Elecciones Generales: La crisis se acentúa y la situación política se radicaliza
El pasado día 28 de abril, como consecuencia de la situación de inestabilidad política provocada por la corrupción, por la cuestión nacional de Cataluña y anticipándose a la agudización de la crisis económica, que ya se advierte, el país vivió una nueva jornada electoral.
La crisis general que vive el capitalismo monopolista de estado español se agudiza cada vez más, con una situación económica insostenible, un Estado quebrado, con 1,176 billones de euros de deuda pública, en torno al 100% del PIB, con un incremento de la deuda pública en el último año de 30.019 millones de euros, y una deuda externa que supera holgadamente los 2 billones de euros y que, según vienen señalando economistas capitalistas, como por ejemplo Gay de Liébana, que no dudan en afirmar que “la deuda española es impagable, el país está en bancarrota”. La política monetaria del BCE, unido a un precio bajo del petróleo, ha sostenido por el momento y de manera artificiosa a la quebrada economía española. A nivel internacional, existen múltiples factores de incertidumbre económica como son la putrefacción brutal de la economía norteamericana y su alta deuda; la guerra económica entre EEUU, Europa y China; son cada vez más los economistas burgueses que hablan de un crash bursátil en EEUU; el Brexit; la desaceleración económica mundial, etcétera. Asimismo, las políticas monetarias realizadas por el BCE y la Reserva Federal, creando dinero ficticio y estableciendo tipos de interés negativos fuerza que, más temprano que tarde, esta gran estafa se desplome y tengan que subir los tipos de interés. Para la economía española, la subida de un 1% en el tipo de interés implicaría, automáticamente, un incremento de la deuda pública de en torno a 2.200 millones de euros más. Por otro lado, el precio del petróleo está repuntando, de tal modo que la economía española, que es totalmente dependiente con respecto de este recurso energético, verá como su crecimiento del PIB se lastra, se encarecerán los precios del transporte, de la luz, del gas, de los productos de consumo acrecentándose la inflación y deteriorándose con ella las condiciones de vida de la clase obrera, del pueblo trabajador; de hecho, todo esto ya está ocurriendo. Esta realidad, unido a que el petróleo se está acabando en el mundo, no sólo depauperará las condiciones de vida de los pueblos sino que es una condición fundamental en la agudización de los conflictos interimperialistas, del desarrollo de guerras imperialistas como está aconteciendo en Oriente Medio o en Venezuela, proliferando el armamentismo y militarizándose cada vez más la economía, acrecentándose el gasto militar, como se comprueba en la política realizada por el gobierno fascista del PSOE, apoyando el golpismo en Venezuela e incrementando el gasto militar.
Ya hay países en Europa como Alemania o Italia que están en recesión; hecho éste que implica un retroceso de las exportaciones españolas, y que ya ha llevado a la recesión de la industria española, así como al déficit comercial, que en 2018 fue superior a los 8.700 millones de euros.
En lo que va de año se suceden los EREs en la industria, fundamentalmente del automóvil, en la banca, así como en otros sectores de la producción. El paro se ha incrementado en el primer trimestre de 2019 en 93.400 trabajadores, así como la población activa se redujo en más de 43.000 personas. Unas tasas de precariedad, desempleo y desempleo juvenil muy grandes, así como la progresiva destrucción de fuerza productiva aceleran las condiciones para que se produzca en el estado español un estallido social. Este deterioro de la economía española es, sin duda, uno de los factores decisivos que llevó a Pedro Sánchez a convocar elecciones generales el 28 de abril, antes de que la crisis se agudice todavía más y ello hubiera lastrado sus ambiciones electoralistas.
La crisis económica desencadenó la crisis política hace ya una década, donde se exacerbaron todas las cuestiones no resueltas, o cerradas en falso por la burguesía, como son la cuestión nacional – fundamentalmente en Cataluña y País Vasco -, la cuestión de la tierra latente en Andalucía, Extremadura y Castilla, etcétera.
Ante este escenario la burguesía lo ha apostado todo al fascismo, a la exacerbación del nacionalismo español, con el objetivo de confrontar a los pueblos de las distintas naciones que componen el Estado, desviando a la clase obrera de la lucha de clases al objeto de dividirla y someterla a los intereses de la burguesía monopolista españolista.
Tras la moción de censura, el tablero político se escoró todavía más hacia la extrema derecha. De tal modo que, por un lado, el PSOE hizo que la ‘izquierda’ del sistema abrazara la política reaccionaria del Gobierno de Rajoy tanto en el aspecto económico, como en el aspecto político. Por otro lado, la pata derecha del sistema competía en ver cuál de ellas era más fascista. Con esa dialéctica hemos llegado a las elecciones donde se ha pasado de largo de los verdaderos problemas que acucian a la clase obrera, donde se ha silenciado la bancarrota del Estado, la corrupción, centrando la burguesía la discusión en el principio franquista de la defensa de la unidad de España, enarbolando el nacionalismo para cegar y engañar al pueblo.
