Desenmascarando al oportunismo, desenmascarando a la escisión de Ástor García
A principios de marzo de este año, la escisión del PCPE realizada por Ástor García y sus acólitos, firmando como Comité Central del PCTE, hicieron público un llamamiento “a la clase obrera, al pueblo trabajador y a los comunistas de España” para que se sumen, junto a dicha escisión del PCPE, “a la lucha por conquistar y construir un país para la clase obrera”.
Aunque exista la casualidad, los fenómenos atienden mucho más a la causalidad que no a la casualidad y, sin duda, este proceso de fraccionar, todavía más, al Movimiento Comunista Español no tiene absolutamente nada de casual, ni de novedoso, sino que periódicamente se repite hundiendo sus raíces, por un lado, en que en el seno del Movimiento Comunista Internacional siguen rigiendo principios ajenos al leninismo que nos han llevado a los comunistas y a nuestra clase social, momentáneamente, a la mayor de las derrotas como consecuencia de continuar impregnados por el oportunismo y por la reiteración de fórmulas ya fracasadas al objeto de fabricar un “nuevo” Movimiento Comunista Internacional a imagen y semejanza de algunos, sin importar que las bases de esa edificación sean inestables porque no se sustenten en los principios propios del marxismo-leninismo, sino que se hace en base a postulados tan inconsistentes, y tan ajenos al leninismo, como el amiguismo y el seguidismo. Por otro lado, ese oportunismo que impregna al Movimiento Comunista Internacional guía la teoría y la práctica de un número importante de partidos comunistas del mundo y, como no puede ser de otro modo, también del estado español.
El Partido Comunista Obrero Español (PCOE) ante los hechos que acontecen, y ante el ejercicio de engaño y de revisionismo realizado por la escisión de Ástor García, saliendo en defensa del Movimiento Comunista Español y de la clase obrera, tiene la obligación de denunciar al oportunismo en su acción de engañar a los comunistas del estado español, así como a la clase obrera, fundamentalmente a su parte más joven.
En dicho llamamiento de 3 de marzo de 2019, la escisión del PCPE de Ástor García expresa lo siguiente:
“A los y las comunistas de España, tanto si estáis organizados o en vuestras casas, con camaradería y respeto os decimos que el PCTE es heredero de la lucha comunista que viene desarrollándose en España desde la creación en nuestro país de la primera Sección Española de la Internacional Comunista. Del PCE de José Díaz y de Dolores, del PCOE de Líster —que denunció la traición de Carrillo— y del PCPE —y de las organizaciones que se unieron para crearlo en aquel Congreso de Unidad de 1984— que fue capaz de organizar en todo el país a los comunistas que resistieron como mejor pudieron al eurocomunismo y al posterior triunfo contrarrevolucionario en la URSS y el resto del bloque socialista europeo”.
Ante ello nos preguntamos ¿Se puede ser heredero del PCOE de Líster y del PCPE a la vez? ¿Se puede ser heredero del PCOE de Líster y del PCE de Dolores? Es evidente que la respuesta a ambas preguntas es no, a tenor de lo que dicta la historia, como podremos comprobar más adelante. Y es que ese razonamiento únicamente lo puede emitir o un ignorante o un traidor, alguien que enarbole la bandera del engaño y la mentira al objeto de atraer a los obreros con más inquietud hacia la ciénaga del oportunismo, o lo que es lo mismo, continuar traicionando a la clase obrera, al Movimiento Comunista Español, al marxismo-leninismo, postergando el proceso revolucionario en el estado español. Y es que, aunque resulte una obviedad, la realidad inapelable es que el PCTE es una escisión del PCPE y que esa escisión se produce por inducción desde el exterior del PCPE, en un nuevo capítulo de injerencia de los muchos que se han escrito a lo largo de la historia del comunismo español.
