Comunicado del Comité Provincial de Sevilla a los militantes y simpatizantes

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La actualidad politica española se caracteriza por la puesta en escena por parte del gobierno socialista de una colosal farsa, cuyo trasfondo es impedir por cualquier medio el debate sobre problemas fundamentales de la sociedad que afectan directamente a las clases trabajadoras.

 Mientras las últimas encuestas revelan que la máxima preocupación de los españoles es el paro, superando con creces al “terrorismo”, el gobierno y la oposición parlamentaria se empeñan en ocultar dicha realidad traspasando el centro de discusión a la reforma de los Estatutos de Cataluña y a las últimas huelgas patronales (transporte, pesca y agricultura) que no atentan contra las bases del sistema.

 

 

      Tanto la Reforma de los Estatutos de Cataluña como las huelgas patronales son reflejos de las contradicciones burguesas. Mientras los Estatutos sintetiza la necesidad que tienen determinados sectores de la burguesía nacional que actualmente lideran la economía y la política catalana de colocarse en mejor situación para competir con la burguesías europea y estatal, las huelgas patronales tienen por objetivo arrancar del gobierno mejoras que les posibilite obtener mayor margen de plusvalia; pero, en ambos casos la situación de los trabajadores catalanes, la de los conductores a sueldos, así como la de los pescadores y braceros se soslayan adrede. 

 Mientras tanto, la contradicción fundamental de la sociedad española, la que se da entre el capitalista y el obrero es tratada con absoluto desprecio con el propósito de evitar su protagonismo. En esta dirección, el gobierno ha elaborado subrepticiamente un proyecto de reforma laboral antiobrera, en la que no se aborda la falta de derechos colectivos e individuales de los obreros en los centros de trabajo.        

 En la que tampoco se pone coto a las largas jornadas encubiertas en horas extraordinarias mal pagadas o impagadas. Además de no eliminar la precariedad laboral que contempla la temporalidad por un lado y la no inscripción de miles de trabajadores en la seguridad social.

Pero la realidad es muy otra y ya no se puede ocultar, la causa hay que buscarla en la situación de desesperación de una juventud harta de soportar todas las dolencias sociales que se originan en el sistema capitalisma francés. Algunas de las ciudades donde las revueltas han evolucionado con mayor violencia superan el 25% de parados. Por otro lado, las inversiones estatales en dichas zonas son nulas y para colmo las xenófobas y fascistas declaraciones del Ministro del Interior Nicolás Sarkozy han añadido mas leña al fuego.

 Nuevamente, toda la propaganda imperialista acerca del bienestar de los países desarrollados, de la invulnerabilidad del sistema de una nación imperialista se viene abajo, como sucediera anteriormente en Mayo de 1968. Las estructuras capitalistas son mas frágiles de lo que nos quieren hacer ver la propaganda y las apariencias. Porque lo que sucede en Francia es, se quiera o no, una manifestación de la lucha de clases.

 Los acontecimientos de Francia nos obligan a la reflexión. Es obvio, que la “confianza” de la derecha le traiciona, y es desbordada de súbito, pero tambien, hay que reconocer que la izquierda, nos referimos a la izquierda revolucionaria no estamos a la altura de las circunstancias. Tanto denunciar las condiciones actuales como poco propicia para penetrar en el movimiento obrero,  nos impide ver una realidad que va gestandose en el seno de los más sufridos. 

 Es indiscutible que la izquierda francesa no controla los acontecimientos y por consiguiente se ha visto sorprendida por ellos y esto es lamentable ¿Por qué? La respuesta nos la debe la misma izquierda francesa.

No obstante, la situación francesa debe servir de advertencia, porque la juventud francesa no está ni mejor ni peor que nuestra juventud, pues en nuestro país, es la que mas sufre las consecuencias del sistema y aunque hasta ahora permanece pasiva e “indolente”, las condiciones en las que se desenvuelven son cada dia mas insoportable y puede que ocurra como en Francia, que nos sorprenda algún día a la desesperada, porque los partidos revolucionarios no somos capaces o no hemos sabido canalizar todas sus energías de forma organizada y consciente y ya sabemos que el impulso y la espontaneidad juega a favor del enemigo, que tarde o temprano aplasta y entierra ls movilizaciones hasta que nuevas generaciones se olviden del episodio histórico, en el que sus antepasados fueron pasados literalmente por encima por el estado capitalista.

C.C. del PCOE

 

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