Informe sobre la huelga general del 29-S

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De la Huelga General devienen consecuencias importantes que invitan a la reflexión más allá de su cuantificación, que tanto gusta a los enemigos de la clase obrera de dentro y fuera de sus filas. E incluso y sin perder las perspectivas, en este momento de análisis, es preciso eludir por ahora, si los objetivos se han conseguido o no. La gran burguesía a través de su vocero oficial y de sus ecos difusores, trata con toda suerte de artimañas minimizar los resultados, con tal de fortalecer al gobierno para que éste se mantenga firme y no rectifique. Por esta razón, nuestro punto de mira alcanza más lejos, con la intención de marchar seguros e invulnerables hacia adelante y no caer en la trampa que han tejido los poderosos burgueses y sus secuaces. Por otro lado, pensar que con una sola huelga se puede hacer retroceder a todo un imperio (España-Europa) es no saber absolutamente nada del enemigo al que nos enfrentamos, habida cuenta que ya en Grecia, en Francia y en otros países del continente se han llevado a cabo numerosas huelgas generales y se proponen efectuar llamamientos a otras nuevas, cada vez más combativas. Es obligado, pues, referirse a la correlación de fuerzas muy desigual entre ambos contendientes, y al estado de conciencia del obrero español en la actualidad, pues nos va a permitir enjuiciar acertadamente cuanto ha acontecido y nos ayudará a ver de qué manera debemos abordar la situación que surja del conflicto.

 

Mientras a un lado se atrincheraba la patronal con sus aliados naturales, Gobierno, Parlamento e instrumentos de propaganda masiva, formando un todo compacto y beligerante, enfrente la clase obrera se presentaba frágil y dividida, además con un significativo número de quintacolumnistas que activaron sus energías para que la huelga no tuviese éxito.

En la actualidad en todo el estado español, según datos aportados por la central UGT, hay 18,4 millones de trabajadores que cuentan con 340.000 delegados sindicales, es decir, un delegado por cada 54 trabajadores. Un partido revolucionario dotado de una vanguardia así incrustada en el movimiento obrero, garantizaría el éxito de una huelga general y su continuidad, pero la realidad es otra muy distinta y bastante amarga. Tal cantidad de delegados hay que repartirla entre miles de candidaturas de las más variadas tendencias, nacionalistas, izquierdistas, reformistas, antiobreras. A los numerosísimos Sindicatos y candidaturas promovidos por la patronal, sindicatitos y plataformas izquierdistas, que en reuniones han hecho público con especial énfasis sus deseos de que la huelga fuese un fracaso, y a la no participación de los sindicatos nacionalistas del país vasco, por haber convocado su propia huelga con antelación, hay que añadir cinco factores determinantes:

1 Que una cantidad notable en crescendo de delegados pertenecientes a CC.OO y UGT, no están siquiera afiliados a estas centrales, las utilizan como cobertura legal para presentarse a las elecciones.

2 Que los empresarios al objeto de dividir a la clase obrera han elaborado y ofertado candidaturas contrarias a las que presentan los trabajadores. Unas veces imponiendo sindicatos propios como el caso de FETICO y en otras ocasiones, en centros de trabajo donde CC.OO se ha postulado primero, la patronal ha promocionado a UGT y al contrario.

3 Que la patronal ha fomentado la existencia y ha proporcionado abrigo político y económico a candidaturas reaccionarias en el ámbito de la empresa para que sirvan de freno a los sindicalistas de clase, a la vez que en procesos electorales ha despedido a cuantos han osado presentarse en una lista no bien vista por ella, lo cual se contabiliza en muchísimas empresas, en donde las plantillas han quedado a merced del empresario.

4 Que la política sindical llevada a cabo por las direcciones de las dos centrales mayoritarias han cultivado la disgregación, la insolidaridad, la desmovilización y el legalismo y por consiguiente, han alimentado la desconcienciación de sus delegados y el de las amplias masas de trabajadores

5 Que en términos generales la clase obrera percibe y siente que las centrales no les representan por inoperantes o por traicioneras.