La intervención de la URSS en Checoslovaquia, en agosto de 1968, al objeto de frenar la contrarrevolución llevada a cabo por trotskistas, socialdemócratas y demás elementos de la burguesía que operaban desde el interior del Partido Comunista de Checoslovaquia, estimulada por los EEUU y sus esbirros europeos, desencadenó diversas respuestas por parte de los partidos comunistas del mundo. El oportunismo de derechas encarnado en el Partido Comunista Francés, el Partido Comunista Italiano, el Partido Comunista Belga o el Partido Comunista de España (PCE), se opusieron a la intervención soviética en Checoslovaquia.
Dirigentes como Lenin o Stalin, por su personalidad y su fortaleza ideológica y por su popularidad entre las masas, consiguieron mantener a raya a las fuerzas oportunistas, a los elementos vacilantes y burgueses en el interior del Partido. Sin embargo, la correlación de fuerzas entre marxistas-leninistas y oportunistas fue deslizándose favorablemente a favor de éstos últimos tras la muerte del camarada Stalin, siendo el XX Congreso del PCUS el punto donde los oportunistas empiezan a sentar las bases del proceso de destrucción de la URSS y, con ella, del campo socialista. Congreso en el que ya la correlación de fuerzas era favorable a los oportunistas, a los agentes de la burguesía en el interior del Partido. De hecho, la declaración del PCE de 1956 “Por la reconciliación nacional, por una solución democrática y pacífica del problema español” ya reflejaba con claridad esta deriva oportunista y, vergonzantemente, apostaba por la conciliación de clases y por la democracia burguesa abjurando abiertamente del marxismo-leninismo.
En el seno del PCE los hechos de agosto de 1968 en Checoslovaquia fueron la mecha que hizo estallar el conflicto, el cual estuvo latente durante décadas en el Partido. Si procedemos a la lectura de la portada del número 1 – año XLII del Mundo Obrero de septiembre de 1970, órgano de expresión del PCE VIIIº Congreso, comprobamos que en él se señala lo siguiente:
“La crisis que sufre nuestro Partido se manifestó abiertamente al producirse los acontecimientos de Checoslovaquia en agosto de 1968. Carrillo y su grupo impusieron al conjunto del Partido una posición que no compartían ni comparten la aplastante mayoría de nuestros camaradas.
Pero la raíz de esta crisis viene de lejos. Desde hacía años se iba acumulando un gran descontento dentro del Partido como consecuencia de las desviaciones oportunistas de derecha y de izquierda en las orientaciones y planteamientos de Santiago Carrillo y por la sistemática violación del centralismo democrático. (…)
Pero en agosto de 1968 algo empezó a ponerse en claro. Carrillo y su grupo descubrieron sus planes que consistían en despojar al Partido de su carácter clasista e internacionalista. La furiosa campaña antisoviética y antisocialista, las concesiones al adversario de clase, los múltiples atropellos dentro del Partido y la práctica carrillista del terror político eran hechos tan evidentes e indignantes que sensibilizaron al máximo a centenares y miles de nuestros afiliados.
!!Basta!!, fue el grito clamoroso de muchos militantes en España y en la emigración. Había llegado el momento de definirse, de poner freno al revisionismo, al nacionalismo y al antisovietismo de Carrillo y de sus incondicionales. La pasividad ante esos elementos extraños al Partido hubiera sido tanto como hacerse cómplices de una política y unos métodos antileninistas.
Lo que nos divide a la mayoría de los comunistas españoles del grupo revisionista no es única ni fundamentalmente la actitud de los acontecimientos de Checoslovaquia. Lo que nos separa de ese grupo sin principios es el antisovietismo, es la claudicación ante la burguesía y son los métodos terroristas que Carrillo y su equipo practican contra el Partido. Lo que está en juego es la existencia misma del Partido en tanto destacamento marxista-leninista de la clase obrera. Carrillo quiere liquidar ese tipo de Partido. Nosotros queremos conservarlo y reforzarlo. (…)
Pese a todas las restricciones, justificadas unas y no justificadas otras, la lucha de opiniones en el seno de la dirección no podía ser abolida. Esa lucha de opiniones ha existido siempre pues es inevitable en todo organismo vivo. Pero hay que decir que desde el año 1956 cuando Santiago Carrillo tácticamente con la máxima dirección del Partido, esa lucha de opiniones ha sido restringida e incluso ahogada en muchos casos.
