El Estado fascista español avanza en su represión
En febrero de 2021, miles de personas salían a las calles a lo largo y ancho del Estado español para manifestar su rechazo ante el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel. La injusticia contra Hasel, pero sin duda también el paro, la incapacidad de acceder a la vivienda y, en general, la falta de perspectivas de futuro, echaron a la calle a muchos trabajadores, principalmente jóvenes, a hacer frente al aparato represivo del Estado. Las protestas, que duraron casi dos semanas, se saldaron con 102 detenciones en Cataluña.
No es un secreto para nadie que Pablo Hasel era una voz crítica dentro de la cultura popular, que se encargó de señalar a representantes del capitalismo español como la familia Borbón, así como a empresarios y oportunistas de todo pelaje. Sin embargo, ante unas protestas tan sonadas que dieron la vuelta al mundo, los medios de comunicación comenzaron a intoxicar la figura del rapero para que pareciese más un delincuente de poca monta que una figura pública que critica abiertamente al capitalismo.
La prensa internacional no tardó en escribir ríos de tinta sobre la situación de la democracia en el Estado español, principalmente sobre la libertad de expresión. Y es que es un secreto a voces que la mano de Francisco Franco sigue firmando sentencias, ya sea en forma de Operación Araña, ya sea contra raperos como La Insurgencia, Pablo Hasel o Aitor Cuervo o contra una persona anónima que lleve un bolso con el acrónimo “All Cats Are Beautiful”. El Estado fascista español es paranoide porque está en bancarrota y ve peligros a la vuelta de cada esquina porque su debilidad es máxima, sin duda es uno de los eslabones más débiles de la cadena imperialista europea.
Más de un año después conocemos una sentencia fruto de las detenciones en las protestas de 2021 por la libertad de Pablo Hasel. Ahora, la víctima es el escocés William Aitken y las pruebas que se presentaron contra él han sido simplemente el testimonio de dos Mossos d’Esquadra – los que para ERC y Junts son “la policía del poble” -, los cuales alegaron que Aitken entorpeció la labor de los agentes, dando validez esto al discurso difamador de la prensa: barricadas con contenedores, lanzamiento de piedras y crear desperfectos en el mobiliario público. Por supuesto, dichos testimonios se consideraron más que suficientes para dictar sentencia.
En los tiempos que corren, estas sentencias que salen a la luz en los medios de comunicación buscan también un objetivo muy específico: instaurar el miedo en la clase obrera para que no reclame sus derechos. Esto es muy importante, porque los monopolios están tirando cada vez más de una goma que tarde o temprano acabará por romperse y los trabajadores más vulnerables no tendrán más remedio que reclamar una vida digna, pues muchos hoy en día también viven en una cárcel sin haber recibido ningún tipo de sentencia, una cárcel que les lleva incluso a la consecuencia última de la muerte.
Las protestas por Pablo Hásel han sido una muestra del descontento que existe en la población con el capitalismo, con la explotación del hombre por el hombre. Sin embargo, también han sido un ejemplo de lo volátil que es el movimiento obrero hoy día. Las causas de las manifestaciones, concentraciones y huelgas son justas, pero al encontrarse en la mayoría de sus casos desligadas de la lucha de clases y de la unión de la clase trabajadora, estas convocatorias acaban por diluirse y sus participantes por desorganizarse. Basta ver cómo la rabia que se sentía en 2021 por el encarcelamiento de Hasel y por la situación económica ha ido menguando, de forma que en 2022 apenas quedaba rastro de ese malestar a pesar de que la bota imperialista y fascista aprieta cada vez más el cuello y la cabeza de la clase obrera.
Por todo ello, se muestra la necesidad de la construcción del Frente Único del Pueblo (FUP) que otorgue a la clase obrera órganos de poder y lucha que doten de persistencia y fortaleza a la lucha contra el capitalismo y su criminal Estado y en pos de la consecución del socialismo, construcción del Frente Único del Pueblo que se convierta en un órgano de toma de decisiones de la clase obrera para que esta se desgaje de una vez por todas del control burgués de la producción, sobre el cual se construyen los aparatos represivos para garantizar los beneficios de los empresarios. El Frente Único del Pueblo (FUP) deberá ser el que, por la vía revolucionaria, dirija a los trabajadores hacia la conquista del Poder y la socialización efectiva de la producción uniendo todas las luchas en una única lucha de clases contra los monopolios y su Estado. De esta forma es como crearemos también una justicia verdaderamente proletaria, un aparato que reprima cualquier vestigio de la explotación del hombre por el hombre y que vele por la garantía del desarrollo de las cualidades humanas. Porque únicamente se puede acabar con la violencia y la represión acabando con quién lo crea, acabando con el capitalismo y con la dictadura criminal de la burguesía.
¡Ante la represión fascista, organización obrera!
¡Por la construcción del Frente Único del Pueblo!
¡Por la construcción del Socialismo!
Secretaría de Agitación y Propaganda del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)