El fascismo y los trabajadores

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El próximo 14 de agosto se cumplirán ochenta y seis años de la Matanza de Badajoz. Si nos remontamos a la situación anterior al golpe, el 14 de abril de 1931 la ciudad de Badajoz se sumó a la República de forma mayoritaria con la esperanza de que se implementara la tan aclamada Reforma Agraria. En el segundo semestre de 1933 había 35.000 jornaleros en paro forzoso en la región y 20.000 subempleados. Las grandes propiedades reunían el 90% de la riqueza catastral. Las inversiones en la tierra eran mínimas y a partir de la proclamación de la República los terratenientes decidieron no invertir nada, haciéndose celebre la frase: “que os de trabajo la República”, y que además debido al poder que ostentaban en el congreso de la Republica boicoteaban con reformas que en la práctica no daban ninguna solución.

Los campesinos extremeños hartos de esperar decidieron adelantarse a la lentitud de las disposiciones legislativas, ya que no se estaba iniciando ninguna revolución sino la vía reformista al problema de la tierra. La tan laureada Reforma Agraria había sido una mentira y una burla.

Como consecuencia de todo esto el día 25 de marzo a las cinco de la mañana de 1936, entre 60.000 y 80.000 campesinos ocuparon 3.000 fincas en la provincia de Badajoz, en 24h y todo sin ninguna víctima. De esta manera el gobierno de la República, aunque al principio intentó evitar las ocupaciones, se vio obligado a reconocerlas debido a la magnitud del movimiento. Esto no iba a quedar así, los terratenientes, la iglesia y la banca dieron todo su apoyo a los generales que se alzaron contra el gobierno de la República apenas meses después.

Los terratenientes de Andalucía y de Castilla la Mancha quedaron totalmente espantados pues sabían que en cuatro días ellos podían correr la misma suerte (el fascismo es el último recurso de los burgueses). Había que dar un escarmiento ejemplar a aquellos campesinos y yunteros. Es así como Francisco Franco ordena el 1 de agosto que una columna se ponga en marcha desde el sur de España hacia Madrid con el objetivo inmediato de tomar Zafra y Mérida, alcanzando a través de esta última la unión con Cáceres que ya estaba tomada por el general Mola, teniendo en cuenta que una vez tomada Mérida había que desviarse hacia Badajoz por su situación estratégica y así controlar la frontera entre Portugal y España.

Las tropas del general Yagüe avanzaron rápidamente por todos los pueblos, fusilando a los prisioneros y la única fuerza militar con capacidad de hacerles frente, la Guardia Civil, va uniéndose a su paso sumándose de esta manera a los crímenes perpetrados.

En la retaguardia, grupos de falangistas organizados por terratenientes se dedican a la limpieza de los pueblos conquistados con la ayuda de la Guardia Civil.

El día 13 de agosto Yagüe ordena, después de un intenso bombardeo, el asalto a la ciudad. Los regulares marroquíes y los legionarios se lanzan a saquear y asesinar destruyendo todo lo que encuentran en su camino, produciéndose multitud de asesinatos y violaciones.

Una vez que se llenan las calles de cadáveres, estuvieron varios días expuestos al público. Se hace necesaria la búsqueda de un lugar discreto y dentro del recinto de la ciudad, para las labores de “limpieza”. Por ello se elige la plaza de toros, donde se puedan encerrar a las víctimas y ejecutarlas. De esta manera el general Juan Yagüe se ganó el apodo de “carnicero”.

A día de hoy Yagüe, al igual que Queipo de Llano o Mola siguen siendo honrados, y las distinciones establecidas por la dictadura franquista siguen hoy vigentes, y de hecho ostentan y reivindican los cuerpos legionarios de El Tercio “Duque de Alba”. Esta unidad legionaria asentada en Ceuta, hace alarde de su historia reivindicando el papel que tuvo en la masacre de esta ciudad el general Yagüe y las medallas y condecoraciones se siguen realizando por este motivo, refiriéndose a aquellas actuaciones como “hechos heroicos y ejemplarizantes de nuestros predecesores” como consta en un vídeo difundido por “El Faro Ceuta”. Una prueba más de que el fascismo en España se sigue promoviendo de manera explícita y sin ninguna consecuencia, algo lógico, por otro lado, pues el Estado de hoy no es más que el mismo Estado fascista de Franco, con un ligero retoque reformista cuyo maquillaje ya ha desaparecido con el paso del tiempo.

Estos hechos que en cualquier lugar se recordarían como ejemplo espantoso, se han mantenido silenciados, al igual que la ocupación de 3.000 fincas en la provincia de Badajoz tan sólo unos meses antes del alzamiento nacional. La desmemoria tiene un doble objetivo claro, excluir de la conciencia la lucha por la dignidad y el reparto de tierras y por otra la impunidad a los criminales fascistas.

Los herederos de tan horribles crímenes se sientan en el Congreso orgullosos de las hazañas de sus predecesores franquistas. No renuncian a su pasado golpista, fascista y criminal.

La esperanza de cambio que los extremeños depositaron en la Transición ha resultado ser una nueva forma de saqueo, las tierras puestas en regadío por el Estado permanecieron en manos de los grandes propietarios.

Hoy en día se sigue saqueando a Extremadura, antes de mano de los caciques locales y ahora de manos del lobby energético nuclear y llevando a cabo proyectos de exploración para obtener litio necesario para los coches eléctricos.

El sistema capitalista se basa en las relaciones económicas de dominación y expolio ecológico y explotación del ser humano. Extremadura es ejemplo claro de colonización como área periférica condenada al abastecimiento y el vertido, cumpliendo así una función de neo-extractivismo dentro del territorio español, al igual que lo hacen otros con países subdesarrollados.

Mientras las empresas saquean las materias primas de la región, miles de extremeños tienen que salir como mano de obra por falta de trabajo en Extremadura, contribuyendo así a la despoblación del territorio dejando manos libres para que políticos, netamente fascistas, desde Ibarra hasta Guillermo Fernández Vara, en connivencia con el capital, decidan a puertas cerrada el futuro de la región para seguir saqueándola.

Estudiar los sucesos concretos en un territorio nos ayuda a comprender el funcionamiento más general del imperialismo. Los trabajadores tenemos que entender que en este sistema criminal no tenemos ninguna posibilidad ya no sólo de prosperar, sino de sobrevivir.

No es una exageración la prueba palpable la tenemos en cómo el fascismo está aumentando porque los monopolios lo están promoviendo de forma implícita o explícita según el territorio. El fascismo es sinónimo de guerras, explotación, saqueo, esclavitud y muerte para lograr el enriquecimiento de una minoría, pero también de descomposición máxima del capitalista, de su putrefacción, de su fase terminal. Los autodenominados demócratas burgueses no dudan en aplicar medidas reaccionarias de todo tipo cómo la ley mordaza, para que el pueblo desista en luchar por lo que es suyo.

Es por tanto crucial para el ser humano acabar con este sistema asesino. Saber y tener claro que los enemigos de los trabajadores y trabajadoras son los mismos que legitimamos en las elecciones. Para ellos solo somos sujetos pasivos sin ningún poder de decisión.

Sólo construyendo el Socialismo lograremos ser dueños de nuestro propio futuro y verdaderos sujetos activos que participan de forma real en los acontecimientos de nuestras vidas.

 

Los trabajadores no tienen nada que perder, salvo sus cadenas, en cambio tienen un mundo por ganar”. Karl Marx

 

Maribel García, militante PCOE en Badajoz

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