Carrillo que antes de escalar el cargo de secretario general quiso presentarse como el defensor de la dirección colectiva frente a otros dirigentes, en cuanto se hizo con el poder en el Partido se fue transformando un auténtico déspota. Cada momento conflictivo en la dirección, desde 1956 hasta hoy, ha concluido inexorablemente con la liquidación o el intento de liquidar a los que se oponían al secretario general.
Todos los camaradas que han ocupado cargos de responsabilidad en ese período tienen en ello su parte de responsabilidad.
El último ejemplo de este sistema carrillista, tan extraño al leninismo, es lo ocurrido con los camaradas Eduardo García y Agustín Gómez como consecuencia de sus posiciones divergentes con la mayoría de la dirección. En todos los partidos comunistas donde se manifestaron divergencias respecto a los acontecimientos de Checoslovaquia se procuró evitar rupturas. Carrillo hizo todo lo contrario.
Pero ahora tenemos lo sucedido con los camaradas Enrique Líster, José Bárzana, Celestino Uriarte, Luis Balaguer y Jesús Sáiz. Cuando esos camaradas intentan defender sus opiniones ante el Comité Central, Santiago Carrillo se opone brutalmente mediante procedimientos incalificables.
Es decir, el sistema de Carrillo cierra los cauces que permitirían resolver las diferencias de una manera positiva. Su línea es crear situaciones irreparables, de ruptura completa y, si es posible, de aniquilamiento del contrario, ‘quien no está conmigo está en contra del Partido’, ese es el lema del actual secretario general.
Muchos miembros del Comité Central son conscientes de lo que decimos anteriormente. ¿Tendrán esos camaradas la valentía de romper amarras y de poner por encima de todo los intereses del Partido? El tiempo se encargará de dar respuestas a estas preguntas. Lo que sí podemos decir es que los camaradas que no obren así terminarán hundiéndose en el cieno junto a Carrillo y sus incondicionales.
El carácter oportunista del Carrillismo tiene su expresión más evidente en la política de cuadros que practica su figura más destacada. De tal suerte, el Comité Central y el Comité Ejecutivo se han ido transformando en instrumentos puramente decorativos y al servicio de los intereses particulares del grupo de Carrillo. Esperemos que los camaradas que aún conservan su dignidad comunista sabrán liberarse de complejos y cumplir con su deber.
El papel desempeñado por Dolores Ibárruri en toda esta historia no puede ser más lamentable. Ella se ha convertido en la tapadera del revisionista Carrillo y en represora de sus camaradas de lucha. Dolores Ibárruri, con su conducta, ha destruido el respeto que disfrutaba en nuestro Partido, en España y en el Movimiento Comunista Internacional.
En esas condiciones, los miembros del Comité Ejecutivo y del Comité Central que, al igual que centenares y miles de otros militantes, han dicho ¡Basta! al grupo antipartido, son los verdaderos representantes del sentir del Partido, de los que no aceptan que el Partido Comunista de España se transforme en un partido ‘obrero burgués’.”
Debiera saber la escisión del grupo de Ástor García, que firman como PCTE, que esa denuncia de los marxistas-leninistas encabezados por Líster era contra el PCE de Dolores Ibárruri, que era la presidenta del partido del que ellos se reivindican. Como se puede comprobar, no se puede ser heredero “del PCOE de Líster —que denunció la traición de Carrillo—” y del PCE de Dolores, que era el PCE de Carrillo, a la vez que ese PCE nada tenía que ver ya con el Partido glorioso de José Díaz. Como se puede comprobar, de lo que son herederos este grupo de Ástor García es del oportunismo, del carrillismo que lo llevan en vena y así lo acreditan con su revisionismo y con las mentiras que vierten al proletariado.
