Homenaje del Ejército a un militar golpista en Córdoba

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Ayer el diario local Cordópolis se hizo eco de una denuncia del secretario general de la CGT en la que insta al Gobierno que investigue un acto en el que se llevaron a cabo “actos de exaltación militar” a los “caídos por Dios y por la Patria” que se habrían desarrollado junto a una fosa común de víctimas del franquismo en Córdoba, además de depositar “flores en la tumba de Ciriaco Cascajo”, militar golpista y gobernador militar de la provincia en 1936, es decir, el principal responsable de la represión fascista en Córdoba en los primeros momentos de la Guerra Civil.

A este homenaje, según se nos informa, asistieron militares en activo de la Brigada “Guzmán el Bueno”, a la que ya hicimos referencia por su apoyo al imperialismo liderado por la OTAN, encabezados por el general jefe Ignacio Olazábal, de la BRI X y comandante militar de Córdoba y Jaén.

Aunque la denuncia hace referencia a un acto en concreto realizado el pasado 1 de noviembre, esto no es un caso puntual, como se puede comprobar si preguntas a los trabajadores del cementerio de la Salud de Córdoba, los cuales dijeron a quien esto escribe que es habitual que lleven a cabo este tipo de homenajes al general Cascajo.

¿Pero quién fue el homenajeado general Ciriaco Cascajo?

 

Al igual que gran parte de los golpistas de 1936, Ciriaco Cascajo era un militar africanista que ya en 1934, durante el llamado Bienio Negro o “Bienio de derechas”, participó en la represión de una huelga protagonizada por los mineros de Peñarroya-Pueblonuevo. Durante el golpe de 1936, fue la cabeza visible del mismo en la provincia de Córdoba, contando con el apoyo de la derecha política y los terratenientes locales. Para asegurarse del control de la capital cordobesa, bombardeó el gobierno civil, convirtiéndose en el gobernador militar de la provincia. Se calcula que bajo su liderazgo fueron ejecutados 11.336 ciudadanos, 4.614 de ellos en la capital.

Bajo sus órdenes se encontraba el comisario político Bruno Ibáñez Gálvez, más conocido como “Don Bruno”, que ha pasado al imaginario colectivo por su cruel represión contra miles de cordobeses que se encontraban en las listas que le facilitaban terratenientes y eclesiásticos (esos mismos eclesiásticos que se nos presentan como víctimas de la guerra civil a pesar de su papel activo en la represión, y cuya beatificación ya denunciamos en nuestro partido). La represión de Don Bruno no sólo fue física, sino también intelectual, ya que fue el encargado de quemar libros (al igual que harían sus camaradas nazis en Alemania) de diferentes ideologías, así como la ejecución de algunos libreros como Pedro de Vegas (pastor protestante y amigo personal del escritor Pío Baroja) o Rogelio Luque (ejecutado por tener libros marxistas en su librería).

La brutalidad que se ejerció durante el régimen de terror de Ciriaco Cascajo fue denunciada por Guillermo Cabanellas (hijo de Miguel Cabanellas, uno de los militares golpistas), cuando escribió “desde la primera hora sumerge a Córdoba en un baño de sangre que habría de durar largos días e interminables noches. El suyo es un raro problema de clínica mental”.

 

No es raro encontrar a figuras con algún “problema de clínica mental” entre el fascismo, como es el caso de Gonzalo Queipo de Llano, que desde su labor de propaganda en la radio llamaba a violar a las mujeres de los soldados republicanos. En el libro “El Holocausto español: odio y exterminio en la guerra civil y después” (Ed. Debate, 2011), el historiador británico Paul Preston alude a una entrevista que el escritor húngaro Arthur Koestler hizo a Queipo de Llano:

Por espacio de diez minutos, con un discurso fluido y bien hilvanado, que por momentos cobraba un tono picante, relató cómo los marxistas rajaban a las mujeres embarazadas y apuñalaban al feto; cómo ataron a dos niñas de ocho años a las rodillas de su padre, las violaron, las rociaron con gasolina y las prendieron fuego. Así continuó contando historias que ofrecían una perfecta demostración clínica de psicopatología sexual” (…) Koestler se refirió asimismo a los discursos de Queipo: “El burdo deleite con que el general Queipo de Llano describe escenas de violación es una incitación implícita a la repetición de dichas escenas”.

 

Conclusiones

 

El Partido Comunista Obrero Español (PCOE), conociendo que este tipo de actos no son casos aislados, sino que forman parte del ADN fascista del Estado español y sus diferentes instituciones, sabemos que nadie saldrá perjudicado por esta denuncia ni será nadie investigado por su responsabilidad en este tipo de actos de exaltación al fascismo y sus torturadores, esté el partido que esté en el gobierno.

En su momento, desde el Comité Provincial del PCOE en Córdoba, ya denunciamos cómo las diferentes organizaciones políticas oportunistas protestaban por el callejero fascista de la ciudad, a pesar de que algunas de estas calles no datan de la etapa franquista, sino que recibieron esos nombres o las rotularon ayuntamientos de IU. Ni con cuestiones meramente simbólicas se atreven.

Desde nuestra organización animamos a la clase obrera a recuperar no sólo la Memoria de los defensores del Frente Popular caídos, reprimidos y exiliados durante la Guerra Civil, sino a recuperar además sus ideas y tomar el relevo en la lucha que ellos iniciaron y por las cuales sacrificaron sus vidas. Para ello es necesaria la unión de las diferentes luchas populares en un Frente Único del Pueblo, de manera que canalice todas estas reivindicaciones en pos de la construcción por el socialismo.

 

¡Por la construcción del socialismo!

¡Contra el fascismo!

 

COMITÉ PROVINCIAL DEL PCOE EN CÓRDOBA

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