Hoy, como ayer
Un partido comunista sin una táctica definida y precisa es un desvarío, porque la táctica es como el subconsciente, nos traiciona y desvela nuestros verdaderos propósitos. Hoy cualquiera puede llamarse marxista-leninista, pero no por chillar y proclamar estentóreamente la adscripción revolucionaria, este proceder se convierte en el certificado que avala dicha pertenencia. Podemos escribir y desarrollar tremendas teorías, con la verborrea más exquisita, templada o enardecida, pero si luego la táctica para llevar a cabo dichas doctrinas no se corresponde, puede suceder dos cosas, o todo es un montaje y de revolucionario nada, o, realmente son comunistas de salón, que a la postre es lo mismo, de revolucionario nada y ocurre como en tantas otras ocasiones ha pasado en la historia, se dice una cosa y se hace otra.
En las postrimerías del franquismo el PCE era ya marcadamente reformista, su táctica cristalizada en la Junta Democrática no dejaba lugar a las dudas. A la sazón los partidos revolucionarios combatíamos la tal confabulación interclasista, sin embargo, unos íbamos de verdad mientras otros no. Por ejemplo, el famoso PT (maoísta) era el primero que se posicionaba frente al PCE con un radicalismo absoluto, pero a los dos días asumía todo, totalmente todo cuanto el PCE propugnaba. Así una y otra vez.
En la actualidad mucho nos tememos que suceda lo mismo. El PCE en vez de remar hacia adelante lo que hace es ciar o retroceder a la época antes mencionada, y como en aquellos tiempos, para frenar y desviar la atención de las masas populares se inventa la IIIª República, que no es más que la continuación del sistema pero sin el rey. ¿Qué podemos decir de un partido ensuciado por la mezquindad política hasta los tuétanos desde hace décadas? No obstante, el peligro más creciente proviene de quienes se jactan de ser leninistas y dicen asistir a las manifestaciones y de agruparse con siglas de naturalezas dudosas y demasiado distantes, con las miras a atraer a las masas a sus verdaderos propósitos y no es que estemos en contra de pactos de confluencias, sino de las mentiras. Decimos esto porque determinados partidos que se llaman comunistas, hacen especial hincapié porque se les comprenda al objeto de que no se les confundan con los PCE y republicanos de derecha y no perder de esta forma su inmaculado sentimiento revolucionario, marxista-leninista. Solo que los esfuerzos se retuercen y no hacen más que complicar la situación, porque en verdad hoy como ayer se dicen cosas que luego no se verifican en la práctica.
Ya es sinuoso que “brillantes” partidos del estado español firmaran el primer manifiesto por la República, en el que se deja entrever que el pueblo después de desbancar al monarca debe decidir por sufragio qué clase de estado quiere, como es lógico es todavía un sufragio burgués, o sea, que el rey puede volver a ser jefe de Estado. Lo creíamos una táctica, pero no, por lo que hoy vemos refleja una realidad. Cuando verdaderamente se habla con militantes de estos grupos nos podemos dar cuenta que no tienen un criterio homogéneo, cada cual cuenta la película según su saber y entender y todo porque (suponemos) que sus dirigentes no se aclaran.
Efectivamente, al pretender saber cuál es la táctica de masas o qué persiguen algunos con la III República, nos volvemos locos, no podemos definir si podemos o no converger con tal o cual. Pongamos por ejemplo al PCPE, Corriente Roja u otros, ¿cuáles son las tácticas de masas de estos partidos? Resultará difícil, como tampoco su política sindical, con lo cual la división está servida y mucho me temo que para mucho tiempo.
Si no tienen un plan fácilmente descifrable, menos aún podemos fiarnos a qué tipo de República aspiran. Por ejemplo, en Propuesta Comunista del PCPE, el militante Alberto Arana, ejecuta verdaderas piruetas para explicar qué República persigue su partido. Después de un alarde verdaderamente extraordinario por obviar la naturaleza de clase de la República que está en su mente, va desbrozando el camino por eliminación; No al republicanismo formal. Por ello se pregunta qué es lo bueno ¿Un movimiento republicano muy a la izquierda o uno rupturista? Que sepamos ambos son términos cuyas medidas son subjetivas. ¿Cómo medimos un movimiento republicano muy a la izquierda? ¿Qué es un movimiento rupturista? ¿Acaso el primero, el de muy a la izquierda, no es rupturista? Este juego de palabras es inusual en un marxista-leninista y es más propio de los reformistas que quieren ocultar, que hay solamente dos republicanismos en juego, el burgués y el socialista. Ya decíamos que su vocabulario es totalmente ajeno al marxismo-leninismo. Pero en definitiva, lo que quiere decir es que ellos no están por la República Socialista; aunque, en multitud de ocasiones hayan expresado lo contrario. Se supone que “Propuesta Comunista” es la versión oficial de dicho Partido.
Si señores, como el PT antiguamente, el PCPE ataca al PCE para luego con raros subterfugios llevar a las masas por el mismo camino. Porque después al indicar los “Parámetros de un movimiento republicano rupturista” todo cuanto señala es perfectamente asumible no por el PCE, sino por la socialdemocracia y la derecha. A estas alturas presentar el derecho a la autodeterminación como una reivindicación distintiva y exclusiva de la izquierda es un insulto para los finos sentimientos de la irrevocable historia. Claro que si no se tiene claro y definido el objetivo, la táctica o proceder es también confusa o inexistente.
Por supuesto que ellos si saben hacia dónde van y hacia dónde quieren dirigir a las masas pues según Arana: “Un republicanismo popular. Se deben poner las bases para que llegado el momento de la caída de la monarquía, la situación quede lo más escorada posible hacia los intereses populares, como en el caso de su antepasada del 14 de abril de 1931”
Tantas idas y vueltas para decirnos que van hacia una República burguesa. Y debemos deducir por tanto, que la salida de la crisis será también burguesa en consonancia con sus principios republicanos. Lo dicho ¡Hoy como ayer!
COMISION IDEOLÓGICA DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)