El anticomunismo actual

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Estamos asistiendo a una desgarradora campaña de propaganda anticomunista, que si bien es una constante en los medios de comunicación españoles, ahora multiplica su actividad y adquiere mayor rabia. Es extraño el día en que los sañudos cronistas no se ceben sobre Cuba o con Maduro al que, a sabiendas de que ni sus posiciones ni el régimen que sustenta son marxistas, también lo tachan de comunista.

Los articulistas realizan verdaderas piruetas para encontrar alguna que otra reseña con el propósito de dar a luz a sus crónicas. El argumento es mantener la lucha ideológica aun cuando no obtenga respuesta opositora. El hecho de que el ultra derechista Federico Jiménez Losantos escriba un libelo titulado “Memoria del comunismo” o que el reaccionario ABC en su diaria y contumaz práctica anticomunista recupere la figura de Anatoli Lunacharsky  para exhumar recuerdos de la época soviética, tan manidos como falsarios, es demostrativo de que para ellos y para los capitalistas que representan, la situación económica y política del país, podemos hacer extensivo a Europa, es cuanto menos precaria y no se vislumbran mejorías, para persuadir por sí mismos a las clases trabajadoras de las “excelencias” del capitalismo. Ya no tratan de demostrar que el capitalismo es lo mejor, sino lo menos malo. Ya no se dan datos cotejables de las ventajas del régimen burgués, sino de la malvada crueldad del comunismo, para ocultar las precariedades que nos asfixian ahora y de los futuros desmanes. Es decir, lo que parece una ofensiva no es más que el intento desaforado de preservar un sistema caduco y desbrozar el camino para un futuro demasiado inmediato, aterrador por las medidas económicas y políticas que ha de aplicar el capitalismo español.

La ofensiva literaria es la continuación, o complemento, de la embestida económica y política. El capitalismo español lleva a cabo rigurosamente la lucha de clases en sus tres vertientes y, naturalmente, las tres partes que la componen van al unísono, por consiguiente, si el combate ideológico ha tomado cuerpo como vemos  en la estructura de un análisis fascista, ello es como consecuencia de que en lo económico, en lo político y en lo ideológico el régimen recorre el mismo circuito. Las leyes represivas se han instalado hasta el punto que el pueblo ante las tropelías de las instituciones se ve forzado a aceptarlas o a combatirlas simbólicamente, por miedo a la aplicación de las leyes mordazas. Mientras en lo económico el gobierno, una vez que los sindicatos en lo laboral y PODEMOS en lo popular han sofocado y domesticado los centros de trabajo y las calles, avanza inexorable hacia la privatización absoluta, tal es el mensaje de Rajoy acerca de las pensiones y de la educación, pese a que no tiene la mayoría parlamentaria.

Pero si el gobierno en minoría y preñado de corrupción se atreve a tanto y a mucho más, como lo demuestra su actuación en Cataluña, la pregunta que subyace es ¿para qué necesita su multimillonaria propaganda anticomunista, si además, los partidos revolucionarios somos pequeños y no tenemos presencia estimable en la palestra política?

La razón la encontramos  en que los fines se van cumpliendo y no importa el sacrificio del PP si el objetivo se alcanza. Puede que el PP al igual que el PSOE no vuelvan a lograr jamás la mayoría absoluta, pero, ¿qué importancia tiene eso para la burguesía si sus “necesidades” económicas y políticas se satisfacen y al parecer con mayor asidero –PP, PSOE, Cs? Es decir, actualmente el capital monopolista español tiene más opciones. La respuesta es que el gran capital, como decía Lenin, siempre propende a la reacción – y en ese transitar hacia su poder absoluto en todas las direcciones –  tiene asegurado su éxito, pues el sistema español en la lucha de clases ha recorrido el camino, por ahora, más espinoso y aparentemente más perturbador para sus intereses sin que la clase obrera haya despertado.

A pesar de todo, las exigencias económicas del mundo actual obligan a los monopolios a centralizar y a acentuar aún más su poder para competir en el ámbito imperialista, en donde las competencias son superiores al momento del comienzo de la fase actual de la crisis. Crisis que lejos de haberse finiquitado felizmente se va prolongando a la par que acumula indicios indefectibles de un agravamiento superior, es la consecuencia de la agudización de sus contradicciones internacionales.

Ante esta situación que se antoja grave porque agudizará el conflicto económico inter imperialista, la gran burguesía con una visión de futuro de largo alcance, trata de interceptar cualquier contrariedad en su seno para poder afrontar el reto exterior con mayor fuerza. El capitalismo español se prepara para aplicar medidas más reaccionarias que contienen mayores sufrimientos para las masas laboriosas, con ellas alimentará los costes que supone la lucha por el mercado mundial. Son medidas que cuestionaran más al sistema, a través de las cuales se creará unas condiciones mucho más frágiles y, por tanto, más favorables para que los trabajadores estén también más propensos para una reacción mental y práctica, incluso pueden cuestionar el capitalismo si el Partido desempeña el papel que le corresponde.

Es evidente que la vigencia de PODEMOS ha caducado porque no estaría en juego socialdemocracia o derecha, sino fascismo o cambio de sistema. He ahí la lógica de la propaganda brutal anticomunista, que irá en incremento, al igual que la permisividad hacia las hordas fascistas para originar un escenario insoportable, por si acaso. El capitalismo tiene todo el dinero del mundo y también el tiempo para preparar sus añagazas. En este menester son auténticos artistas de la propaganda.

Ante este más que probable acontecer, los comunistas debemos redoblar nuestros esfuerzos por penetrar en el corazón de los trabajadores y de las clases populares. No basta con llevar razón, hay que dejarse el pellejo en demostrarlo y ser el referente supremo de la rebeldía. El Partido debe responder a la lucha ideológica con total determinación y colocarse a la cabeza de las luchas en los centros de trabajo y de estudios así como en las calles. Organizar a los trabajadores transformar sus luchas cotidianas en lucha de clases es el antídoto al in crescendo fascismo y a su cruel propaganda anticomunista.

Madrid, 11 de febrero de 2018

 

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)

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