La burguesía, a lo largo de esta década, ha demostrado ser muy diestra a la hora de ir sorteando la crisis política en la que se halla inmersa. Ante el agotamiento del sistema bipartidista encarnado en la dupla PP-PSOE, la burguesía ha regenerado, tanto generacionalmente los liderazgos como con la creación de nuevos partidos, al objeto de sustentar un tablero político dividido en una pata “izquierda” y una pata derecha, a efectos de etiquetas, pues todos ellos son reaccionarios y defensores del capitalismo monopolista de Estado, con un sistema político totalmente escorado hacia la extrema derecha donde el fascismo está totalmente asimilado y blanqueado. En las elecciones generales de 2008, el bipartidismo (PP-PSOE) obtuvo, entre ambos, el 83,27% de los votos emitidos, o lo que es lo mismo, 21.567.345 votos. Por el contrario, en las elecciones del pasado 28 de abril, a pesar de haber sido la participación superior en casi un 2% a las de 2008, el bipartidismo obtuvo el 44,90% de los votos emitidos, o lo que es lo mismo, 11.836.778 votos, casi la mitad de los obtenidos en los comicios de 2008. Sin embargo, y a pesar del desplome en número de votos del bipartidismo, la burguesía sigue manejando el gobierno a través de PP y PSOE y los partidos que ha creado, que salvaguardan los votos que esos dos partidos han ido perdiendo, siendo el caso más claro lo que ha pasado con el PP, que de un partido que en cualquier país mínimamente democrático estaría ilegalizado, condenado por corrupción y cuya política ha sido enormemente antiobrera y represiva, es sostenido por la vía del voto por los partidos VOX y C’s, como se pudo ver en las elecciones andaluzas.
El PP en el año 2008 obtuvo 10.278.010 votos; en los comicios celebrados el pasado domingo 28 la suma de C’s, PP y VOX obtuvieron 11.169.796 votos, es decir, casi un millón más de votos de los que obtuvo el PP en 2008. Si comparamos con los votos obtenidos por la pata derecha del sistema en las elecciones generales de junio 2016 comprobamos que prácticamente se han mantenido en las elecciones del 28 de abril, habiendo bajado únicamente 10.439 votos.
Por otro lado, el PSOE en 2008 obtuvo 11.289.335 votos, e IU sacó en dichos comicios 969.946 votos, en las elecciones celebradas el pasado 28 de abril la pata ‘izquierda’ del sistema – PSOE + UNIDAS PODEMOS – obtuvo 11.404.161 votos, de los que el PSOE posee 7.480.755 votos, es decir, el 65,6% de los votos de ese bloque. Esto quiere decir que la pata ‘izquierda’ del sistema ha retrocedido 855.120 votos con respecto de 2008.
Como puede contemplarse, a pesar de la crisis política donde uno de los rasgos es la crisis del sistema bipartidista, la banca y los monopolios siguen manteniendo el dominio absoluto mediante las estructuras partidistas PP y PSOE a tenor de los votos en términos cuantitativos; antes directamente a través de esos mismos partidos que constituían fundamentalmente el sistema, ahora a través de bloques de partidos emanados de ellos. Sin embargo, la burguesía, como hemos visto, ha virado el tablero o sistema político hacia la extrema derecha y eso también se comprueba en la configuración de las patas o bloques. Por un lado, tenemos a un bloque de la derecha del sistema, donde Vox – un partido abiertamente fascista que es la escisión de la parte más reaccionaria del PP – ha hecho que C’s y PP compitan con ellos a ver quién es más fascista. Por otro lado, tenemos el bloque de la ‘izquierda’ del sistema, encabezado y dirigido por el PSOE – un partido que es tan fascista como los tres expresados del bloque de la derecha como se puede comprobar en política exterior o apoyando la aplicación del artículo 155 contra la autonomía catalana – que es el que posee la mayoría de votos de dicho bloque, y un PODEMOS que es la socialdemocracia que asume la OTAN y el imperialismo de la UE y que es equidistante en la defensa de los derechos democráticos de las naciones, como ha pasado en Cataluña con el 1 de octubre, habiendo engullido a IU/PCE, es decir, derechizando todavía más a la socialdemocracia que representaba IU/PCE.
