Grecia y los efectos de la sociedad de clases
Deberían ser suficientes los efectos criminales del capitalismo en sus eslabones débiles como África o América Latina para oponerse a dicho régimen y apostar por un cambio radical.
Pero a mucha gente le calan las fantasías del “Estado del bienestar” de un supuesto capitalismo domesticado representado por la “moderna” y “avanzada” Unión Europea.
Por eso hemos tomado como ejemplo a Grecia por ser también pionera en el nacimiento del Estado y de una democracia que los “demócratas” capitalistas siempre han elogiado a pesar haberse edificado sobre la esclavitud.
Veamos cuál es el resultado hoy día de la sociedad de clases que sigue siendo el capitalismo a pesar de los avances tecnológicos acumulados en los últimos siglos y de la inmensa capacidad de producción de bienes materiales. Antes que nada hay que aclarar que estos avances no son méritos del capitalismo sino del propio ser humano que ya antes de existir élites, aristocracias y demás clases parasitarias dio saltos revolucionarios tan importantes como la agricultura y la ganadería ya en el neolítico.
En la Grecia capitalista de hoy a pesar de gobiernos ilusionistas como el de Syriza casi la mitad de la población no recibe atención médica y hay un aumento vertiginoso de pacientes con SIDA, tuberculosis, enfermedades mentales, suicidios e incluso de la malaria. Los hospitales públicos cobran por atender y hay miles de niños sin vacunar o enfermos que mueren por no poder pagar un tratamiento médico por ejemplo contra el cáncer.
En la Grecia capitalista de hoy los hijos de los trabajadores ven su infancia quebrada porque son separados de sus padres por cuestiones económicas. El 40% de los niños griegos son pobres (porque sus padres lo son) y los casos de niños sin familia se han duplicado en los últimos años.
En la cuna de la democracia clasista europea una generación de jóvenes es desperdiciada (el 52% de los jóvenes no tienen trabajo) y a los mayores se les niega un retiro en paz (el 45% de los jubilados son pobres).
Esta es la situación a la que tiende inevitablemente el capitalismo en primer lugar como sociedad dividida también en amos y siervos modernos. Pero también porque inevitables son sus crisis, inevitable el endeudamiento de los Estados que corren a salvar a la banca y a los monopolios. Jamás el Estado ha tenido como objetivo el “bienestar” de la clase obrera y engañan quienes así lo pregonan.
Defender esta democracia y su Estado es defender la sociedad de clases y todo lo que conlleva. Nosotros los comunistas sí pregonamos que es necesario y posible materialmente vivir en un mundo sin clases, sin miseria y sin guerras.