El modo de producción capitalista arrasa con todo

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Recientemente fue retransmitido por televisión el programa de La Sexta, Salvados “¿Qué hay detrás de la industria cárnica en España?”, el cual hizo saltar las alarmas por el trato a los animales dado en las granjas de producción masiva, donde se desprecia la vida de estos (cerdos con lesiones graves, enfermedades, escenarios donde sufren una tortura diaria) como no puede ser de otra forma en un sistema que ni siquiera respeta la vida del ser humano, pues las condiciones laborales de los trabajadores de estos grupos empresariales no son precisamente mucho mejores, circunstancia ante la cual, si bien se oyeron y leyeron reivindicaciones, menos masivas, señal del desconcierto ideológico en el que se halla el proletariado, fragmentado ideológicamente por corrientes posmodernas como el animalismo, que lo hacen incapaz de vincular automáticamente la explotación del hombre con la de la naturaleza como un todo inseparable en la realidad del sistema capitalista.

Los parches de la burguesía para que nada cambie.

La misma burguesía que pone sobre la mesa en sus medios de comunicación una situación como la denunciada en Salvados, ofrece a través de sus medios de producción cultural (universidades, prensa, medios online…) supuestas soluciones que para nada modifican ni este problema, ni cualquiera de los que afecta al pueblo trabajador: Alterar o parar el consumo de cierto producto. Por ejemplo, el veganismo propone finalizar la ingesta de productos de procedencia animal, como si por alguna suerte de factor mágico el sistema capitalista y su forma de producir basada en la explotación y la plusvalía fueran a detenerse atacando los síntomas (formas de consumo) y no la raíz del problema, sus relaciones de producción. No es casualidad que detrás de un movimiento como este también haya una industria interesada basada, como no puede ser de otra manera, en la explotación y la plusvalía, puesto que la burguesía siempre encuentra formas de canalizar y sacar beneficio de cualquier escenario, aunque se trate de mercados basados en enajenaciones propias de anacoretas u otras aberraciones.

Para más inri, estas corrientes de pensamiento no dejan de intentar vincular las formas de arreglar el mundo a las acciones individuales de cada uno en vez de las colectivas y a los cambios estructurales, lo cual nos lleva al individualismo como forma de pensar, relacionarse y actuar, que encaja perfectamente (y es producto de) en la ideología liberal y burguesa, que atenta frontalmente contra los intereses de la clase obrera, que debe unirse para acabar con este crimen sistemático que es el capitalismo.

La hipocresía burguesa no acaba ahí.

Si bien ya podemos ver las contradicciones evidentes en las “soluciones” que propone la burguesía a los problemas que ella misma genera, el asunto no acaba ahí, puesto que la hipocresía es un elemento estructural de esta clase social. Podemos observar más aristas de dicha falsedad al observar casos como las subvenciones a empresas al servicio de los monopolios cárnicos, como es el caso de las filiales de ICPOR Soria, donde se afirma literalmente:

Este acuerdo tiene como objetivo fomentar el desarrollo y la competitividad de las pequeñas, medianas empresas o microempresas para la construcción de granjas de porcino de cebo que presten servicios de integración a ICPOR SORIA.

ICPOR Soria, empresa ganadera del Grupo Incarlopsa (interproveedora de Mercadona para Jamón Curado Serrano y Jamón y Paleta Curada de Cebo y Bellota -además de otras categorías de producto- y de COPISO, vincula así este proyecto con el modelo Caspopdona de Mercadona reforzando alianzas con el sector primario y controlando todo el proceso de producción del porcino -“desde la granja a la mesa”-).”

Mientras simultáneamente se sanciona a empresas menores que realizan prácticas similares, como podemos ver en casos como el de la macrogranja de cerdos de Albacete atacada por la ONG Ecologistas en acción, tratándose pues de un duelo entre burguesías habitual, donde tiende a imponerse la más fuerte/influyente

Pero no acaba aquí. Estos ejemplos sirven para reflejar que en el plano económico el cinismo se convierte en ley en las actitudes de la burguesía; pero la clase dominante no es menos cínica aún cuando se trata de abordar el tema desde prismas individuales y personales. Así pues, tienden a difundirse discursos sobre la necesidad de cuidados a los animales, surgiendo innumerables fundaciones y ONG’s al servicio de la causa, estructuras verticales plagadas de cúpulas que se permiten vivir como “liberados” a costa de las subvenciones y de las plusvalías que generan sus propios trabajadores, deviniendo auténticos burgueses. Parece ser que la clase explotadora se siente más cercana a los animales que a los obreros, poniendo sobre la mesa y naturalizando una forma de pensar sociopática. Para muestra, Paul Lafargue hace un breve repaso a este sentimentalismo burgués en Inglaterra.

Otra forma de concebir las relaciones con la naturaleza es posible

No es casualidad que en la Unión Soviética jamás se extinguiera una especie. La educación basada en el amor a la naturaleza y el cuidado de esta, así como la inexistencia de latifundios privados, pudieron dotar al mundo soviético de otra concepción del planeta y de nuestras formas de interactuar con este. Nada que ver con el individualismo liberal que resulta en formas como el animalismo, ecologismo o el veganismo. Al contrario, en tiempos del Poder Soviético los territorios vedados y parques nacionales permitieron restituir el número de ejemplares de diversas especies que estaban apunto de desaparecer en Rusia: la marta cabellina, el uro, castores, nutrias (logrando que de estas dos últimas especies hubiera un número suficiente para que pudiera volver a cazarse para el comercio) y un largo etcétera, mostrando dinámicas diametralmente opuestas a las propias del capitalismo.

Desde el Partido Comunista Obrero Español y desde su Comité Nacional en Catalunya reivindicamos la necesidad del socialismo como única vía posible para poner fin a la sobreexplotación de la naturaleza, que a través de una economía planificada, socialista, pueda poner fin a los excesos del modo de producción capitalista, incluida la tortura a la que se somete a los animales. De igual manera, lograr este objetivo es condición sine qua non para que la clase obrera en su conjunto sea liberada del yugo explotador al que anda sometida.

Remarcamos la necesidad de un modelo educativo socialista basado en el amor a la naturaleza, siguiendo el ejemplo del sistema educacional soviético, como única forma de asegurar un cambio de paradigma ideológico en la relación hombre-naturaleza que nos permita permanecer en armonía con este planeta.

¡Por un modelo de producción que respete al proletariado y a la naturaleza!

¡Por la emancipación de la clase obrera!

¡Por el socialismo!

Comité Nacional del Partit Comunista Obrer de Catalunya

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