En ese mismo número 1 de Mundo Obrero de septiembre de 1970 del PCE VIIIº Congreso se hace público un “COMUNICADO” donde se describen los atropellos de Carrillo y su grupo, entre los que se encontraban Dolores Ibárruri e Ignacio Gallego, en el Comité Ejecutivo y en el Comité Central, de cómo maniobraban y cercenaban el debate; de cómo reprimían a sus miembros. Asimismo, dicho “COMUNICADO” contenía la denuncia, las acusaciones de Enrique Líster contra Carrillo que éste impidió leer a Líster en el pleno del Comité Central. ¡Veamos qué referencia hace sobre Ignacio Gallego!:
“No debe olvidarse que Carrillo había apartado, de hecho, a Líster de sus funciones de miembro del Comité Ejecutivo en Febrero de 1970, empleando los más brutales procedimientos autoritarios, como se podrá comprobar por las cartas que este último ha dirigido a los miembros del C.C. y que próximamente se harán públicas.
Lo mismo que había hecho con los cc. Eduardo García, Agustín Gómez, Rafael Martínez (secretario de la organización del P.C.E. en la U.R.S.S.), Luis Arrieta, Teodoro Ibáñez y otros muchos camaradas, Carrillo quería utilizar el Pleno del C.C. para convertir a Enrique Líster y a otros miembros del C.C. de acusadores en acusados. El papel de fiscal se lo encargó a su incondicional Ignacio Gallego, ducho en la ejecución de las arbitrariedades de Carrillo”.
En junio de 1973 se celebró el Congreso Extraordinario donde lo que era PCE VIIIº Congreso se constituye en nuestro Partido Comunista Obrero Español (PCOE), donde quedan integrados todos aquellos camaradas que consideraban que el PCE estaba tan carcomido que era irrecuperable como partido marxista-leninista y veían esencial la construcción de un partido marxista-leninista español. Es así como nació el PCOE en ese año 1973 y eso es lo que seguimos siendo hoy, el partido marxista-leninista del estado español. En Mundo Obrero, año XLIII nº9, de la segunda quincena de julio de 1973 se publicaban las resoluciones aprobadas por el Congreso Extraordinario, donde una de ellas bajo el título “EL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL” expresaba claramente lo que es nuestro Partido y su lugar en la Historia:
“El Congreso Extraordinario ha acordado por unanimidad cambiar el nombre del Partido por el del “PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL”.
La modificación del nombre del Partido obedece a razones de orden interior y exterior.
Entre las primeras, el Congreso ha señalado que el nombre de Partido Comunista había sido desvirtuado por el carrillismo; éste lo había convertido en un partido reformista y nacionalista, en un tipo de ‘partido obrero burgués’ que, encubierto con una fraseología seudomarxista, ha renunciado a la revolución socialista y ha sustituido la lucha de clases por una política conciliadora para integrarse en los mecanismos de la sociedad del capitalismo monopolista de Estado (…)
El Partido Comunista Obrero Español no rompe con las tradiciones revolucionarias del movimiento obrero español y del Partido Comunista de España; es el puente que vuelve a enlazar con el Partido de los años de la revolución democrático-burguesa de 1931, y el Frente Popular de 1936, de la guerra nacional revolucionaria del pueblo español contra el fascismo, del periodo de la clandestinidad y de las guerrillas, del Partido por el que dieron su energía y su vida legiones de revolucionarios.”
