Reaccionarios y oportunistas, dos caras de la misma moneda en el teatro político canario
El pasado 1 de febrero conocíamos a través del diario La Provincia que Coalición Canaria declaró que tiene intención de “transformar la ciudad (Las Palmas de Gran Canaria) desde los barrios”. En dicha noticia el lector encontrará lo que ya se huele a kilómetros: propuestas patéticas y reaccionarias.
El cinismo es tal, que acusan a sus competidores de diferente envoltorio, pero mismo contenido, como son PSOE, Nueva Canarias y Podemos, de “no invertir en necesidades básicas, como aceras, pasos de peatones, marquesinas o mejores conexiones de transporte público”, lo cual es una pérfida burla teniendo en cuenta que la clase obrera cada día se encuentra en peores condiciones, y tiene que aguantar que se llamen “necesidades básicas” a las naderías mencionadas. También se habla de “proyecto elaborado con la sociedad civil”, lo que traducido en lenguaje burgués es decirle a la clase trabajadora, aquí deciden los opresores (que también forman parte de “la sociedad civil”), pero haciéndote creer que les importas y que has participado. Se cierra el artículo afirmando que ha habido una “mesa redonda” y que los vecinos han participado, exponiendo sus problemas, los cuales parecen ser los siguientes: quieren barrios limpios, policía de barrio que “les proteja” y gobernantes que escuchen, porque todos los servicios, los “mejores negocios”, etc., están en el centro de la ciudad.
Coalición Canaria siempre ha sido un partido abiertamente reaccionario y burgués, a diferencia de los rivales que gobiernan actualmente, los cuales todavía intentan ocultar (cada vez con mayor dificultad) que comparten dichas características. Es evidente que su mensaje está hecho para esa parte del proletariado con menor desarrollo de conciencia de clase, y para pequeños propietarios, que percibirán como “cívico” y deseable tener como objetivo una ciudad limpia y estar protegidos; todo en abstracto. Obviando que ni siquiera se cumplirán esas irrisorias promesas, en esa supuesta ciudad limpia habrá cada vez mayor pobreza, precariedad laboral, desahucios, sanidad colapsada, manipulación, soledad, problemas de salud mental, etc., por lo tanto es como limpiar la olla solo por fuera y taparla. Por otro lado, se habla de protección, cuando Coalición Canaria forma parte de una infame jauría que despedaza a la clase obrera, y está dirigida por los intereses capitalistas, sistema que es corrupto per se; pero por si fuera poco, el partido tiene bastantes casos escandalosos de corrupción, y al parecer nadie tiene que protegernos de ellos.
Aunque no quieran mencionarlo, la situación de la clase trabajadora es cada vez más desesperada, y en Canarias no hay menos peligro. Según los informes del Consejo General del Poder Judicial, dicha comunidad es la que registró mayor tasa de desahucios por impago de alquiler, así como de denuncias por despidos, en el segundo trimestre de 2022. El empleo es cada vez más precario, se disparan los trabajadores despedidos en periodo de prueba, los contratos fijos discontinuos (amplios períodos sin actividad laboral), los trabajos a media jornada o por horas, etc. Aunque oficialmente se quiere hacer creer que el paro ha bajado respecto a los últimos años, la verdad es que cada vez es más frecuente el empleo de corta duración, por épocas o con jornadas que obligan a buscar un segundo empleo, y estas personas cuentan como dadas de alta en la seguridad social, así que las estadísticas, simplemente, se interpretan como conviene. Teniendo en cuenta la esperpéntica situación descrita, según el Instituto Canario de Estadística (ISTAC) se cierra el 2022 con un 14,6% de paro, pero si quitamos el maquillaje veremos que las cifras serán más altas, y que se omite la situación de pobreza creciente.
Un informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, reporta que “casi la mitad de los españoles vive en el límite de sus posibilidades, y uno de cada cinco tiene mucha dificultad para llegar a fin de mes”. En Canarias, según el informe `AROPE’, un 28,4% de la población entran en la categoría de “pobres”, y un 15,7% “tienen carencia material severa” (de los cuales, solo el 39% recibe alguna prestación) siendo la región con peores registros del país. Por otro lado, el mal llamado escudo social con el que tanto sacan pecho los oportunistas, a sabiendas de que engañan, llega a un número muy reducido de solicitantes en las islas, como ocurre en todo el país, de modo que muchas personas que lo necesitan no perciben el Ingreso Mínimo Vital, y una gran parte de los que lo reciben no pueden cubrir lo básico; una trampa con mucha burocracia, donde los errores (muy frecuentes) de la administración los paga el “beneficiario”, las cuantías son, en muchos casos, patéticas, dependen de lo que hayas percibido el año anterior (como si el motivo de percibirlo no fuese el ahogamiento económico); también se pretende que no caiga tanto el consumo, sirviendo, además, para “complementar” la miseria que paga el empresario al que logre encontrar trabajo.
