El “gobierno progresista” no puede maquillar al Estado fascista

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Decía el franquista Rodolfo Martín Villa, en su libro “Al servicio del Estado”, allá por el año 1985 que “la Transición fue obra, sobre todo, de reformistas del franquismo, quiénes disfrutaron de un amplio margen de maniobra para ejecutar el proyecto de reforma política del Rey”. Sin duda tiene razón, los franquistas, con la inestimable colaboración de la socialdemocracia -PSOE- y del oportunismo encarnado en el PCE, mantuvieron al Estado franquista, al cual le aplicaron unos retoques cosméticos que, muy pronto, se cayeron y mostraron al Estado actual en su justa dimensión, manteniendo la médula espinal ideológica de su antecesor, su esencia fascista.

Esa leve aplicación cosmética sirvió no solo para que los monopolios mantuvieran plenamente el poder, sino también para que éstos se integraran en las estructuras imperialistas europeas, a la par que se barraba una auténtica ruptura democrática que requería el pueblo para resolver cuestiones como el derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas, la cuestión de la tierra evitando una reforma agraria que permitiera el desarrollo del agro español, fundamentalmente en Castilla, Extremadura y Andalucía, manteniendo los privilegios de los terratenientes y, como no, sosteniendo el capitalismo monopolista de Estado para seguir agudizando la explotación del proletariado y satisfacer, todavía más, los intereses de los monopolios.

Secuestros de publicaciones, cierres de radios y periódicos, ilegalización de partidos, terrorismo de Estado, presos políticos, exiliados políticos, torturas, juicios farsas, pronunciamientos militares en favor de Franco, un anticomunismo enfermizo y un largo etcétera dejan bien patente la esencia fascista de esa “reforma política del Rey” a la que se refiere el fascista Martín Villa, protagonista político tanto en la masacre de Vitoria de 3 de marzo de 1976 como en los Sanfermines de 1978.

En los últimos tres años y medio en Cataluña hemos podido comprobar como el Estado español no ha vacilado en apalear al pueblo catalán por expresarse, ya fuera en las urnas o en la calle, cómo se ha hecho un juicio farsa por el Tribunal Supremo que ha arrojado el encarcelamiento de dirigentes políticos catalanes, cómo se está persiguiendo judicialmente a miles de ciudadanos catalanes, cómo el Gobierno del corrupto Rajoy no tuvo miramientos en liquidar un gobierno elegido por los catalanes e imponer unas elecciones autonómicas en diciembre de 2017 y, posteriormente, como la Judicatura iba impidiendo que los candidatos planteados por el Parlament pudieran ser investidos – Puigdemont, Turull -, cómo proliferaban en Bélgica, Suiza y Escocia exiliados políticos catalanes, cómo la Judicatura vuelve a destituir a un President electo por no quitar una pancarta que exigía la libertad de los presos políticos, cómo la Judicatura pasando por encima del Govern de la Generalitat imponía la celebración de las elecciones autonómicas catalanas a pesar de que la mayoría de políticos, a excepción del fascista VOX y el partido que gobierna, el PSC-PSOE, que querían que se votase el 14 de febrero fecha que, a la postre, ha sido la que el TSJC ha impuesto.

No vamos a proceder a analizar profusamente las elecciones catalanas, unas elecciones que demuestran la naturaleza del Estado, totalmente teledirigidas por éste a través de la Judicatura, donde ha predominado la abstención y donde las fuerzas independentistas han avanzado en número de escaños en el Parlament, sumando 4 escaños más – un total de 74 – que en 2017.

Resultado que, sin duda, no ha sido del agrado para los poderes fácticos del Estado. Recién contados los escasos votos depositados en las urnas del 14 de febrero en Cataluña el Estado no dudó en mover ficha de manera inmediata ejecutando el encarcelamiento de Hasél y movilizando a la Audiencia de Lleida para que saque una nueva sentencia condenatoria contra el rapero comunista (un Altsasu II), movilizando a la fiscalía para recurrir el tercer grado de los presos políticos del Procés otorgado por la Generalitat a finales de enero, azuzando a sus fuerzas represivas contra el pueblo y, de paso, aprovechando para absolver a sus reaccionarios corruptos como Cifuentes, o dejando la Audiencia Nacional a Rodrigo Rato en libertad “por ser mayor de 70 años y mostrar su reinserción”.

El Estado español y sus leyes son fascistas, y la descomposición del capitalismo monopolista de Estado, su putrefacción económica, hace que se muestre cada vez con mayor claridad la esencia fascista el Estado. Cada día es más visible la inexistencia de derechos y libertades del pueblo, ¡o se asumen plenamente los intereses de los monopolios y no se cuestionan o el Estado aplica inmisericordemente la violencia! ¡O el pueblo se autocensura o se le apalea, se le persigue y se le encarcela!

