La burguesía nos saquea con el apoyo del Estado y de su gobierno

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El lunes 28 de marzo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba una serie de medidas supuestamente para combatir la inflación desbocada, entre las que se encontraba la siguiente medida: “Bonificación mínima de 20 céntimos en cada litro de combustible para todos los ciudadanos (15 céntimos los asumirá el Estado y un mínimo de 5 céntimos, las petroleras)”.

Ese mismo día 28 de marzo, tras anunciar Pedro Sánchez esa medida, en la prensa burguesa podíamos leer lo siguiente:

Ese mismo día 28 de marzo, el barril de petróleo Brent descendió un 6,747% según afirmaba, también, la prensa burguesa:

Como puede verse, en realidad esa medida, lejos de rebajar los precios del carburante a los trabajadores, lo que realmente ha producido es que los empresarios de las estaciones de servicio suban los precios de tal modo que sigan enriqueciéndose a costa de robar lo máximo a los trabajadores donde el dinero público que el Gobierno pone para subvencionar el precio del combustible no sea más que un dinero añadido que irá hacia la patronal de los combustibles y las estaciones de servicio en lo que será una nueva transferencia de riqueza hacia la burguesía.

Los esbirros de la patronal, con la etiqueta de economistas, como el mediocre de Juan Ramón Rallo, justificaba en el periodicucho fascista La Razón el incremento del precio del diésel señalando lo siguiente:

 

Para concluir culpando a Rusia de la subida del diésel y dando su receta para que los precios vuelvan a un escenario previo:

 

La Patronal de las estaciones de servicio se encarga de cerrar la boca a Rallo cuando siguiendo las tesis de su matriz, la CEOE, en su cruzada contra los impuestos, expone cómo se conforma el precio del combustible:

Por tanto, el transporte y la distribución, y según la propia patronal los gastos de la estación de servicio, es un 5,5% del precio. Con lo que lo mollar en el incremento del precio del combustible no es el transporte ni la distribución, por más que Rallo nos lo quiera colar para justificar el robo que perpetran sus superiores, los empresarios. Y aunque Rallo se afane en engañar a quien le quiera leer, tiene que omitir la verdad para no descubrir la realidad de lo que acontece: Que el capitalismo se fundamenta en el robo más descarado.

El siguiente cuadro muestra la evolución del precio del petróleo desde 2004 a la actualidad tanto en dólares – línea azul – como en euros – línea naranja:

La divisa en la que se realizan las transacciones del petróleo es el dólar. Como puede comprobarse el petróleo ha estado más alto en 2008, e igual que hoy en 2010 o 2012. En 2008 un euro se cambiaba por 1,60 dólares, con lo que el encarecimiento del barril del petróleo no se trasladaba en Europa a una exacerbación del precio, tal y como se produce hoy. Sin embargo, a día 28 de marzo de 2022, un euro se cambia por 1,09 dólares, con lo que en estos años el euro se ha devaluado mucho con respecto de un dólar también terriblemente devaluado como consecuencia de las políticas monetarias realizadas.

Desde mediados de noviembre de 2021 los EEUU son conscientes de que Rusia iba a intervenir militarmente en Ucrania, puesto que el Banco Central Ruso movió divisas de sus reservas que tenía en bancos norteamericanos hacia bancos chinos. El círculo de grandes capitalistas de la Secretaria del Tesoro norteamericano, Janet Yellen, conocedores de esta realidad, se lanzaron desde finales de noviembre del 2021 a realizar operaciones de compra de las empresas petroleras al objeto de encarecer el crudo y, con él, los carburantes, de tal manera que el crudo fue progresivamente incrementando su valor produciéndose un incremento mucho mayor entre finales de noviembre y el 24 de febrero de 2022 que una vez estalla la operación militar rusa en territorio ucraniano. Por tanto, son los grandes capitalistas los que generan una subida del precio del petróleo de manera totalmente ficticia al objeto de, mediante la economía especulativa y putrefacta, hacer efectiva una enorme ganancia monopolista en tres meses, son los grandes capitalistas los que han especulado para subir el precio del crudo mucho antes que se desatase la contienda bélica en Ucrania.

Que Europa pague mucho más por el petróleo y por el gas hoy es la consecuencia del lacayunismo, a todos los niveles, de la Unión Europea hacia los EEUU. El declive del imperialismo norteamericano, Biden trata de invertirlo mediante la guerra, es por ello que la semana pasada en su turné por Bruselas estampó un acuerdo con la UE para convertirse en el recambio de Rusia como suministrador de GNL (gas natural licuado) y reducir la dependencia energética del gas ruso, eso sí, vendiendo EEUU a la UE su GNL un 40% más caro que lo hacían los rusos.