En lo que respecta a la vivienda, no solo encontramos precios cada vez más desorbitados de alquiler, sino que muchas hipotecas han subido también en Canarias de manera alarmante. Por si fuera poco, la derecha “más progresista” (PSOE-UP) que administra actualmente los planes de la burguesía, hace que la limitación de dicha subida sea voluntaria para la banca. Es el mismo Gobierno que dice que frena los desahucios, cuando en realidad no han parado, y los que puedan acogerse a la moratoria verán que, simplemente, es el aplazamiento de una deuda que deberán seguir pagando; deuda con un sistema criminal, que especula y se enriquece con una necesidad básica que debería estar garantizada por el Estado para todo el mundo, como es la vivienda. Además, la coalición reaccionaria legitima la existencia de infames empresas que se dedican a prácticas mafiosas; nidos de neonazis que se dedican a amenazar y a usar la violencia contra familias que han perdido su hogar. De hecho, la empresa Desokupa Canarias ha reconocido que se financia con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, cuyas subvenciones son gestionadas por el Gobierno canario.
En el archipiélago, las empresas de Desokupa son un medio más de criminalizar la pobreza y perseguir a quienes se atreven a meterse en viviendas vacías, pertenecientes a entidades financieras. La aplastante mayoría de los llamados ocupas son personas en situación de vulnerabilidad, que primero buscan otras opciones, y al no ofrecerse solución a su problema optan por entrar en casas deshabitadas. Los medios de desinformación de la burguesía señalan a “los ocupas” como peligrosos delincuentes que quieren meterse en tu casa porque “tienen mucha cara”, cuando en realidad eso se considera allanamiento y se resuelve en un día, siendo ridículas las cifras de estos casos. Sin embargo, consiguen uno de sus objetivos: que cunda el pánico y aumenten los beneficios, ya que España es el primer Estado de la Unión Europea, y cuarto en el mundo, en comprar alarmas (ante una amenaza inexistente).
El segundo objetivo es elaborar un relato demencial, que “explique” el motivo por el cual hay personas que tienen que vivir de esta manera, y por qué debes tener miedo, ya que el sistema no puede permitir que se tire del cable, se busque información, se reconozca que son seres humanos víctimas de criminales, se estudien las causas de la pobreza y se llegue a la conclusión de que el capitalismo es la fuente de todos los problemas.
Otro ejemplo es la situación de la sanidad en Canarias, que está a años luz de tener el protagonismo que se le da a Madrid (y lo mismo ocurre con cada comunidad autónoma, pues ninguna va bien). La atención primaria se ve peligrosamente colapsada, y los habitantes de las islas no pueden recibir la atención necesaria, pues el escaso tiempo se debe repartir entre los pacientes con cita y los que acuden a urgencias, siendo bastante probable que la patología no sea correctamente diagnosticada. También nos encontramos con que la lista de espera quirúrgica es la peor en 20 años, solo por detrás de Cataluña y Aragón. A esto se suman otras situaciones de vergonzosa precariedad, como la falta de camas y espacio.
Es menester detenernos en otro punto importante: la salud mental. Según el Instituto Canario de Estadística, 1 de cada 4 canarios presentan problemas de ansiedad o depresión. También es la primera comunidad autónoma en suicidio juvenil, y en consumo de ansiolíticos entre los jóvenes. Se recomienda recibir psicoterapia para hacer frente a dichos problemas, pero ni ésta es accesible para todo el mundo, puesto que cada vez menos gente puede costearse un psicólogo/psiquiatra privado (y en el sistema público es inviable), ni la psicoterapia abordará la deshumanización inherente (y creciente) al capitalismo. De poco, o nada, sirve hablar (porque se queda en fingidas palabras e intenciones) de actuar sobre las personas que lo padecen, si no intervenimos en las causas que generan las patologías; sobra decir que las personas con cualquier dolencia, ya sea física o mental, deben recibir toda la ayuda pertinente, pero lo más importante no es curar, sino prevenir e ir liberándonos progresivamente de aquello que deteriora nuestra salud.