Un ejército de este porte y dimensión reducida a menos de un 40% no inspiraba seguridad, menos aún cuando las más altas instancias de las centrales convocantes exhibían serias dudas en sus discursos, que se han visto cristalizadas en la consigna estelar de la convocatoria ¡Así, NO! ¿Quiere decir que lo mismo sería aceptado de otra forma? Es evidente, que en las cabezas de los jerarcas sindicales no se contemplaba la huelga general, pero el brutal atropello a los derechos de los trabajadores que contiene la Reforma Laboral, dictada por el gobierno y sancionada por la mayoría de los partidos parlamentarios les han obligado a recurrir a la convocatoria, con el único propósito de “lavar” su menoscabada imagen tanto a nivel estatal como internacional y mucho más en el seno de la clase obrera española.

Mientras tanto, el gobierno, el PP y una vasta campaña orquestada a través de la prensa, radio y televisión han aventado vientos huracanados para socavar los cimientos de la convocatoria, que han incidido de forma especial en deteriorar la mas que deslustrada honorabilidad de los funcionarios sindicalistas y es que el amo, cuando le interesa acaricia el lomo de sus siervos y cuando no, descubre sus debilidades y les abofetea en la cara. En este sentido, es curioso que en plena campaña periodística contra el servilismo de los líderes sindicales hacia el PSOE y su gobierno, haciendo alusión a la ingente cantidad de dinero que reciben del Estado para algo más que mantenerse, que saliese publicado en el Boletín Oficial del Estado el pago de las subvenciones a las dos centrales, precisamente en estos momentos capitales. También chirria que después de décadas de vida de sindicalistas liberados con los que se ha forjado la nueva hornada de obreros aristócratas, que tan buenos servicios han prestado al sostenimiento de una “paz social” cruel con los trabajadores, sea ahora cuando la Sra. Aguirre y la patronal lo saquen a la palestra de la discusión con el propósito de crear un ambiente hostil hacia el paro.

En ninguna de las huelgas generales anteriores se ha detectado tanta rabia, ira y odio, antes y después de su celebración entre los desaprensivos medios de comunicación como en ésta. Semanas previas al día 29 y jornada tras jornada la noticia oral y escrita era el comportamiento previsible de los piquetes, acusándoles de antemano de intimidar a sus compañeros, por lo que la huelga podría ser ilegal, como insinuó la patronal.

¿Por qué tanto ahínco por parte de la patronal, del PP y de los medios de comunicación, cuando esta huelga general podía matar de una vez por todas al gobierno del PSOE? ¿Por qué arremeten contra los líderes sindicales, que tantos y buenos servicios les han prestado? Son múltiples razones, pero dos fundamentales a saber:

· El gobierno ha demostrado una incapacidad absoluta para mantener un rumbo fijo, sacando a flote flaquezas de concepción, de planteamiento, de firmeza etc., que le ha llevado a zigzaguear de manera escandalosa. El curso de la dirección gubernamental se ha caracterizado por un constante decir y desmentir, hacer y deshacer y la Reforma Laboral que ha impuesto es mucho mejor para los intereses del capitalista de la que esperaba la derecha más recalcitrante, así que no podían permitir que se originase la posibilidad de un nuevo desliz del gabinete Zapatero pensando en restablecer la credibilidad perdida de cara a las próximas elecciones.

· La batalla se ha planteado entre los que por sus intereses veían con malos ojos la convocatoria de la huelga, por muy escasas posibilidades que ésta tuviese de hacer rectificar al gobierno y los que desde dentro de las filas del movimiento obrero apostábamos con todas nuestras fuerzas, porque se llevase a efecto para preparar a los trabajadores a futuras batallas mejor organizadas y con las armas más adecuadas. Y en medio, las dos centrales mayoritarias únicas con poder de convocatoria, totalmente entregadas al reformismo, nadaban entre dos aguas. Pero el peso de la balanza se inclinó al socaire de los sentimientos de Méndez y Toxo ¿Cómo se puede no convocar una huelga general con 5 millones de parados, con una Reforma Laboral absolutamente fascista y con una cita continental de manifestaciones y huelgas para el 29 S, realizada por sus homólogos europeos con su voto a favor (para no quedar mal)?

