Se les ve el plumero

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Los momentos claves son decisivos para demostrar qué clase de político es cada cual, determinando también la naturaleza de los partidos. Porque esos momentos exigen de cada uno lo que tiene y vale pero, sobre todo, lo que aspira de verdad el partido.

El referéndum para la autodeterminación de Cataluña es, sin duda, uno de los acontecimientos claves que nos mide a todos en nuestra dimensión exacta. Es clave porque pone en tela de juicio la tan celebrada transición. Y es que, cualquiera que sea su resultado, será la secuencia prima de una ristra de acontecimientos que irán cuestionando, uno a uno, todas sus rémoras, que son muchas.

El temor al desencadenamiento de episodios que pongan en peligro al propio sistema impele a la burguesía y a sus partidos a invocar la sacrosanta institución del Estado. Nada que pueda abrir una pequeña fisura en la institución capital será permitido y todos los medios son válidos y lícitos para salvaguardarla.

La derecha más recalcitrante -PP y Cs- está de enhorabuena, pues ve que en los momentos más graves de la existencia del PP, y por tanto, más difícil para la anuencia que le presta Cs, todos los peligros se tornan en circunstancias a favor de ellos, debido a que la llamada “izquierda” hiede y mucho. La estampa de un Sánchez escorado a la izquierda, sublevándose incluso contra los mandarines más sobresalientes de la historia moderna del PSOE, a las primeras de cambio se desfigura porque sin pensarlo un segundo se echa en los brazos de Rajoy, ofreciendo fidelidad y custodia castrense a la carta magna que bendice el poder burgués. En la oferta de lealtad de Sánchez a Rajoy bajo el abrigo de la Constitución no hay un sólo pero de caducidad. Siempre que el Estado de los capitalistas lo necesite ahí estará él henchido de patriotismo.

Pablo Iglesias prefiere ser más sutil. Para él y su partido PODEMOS, la situación de Cataluña es debida a una mala gestión del problema por parte de Rajoy. Pregona que si el gobierno estuviera en sus manos todo cambiaría y ofrece a Catalunya un referéndum pactado, que es como debe ser entre personas civilizadas. Pero la miel de sus palabras se transforma en la hiel de su determinación, pues en el escenario presente no caben caminos intermedios: o se está a favor de que se celebre la consulta o se está en contra. Lo demás no existe dadas las circunstancias presentes.

Y no existe porque el hecho de que una nación tenga que pactar con otra su independencia, por muy bonito y emotivo que resulte el acto, significa que hay una que manda y otra que está subordinada. Porque si no hay pacto, por lo que sea, la nación demandante no puede independizarse, con lo cual queda claro que la otra nación la somete a su dictado. Si Rajoy dice NO -y es lo que dice- Cataluña, bajo las actuales leyes, no puede emanciparse y eso es lo que ha decidido PODEMOS, darle por inferencia la razón a Rajoy. Que sí, por supuesto, Rajoy es un crápula político, un déspota, un corrupto, etc., tal y como Iglesias esputa, pero Rajoy con la posición del inefable podemita, en este caso consigue su propósito porque a la postre Iglesias y PODEMOS, en los instantes cruciales, deslegitiman el proceso soberanista de Cataluña.

Pero si retorcido es Iglesias, Garzón lo supera con creces.  En su última rueda de prensa señala que IU no hará ningún llamamiento a participar en el referéndum, ya que considera que “no va a solucionar el problema”,  y se intenta zafar alegremente aduciendo que no entiende lo que sucede en Cataluña, dado que son dos posiciones insostenibles, la de Rajoy y “la de Puigdemont que ignora a la mitad de la población catalana”, es decir, que lo mejor es mantenerse al margen. Lo que no sabe o no quiere saber Garzón e IU es que no hay margen para escabullirse. El planteamiento del 50% no existe más que en su mente retorcida e hipócrita. En tal caso, sería el Estado el que reprime mínimo a un 50% de los catalanes porque, sin duda, son muchos más los que desearían participar con su NO, si hubiese libertad para acudir a las urnas, tal como lo demostraron las encuestas; mientras, Puigdemont ofrece la participación al 100% de los catalanes y no catalanes afincados con su debido tiempo en Cataluña.

