España y que no conviene removerlos más. Basta con que sigan chapoteando en el fango de los ERES de Andalucía y demás corruptelas infames; nos preguntamos ¿cuántos miserables del aparato “sindical” ugetero cobrarán con el ERE que ha afectado a Miriam y sus compañeros, aprobado vía exprés gracias a la Reforma Laboral de 2012? Resulta evidente que la instrumentalización de la última Huelga General y la cínica “oposición” a la Reforma Laboral de estos enemigos del pueblo, sólo buscaba ganar tiempo y recuperar una “legitimidad” que anda por el subsuelo.

 Este “sindicalismo” felón y repulsivo, antiobrero e imperialista, le dijo a Marcos que cogiera el dinero y corriese. A Miriam, ya como patronal, que aceptara los 20 días del ERE y desapareciera. Esto es el oportunismo en su particularidad más cruda y real.

 Ambos casos, nos muestran –tal y como si de un laboratorio se tratara- dos células obreras por las que se ha extendido la terrible infección capitalista. Una infección pivotada sobre la base misma del modo de producción capitalista e inoculada en el movimiento obrero a través de los sicarios de Méndez y Toxo. Dos ejemplos que retratan la brutalidad de un régimen que despide, con pulcritud procedimental y de forma “legal” a un trabajador enfermo y a una trabajadora en nómina de un supuesto “sindicato” –imaginamos que a la cúpula de UGT de poco le sirven ya los laboralistas cuando han aceptado gustosos la barra libre patronal -. Una minúscula muestra de la terrible situación en la que se encuentra el movimiento obrero, tras largas décadas de desmovilización, desorganización y alienación. Tanto será así, que estos dos compañeros se vieron obligados a optar por una medida desesperada; la huelga de hambre. Acto que, mezcla de dignidad e impotencia obrera, pone de manifiesto la soledad en la que se han encontrado, más allá de notas públicas, muestras de solidaridad y acompañamiento emocional.

 Esta es la receta burguesa para salir de la crisis; represión y paro para aquellos que desesperados dicen basta, degradación y esclavitud para el resto.

 Así como los casos de Marcos y Miriam, desde el análisis concreto, nos aportan una fiel radiografía de la cruda realidad del proletariado actual, al mismo tiempo no hacen más que certificar el acierto y validez de la política de masas emanada del XIV Congreso del PCOE. Miles de trabajadores como Marcos y Miriam, están pidiendo a gritos la construcción de la Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores (ACDT), la necesaria e imprescindible reorganización del movimiento obrero entorno a los irrenunciables principios de solidaridad y unidad de clase. Están pidiendo, aún de forma débil, inconsciente y espontánea, el fin del oportunismo en todas sus formas. Marcos y Miriam, no habrían sido despedidos con una poderosa ACDT desarrollada en Cataluña y Canarias, tampoco se habrían declarado en huelga de hambre. Sabrían con certeza que ya sólo el socialismo puede dar solución a los graves conflictos que genera este modo de producción capitalista, máquina criminal cegada por sus propias contradicciones.

 El Partido debe decir alto y claro, que tiene la vacuna para frenar esa terrible infección en el organismo obrero y pasar a la ofensiva proletaria frente a la criminal clase dominante.

 Levantar la ACDT como movimiento socio-político capaz de organizar y concienciar a la clase trabajadora, lastrada y minada por décadas de traición oportunista, sometida a la burguesía en todos los frentes; económico, político e ideológico. Arrancar al proletariado de ese estado de derrota es una tarea que sólo el Partido puede llevar a cabo. Responder, como trabajadores y comunistas, a la llamada de nuestros hermanos de clase, que hoy se muestran impotentes y aislados. Coadyuvar en su férrea organización, elevando su conciencia de clase y haciéndoles sentir lo que verdaderamente son; una clase en sí y para sí, sujeto histórico revolucionario que debe sepultar este sistema agotado y parir las estructuras de la nueva y regeneradora civilización socialista. Trabajar al mismo tiempo y sin descanso por la extensión de la Central Única de Trabajadores, única vía capaz de reconstruir el necesario sindicalismo de clase en todos los territorios del Estado español, fundido a la Federación Mundial Sindical (FSM), como organización obrera antiimperialista.

 A través de nuestra táctica de masas, podrá el Partido engrosar sus filas con los mejores hijos de la clase obrera, siendo capaz de dirigir con firmeza un proceso revolucionario que culmine en la consolidación del Frente Único del Pueblo, como sólida estructura que una en un solo puño a las fuerzas proletarias y populares. No hay y no puede haber otra manera de destruir de raíz la maquinaria explotadora y represora del capitalismo monopolista de Estado que cumplir con nuestro Programa. Sin un poderoso y disciplinado Ejército Proletario, es inviable la revolución socialista. Es por tanto imprescindible que los comunistas elevemos política e ideológicamente al conjunto del proletariado, si queremos arrancar a éste de los brazos del oportunismo en todas sus formas y manifestaciones, ya sean éstas de carácter reformista o izquierdista y sectario. La presencia del Partido entre los nuestros es una tarea histórica impostergable. Es hora de tejer la necesaria ligazón con las masas, desplegando con eficiencia nuestra política de masas y sindical.

 Los trabajadores como Marcos y Miriam, así como el conjunto de las masas laboriosas, deben saber con exactitud que sin un proceso de unidad desde la base, sólo nos espera –a nosotros y a nuestros hijos-, un futuro de esclavitud y miseria. Acumular más derrotas, sólo nos conducirá de cabeza al siglo XIX, retrocediendo hasta nuestro punto de partida como clase explotada. El PCOE no ahorrará esfuerzos y sacrificios para caminar con firmeza hacia el único régimen digno para el género humano; la dictadura del proletariado. Dictadura implacable frente a la minoría explotadora, y el más perfeccionado sistema democrático para las grandes masas productivas. Dado el desarrollo de las fuerzas productivas y la contradicción principal que rige el momento actual que vivimos, ya no pueden existir más etapas intermedias hacia el socialismo

 ¡Por las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores y el Frente Único del Pueblo, construyamos poder popular!

¡Construyamos socialismo!

¡Viva la lucha de la clase obrera!

 

Comisión de Movimiento obrero y de masas del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)

  

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