Si alguien cree que el sistema capitalista no es el problema, que en el marco actual se puede solucionar lo citado anteriormente y que existe una preocupación real por la clase obrera, que es la que sufre los abusos y apenas obtiene nada de lo que genera (que es todo), que se pregunte lo siguiente: ¿por qué cada año aumentan los problemas de salud mental en la población si, por otro lado, cada vez hay más avances en el campo de la psicología?
Es muy difícil encontrar análisis que tengan en cuenta el sistema en que vivimos; por ejemplo, en una noticia sobre depresión mencionan signos y síntomas en adolescentes, que deben ser motivo de alarma y nos sirven para detectar problemas, pero no explican cómo los jóvenes llegan a ese punto. A continuación, describen cómo debe hacerse la prevención alegando que se han de ampliar las redes sociales en el entorno familiar y los centros educativos, pero cabe preguntarse si eso es suficiente, puesto que parece insinuarse que cada uno cuenta con una familia y amigos en condiciones para ese cambio positivo, y que el centro educativo debe ingeniárselas para lograr una armonía óptima: todo es cuestión de voluntad de individuos y, con suerte, de la benevolencia de nuestros gobernantes, siguiendo unos consejos de expertos. De hecho, se llega a nombrar, nada más y nada menos, que unos “clubes en Japón” como ejemplo a seguir para crear un sentido de pertenencia; el mismo país con capitalismo desbocado, donde el cuento de la meritocracia llega hasta tal punto que tiene un alto índice de suicidios en adolescentes, a raíz de las presiones y el estrés que soportan por las exigencias para alcanzar la absurda idea de “éxito” que se promueve en su cultura.
No son pocos los estudios que demuestran cómo afecta a la salud la falta de empleo, la precariedad de éste, la percepción de un presente oscuro y futuro peor, etc. La clase dominante, que parasita lo que produce la clase obrera, lleva siglos imponiendo formas de pensar, resignación, normalización de atrocidades, individualización, desconfianza, desinformación, etc. Es necesario para el capitalismo que los oprimidos no sepan dónde está el problema, asuman que no hay nada más allá de sus asuntos personales, lo que puedan conseguir con su situación particular, y que lo que hay más allá (asuntos políticos) les queda grande. Realmente, la depresión no deja de ser indefensión aprendida, es decir, perder la esperanza de poder solucionar los problemas porque en su experiencia no han parado de percibir (sea más o menos real) que, se haga lo que se haga, no hay escapatoria al sufrimiento. Sin embargo, ahora se usa sobre todo el mantra del Covid-19, siendo la excusa para todo, como si (un ejemplo de muchos) la sanidad no fuera un desastre provocado mucho antes de la pandemia, y la salud mental no peligrase cada vez más desde hace tiempo. Viene como anillo al dedo relacionarlo todo con hechos recientes y traumáticos, al igual que hacen con la guerra en Ucrania, intentando borrar las huellas de todo lo que nos ha traído hasta aquí, pues el sistema nunca ha estado hecho para las necesidades humanas, sino para la acumulación de poder en cada vez menos manos. Por tanto, si hacemos un recorrido histórico, veremos cómo han ido empeorando cada vez más las condiciones de vida.
Algo muy revelador y muy común, es que se señala y define como peligrosa a la gente más pobre, las personas migrantes, etc. La falta de recursos puede darse fácilmente en familias que han vivido más desahogadas en otra época, pero hay personas que nunca han conocido dichas épocas; crecen en un entorno más hostil, sin apoyo y con las instituciones dando la espalda, viviendo, por tanto, con la ley de la selva. Se les separa en barrios con peores condiciones, se permite que la droga, vía de escape para muchos, fuente de estímulo para evitar el aplanamiento emocional, campe a sus anchas, para luego criminalizar a quienes tienen problemas de consumo y delinquen (delitos comunes), lo cual es consecuencia y no la causa. La policía se presenta, ocurren “cosas incómodas”, se alimenta la idea de que “esa gente” y “esos barrios” son el gran problema, se les aísla porque “tampoco quieren mejorar”, se pide mayor “protección” policial, y continúa el círculo vicioso. Sin embargo, se sabe que políticos y, sobre todo, grandes empresarios, los cuales manejan nuestras vidas, cometen crímenes de todo tipo, actos crueles, abusos y nos roban cantidades asombrosas de dinero, pero aun así el sistema consigue que una parte de la clase obrera solicite a estas bestias “protección”, sin darse cuenta de que se lo está pidiendo a su auténtico agresor.
