Privatizaciones de rostro humano
Habiendo ya sobrepasado el punto medio de esta XIV Legislatura y aún con un año y medio por delante, hemos tenido tiempo más que suficiente para darnos cuenta que este gobierno que se autodenominaba “el más progresista de la historia” no ha beneficiado en absolutamente nada a los trabajadores. Tampoco había mucho que predecir, puesto que la traición en la socialdemocracia (hoy abiertamente socialfascista) ha sido axiomática a lo largo de la historia. Son y serán siempre la pata izquierda del fascismo hasta que los comunistas los enviemos por la vía revolucionaria al estercolero de la historia.
La reforma laboral que consolida las reformas del PP y del PSOE, la prohibición de desahucios que no ha impedido ni los desahucios ni los suicidios de los afectados, la subida del SMI que ante la inflación sólo ha aumentado el poder adquisitivo de los empresarios, el “blindaje” de la Sanidad que nunca ha llegado (y que si llegase iba a tener el mismo efecto que las medidas anteriores) … Todo es maquillaje y teatro. Una pantomima para que los obreros miren hacia sus pantallas creyendo que sus vidas se van a solucionar gracias a estos charlatanes, cuando la realidad es que hoy tenemos mucho menos que antes de que llegasen Pedro Sánchez y sus trovadores.
El Parlamento burgués del Estado español y de cualquier otro lugar es un circo orquestado para que parezca que hay disenso, pero a poco que uno se pare a analizar un poco qué es lo que está ocurriendo y por qué, las piezas encajan solas. Así aparece, por ejemplo, el “error” de un diputado del PP para que la reforma laboral de la traidora Yolanda Díaz siguiese adelante, o la abstención de EH Bildu para salvar la Ley de planes de pensiones.
Últimamente están siendo objetivo del Estado español las pensiones. Las últimas declaraciones del Banco de España hablan sobre la falta de medidas para la sostenibilidad de las pensiones. Como siempre, los comunistas debemos añadir ante esto: sostenibilidad, ¿para quién? Añadiendo el sujeto sabemos que con sostenibilidad lo que quieren decir es reducir el valor de las pensiones y aumentar la edad de jubilación. Todo esto, teniendo en cuenta que hoy día la pensión media en el Estado Español es de 1.089’90 euros y que una gran parte de los jubilados se plantean hoy volver a trabajar como complemento a sus ingresos.
Los planes de pensiones, la eterna promesa que los monopolistas y sus lacayos realizan a los trabajadores para que estos supuestamente puedan jubilarse con una mayor cantidad de dinero, no es más que una manera que tienen los capitalistas para acopiar fondos de los obreros los cuales los capitalizan los bancos y las empresas que practican estos planes, quedando exonerados de pagar una jugosa parte de impuestos. Una vez más, vemos al Estado español aprobando leyes que permiten que los ladrones roben todavía más a espuertas. El método que está utilizando este gobierno para desmontar los pocos derechos que perduran es claro: introducir como sea el sector privado en la gestión pública para, a partir de ahí, desbaratarlo todo de forma progresiva.
Público y privado son conceptos que desde el movimiento obrero adquieren mucha importancia y, sin embargo, realmente en el capitalismo no dejan de ser lo mismo. La gestión capitalista de lo público está subordinada a la explotación del hombre por el hombre y, por eso, a medida que avanza la crisis, avanza la precariedad en la sanidad, en la educación y en las pensiones.
La existencia todavía de esa dicotomía en el seno de nuestras filas denota el gran atraso y los vicios que nuestra clase lleva arrastrando del pasado y hace que todavía se puede ver luchar por “lo público” a algún reclamado como comunista. Y es aquí cuando desde el PCOE damos un no rotundo. Nos negamos a luchar por lo público en abstracto, sin señalar y combatir el verdadero cáncer que lo deteriora. Nos negamos a la lucha de una gestión ética del capitalismo. Hoy lo público y lo privado cuentan a partes iguales con ladrones, mentirosos, prevaricadores, corruptos… puesto que quien crea estos elementos no es más que la explotación del hombre por el hombre. Hoy, por tanto, la lucha por lo público está ligada íntimamente a la lucha por el Socialismo.
La tarea que tenemos pendiente sin duda es basta. Los revolucionarios no sólo tenemos que construir la vía al socialismo, sino que debemos también luchar contra todo oportunismo en el movimiento obrero y eso no puede realizarse de forma separada en los distintos frentes que quedan, sino que es necesario unirlos en un Frente Único del Pueblo. Así, con camaradería y honestidad podremos llegar a nuestro objetivo que no es más que reclamar una vida digna para nosotros, para las próximas generaciones, y por quienes lucharon tanto en el pasado que hoy no viven para contarlo.
Hoy el cuadro comunista es el elemento fundamental de la fórmula revolucionaria, quien acogerá a la clase obrera para guiarla a defender su futuro. Hoy somos los comunistas los que tenemos todo por decir y hacer.
¡El momento de los comunistas!
¡El momento de los trabajadores!
¡Construyamos el Frente Único del Pueblo!
Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del PCOE