El Capital se enriquece durante la pandemia: La fortuna de los millonarios crece hasta un 20%
La crisis mundial no ha hecho más que evidenciar de nuevo la realidad manifiesta del sistema capitalista. Mientras la población a nivel mundial sufre las miserias de una nueva crisis financiera, los grandes explotadores se enriquecen a un ritmo vertiginoso.
Simultáneamente a la realidad que padecen millones de obreros a lo largo y ancho del globo, perdiendo sus empleos y con ellos su única fuente de ingresos, las principales cabezas visibles de la burguesía aumentan hasta en un 20% sus beneficios, siendo el Estado español un vivo ejemplo de esto con un desempleo que llega a unas cifras no vistas desde la crisis financiera de 2008, con casi un 16% de paro, a la vez que las principales riquezas del Estado aumentan sus beneficios de igual forma en más de un 16%.
Amancio Ortega, el dueño de Inditex y octavo hombre más rico del mundo, ha aumentado durante la cuarentena su fortuna en 1700 millones (+17’42%); su hija, Sandra Ortega, segunda en el ranking de riqueza del Estado español, ha visto aumentada su fortuna en 721 millones (+14’5%); Rafael del Pino y Calvo-Sotelo, presidente de Ferrovial, ha crecido en 1081 millones (+40’2%); la fortuna de Miguel Fluxá Rosselló, dueño de la cadena de hoteles Iberostar, se ha disparado un 50% pese a la crisis turística, es decir, hoy posee 540 millones de euros más que hace dos meses; y Florentino Pérez, el presidente de ACS y del Real Madrid, no se queda atrás, pues ha visto aumentado en 450 millones de euros sus reservas (+41’6%).
A la vez que los principales explotadores y parásitos de la sociedad siguen aumentando su riqueza, los trabajadores quedamos a merced de la desolación fruto de la nueva crisis del sistema. Quedamos así a la merced de los parásitos del capital, tanto en forma de los grandes empresarios como de sus lacayos de la Unión Europea y sus usureros rescates. Pero, como hemos señalado al principio del texto, esta realidad no es exclusiva del Estado Español. El mayor ejemplo se encuentra, como no podía ser de otra forma, en los EE.UU., principal abanderado y máximo exponente del capitalismo en su fase monopolista.
Más de 40 millones de trabajadores han perdido su empleo durante el transcurso de esta crisis mientras que los multimillonarios estadounidenses vieron aumentar su patrimonio neto en medio billón (exactamente 526.000.000.000$) con ejemplos como Mark Zuckerberg (Facebook) +46,2%, Jeff Bezos (Amazon) +30,6% o Elon Musk (TESLA) +48%. Estamos presenciando como los mayores representantes de la gran burguesía aumentan de forma ingente sus beneficios durante la mayor crisis jamás vista en los EE.UU., superando la histórica e infame crisis del Crack del 1929 y la posterior Gran Depresión.
Mientras tanto, el capital reduce al obrero a una simple mercancía comerciable, condenándolo a la explotación por medio del trabajo forzado de la sociedad capitalista. Con la nueva crisis cíclica de este sistema de producción anárquico e inviable política y económicamente, con la consecuente agudización en la contradicción existente entre el desarrollo de las fuerzas productivas constreñidas por las relaciones de producción del capitalismo, observamos como el trabajo se manifiesta hoy día como la expresión objetiva de la miseria y la impotencia del obrero. Cosa que ya se encargó Marx de describir:
“En la presuposición de la propiedad privada, mi individualidad se externaliza hasta el punto que odio esta actividad y que es un tormento para mí. Más bien sólo es entonces la apariencia de una actividad, sólo es una actividad forzada, que me es impuesta por una necesidad externa y accidental, y no por una necesidad interna y determinada.”
De nuestra explotación y miseria dependen directamente los ingentes beneficios logrados por la burguesía en todo el mundo. El trabajo que la clase obrera realiza, y que pierde, es apropiado por el capitalista; el trabajo que realizamos no es algo propio que nos pertenezca, sino que pertenece al capitalista. Sin el trabajador, los Ortega, Musk y Bezos de turno no son nada, pues su labor es la de parasitar la producción y el esfuerzo de la clase obrera. Es por ello por lo que la construcción del socialismo, de la dictadura del proletariado, se configura como imprescindible para el fin de este sistema criminal, la superación positiva de la propiedad privada y la apropiación de la producción, el trabajo y toda la riqueza del desarrollo anterior.
Por último, es preciso señalar el papel que juegan los medios de comunicación como propagandistas de los capitalistas y de la ideología burguesa. Es en esta misma labor donde se produce la alienación de la clase trabajadora a nivel psicológico, personal, como una consecuencia inherente de las relaciones sociales y de la estructura del sistema capitalista. La dominación del capital sobre la clase trabajadora se expresa a través de esta alienación, pues el Estado no se limita a ejercer su dominio a través de la explotación y la violencia sistemática desde sus instituciones, sino que necesita y usa los medios de comunicación para legitimar esa acción opresora, criminalizando a sus posibles enemigos y sirviendo de altavoz para explotadores y fascistas.
Éstos, como buenos lacayos de la burguesía, han invertido sus esfuerzos en señalar a los trabajadores, y en particular a la juventud, como principales culpables de la pandemia, a la vez que alababan cada insignificante acto de “caridad” de las grandes fortunas. Este incesante trabajo de blanqueamiento por parte de estas instituciones a la gran burguesía, mientras usan a la clase trabajadora como chivo expiatorio en la vorágine de la producción, no muestra más que la necesidad imperante de la burguesía a la hora de manipular a las masas al objeto de alejar cualquier rastro de responsabilidad del sistema sobre la miseria.
El socialismo se nos presenta como la única opción, como el único camino. Debemos derrumbar esta cúspide de inhumanidad que supone la explotación capitalista. La propiedad, el capital y el trabajo asalariado representan elementos de dominación económica en la cadena imperialista. El imperialismo es ahora mismo un sistema plenamente caduco, quebrado, y la clase obrera es el sujeto revolucionario llamado a cumplir la misión histórica de acabar con el capitalismo, eliminando cada ápice del Estado anterior y construir un poder completamente nuevo.
¡TRABAJADOR, ORGANÍZATE CON EL PCOE!
COMITÉ REGIONAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE) EN LA REGIÓN DE MURCIA