A finales del año 1982 el Partido Comunista de Checoslovaquia, y a principios de 1983 camaradas del Partido Comunista Búlgaro, trasladaron a nuestro Partido la opinión del núcleo de partidos comunistas que estaban en el poder en aquél momento, incluyendo al PCUS, sobre que nuestro Partido debía convertirse en el eje que aglutinase a los comunistas españoles que estaban fuera del PCE con objeto de reagrupar a las múltiples escisiones que se habían producido por las incontables fracturas del PCE para, posteriormente, desalojar a Carrillo del PCE para lo que tendríamos el apoyo de dichos partidos comunistas. Nuestro Partido rechazó prestarse a desarrollar esa labor. Y es que, por un lado, el PCOE nació como consecuencia de la degradación y descomposición del PCE, que dejó de ser un partido leninista estando carcomido por la corrupción ideológica, siendo irrecuperable, por ello la necesidad de construir un auténtico partido leninista; y por otro lado, nuestro Partido siempre ha tenido claro que el partido marxista-leninista se construye como las catedrales, piedra a piedra, y que si una piedra no sirve se desecha y se busca otra que encaje perfectamente. Así pues, la construcción del partido del proletariado, de la vanguardia revolucionaria del proletariado, no puede ser juntando a un conglomerado de individuos aislados o una suma de organizaciones que no sean homogéneas política e ideológicamente para, de la noche a la mañana, conformar el Partido mediante ese mecanismo. Y es que el Partido que debe dirigir al proletariado en lucha, en movimiento, debe ser una organización centralizada que requiere de homogeneidad ideológica y política de sus miembros con el fin de estar estrechamente unidos, y cuando nos referimos a unidos nos referimos en términos de cohesión absoluta del Partido en base a la triada compuesta por tener plenamente definidos sus objetivos inmediatos y finales del movimiento, tener claros sus métodos de lucha así como sus principios organizativos o forma de agruparse. Y es que una cosa es el partido leninista, el estado mayor del proletariado en lucha, y otra cosa es una suma de individuos aislados heterogéneos en lo ideológico, en lo organizativo y en lo táctico y, en muchos casos, hasta en lo estratégico.
La propuesta planteada al PCOE, pues, se incardinaba en la línea política de la URSS de aquel periodo de combatir el antisovietismo, que era diferente a combatir al oportunismo y defender el marxismo-leninismo pues, al fin y al cabo, lo que se nos planteó, aparte de otra injerencia en el Movimiento Comunista Español, era una manera de actuar ajena a los principios del marxismo-leninismo y de cómo, en nuestro criterio, debe construirse el Partido.
Meses después, a finales de 1983, Ignacio Gallego – quién durante décadas no dudó en ser el brazo ejecutor de Carrillo en múltiples atropellos contra destacados miembros del Comité Ejecutivo y del Comité Central del PCE – dimitió como miembro del Comité Ejecutivo y del Comité Central del PCE. Y escasos tres meses después, en enero de 1984, se celebró en Madrid un “Congreso de Unidad Comunista”, como denominaron los convocantes, donde de la confluencia de diversas organizaciones y partidos heterogéneos en lo político y en lo ideológico – Células Leninistas, PCEU, PCC, Movimiento por la Recuperación y Unificación Comunista y Movimiento por la recuperación del PCE – dieron lugar, casi de la noche a la mañana, a lo que denominaron al PC., que finalmente fue el PCPE, resultando elegido Ignacio Gallego como su secretario general. Con casi toda seguridad, si el PCOE un año atrás hubiera aceptado ser el aglutinador de las múltiples escisiones producidas del PCE, tal y como nos plantearon los camaradas del Partido Comunista Búlgaro, este proceso de nacimiento del PCPE no se habría dado jamás.
Como se puede comprobar nuevamente, la escisión de Ástor García, bajo la firma PCTE, hace un nuevo ejercicio de engaño, de oportunismo, al señalarse herederos, a la vez, “del PCOE de Líster —que denunció la traición de Carrillo— y del PCPE —y de las organizaciones que se unieron para crearlo en aquel Congreso de Unidad de 1984—”, pues, como se puede comprobar, el PCOE y el PCPE son dos partidos cuya génesis es diferente, cuya concepción de lo que es un partido comunista, así como de la forma de cómo se debe construir, son diametralmente distintas, no existiendo homogeneidad ideológica, organizativa ni de táctica entre nosotros. Pero todo eso bien poco le importa a dicha escisión oportunista de Ástor García.
