Huelga de profesores del 24-O: ¿Se habían olvidado de la educación?

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En Abril de 2012, el Gobierno de Mariano Rajoy anunciaba un recorte en la Educación y Sanidad públicas de un total de 10.000 millones de euros. Dichas medidas, diseñadas en exclusiva para favorecer a los magnates del IBEX-35, supusieron entre otras cosas la supresión de la paga de navidad en 2012 así como la congelación salarial a lo largo del año 2013.

Rajoy, aun así, no estaba inventando nada, puesto que ya tres años antes Zapatero había tomado la iniciativa retocando el gasto público. En definitiva, entre 2009 y 2014, los recortes en lo público sumaron 78.000 millones de euros, equivalentes a ochos puntos porcentuales del PIB.

En el ámbito educativo gallego, esta reducción del presupuesto se materializó en menos presupuesto en educación, en el aumento del horario de permanencia en el centro de maestros y profesores, así como el aumento del ratio alumno/docente. Unos efectos que, a día de hoy, 14 años después, seguimos sufriendo y que parece que hemos aceptado. ¿Por qué?

Los grandes sindicatos gallegos en educación son CIG, CCOO y ANPE, que en educación suman 119 delegados sindicales, más del 80% del total de la Comunidad Autónoma. Todos reivindican supuestamente los derechos de los trabajadores y, sin embargo, el conjunto total de las centrales sindicales se dedican principalmente a hacerle el trabajo de recursos humanos a la Xunta de Galicia, solucionando dudas administrativas u organizando cursos de formación. Y, por supuesto, todos con su cuota de liberados sindicales y sus subvenciones del Estado.

La buena relación entre sindicato y Xunta de Galicia se traduce, como no puede ser de otra forma, en una total desmovilización del profesorado que durante estos últimos 12 años de recortes lo único que ha podido comprobar es cómo sus condiciones laborales empeoraban al mismo tiempo que los sindicatos preferían negociar antes que organizar a la comunidad educativa contra su opresor. La misión de estos sindicatos no es luchar por nuestros derechos, sino alejarnos de la conciencia de clase.

El 24 de octubre la CIG convoca una huelga general en el ámbito educativo a la que en poco tiempo se unieron sindicatos como CSIF, CUT o STEG. La convocatoria, dicen, ocurre como respuesta a un acuerdo presentado por la Consellería “que no da respuestas a las necesidades reales del profesorado gallego a pesar de haber pasado 14 años”. Si la CIG es conocedora de las necesidades reales del profesorado, entonces ¿por qué han tardado 14 años en tomar acción? ¿por qué no secundaron la huelga de septiembre de 2022? ¿por qué ocultan la precariedad de los interinos? ¿por qué para ellos no es fundamental la mejora de las retribuciones para el profesorado?

La respuesta es sencilla y es que la lógica de la CIG no es la lógica de la clase trabajadora, pues de lo contrario al ser el primer sindicato en Galicia podrían convocar huelga general en todos los sectores. Su lógica es la lógica electoralista, ya que el próximo año se convocarán elecciones a la Xunta de Galicia y la estrategia de su brazo político, el BNG, es el desgaste electoral al estilo de las manifestaciones convocadas en Sanidad en Madrid por la izquierda parlamentaria. Con total seguridad, una vez pasen los comicios sea cual sea el resultado la desmovilización será total.

Por otro lado, los sindicatos que no secundan la huelga se han desmarcado como lo que son: un atajo de reaccionarios. Tanto CCOO, como UGT y ANPE no están dispuestos a reivindicar las mejoras en las condiciones materiales del profesorado y mucho menos si movilizarse significa capitalizar votos para el nacionalismo gallego. Ellos mismos se retratan a la perfección en los correos que envían a todo el profesorado:

La estrategia de estos sindicatos, que no son más que un reflejo de la podredumbre del sistema capitalista, pues nos llevan a confiar en las negociaciones con el Partido Popular y que en un futuro las condiciones mejorarán.

El profesorado y el resto de los trabajadores debe tener claro que manteniéndonos en el sistema capitalista no es posible una mejora de la educación pública ni de las condiciones en las que se encuentran sus trabajadores y usuario, que en la inmensa mayoría son también hijos de la clase obrera. Es por eso que existen organizaciones autodenominadas de izquierdas que nos harán pensar que si las seguimos nuestros derechos avanzarán cuando, si lo miramos con perspectiva, lo único que hacen es que nos movamos en circunferencias cada vez más pequeñas. La lucha en abstracto sólo nos llevará a un laberinto interminable en el que los únicos que ganan son los políticos burgueses, sus lacayos sindicales y los empresarios.

Hoy la lucha por la educación pública sólo es posible con la destrucción del Estado capitalista actual, que reproduce la lógica de los monopolios también en sus instituciones. Hoy los profesores deben ser parte de un Frente Único del Pueblo para ligar su lucha con la lucha de los pensionistas y de la sanidad y también con la lucha del resto de los trabajadores. Es así como los trabajadores, a través de la consciencia de que a todos les une la explotación, deben plantear la alternativa socialista frente al putrefacto capitalismo que hoy sólo puede plantearnos precariedad y muerte.

 

¡Defendamos la educación pública!

¡Construyamos el Frente Único del Pueblo!

¡Construyamos el Socialismo!

 

Comisión de Agitación y Propaganda del Comité Central del P.C.O.E.

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