Los mediocres voceros del capital, como Rallo, pretenden mostrarnos que el capitalismo todavía se halla a mediados del siglo XIX, donde regía la libre competencia, y el precio se relacionaba con los costes de producción. Los costes de producción hoy, con el desarrollo tecnológico y la división del trabajo, son muchísimo más bajos que antes y sin embargo los precios son mucho más elevados. Porque el capitalismo del siglo XXI no es el mismo que el del siglo XIX que nos pretende mostrar Rallo, por ejemplo, expresándonos cómo en su opinión se conforma el precio del diésel y que hemos mostrado su falacia.

En el siglo XIX, cuando en el capitalismo regía la libre competencia, la pelea por la ganancia máxima llevaba aparejada una emigración más o menos libre del capital de una rama de la producción a otra y existían empresas compitiendo entre sí de tal modo que se iba conformando la cuota media de ganancia.

Sin embargo bajo el imperialismo, el capitalismo monopolista, la libre competencia fenece y se instituye el dominio de los monopolios. De tal modo que ese dominio monopolista en las diferentes ramas de la producción a nivel planetario engendra las condiciones económicas necesarias para que los monopolios, cual algoritmo del simplex, maximicen su cuota de ganancia de tal modo que el precio ya no se forma como la suma del precio de producción y la cuota media de ganancia, sino que los monopolios maximizan el precio, el precio monopolista conformado por los gastos de producción y la elevada ganancia monopolista. Ganancia monopolista que los imperialistas obtienen robando inmisericordemente. La base de la elevada ganancia monopolista es la plusvalía, intensificando la explotación de los obreros, no sólo directamente en el centro de trabajo, sino robándole descaradamente al acceder a la vivienda, en el precio de los insumos necesarios para la vida y ello lo hacen apoderándose de la tierra llevando a la ruina a los pequeños y medianos campesinos, a los que han arruinado con la fórmula de venderles artículos industriales a precios elevados y comprándole los productos agrícolas a un precio ínfimo, el cual después los monopolios en sus cadenas de comercialización los endosan a los obreros a un precio 10 o 12 veces superior al precio pagado por las mismas.

El Estado y los monopolios están unidos, de hecho el primero es un instrumento de los segundos, para explotar todavía más a los obreros a los que roba todavía más por la vía de los impuestos, de los préstamos y de la inflación, de la desvalorización del dinero fiat. Pero la ganancia monopolista no sólo la obtienen robando a los obreros de unos determinados países, el monopolio rige a nivel planetario y la ganancia imperialista la construye saqueando, también, a los obreros de los países subdesarrollados de tal manera que los monopolios venden a esos países subdesarrollados mercancías a alto precio monopolista a cambio de materias primas y recursos energéticos a bajo precio. Ganancias monopolistas que se coronan mediante la guerra y la militarización de la economía. En el año 2021 el complejo militar-industrial de los EEUU obtuvo del Congreso de esa potencia asesina un presupuesto de gasto, ingresos para el monopolio de guerra norteamericano, de 778.000 millones de dólares. Esa es la fórmula en la que los imperialistas obtienen la ganancia monopolista.

Y es que hemos de tener claro que mientras la inmensa mayoría de la riqueza esté en manos de una minoría criminal y asesina, la burguesía, la plutocracia que hoy domina el mundo y se adueña del beneficio condenando a la mayoría del mundo, a la clase obrera, a una pobreza y una explotación cada vez mayores e insostenibles, los precios serán cada vez más disparatados para los bolsillos cada día más vacíos de la clase obrera.

El capitalismo en su fase putrefacta y monopolista, es decir en su fase actual, es el saqueo descomunal de los pueblos, de la clase obrera. Esa faz se está viendo con el precio del diésel, de la gasolina y de los derivados del petróleo, de la alimentación, se pudo ver nítidamente con la pandemia de COVID-19, donde se volvió a expresar la esencia ladrona y criminal de la burguesía.

El pasado día 28 de marzo también podíamos leer en la prensa burguesa lo siguiente:

 

Mientras morían miles de personas todos los días, los capitalistas no dudaban en hacer grandes negocios con la pandemia. Una base económica podrida eleva una superestructura podrida, como lo evidencia esta noticia cuando señala que “la fiscalía no halla encaje penal para imputar delitos por el enorme enriquecimiento”. Y es que la usura y el robo perpetrada por la burguesía contra el pueblo trabajador está amparado por la superestructura capitalista, por sus instituciones.

Esta es la barbarie que vive hoy la clase obrera en el Estado español y en el mundo. Mientras perviva el capitalismo la situación de la clase obrera no puede más que deteriorarse y empeorar. La única salida que tenemos la clase obrera es acabar con el capitalismo y construir el socialismo, el único capaz de armonizar el desarrollo humano con las necesidades reales de la humanidad, el único capaz de planificar la economía para satisfacer las necesidades del conjunto de seres humanos que habitan el mundo y garantizar una vida digna para todos ellos.

 

¡EL CAPITALISMO ES ROBO, USURA Y GUERRA!

¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO!

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

 

Madrid, 30 de marzo de 2022

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

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