El imperialismo se halla en bancarrota económica, la tasa de ganancia decrece a la par que se acrecienta la tasa de explotación. Esta contradicción irresoluble, y que muestra la inviabilidad del capitalismo, se exacerba con el desarrollo de la automatización de la producción, de la robotización. En esto nada tiene que ver la pandemia, aunque los imperialistas justifiquen la inviabilidad de su sistema económico y, por tanto, de su formación socioeconómica, con la COVID-19. Si tomamos como ejemplo a INDITEX:

  • En septiembre de 2017 leíamos noticias como “Zara crea un “dependiente robot” capaz de gestionar, a la vez, 700 pedidos online” realizando una prueba piloto en una tienda de A Coruña.
  • En junio de 2020, el Presidente de INDITEX, Pablo Isla, presentó un plan para el periodo 2020-2022 para acelerar y ampliar su estrategia de robotización (transformación digital) en la que invertirán 1.000 millones de euros para el impulso de la actividad online y 1.700 millones de euros para robotizar propiamente las tiendas.
  • En octubre de 2020 INDITEX, y los traidores sindicatos CCOO y UGT, un apéndice del Estado fascista español, suscriben un acuerdo para cerrar 300 tiendas en España en lo que es, según secciones sindicales en INDITEX, un ERE encubierto.
  • En enero de 2021 podíamos leer en la prensa burguesa que “Inditex contrata a los robots de Walmart para la gestión de su venta online”.

Y detrás del camino de la robotización emprendido por los monopolios, el Estado español tenía una deuda total en el tercer trimestre de 2020 del 251,3% del PIB. La deuda pública española en 2020 se incrementó en 122.439 millones de euros, ascendiendo a 1,311 billones de euros, lo que equivale al 117,1% del PIB. Asimismo, hay 900.000 trabajadores en situación de ERTE, como paso previo para engrosar las filas del paro forzoso.

Ante este escenario, el Gobierno está obligado a cumplir con las leyes fascistas del Estado, garantizar la perpetuidad del sistema económico capitalista y de la productividad, y ello pasa, por un lado, en exacerbar la represión y la violencia del Estado contra la clase obrera y, por otro, en seguir transfiriendo riqueza en favor de los monopolios a costa de empobrecer, todavía más, al pueblo trabajador. Gobierno “progresista” que no sólo no ha derogado ninguna de las leyes reaccionarias realizadas por el gobierno fascista y corrupto de Rajoy, sino que toda la ‘izquierda’ abrazó en la moción de censura al corrupto gobierno del PP en junio de 2018.

La ideología anticomunista y fascista del Estado se evidencia no solo en las sentencias judiciales, no sólo en los pronunciamientos del ejército en favor de Franco, sino que no lo pueden disimular, incluso, en declaraciones públicas de sus altos mandos. Sin ir más lejos, el pasado 16 de febrero, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, José Luis Concepción, señaló que “la democracia de un país se pone en solfa desde que el Partido Comunista forma parte del Gobierno”. Un Partido Comunista al que se refiere, el PCE, que no sólo es copartícipe, junto con los franquistas, de que este Estado fascista siga vivo 45 años después de la muerte del tirano sino que, abiertamente, se posiciona de parte de los monopolios y su Estado fascista, de los verdugos de la clase trabajadora, como se puede comprobar en la siguiente declaración de su secretario general defendiendo la represión de las Fuerzas de represión del Estado contra el pueblo:

 

 

Incluso estos traidores, oportunistas del PCE cada día de manera más descarada en la orilla del fascismo apoyando la represión contra la clase obrera, le sobran a la Judicatura. Sin duda, en el Estado español se constata con claridad lo expresado por el Programa de la Internacional Comunista aprobado en el VIº Congreso de la Komintern, quedando plenamente retratado el papel de la socialdemocracia y, cómo no, también el papel de este gobierno “progresista” del PSOE-PODEMOS/IU-PCE:

Con objeto de adaptarse a las modificaciones de la coyuntura política, la burguesía utiliza alternativamente los métodos fascistas y los métodos de coalición con la socialdemocracia, dándose el caso de que, a menudo, esta última desempeña un papel altamente fascista. En el curso de los acontecimientos manifiesta tendencias fascistas, lo cual no le impide, en otras circunstancias políticas, agitarse contra el gobierno burgués en calidad de partido de oposición. El método fascista y el de coalición con la socialdemocracia son habituales para el capitalismo ‘normal’ y constituyen un signo de la crisis capitalista general, son utilizados por la burguesía para retrasar la marcha progresiva de la revolución”.

El capitalismo es un obstáculo para el desarrollo de la humanidad. No sólo ha demostrado su inviabilidad, sino que acredita que únicamente se puede mantener a costa de liquidar al ser humano y a la naturaleza. El imperialismo sólo se puede sostener por la violencia, y únicamente puede ofertar más miseria para las masas proletarias, para los campesinos, y más represión, más reacción, más fascismo, y en este escenario también se halla el Estado español, uno de los escalones más débiles de la cadena imperialista. Hoy más que nunca, tanto en el mundo como en el Estado español, adquiere una dimensión mayor la consigna ¡Socialismo o barbarie! Por ello, a este poder fascista de los monopolios únicamente se puede contraponer el poder de la clase obrera, la dictadura del proletariado.

 

¡Fortalece el Partido Comunista Obrero Español!

¡Por la dictadura del proletariado!

¡Socialismo o barbarie!


Madrid, 21 de febrero de 2021

 

COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

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