A la clase obrera, al pueblo trabajador

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 Según el último Boletín Oficial del Estado – burgués español, los sindicatos del régimen capitalista adscritos a la CSI imperialista , recibirán vía PGE, un monto cercano a los 9 millones de euros durante este año de 2013 (entre UGT y CCOO). A tal inyección de capital suministrada de forma tan “altruista” por la burguesía monopolista –cargada sobre las espaldas del pueblo trabajador, hay que añadir decenas de millones más provenientes de subvenciones menos directas como las derivadas de la participación de éstos sindicatos en los órganos consultivos del Estado, así como múltiples partidas financieras procedentes de otros tantos órganos estatales – Entes Públicos, CCAA, INSS, INEM , e incluso supraestatales –CES, CSI, Tripartita.

En apenas un ejercicio contable, los aparatos sindicales del régimen – cínicamente autodenominados como “representantes mayoritarios” de no se sabe qué , son capaces de amasar ingentes cantidades de capital cuyo origen no es otro que la tesorería general del Estado. Una extraordinaria mordida que los convierte, en su repugnante accionar diario, en meras correas de trasmisión de la clase dominante. Un verdadero maná de euros destinados a regar de infamia a unos “sindicatos” convertidos en meras empresas capitalistas nacionales que, según sus propias fuentes, a duras penas pueden arrogarse hoy día la “representación” de poco más de 1 millón de asalariados a lo largo y ancho del Estado español (en un país que ha llegado en su punta a más de 17 millones asalariados).

Más de 30 años colaborando en la explotación y depauperación constante del proletariado, bien valen unas decenas de millones de euros anuales. Con crisis o sin ella, la clase dominante sabe valorar el buen trabajo de sus más fieles aliados en todos los frentes –económico, político e ideológico por más que estos se esmeren por sobrevivir al descrédito, la corrupción y el parasitarismo más lacerante, mientras chapotean en la putrefacta superestructura burguesa del régimen capitalista.

Decía Marx que “el ser social determina la conciencia social” y que en el modo de producción capitalista, base y superestructura se interrelacionan, siendo la primera –la base económica, las relaciones de producción dominantes, la que acaba moldeando la segunda. Así pues, resulta del todo natural que las jerarquías de los sindicatos antiobreros, no sólo defiendan a ultranza este régimen criminal adorando en los altares del santo capital a sus patrones y mecenas de la “marca España”, sino que también hagan lo propio respecto a las superestructuras imperialistas europeas a las que tan a gusto sirven y de las que a fin de cuentas depende su supervivencia. Al fin y al cabo, es la UE-CES-CSI el verdadero motor de la guerra de clases desatada contra el conjunto de la clase obrera continental así como la perfecta máquina militar para subyugar pueblos enteros, y el carrusel de organizaciones sindicales a élla adscritas, no representan más que la “cara B” de la dictadura capitalista que padecemos. Cabe no olvidar que el cofre del tesoro que mantiene vivos a estos parásitos al servicio de la burguesía, tiene sede en Bruselas.

Tal panorama sindical similar en buena parte de todos los Estados miembro la UE, pone de manifiesto que en este corroído Estado burgués español, instrumento de guerra constante contra el proletariado y clases populares, la reconstrucción del sindicalismo de clase y antiimperialista sigue siendo una urgencia perentoria. Cuando más falta hace, cuando más necesario es, cuando más vital es la unidad de acción y la elevación de la lucha económica hacia la política de millones de trabajadores, cuando más urgente es arrinconar y liquidar de raíz al oportunismo en el movimiento obrero, debilitado en todos los frentes y en todas sus manifestaciones. Hoy más que nunca es imprescindible la conformación de un sólido sindicato obrero y unitario que entronque con el movimiento popular y la vanguardia política del proletariado, a fin de crear las estructuras de poder obrero que hagan posible la destrucción de la explotación asalariada y de las relaciones de producción capitalistas. Un sindicato que persiga la supresión de la explotación del hombre y que sea internacionalista y se funda a las estructuras antiimperialistas de la FSM, asumiendo con firmeza y determinación la principal contradicción del momento actual que vivimos entre imperialismo y socialismo (capital/trabajo).

Actualmente, el capitalismo monopolista de Estado en España –tal y como sucede en buena parte de Europa, ha desarrollado las fuerzas productivas en grado máximo, situación que nos señala como las condiciones objetivas para llegar al socialismo, sin etapas intermedias, ya están dadas. Nunca antes hubo tantos trabajadores asalariados ni estos tuvieron mayor capacitación en este país, nunca antes el núcleo productivo del Estado estuvo concentrado en tan pocas manos en todos los sectores de la economía española, nunca antes el capital arrancó mayores porcentajes del PIB, ni el IBEX-35 y sus satélites acapararon mayores beneficios privados a costa del trabajo social ajeno, extrayendo monstruosas plusvalías en base a la propiedad privada sobre los medios de producción. La explotación capitalista ha alcanzado cotas desconocidas, mostrando innumerables síntomas de descomposición que señalan los límites históricos de este modo de producción agotado y corroído por sus propias leyes y contradicciones universales, por su indisimulable carácter reaccionario.

Hoy constatamos como el capitalismo, en su etapa superior, queda desnudo ante la realidad material que vivimos, exhibiendo su incapacidad manifiesta para satisfacer las necesidades sociales más básicas de millones de trabajadores.