Los sindicatos se habían colocado en una situación muy difícil, por esta razón e inclinados a no llevar a cabo la huelga ya convocada, pordiosearon al gobierno y a los partidos parlamentarios con sendas plegarias para que en las sesiones parlamentarias fuese rechazada la reforma laboral, causando vergüenza ajena entre los obreros conscientes. Los sindicatos han ido a la huelga sin más remedio, con dolor de sus corazones que estaban al otro lado de la barricada. Por eso camaradas, la convocatoria de la huelga es el triunfo de la clase obrera, de su vanguardia más consciente. El hecho de que las centrales, obligadas sin más opción a obtener el éxito o de lo contrario correr el riesgo fundado de perder su razón de ser, vieran buena la presencia de los revolucionarios en los piquetes, significa que se han movido a conciencia de que han creado un monstruo sindical, inservible para estos casos. Es evidente que nuestros líderes no están errados, conocen a la perfección cuales son las armas propias de los trabajadores, cual debe ser el comportamiento de un sindicalista y por eso no pueden llamarse equivocados, cuánto hacen de mal para los trabajadores forma parte de su cometido de asalariado del gobierno y de la patronal. Nada podemos esperar de ellos después de la huelga, pues la misión que les han encomendado sus amos dentro de la clase obrera es simplemente traicionarla.

La Huelga nos ha proporcionado además de lo expuesto anteriormente, otros muchos fundamentos para sacar adelante nuestra táctica de masas, cada vez más acreditada científicamente y por tanto necesaria. Lenin llevaba razón, no se puede ganar a la clase obrera sin descubrir el oportunismo que anida en su interior. En este caso, a los pequeños sindicatos que después de un análisis cargado de subjetivismo han rechazado la huelga colocándose al lado de la patronal, del gobierno y de los esquiroles, en nombre de la pureza ideológica ¿Qué saben ellos de la psicología del obrero y de cómo transformar dicha sicología en conciencia de clase? ¿Acaso la huelga no es la mejor tribuna para dirigirse a los trabajadores, para organizarlos? Un obrero aprende mil veces más en un día de huelga general y en el proceso de su preparación que en dos mil años de octavillas y de propaganda cibernética. Estos pequeños sindicatos llamados de clase y que se cuentan por cientos, después de cuarenta años no han sido capaces de unirse en uno solo, pretenden hacer la guerra por su cuenta, restando fuerzas al conjunto de los trabajadores. No nos tiembla la voz al decir que son tan culpables de la situación que atraviesa el movimiento obrero como las direcciones de las grandes centrales que tanto odian.

La clase obrera hasta en sus momentos bajos es el enemigo a batir por todos, a la vez que es el centro vital donde fijan su atención los políticos burgueses y la izquierda parlamentaria. Su volumen cerca de 20 millones resulta tentador para sacar provecho el día de las urnas. Unos y otros la tientan como si de un objeto maleable se tratase, pero poco a poco en el interior del movimiento obrero se va destapando, descubriendo por sí mismo el instrumento que ha de devolver al proletariado el lugar que debe ocupar, los comités de empresas. Sin ellos las grandes centrales no hubiesen podido materializar el llamamiento, sin ellos tampoco, la burguesía hubiese obstaculizado el desenvolvimiento normal del paro. Mientras los partidos revolucionarios, antisistemas etc. se reúnen para cambiar el mundo entre cuatro paredes sin acercarse a los centros de trabajo, la patronal y reformistas se dedican a acceder a los comités, controlarlos y llevarlos por la senda contraria a sus intereses. Esa es nuestra lucha, porque los comités tienen en sus manos todo el proceso de producción de los bienes materiales de la sociedad, porque una asamblea de comités y delegados representa la auténtica democracia, pues han sido votados por sus compañeros directamente, porque los comités y delegados con conciencia son los únicos con capacidad para movilizar a 18,4 millones de asalariados.

