Pussy Riot, voceras del imperialismo occidental vestidas de punkis rebeldes

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PussyRiot

 

El grupo Pussy Riot tiene su origen en 2011 en Moscú; se trata de un grupo de música punk, caracterizado por su activismo político basado en acciones provocativas, acompañadas de ambiguas reivindicaciones sobre libertades políticas, feminismo y antiautoritarismo, y dirigidas especialmente contra la figura del presidente ruso Vladimir Putin, aunque como veremos a continuación no solo se limitan a este.

Se dieron a conocer en occidente a raíz de su controvertida actuación en una conocida iglesia ortodoxa moscovita en 2012, gracias a la intensa campaña promocional orquestada por los grandes medios de comunicación y al amparo de otros organismos al servicio de los intereses de las oligarquías occidentales, como Human Rigths Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI), enmarcada dentro de la campaña de desprestigio dirigida hacia los adversarios de los bloques imperialistas occidentales (EEUU-UE). Además, durante todo este tiempo de actividad, nos encontramos con que estas “activistas”, estrechamente relacionadas con la controvertida organización FEMEN, se han posicionado contra el legítimo gobierno de Venezuela y han sido activas defensoras del golpe fascista en Ucrania. Su última acción destacable fue la invasión del terreno de juego durante la final de la Copa del Mundo de fútbol celebrada en Rusia.

Sin querer defender al capitalista Putin, ni mucho menos, creemos necesario destapar una a una las más que sospechosas incongruencias de este grupo. ¿Por qué solo denuncian supuestas violaciones de derechos y libertades en países opuestos al bloque imperialista occidental?

No vemos que denuncien ni vean autoritarismo alguno en los países del bloque imperialista occidental. En cambio, tal y como hemos avanzado en el inicio, sí que nos encontramos que se han posicionado políticamente contra el gobierno legítimo de Venezuela, declarándose a favor del golpista Leopoldo López y pidiendo su liberación. Es decir, apoyan y mantienen la misma posición que la derecha golpista venezolana lacaya del imperialismo.

En el caso de Ucrania, más de lo mismo, repiten la propaganda occidental al pie de la letra siendo activas legitimadoras, tanto en sus actos como declaraciones, del golpe fascista orquestado por el imperialismo occidental conocido como “Euromaidan”. Un golpe de estado en toda regla que ha desmembrado Ucrania y la ha dejado en manos del fascismo y de las corporaciones occidentales. Este grupo no se ha conformado solo con legitimar esto, sino que continúa atacando a las legítimas repúblicas populares del este de Ucrania (Donetsk y Lugansk) que se negaron a reconocer al nuevo gobierno terrorista.

Por tanto, observamos como este grupo adopta las mismas posturas, por no decir abiertamente que forma parte de las campañas injerencistas y golpistas impulsadas por el imperialismo occidental en ambos países. Resulta muy curioso que para ser unas punkis rebeldes sigan a pies puntillas los dictámenes imperialistas.

Otro aspecto reseñable son los extraños compañeros y defensores que le han ido saliendo al grupo desde sus inicios, como los grandes medios de comunicación, pasando por todo tipo de personajes públicos y políticos, hasta ONGs como AI y HRW, defensores todos del imperialismo occidental. Mientras que, por ejemplo, en el estado español, donde nos encontramos numerosos artistas como Pablo Hasel que son encarcelados por sus letras reivindicativas, son estos mismos medios y organismos los que se encargan de silenciarlos y criminalizarlos; curioso. Además, son conocidas por su discurso marcadamente anticomunista en sus constantes declaraciones y sus vínculos con organizaciones y personajes de la extrema derecha. Una de sus componentes, Mariya Aliojina, creo el movimiento “Decomunización” junto al activista de extrema derecha Dmitri Enteo, y el abogado del grupo, Mark Feigin, es conocido por defender a ultra derechistas.

También resulta interesante su defensa del “feminismo” desde supuestas posiciones cercanas a movimientos libertarios, dado el amparo mediático que le dan personajes como Hillary Clinton, o sus vínculos con FEMEN, una organización para nada transparente y de sospechosa financiación que propugna un activismo “feminista” desmovilizador y reaccionario al servicio del imperialismo, y que en países como Ucrania está abiertamente del lado del fascismo.

Con todo lo expuesto aquí, si analizamos detenidamente su trasfondo práctico, queda bastante claro a quien sirven, al discurso que marca la agenda de los intereses de las oligarquías occidentales contra sus adversarios. Hay que tener en cuenta que las intervenciones y las agresiones por parte del imperialismo nunca las van a justificar por su verdadera naturaleza económica, ni van a salir las grandes corporaciones a la palestra, sino que se sirven de todo tipo de medios y organizaciones para hacerlo con capacidad para cambiar la opinión pública.  En este sentido, una vez más vemos como el lobo se viste de cordero para engañar a su presa: El mecanismo es claro, se trata de preparar un producto comercial para que lo compre cierto grupo social al que quieres llegar. En este caso, pon un grupo con una estética rebelde y cuatro eslóganes vacíos de contenido pero que estén de moda y vendan, y dirígelos hacia un público incauto e influenciado por el posmodernismo al que generalmente le entrará de buen gusto.

Recapitulando, este grupo lo que nos vende en realidad no son más que los intereses de la élite dominante, siendo en la práctica una defensa del capitalismo a ultranza, anticomunismo y fascismo enmascarado. Un discurso bien pensado y enmascarado que intenta penetrar y lo consigue, en parte, fruto de la desideologización progresiva de la sociedad y del retroceso ideológico de la izquierda, que lejos de hacer autocrítica y retomar las formas de luchas del pasado, sigue abrazando todo tipo de corrientes contrarrevolucionarias y posmodernas.

 

COMITÉ PROVINCIAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E) EN VALENCIA

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