¿Cómo entiende la militancia el P.C.O.E.?

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A las puertas del Congreso que celebrará el PCOE  este año que comienza, nuestra organización mantiene la estructura interna leninista sobre su militancia definida en sus Estatutos. 

El PCOE considera miembro del mismo a todo el que reconoce su programa y apoya a la organización tanto con medios materiales como con su participación personal en una de las organizaciones del partido. 

El PCOE se pronuncia como un partido combativo, disciplinado y altamente organizado. Se opone frontalmente a la penetración de elementos vacilantes, inestables en las filas del partido y abre el acceso a los combatientes firmes por la causa de la clase obrera, por la victoria de la revolución.

Nuestro Partido se rige por el principio de centralismo democrático y por la estructuración en células de la base, permanentemente ligadas a los trabajadores y al resto de la sociedad. 

El PCOE cierra sus puertas a elementos pequeño-burgueses inestables en el sentido ideológico y organizativo que puedan reclamar el ingreso en sus filas. A diferencia de los reformistas y oportunistas que constituyen partidos heterogeneos y amorfos, incapaces de cualquier acción revolucionaria, el PCOE impone límites entre la vanguardia del proletariado y las amplias masas. No conocer estos límites llevaría al debilitamiento de la disciplina proletaria y a la ruptura del principio del centralismo en el partido.

Los oportunistas y reformistas españoles, al igual que los europeos, no conciben la organización leninista, y hace años que dieron entrada en sus filas a todos los elementos vacilantes, pequeñoburgueses y reaccionarios.
El PCE cuando consumaba la traición a su pasado leninista, convirtió las organizaciones de base en agrupaciones que equivalen a auténticas tascas. Con esa disponibilidad  llegan a su dirección todo tipo de elementos reaccionarios que abrazan la política de conciliación con el Estado. Eliminan el centralismo democrático, cambian el concepto de militancia con afiliación y permiten el divorcio entre dirección y base, que termina por pudrir todas sus estructuras orgánicas. 
 Por su parte, los seguidores de Trotski asumen el papel de su ídolo cuando se oponía a Lenin en la concepción del partido y manifestaba que cualquier huelguista y manifestante tenía derecho a militar, en pos de extender el nombre de miembro del partido.

 Cuando Lenin defendió en el Congreso del POSDR su posición respecto a los Estatutos del Partido, encontró la oposición del reformista Martov apoyado por Trotski. Éstos manifestaron el miedo a la disciplina de los obreros, a lo que Pléjanov respondió: “Los obreros que desean ingresar en el partido no tendrán miedo a ingresar en la organización. Tendrán miedo a ingresar en ella muchos intelectuales empapados hasta la médula por el individualismo burgués. Y esto está bien. Estos individualistas burgueses suelen ser igualmente portavoces de oportunismo de todo género. Tenemos que separarnos de ellos. El proyecto de Lenin puede ser un baluarte contra su invasión del partido, y ya por esta mera razón deben votar por él todos los adversarios del oportunismo”. 

 Nosotros, como leninistas, sostenemos una lucha consecuente por la creación de un partido combativo y monolítico, que sea capaz de conducir a la clase obrera y a todos los trabajadores a la transformación revolucionaria de la sociedad en nombre del socialismo y el comunismo.

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