La burguesía monopolista española, y españolista, se ha derechizado mucho más, como se comprueba tanto en términos cuantitativos y cualitativos, de tal modo que ya abiertamente el fascismo está totalmente blanqueado, normalizado y ejerce la hegemonía ideológica y política en la dirección del Estado sin complejo alguno, como se puede comprobar nítidamente en el vergonzoso juicio contra el independentismo catalán.
Y mientras la burguesía monopolista española abraza abiertamente el fascismo, y con él ha situado en la extrema derecha a su sistema político, llevando a la pata ‘izquierda’ a una derechización aún mayor, las burguesías periféricas que ven como pierden parte de sus privilegios alcanzados con la traición de la Transición, también se radicalizan en sus posiciones, situando el pendón del nacionalismo, la lucha entre el nacionalismo español y el nacionalismo periférico como elemento central para sumarse a la clase obrera de sus naciones y alejarla de la lucha de clases. De tal modo que, en Cataluña, el voto independentista ha subido en 510.279 votos en 2019, pasando de 1.115.722 votos de 2016 a 1.626.001 votos en 2019. En el País Vasco, la suma del voto nacionalista ha subido en 181.740 votos en 2019, pasando de 471.727 votos que obtuvieron en 2016 a 653.467 votos que obtuvieron el pasado 28 de abril. Ese incremento de votos tiene su correspondiente incremento en escaños, de tal modo que ahora disponen de 32 escaños por los 24 escaños que obtuvieron en 2016.
Desde las elecciones generales de 2008, las últimas celebradas antes de los efectos provocados por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, la participación ha oscilado entre el 68,94% de las generales de 2011 y el 75,75% de las generales del pasado 28 de abril. Este dato quiere decir que la clase obrera participa activamente en las elecciones generales, en contraposición con otro tipo de comicios, como por ejemplo son las elecciones europeas donde la abstención supera el 55%.
La burguesía, consciente de la grave situación en la que se halla y de lo que se jugaba, ha realizado desde sus medios de manipulación de masas una campaña enorme para la participación en los comicios del 28 de abril, empleando el miedo al fascismo, también, para ello, de tal modo que la participación ha sido del 75,75% – 26.361.256 votos contabilizados – y la abstención del 24,25% – 8.436.948 abstencionistas. Los datos también nos indican que cuando la participación es inferior al 70% la pata derecha del sistema se alza con el Gobierno.
La burguesía monopolista española ha obtenido un resultado electoral magnífico para escorar la política del Estado todavía más hacia la extrema derecha de lo que ya lo está. Además, en la situación de agudización de crisis económica en la que estamos, permitirá que se deteriore más aún su pata ‘izquierda’ desde donde ejercerán sus políticas antiobreras a través del PSOE y podrán preparar a la extrema derecha para su ulterior asalto del gobierno, que no del Poder. Asimismo, ha visto como las medidas que ha empleado para rejuvenecer y rehacer su sistema político han conseguido una participación récord del pueblo, de tal modo que la clase obrera hoy todavía confía en las elecciones burguesas, a pesar de que las Cortes Generales y el Gobierno son una parte más del instrumento con el que la burguesía impone su dictadura contra el pueblo.
Pero a pesar de su magnífico resultado, las elecciones también han arrojado contradicciones. Se agudiza la cuestión de la nación catalana y vasca, donde los partidos independentistas se han fortalecido, de tal modo que tendrán más capacidad para la defensa de sus intereses clasistas que cuestionan el principio franquista de la unidad de España e incluso de la monarquía.
Los hechos han demostrado que fue acertada la decisión del Comité Central de nuestro Partido adoptada el 15 de septiembre de 2018 de convocar el XVI Congreso en el primer fin de semana de febrero de 2019. Un XVI Congreso donde adaptamos nuestro programa político a la situación de la lucha de clases en este país y dónde aumentamos la composición del Comité Central para que éste también reflejara el desarrollo organizativo que hemos tenido a lo largo de los últimos tiempos.
En la senda de lo establecido en el XV Congreso, en marzo de 2015, nuestro XVI Congreso reafirmó la posición del PCOE con respecto de las elecciones burguesas. Nuestro Partido no considera que las elecciones burguesas sean la forma en la que la clase obrera accederá al poder, de hecho, las experiencias históricas nos muestran, sin margen alguno para la duda, que el proletariado únicamente podrá conseguir su emancipación social, únicamente podrá conquista el poder político de manera revolucionaria.
Estas elecciones generales del 28 de abril ha servido al Partido para darse más a conocer entre la clase obrera, para fortalecer la organización y para que nuestros camaradas no sólo hayan podido trasladar nuestra visión revolucionaria y nuestro programa a un número importante de trabajadores y mostrarles la suciedad y la faz antidemocrática y reaccionaria del Estado, sino que también les ha servido para templarse y forjarse como cuadros, para saber leer la psicología de la clase y tratar de elevar esa psicología en conciencia de clase.