Lo principal para afrontar un problema o tratar una enfermedad es conocer lo que ocurre. Lo mismo pasa con este sistema; la clase obrera se siente cada vez más sola, tiene menos acceso a recursos, se hacen cosas que no se quieren porque “hay que encajar” o “hay que sobrevivir”, se nos enseña a desechar el criterio, a creer que defender la verdad es absolutista y a aceptar como válido algo irracional porque “todo el mundo lo dice, así que será verdad”, promoviendo la inseguridad hacia uno mismo, y hacia las leyes que dan forma a lo que nos rodea, surgiendo la indefensión; se fomenta la creencia de que tus problemas son cosa tuya, que cada uno debe cargar lo suyo, que con tu voluntad puedes, y debes, adaptarte o eres débil, o un flojo; no cambies el mundo, sino a ti mismo; si tienes una adicción pudiste elegir no tenerla porque “hay mucha información”; si no se estudia o se sigue estudiando más de lo que se ha hecho, es que a esa persona no le importa el futuro; si fracasas estudiando, será culpa tuya y tendrás trabajos mal pagados y duros, y será normal porque la vida es así para quien “no progresa”; no te metas en problemas intentando enfrentarte a injusticias, puesto que nadie te ayudará y lo más inteligente es mirar para otro lado; si los trabajos que encuentras son precarios, esfuérzate por formarte y conseguir algo mejor, no por conocer las causas y denunciar esas injusticias… En definitiva, una forma arraigada y generalizada de percibir el mundo que va desgastando la vitalidad del proletariado, que percibirá que las cosas van mal, pero no sabrá por qué. Al no conocer la raíz, intentará interpretar, pero la desorientación le llevará, probablemente, a conclusiones del tipo “soy un desastre”, o “hay algo mal en mí”.
La solución pasa inevitablemente por derrocar este sistema y cambiar radicalmente las relaciones de producción; abolir la explotación humana por parte de una minoría opresora que parasita nuestras vidas, mientras las dirige con manipulación hacia el precipicio, o hacia el suelo para ser aplastados por una gran bota, según convenga. La clase dominante sabe imponer su ideología, enseñando una visión distorsionada de la realidad y una lectura incoherente de ésta; abundan los estudios que demuestran cómo se nos puede influenciar de manera negativa para que nos comportemos y pensemos de determinada manera, aunque vaya contra la razón, y nuestra concepción de la justicia, así como los que demuestran cómo se consigue sacar las mejores cualidades a través de la cooperación, fomentando la escucha y el desarrollo personal. Éstos últimos dejan más que claro que la clase obrera es perfectamente capaz, como ya ha ocurrido otras veces en la historia, de organizarse, trabajar por la emancipación y para construir una sociedad diferente. Destacan, por ejemplo, el experimento de influencia social (Asch, 195152), o el de estilos de liderazgo (Lewin, 1939). Imaginemos lo que podría alcanzar el proletariado unido y haciéndose con el poder político; cómo, entre otras muchas cosas, mejoraría la salud integral y la calidad de las relaciones humanas al derribar la muralla del individualismo, y del “sálvese quien pueda”, cuando hay estudios que dejan ver que el apoyo social afecta al funcionamiento fisiológico, contribuye a la aparición de conductas saludables e incluso a la progresión y ajuste a enfermedades graves.
Si bien el panorama que se ha descrito en el presente comunicado se centra, sobre todo, en el archipiélago canario a raíz de la noticia sobre el infame partido Coalición Canaria, y se hayan mostrado las condiciones paupérrimas de una comunidad autónoma muy abandonada, no podemos olvidar que la situación es desoladora a nivel nacional, e internacional. La clase trabajadora de todas las regiones del mundo está cada vez más empobrecida, oprimida y explotada, teniendo que aguantar burlas como que las necesidades básicas son más aceras y calles limpias, o que otros celebren logros inexistentes derivados de políticas tramposas y destinadas a beneficiar a la burguesía, como hacen los oportunistas para tapar su inmundicia, que es idéntica a la de los abiertamente reaccionarios.
Ante este sistema podrido, que solo ofrece una vida miserable para la gran mayoría, debe despertar la conciencia y la ira de la clase obrera. Con todo el desastre actual, y sabiendo que nos pertenece la enorme riqueza que nos niegan, cada vez cobran más sentido las siguientes palabras escritas en el Manifiesto Comunista: “los proletarios no tienen nada que perder, salvo sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar”.
Partido Comunista Obrero Español (PCOE) en las Islas Canarias