Como se puede comprobar, la historia se repite, primero como tragedia y después como farsa. A tenor de lo que hemos narrado, cambiando los nombres de los protagonistas el fenómeno es muy parecido. El Movimiento Comunista Internacional poco ha cambiado en su forma de funcionar, en sus injerencias en el Movimiento Comunista Español, a la hora de hacer escisiones para, posteriormente, hacer otro tipo de movimientos y, mientras tanto, la burguesía sigue avanzando, fundamentalmente, en el terreno ideológico. Hace un mes, el Partido Comunista de México (PCM) expresaba lo siguiente en su red social dirigiéndose a los comunistas españoles:
Nuevamente, el Partido Comunista de México prosigue en su política de injerencia en el movimiento comunista español, actuando de una manera impropia a cómo debe actuar un partido que se reivindica del marxismo-leninismo. ¿Quién es el Partido Comunista de México para decirle a los obreros y a los comunistas españoles quién es el partido comunista en el estado español? ¿Acaso no corresponde al proletariado español determinar quién es su vanguardia? ¿O es que acaso esa función le corresponde al Partido Comunista de México? Cada cual, con sus acciones, queda retratado y esta forma de actuar del Partido Comunista de México, reincidente por otra parte, acredita que su praxis está bastante alejada de los principios del marxismo-leninismo y certifica que dentro del Movimiento Comunista Internacional todavía existen los viejos vicios del pasado que nos han conducido a la situación en la que nos encontramos en la actualidad; dejando en evidencia que es una necesidad imperiosa la construcción de un Movimiento Comunista Internacional nuevo, en el que tengan cabida todos los partidos marxistas-leninistas y en el que rijan los principios ideológicos y organizativos del marxismo-leninismo y no criterios ajenos a éste como son el amiguismo y el compadreo que tanto daño han hecho tanto al Movimiento Comunista como al proletariado.
Lo que nace de la mentira, siempre será una mentira. Hemos comprobado cómo el PCTE se presenta enarbolando el engaño, abrazando el oportunismo, manifestando ser lo que querrían ser, pero no lo que realmente se es. Así, por ejemplo, podemos leer en su página web, en referencia a la cuestión sindical, que la FSM es su referente sindical:
Por otro lado, en la reseña de su evento del 6 de abril, titulado “El PCTE desborda en su presentación el Ateneo de Madrid”, señalan lo siguiente:
Como se puede apreciar, no aparece ningún representante sindical de sindicatos de la FSM sino determinados representantes sindicales de CCOO, a excepción de la compañera represaliada por Carrefour en Leganés que es de CGT, sindicato anarcosindicalista que no forma parte de la FSM. De hecho, esta escisión de Ástor García señalaba en julio de 2017, ante la celebración del 11º Congreso de CCOO, el siguiente saludo a dicho sindicato: “En la actualidad, gran parte de nuestra militancia lucha, junto a los compañeros y compañeras de CCOO, en decenas y decenas de movilizaciones obreras, sector a sector y empresa a empresa”, de tal modo que es, cuanto menos chocante, que una organización tenga como referente a los sindicatos de la FSM pero, en la práctica, gran parte de su militancia está en CCOO, sindicato amarillo al servicio de los monopolios y entregado al capitalismo monopolista de Estado.
