¡Manos fuera de la cultura popular!

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El pasado 5 de octubre, con ocasión de la Cumbre de la Comunidad Política Europea celebrada en la ciudad de Granada, el presidente Pedro Sánchez utilizó a la figura del poeta y dramaturgo Federico García Lorca para blanquear al régimen fascista ucraniano. Su revisionismo histórico dibujó a Lorca como una figura que, dentro de su lógica, sería partidaria del régimen que tanto sufrimiento ha causado a gran parte de sus conciudadanos, como es el ucraniano.

Sin embargo, el revisionismo histórico en torno a la figura de Lorca lleva hace años apareciendo en los medios de comunicación, desde los que dicen que su ejecución se debió únicamente a envidias familiares para conseguir sus propiedades u ocultando que fue ejecutado en algunos libros escolares de educación primaria. Lo cierto es que uno de los motivos por los cuales fue ejecutado García Lorca, según la propia documentación del régimen franquista (que intentó ocultar su implicación en el asesinato, afirmando que se debió a la situación caótica que se vivió en Granada tras el golpe contra el Frente Popular) fueron sus ideas políticas.

Federico García Lorca fue uno de los intelectuales que firmaron un documento a favor del Frente Popular, así como manifiestos antifascistas, participó en actos de Socorro Rojo pidiendo la libertad del comunista Luís Carlos Prestes (preso por la dictadura de Getúlio Vargas en Brasil), fue miembro de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética y también mandó una condolencia por la muerte del escritor soviético Máximo Gorki. Teniendo en cuenta estos aspectos, a Lorca le hubiera desagradado un régimen, como es el caso del ucraniano, que desde el golpe del Euromaidán en 2014 ha derribado monumentos relacionados con su pasado soviético al mismo tiempo que ha homenajeado a fascistas y criminales como Stepán Bandera, o que mantiene detenidos y bajo amenaza de muerte a los hermanos Kononovich por su militancia comunista, o que persigue y ata en postes a mujeres y niñas sólo por ser gitanas, pueblo que él homenajeó en su obra, en especial el “Romancero Gitano”. En relación a esto último, tampoco hubiera aprobado a otros líderes presentes en esa cumbre, como es el caso del fascista Viktor Orbán, que ha aplicado medidas antigitanas en Hungría.

Pero la figura de Lorca no es la única que se han intentado apropiar los fascistas con ocasión de la guerra interimperialista en Ucrania. En mayo del 2022, el propio Zelenski en su intervención en la inauguración del Festival de Cannes llegó a decir que “necesitamos un nuevo Chaplin que demuestre que el cine no puede permanecer mudo”. De igual modo que ocurre con Lorca, se alude a una figura relacionada con la izquierda para apelar a la conciencia de aquellas personas identificadas con el progresismo para unirlas a su causa, en este caso Chaplin, un cineasta que, pese a que negó ser comunista, sufrió la persecución de la caza de brujas del senador McCarthy, motivo por el cual tuvo que abandonar el país donde trabajaba. Además, perteneció a la Asociación de Amigos de la Unión Soviética-al igual que Lorca- y participó en actos con diplomáticos soviéticos. Defendió al compositor Hans Eisler por haber sido incluido en la “lista negra de Hollywood” a causa de sus ideas comunistas, satirizó a Hitler y Mussolini en su película “El Gran Dictador” y era de etnia gitana. Todos estos elementos, al igual que ocurre con Lorca, nos hacen ver que está muy lejos de ser, en caso de que viviera en la actualidad, alguien admirador del régimen ucraniano.

Podemos ver ciertos paralelismos con lo que ya denunció Lenin en el capítulo I de “El Estado y la revolución” cuando, denunciando la apropiación por parte de la socialdemocracia de la figura de Karl Marx, dice “en vida de los grandes revolucionarios, las clases opresoras les someten a constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el odio más furioso, con la campaña más desenfrenada de mentiras y calumnias. Después de su muerte, se intenta convertirlos en iconos inofensivos, canonizarlos, por decirlo así, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para <<consolar>> y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando su filo revolucionario, envileciéndola”.

Y así funciona con muchas otras figuras: vemos cómo el PSOE reivindica a Salvador Allende cuando en el pasado hizo negocios con la dictadura de Pinochet, reivindica a Rosa Luxemburgo como una feminista-pese a que en vida tuvo disputas con el movimiento feminista-al mismo tiempo que tolera la detención de comunistas fuera y dentro de las fronteras del estado español.

No debemos bajar la guardia ante este revisionismo histórico, ya que busca fortalecer a la reacción y, por ende, al fascismo.

 

¡FUERA LAS MANOS DE LA CULTURA POPULAR!

¡CONTRA EL REVISIONISMO HISTÓRICO!

 

Comisión de Agitación y Propaganda del Comité Central del P.C.O.E.

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