Pero el punto de fracaso de la huelga ha estado en la movilización del gran comercio así como de las empresas pequeñas ubicadas en las zonas urbanas, en donde apenas existe organización. Este hecho refleja la inoperancia de las asociaciones de vecinos que se han inhibido en esta situación de tanta gravedad para los intereses del pueblo trabajador, del mismo modo que ha dado al traste con las teorías pseudocientíficas que dejan al futuro socialismo en manos de organizaciones al margen del movimiento obrero. El PCOE lo vienen anunciado desde hace tiempo, no se podrá materializar el éxito de ninguna huelga general o de otra índole si no se cuenta con los vecinos de las ciudades, de los barrios. Si las asociaciones de vecinos no funcionan, si no permiten un mínimo trabajo hay que construir las asambleas populares, unirlas a las asambleas de Comités y Delegados de Empresas para conformar el FRENTE UNICO DEL PUEBLO. Ese es el porvenir indefectible, que la huelga ha venido a corroborar. A partir de ahora o las luchas de los trabajadores por sus condiciones económicas se alzan políticamente y se establece en el terreno colectivo y de la solidaridad o la clase obrera española y la propia sociedad volverá a estados míseros, pues la burguesía, los gobiernos, los parlamentos, es decir, el capitalismo no tiene ni límite ni pudor.

No obstante el 29 S nos ha abierto la puerta de la esperanza. Las masas están ahí esperando y una vanguardia nutrida se ha desvelado brava, luchadora, capaz de organizar a su clase y de combatir a sus enemigos con todas las armas y formas posibles, pero necesitan de una dirección ideológica cualificada, el Partido.

El PCOE desde el comienzo de la crisis y en aras de una verdad incontrovertible, lanzó la consigna de ir construyendo un núcleo, la moderna vanguardia en el movimiento obrero para que se convirtiese en la punta de lanza del próximo amanecer, la ACDT. En efecto, la burguesía con su Reforma Laboral no aspira salir de la crisis sino a hundir a la clase obrera, a sumirla en un sueño profundo que dure un siglo. Tenía fundadas sus expectativas en el tipo de sindicalismo que se está llevando a cabo, es por eso, que de la misma clase, y como consecuencia lógica surjan nuevas formas que a la vez que desbancase al sindicalismo obsoleto, dijese basta a la patronal, al gobierno y al capitalismo en su conjunto. La huelga es incontestable nos señala el camino y los fallos. Atrás ha de quedar el sindicalismo oficial y las alternativas inmovilizadas e inmovilizadoras desde hace cuarenta años. Por delante queda todo un mundo que se descubre por sí mismo.

A mayor abundancia, la globalización o la mundialización está configurando nuevas sendas, la unidad de los comités, la reunión de delegados a nivel de grupos de empresas, o sea, ACDT (Asambleas de Comités y Delegados) que ya rebasan el ámbito estatal colonizando Europa colocando la primera piedra de un futuro internacionalismo solidario. Los comunistas ante la moderna configuración no pueden ensimismarse en el pasado y negar esa realidad. Hay que unir todos los comités de grupos, hay que dotarles de política obrera y ésta nos la ha proporcionado la crisis. A estas ACDTs naturales hay que añadir las Asambleas de Comités de diferentes empresas y sectores productivos en marcha.

Desde que el parlamento aprobó la Reforma Laboral del PSOE una treintena de empresas de todos los volúmenes la han hecho efectiva despidiendo a trabajadores bajo su amparo. El proceso es ya imparable, la solución estará en la lucha diaria, combativa y solidaria y los sindicatos ni grandes ni pequeños unos por reaccionarios y los otros por incapacidad están en condiciones de llevarla a cabo, solo los comités pueden cambiar esta realidad, el partido pues, tiene ante sí el reto de erigirse en protagonista supremo del cambio que necesitan los trabajadores en su estructuras orgánicas y en sus conciencias, para afrontar las circunstancias presentes, para lo que esta comisión, concluye:

· Trabajar por la ACDT desde dentro y fuera de las centrales mayoritarias

· Construir asambleas populares que añadidas a las ACDT engendrarán el FRENTE UNICO DEL PUEBLO

· Que los militantes y simpatizantes del PCOE elaboren una táctica común para ofrecer a los comités y asambleas populares un programa universal, en el que se recojan propuestas que neutralicen la Reforma Laboral, con el fin de proyectar una lucha continua contra las leyes burguesas

· Elevar, hoy mas que nunca a política todas las acciones de los trabajadores

· Popularizar la salida socialista ante las acometidas de los capitalistas

· Fortalecer organizativamente el FRENTE UNICO DEL PUEBLO y elevar a las asambleas de comités y a las asambleas populares a las categorías de órganos de poder, única alternativa real a la cínica democracia burguesa.

 

POR LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA

POR EL FRENTE UNICO DEL PUEBLO

POR EL SOCIALISMO

 

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

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