La expansión del Partido nos ha permitido presentarnos en A Coruña, Guadalajara, Sevilla, Cádiz, Huelva, Córdoba, Segovia y Murcia – y aunque no hemos conseguido presentarnos en otras circunscripciones, sí hemos trabajado para ello en Barcelona, Tarragona, Madrid, Asturias, Valencia o Canarias, por citar algunas regiones -, de tal modo que la presencia del partido en estas elecciones se ha multiplicado prácticamente por tres en comparación con las anteriores elecciones generales de 2016. Es por este desarrollo del Partido, unido al incremento de la participación, por lo que el voto al PCOE se ha multiplicado por algo más de cinco.
El Comité Ejecutivo del PCOE valora positivamente el resultado que arroja a nuestra organización este proceso electoral del 28 de abril pues lo ha fortalecido organizativa e ideológicamente; lo ha promocionado entre el pueblo trabajador y ha servido para hacer crecer también cualitativa y numéricamente al Partido y establecer las condiciones para que éste se desarrolle y se multiplique por nuevas provincias en las que, hasta hace poco, no teníamos organización. Por todo ello, la prioridad del Partido desde el 29 de abril no es otra que ajustar las estructuras organizativas del Partido al crecimiento que estamos experimentando, de tal modo que se celebrarán Conferencias Regionales y Nacionales del Partido, empezando por Andalucía y por Cataluña, que se celebrarán en un corto plazo de tiempo. Para el PCOE la prioridad fundamental hoy es desarrollar la organización y llevar a cabo una lucha sin cuartel contra el capitalismo monopolista de Estado, fundamentalmente, en el terreno ideológico.
Asimismo, queremos destacar que en las 8 provincias en las que hemos concurrido, hemos sido el partido comunista más votado, por encima de otros partidos que también se autodenominan comunistas; de tal modo que el PCOE ha sido el partido comunista más votado en Galicia, Andalucía, la Región de Murcia o Castilla La Mancha. Por otro lado, la realidad, nuevamente, ha desenmascarado caretas oportunistas y la superchería de algunos que pretenden arrancar obreros hacia la socialdemocracia con el aplauso y el apoyo de algunos partidos comunistas del mundo que hacen injerencia en el movimiento comunista español, fraccionándolo.
Bajo el marco del capitalismo y del poder del estado de los capitalistas el pueblo trabajador no tiene más salida que el hambre, la opresión, la represión, la explotación y la muerte, por ello, objetivamente, no hay más salida que la Revolución Socialista, el socialismo, y que el poder esté en manos del Proletariado y su estado. Por ello, el Partido Comunista Obrero Español continuará trabajando con la clase obrera, en los centros de trabajo, en el campo, en los barrios, en la construcción de órganos de poder popular del proletariado, uniendo las luchas de los distintos sectores del proletariado en una única lucha contra el capitalismo (Frente Único del Pueblo), y uniendo a los comités de empresa, delegados y trabajadores para conseguir que en sus manos esté la producción (ACDT). En este sentido, el PCOE continuará, en virtud a nuestras fuerzas y grado de desarrollo, luchando por el Socialismo y por acabar con el capitalismo y su estado criminal, que niega el derecho a la autodeterminación de la nación catalana, vasca y gallega, que niega la tierra a los campesinos, que niega la democracia a los trabajadores y los despoja de todo derecho y los condena a la explotación y represión más descarnada, el paro y la miseria. Nadie vendrá a liberarnos pues la emancipación del proletariado sólo puede ser obra suya, armado de su partido, el Partido Comunista Obrero Español. Ante la agudización de la crisis del capitalismo, es momento de redoblar los esfuerzos para llegar a los obreros, jornaleros, jubilados, mujeres, estudiantes, en definitiva, a todos los sectores del proletariado y conseguir que hagan suya la política del PCOE, pues únicamente son ellos organizados bajo una dirección revolucionaria, los que podrán llevar a término la misión que nos tiene encomendada la Historia: Mandar al capitalismo al estercolero de la Historia y construir el Socialismo.
¡POR EL DESARROLLO DEL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO!
¡POR LA REFORMA AGRARIA ANTILATIFUNDISTA Y ANTIMONOPOLISTA!
¡FUERA DE LA UNIÓN EUROPEA Y DE LA OTAN!
¡ABAJO EL CAPITALISMO! ¡SOCIALISMO O BARBARIE!
Madrid, 2 de mayo de 2019
COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)