El carcomido estado español, crisis política y represión, alfa y omega de un estado reaccionario
El pasado día 31 de agosto se produjo una destrucción neta de empleo de 236.687 puestos de trabajo en un solo día, rompiendo todos los récords de destrucción de empleo en un solo día, un indicador palpable de la precariedad, temporalidad, en definitiva, del empleo basura existente en el país. De este dato nos enteramos el pasado día 2 de septiembre. Precisamente los dos días en los que se produjeron las dos votaciones de las investiduras fallidas de Rajoy.
Nuestro Comité Ejecutivo, en el análisis de la situación tras las últimas elecciones generales de 5 de julio, ya advertía de que “El resultado final de las elecciones generales arroja un país con más desafección política, escorado un poco más hacia la extrema derecha y con una gran inestabilidad política. Rajoy únicamente puede ser investido y el Partido Popular gobernar si el PSOE pacta con él la investidura y la gobernabilidad, ya sea por la vía de la abstención o del voto favorable. Un pacto con Ciudadanos es insuficiente para gobernar y su concepción franquista del modelo de estado, unido al desarrollo de la política catalana – donde Unió ha desaparecido de la escena política y CDC está a remolque de ERC – y de la vasca, donde hay elecciones autonómicas en unos meses, impide que puedan sumar con las fuerzas nacionalistas; por consiguiente, el Partido Popular únicamente podrá conformar gobierno si el PSOE se lo permite.” Y precisamente esa es la situación en la que nos hallamos.
Las fuerzas de la derecha más reaccionaria, que sumaban 170 escaños, han tratado de conformar un gobierno presionando para ello, fundamentalmente, a la otra fuerza política de la oligarquía, el PSOE bajo el razonamiento de la necesidad de conformar un gobierno, aunque fuera minoritario, para “salvar” económicamente al estado y “cumplir” con los compromisos económicos ante la UE.
La “negociación”, entre comillas ya que el apoyo de C’s al PP estaba cantado pues su razón de existir es el mantenimiento del bipartidismo, fue un claro proceso de precampaña electoral donde en los medios de manipulación de masas del capital se convertían en altavoces del mensaje de éstos.
El PSOE, consciente de que de apoyar por activa, o por pasiva, un Gobierno de Rajoy implicaría acelerar todavía más su proceso de descomposición, con la referencia de lo acontecido al PASOK griego tras su apoyo a ND, no tenía más alternativa que oponerse a dicha investidura, a pesar de las presiones ejercidas por el sector más reaccionario de su partido – Susana Díaz, Fernández Vara o García-Page – así como los lacayos de los monopolios como Felipe González, Bono o Javier Solana.
Todas las prisas que PP y C’s tenían para conformar gobierno para que España no se fuera al abismo se han frenado en seco tras la investidura fallida de Rajoy. Tanto el PSOE como PODEMOS ahora podrán emplear la misma estrategia que emplearon tanto PP como C’s, exigiéndole a éste último la abstención para que pueda existir un gobierno de Sánchez con el apoyo de PODEMOS, de tal modo que C’s siga erosionándose ante sus enormes contradicciones.
Como ya señalábamos, el resultado de las elecciones generales del 26J, lejos de dar salida a la crisis política e institucional, mantiene la imposibilidad de conformar un gobierno. Esta situación, por un lado, agudiza las contradicciones entre el estado español y la Comisión Europea y, por el otro, agudiza las contradicciones entre las diferentes facciones de la burguesía del estado español. Inestabilidad política que va a acentuarse todavía más con el desarrollo de las elecciones gallegas y vascas.
Ante esta realidad, el estado español no tiene más salida que seguir agudizando la explotación y la represión contra la clase trabajadora de tal modo que los centros de trabajo son auténticos campos de concentración. Así mismo, el verdadero rostro reaccionario del estado español se muestra en su plenitud cuando se impide a Arnaldo Otegi ser candidato a Lehendakari o el Poder Judicial se lanza contra los dirigentes políticos catalanes y el Parlament de Catalunya demostrándose que la separación de poderes es una simple quimera, pues en el estado capitalista no hay más poder que el de la burguesía.
A todo ello hay que añadir que el estado, que irradia despotismo pues su esencia es dictatorial y criminal, se halla asolado por la corrupción que a lo largo de éste último trimestre será enjuiciada en diferentes sumarios con lo que puede repercutir negativamente en la parte más reaccionaria de la burguesía, el PP y sus aliados.
La burguesía no tiene salida alguna ante la crisis económica. Es más, las medidas capitalistas que puedan adoptar para tratar de salir de dicha crisis económica la profundizará y acentuará todavía más, pues el capitalismo está quebrado y caducado. Crisis económica que se está reflejando, como no puede ser de otra forma, en su superestructura política conduciendo al estado a la reacción. La única salida que tienen el proletariado y las clases populares es la unidad y la organización de manera independiente al sistema, y a su criminal clase hegemónica, para combatir al capitalismo monopolista de estado, liquidarlo y construir el socialismo. Nos encontramos ante la siguiente disyuntiva, ¡SOCIALISMO O BARBARIE!, y cuanto más tarde lo viejo en morir (el capitalismo) y lo nuevo en nacer (Socialismo) mayor sufrimiento y miseria padecerá el Pueblo Trabajador.