La clave no está en los juegos de palabras  sino en la correspondencia natural derecho-ley. Lo que se dilucida es si a Cataluña le asiste o no el derecho a la autodeterminación, negado secularmente. Porque un derecho no puede ser abolido por ley, puesto que entonces sería la ley la ilícita y esa es la realidad de esta hora. Tanto PODEMOS como IU -he aquí la cuestión- mientras esa posibilidad aparecía en un horizonte lejano e inalcanzable, el uno y el otro se llenaban la boca proclamando dicho derecho, y ahora, cuando existe esa posibilidad real, les brotan desde sus entrañas sus verdaderas intenciones y posiciones, haciendo que esa oportunidad se trueque en irreal.

Nos causa risa cuando partidos como PODEMOS, IU e incluso el PSOE  se pronuncian en términos de “los catalanes” como algo del exterior, como si sus partidos fueran ajenos a la nación hermana. Claro que así se eximen de responsabilidades, al menos es lo que desean. Las cuentas no fallan, si ahora sin el concurso de IU y de PODEMOS se roza el 50%, una contribución positiva  de ambos animando a la participación de sus acólitos y simpatizantes, suponemos que rebasaría con creces dicho porcentaje y dejaría inefectivo, moralmente, uno de los argumentos más utilizados por el Estado. Pero tal como está la situación se requiere, y ellos lo saben, no enfrentarse a Rajoy  sino al Estado de los corruptos, con sus leyes antipopulares, con sus jueces infectos, con su policía represiva y con un ejército a la expectativa. Por tanto, la lucha es frontal contra el sistema.

Hay que volver a la realidad y nos debemos preguntar ¿Dónde están los principios de PODEMOS  e IU? Sin embargo, la verdad de todo esto es que,  tanto uno como otro, nos están diciendo desde hace mucho tiempo lo que es y lo que no quieren. Basta con revisar las propuestas de PODEMOS en sus inicios y cotejarlas con las actuales, que son aceptadas por IU. Sus destinos están escritos. Ahora es cuando ambas organizaciones están en su camino de verdad. Si algún día llegasen al gobierno hasta Rajoy se quedará en pañales en la defensa de la legalidad, burguesa claro está. Y si no que se lo pregunten a los griegos.

Mas el colmo de la estulticia, parafraseando a Lenin, lo hallamos en el nuevo PCPE, que busca con denuedo, sin encontrarlo, un recoveco ideológico para sustraerse de una situación ineludible. Claro que la lucha está entre burguesías pero una y otra llevan tras de sí a trabajadores conformando dos naciones capitalistas. El derecho a la autodeterminación es una reivindicación burguesa porque una nación atropella a la otra y la niega y es aquí cuando precisamente intervienen Lenin y Stalin para hacer valer que todas las naciones subyugadas (burguesas) tienen el derecho a la autodeterminación y es precisamente ahora cuando dicha reivindicación brota de la manera más natural. El trabajador de un país imperialista que niega el derecho a la autodeterminación a otra nación donde lógicamente existen proletarios hermanos, ese trabajador es un siervo, un esclavo a conciencia, de su burguesía.

Recurrir al subterfugio de que, para que un obrero luche por la emancipación de su pueblo o del pueblo que está subyugado por sus capitalistas, han de reunirse unas condiciones objetivas extraordinarias o concretas es una huida vergonzosa de la realidad existente. Al final, esta posición coincide con la de PODEMOS e IU, en dar visos de legalidad al sometimiento de Catalunya a España. Pero mucho peor que una simple coincidencia es que viendo que hay trabajadores comprometidos con la autodeterminación de su país, lo que no significa ni mucho menos que sean fascistas ni pro capitalistas, los comunistas se laven las manos como si el asunto fuera ajeno a ellos. Y más grave será, todavía, que si se conoce, a priori, que nuestros hermanos obreros de Cataluña van a ser masacrados por el capitalismo español, abandonemos las trincheras y los dejemos solos. Esa es la cuestión.

Madrid, 15 de septiembre de 2017.

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

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