Tras un largo desarrollo, con sus inevitables procesos de expansión y retroceso, bien entrado el siglo XXI, el imperialismo sólo puede ofrecer, a millones de trabajadores, mayores índices de sobreexplotación y desempleo, mayores dosis de miseria y degradación al conjunto del pueblo trabajador. A cada crisis capitalista sobreviene una mayor y más brutal escasez para las masas laboriosas, mientras la abundancia más aberrante inunda las arcas de la oligarquía financiera y la de sus servidores políticos, mediáticos, judiciales y sindicales. Estando las condiciones objetivas maduras para el socialismo, son las subjetivas las que no caminan acordes al momento histórico que vivimos. La clase trabajadora se encuentra huérfana de los instrumentos más esenciales para parar el golpe y pasar de inmediato a la ofensiva, pagando un precio altísimo en forma de sufrimiento y degradación sistemáticos. Huérfana de las herramientas históricas indispensables para su emancipación social definitiva; no sólo se hace imprescindible la reconstrucción del sindicato de clase del proletariado en una Central Sindical Única que contribuya a romper en mil pedazos el oportunismo en el movimiento obrero, sino el fortalecimiento del Frente de Masas en nuestros centros de trabajo y barrios, así como la consolidación del arma más efectiva de los explotados y oprimidos para destruir de raíz la maquinaria estatal burguesa; el Partido Leninista.

El proletariado no es ni puede ser una “idea” ni una foto fija ni una caricatura estandarizada. Es un sujeto histórico revolucionario moldeado tras largas décadas de explotación, un cuerpo social real y vivo del que forman parte millones de individuos. Una formación social que ostenta una posición común en el proceso productivo capitalista, desprovisto de medios de producción y por tanto obligado a vender su fuerza de trabajo a la burguesía propietaria para poder sobrevivir y seguir alimentando el ciclo original de acumulación del capital (D-P-M-D´). Desde las grandes migraciones del campo a la ciudad y el colapso de la manufactura artesanal en las grandes ciudades feudales y hasta hoy, la clase obrera ha sufrido modificaciones sustanciales, transitando desde el naciente capitalismo (revolucionario) hasta llegar a sus formas monopolistas actuales (reaccionario), manteniéndose la lucha de clases como motor de la historia y acrecentándose la irrefutable contradicción entre explotadores y explotados.

Vivimos inmersos en la época de la crisis general del capitalismo como modo de producción agotado, la clase obrera no puede permanecer ni un minuto más como clase pasiva y desorganizada, y no lo estará en tanto recobre sus instrumentos imprescindibles que han escrito las páginas más gloriosas e indelebles en la historia del movimiento obrero y comunista internacional. En tanto recobre su papel como sujeto que se prolonga a lo largo de la historia, que se resiste a la atomización social, redescubriendo su papel como protagonista social, consciente del valor de su trabajo. En tanto sepa analizar y valorar las ricas experiencias del pasado, desde las nacientes insurrecciones en el capitalismo naciente, pasando por la Comuna de París de 1871 y hasta llegar a la Gran Revolución de Octubre de 1917. He ahí las tareas inmediatas del Partido como vanguardia política proletaria.

El proletariado, como sujeto revolucionario, debe estar en movimiento, organizado y plenamente consciente de su fuerza como clase explotada, siendo plenamente consciente de su papel central como único creador de riqueza. Sabedor de que esa misma riqueza generada le es enajenada por una minoría de oligarcas monopolistas que no pueden evadirse en su carrera hacia la maximización de beneficios, hacia la formación e incremento constantes de capital. Sabedor que ese capital y esa burguesía no puede obtener ganancias de otra forma que no sea extrayendo plusvalía a través, precisamente, del trabajo asalariado, de la explotación proletaria. ¡Esta es nuestra fuerza indestructible que tan denodadamente trata de ocultar la ideología dominante! La capacidad económica para frenar en seco los engranajes capitalistas, la capacidad política para tomar el poder en nuestras manos, la capacidad ideológica para dar la puntilla a un régimen caduco basado en la explotación y la opresión del ser humano y construir el socialismo.

El Partido Comunista Obrero Español tiene la firme convicción de aspirar a convertirse en el Estado Mayor del proletariado, en su más eficaz, firme, disciplinada y abnegada vanguardia política. En el más sólido pilar proletario que base su accionar mediante la aplicación teórico-práctica del socialismo científico, a través de la concepción materialista del mundo y el desarrollo integral del método dialéctico. En la más férrea organización leninista, orgullosa heredera de aquellos bolcheviques que tomaron el cielo por asalto en nombre del proletariado y los desheredados del mundo. El PCOE, a través de su práctica diaria y del socialismo científico, asume con firmeza su política de masas y llama a la clase obrera a poner fin a esta situación insostenible, a organizar el poder popular en nuestros centros de trabajo a través de la Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores, a levantar las estructuras en nuestros barrios y centros estudiantiles consolidando el Frente Único del Pueblo. Hace un llamamiento a reconstruir con urgencia una Central Sindical Única que luche sin descanso por transformar de raíz la cruda realidad antiobrera que vivimos.

Un proletariado fundido a su Partido Leninista, organizado en torno a una Central Sindical Única obrera y antiimperialista y sólidamente engarzado a las clases populares en base a las estructuras de un poderoso Frente Único del Pueblo, no puede más que garantizar la destrucción total y absoluta de la barbarie capitalista, garantizando el triunfo histórico de la revolución socialista. No hay otro camino. No hay otra salida. La historia es clara al respecto. Conciencia política como clase en sí y para sí y organización popular, o esclavitud asalariada y miseria para nuestros hijos. Socialismo o barbarie capitalista.

La tarea irrenunciable de los comunistas en el momento actual que vivimos, no puede ser otra que organizar la revolución socialista.

¡Por las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores y el Frente Único del Pueblo, construyamos poder popular!

¡Construyamos socialismo!

¡Viva la lucha de la clase obrera!

 

Comisión de Movimiento obrero y de masas del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)

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