La mercantilización de la muerte

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En los últimos días nos hacemos eco de la noticia de que Isabel Díaz Ayuso está reclamando por carta el dinero de la cuota de la residencia a las familias de los ancianos que fallecieron durante la pandemia. La vida humana, una vez más bajo el sistema capitalista, ha dejado de tener valor para tener precio. Miles de millones en recortes silenciosos en la sanidad, quedaron al descubierto cuando la pandemia puso a prueba las consecuencias de dichos recortes. Una vez más la economía se puso delante de la vida humana, sin que haya tenido consecuencias de ningún tipo, y dicha impunidad le ha llevado a extremar más su violencia con medidas como las que hemos descrito al principio del comunicado, la reclamación económica a la familia de los fallecidos. Ahora, una vez que el camino está sembrado de cadáveres, se da una nueva vuelta de tuerca y se busca aumentar los beneficios a costa de reclamar los honorarios a los que quedaron vivos a pesar de sus políticas austericidas.

Esto no debe llevarnos a sorpresa ya que el capitalismo es la búsqueda de la ganancia individual a toda costa, como vemos en el caso de su propia pareja también en tiempos de pandemia, sin que tenga que arrogarse a ningún tipo de ética y, además, protegidos por una justicia de clase. Y es en este caso, donde su cuota de ganancia queda amenazada por la muerte de los ancianos, donde ella se revuelve como gato panza arriba y lleva la inhumanidad hasta extremos que deberían ser severamente castigados. La vida y la muerte han sido una vez más mercantilizados bajo el capitalismo. Poner precio a las vidas de las personas y buscar el lucro hasta con su muerte es propio de la burguesía y sus representantes, como en este caso de Isabel Díaz Ayuso. El panorama no es mucho mejor en los otros ámbitos para la vida de la clase obrera, que se precarizan progresivamente por la naturaleza intrínseca del capitalismo que sólo puede traernos más violencia, muerte y miseria para aumentar su cuota de ganancia.

Llegados a este punto, uno puede preguntarse ¿Dónde quedan los derechos humanos? Vivimos en un sistema de explotación del hombre por el hombre. Por lo tanto, queda claro que los derechos humanos son papel mojado bajo este sistema económico asesino. La burguesía blinda con la dictadura de su capital este estado de cosas y ya no tiene otra salida que vulnerar, una vez tras otra, los derechos humanos si le renta lo suficiente. Le amparan todas sus instituciones puestas por la misma burguesía para servirse de ellas e incrementar los métodos de explotación.

Por eso, a la clase obrera no le deben ya sorprender estos comportamientos inhumanos. Los trabajadores, los únicos que generamos el valor que la clase parasitaria se apropia a usura, sólo tenemos garantizada nuestra vida y nuestra supervivencia en la medida en que seamos capaces de emanciparnos de la burguesía. Ante este estado de cosas, desde el PCOE hacemos un llamamiento a la clase obrera a tomar conciencia de clase y organizarse en nuestras filas, ya que la única salida es la superación de este sistema económico criminal mediante la construcción de un sistema superior, el socialismo, que es el único que garantiza los derechos humanos. Obrero y estudiante organízate en el PCOE.

 

¡Camarada, engrosa las filas del PCOE!

¡Por la victoria del socialismo!

 

Comisión de propaganda del CC del PCOE

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