Es necesario reparar en un detalle importante de lo que explicita el PCTE en la reseña de su evento, al que acude el Secretario General de la Sección Sindical de CCOO en la Telefónica de Madrid. Hay que recordar que en la Telefónica de Madrid se encuentran los compañeros del sindicato AST, un sindicato de la FSM. Hay que recordar que CCOO en la Telefónica, dirigida por tan insigne orador del acto del PCTE en el Ateneo de Madrid, no sólo se confronta en la Telefónica de Madrid al sindicalismo de clase, a AST, sino que ha firmado un convenio donde, por ejemplo, se introduce el concepto de las disponibilidades a los trabajadores, por no hablar del Plan de Suspensión Individual firmado por CCOO y UGT, firmado por el insigne orador del evento del PCTE como cabeza de la Sección Sindical de CCOO, por el que se han destruido 6.500 empleos en dos años y que el sindicato de clase de la FSM en Telefónica, AST, catalogaba de la siguiente manera en su “Comunicado 03: El experimento del PSI: valoración e inseguridades”:
“Lo primero que hay que decir de este acuerdo firmado por CCOO, UGT y Telefónica es que estamos ante un brutal ataque contra los derechos sociales y laborales de TODA la sociedad. Una sociedad con cinco millones de parad@s, con más de tres millones de familias en riesgo de exclusión, que no pueden pagar el gas, la luz, el alquiler… que son desahuciadas de sus casas. Este es un acuerdo para destruir cerca de 8.000 puestos de trabajo en una empresa con miles de millones de beneficios para convertirlos en trabajo precario, mientras propician que los componentes del IBEX-35 (presididos por César Alierta), junto con toda la cadena de explotación, se sigan llenando los bolsillos a costa de los obreros/as. Reiteramos nuestro rotundo rechazo a este acuerdo que destruye puestos de trabajo.”
La escisión de Astor García manifiesta que su referente sindical es la FSM, pero la realidad señala que en los sindicatos de la FSM no hay nadie de ese partido presente, la realidad señala que su apuesta sindical real – no la retórica – es CCOO, tal y como se refleja en el evento que han realizado y tal como ellos mismos expresaban en su saludo al onceavo Congreso de CCOO donde reconocían que gran parte de su militancia estaba en CCOO. La realidad señala que “El país para la clase obrera” que pregonan lo pretenden implementar con sindicalistas que firman la destrucción de 6.500 puestos de trabajo en dos años, la realidad señala que hablan de salir de la UE pero van de la mano con un sindicato, como CCOO, que no sólo defiende la adhesión del estado español a la UE y que votó a favor de la Constitución Europea, sino que formar parte del sindicato mundial CSI y de la CES que son estructuras sindicales al servicio de los monopolios; la realidad expresa que “El país para la clase obrera” que el PCTE pretende construir lo trata de hacer con aquéllos que se prestan para hacer candidaturas amarillas en los centros de trabajos, que participan en la represión de cuadros del sindicalismo de clase, lo pretenden hacer con un sindicato como CCOO que lleva 40 años sosteniendo la política económica de los capitalistas, firmando subidas salariales por debajo de la carestía de vida, firmando EREs a mansalva y firmando pensionazos como hizo en 1996 o en 2011, lo hacen con un sindicato que ha tenido como Secretario General a un esbirro de la FAES, como fue Fidalgo, un sindicato salpicado por la corrupción – tarjetas Black, caso ERE, etcétera, y que son responsables directos de la situación de desorganización de los trabajadores en los centros de trabajo.
Un militante de un Partido Comunista debe cumplir las tres reglas siguientes: La aceptación del programa y sus estatutos, la contribución económica al partido y, por último, formar parte y actuar en una organización del partido para llevar a la práctica el programa. Resulta que en el PCTE la referencia sindical es la FSM y sus sindicatos, pero, sin embargo, la práctica señala que aquellos militantes del PCTE que están en los centros de trabajo están en CCOO. ¡Curioso partido ese que supuestamente tiene en su programa una referencia que dista en 180 grados con su práctica! Oportunismo, puro y duro.
Es una obligación del PCOE combatir al oportunismo, señalar a los que desde las filas del mismo pretenden engañar al proletariado, salir en defensa del movimiento comunista español y denunciar todo tipo de injerencia. El PCOE defiende la necesidad de la unidad de los comunistas a nivel del estado español y a nivel mundial, tal y como lo expresamos en nuestro programa.
El PCOE no renuncia a la amistad con otros partidos comunistas y a estudiar conjuntamente cuáles son las características que debieran darse para ir construyendo un Movimiento Comunista Internacional auténticamente leninista, labor esencial y obligada de todos aquéllos que formamos parte del Movimiento Comunista Internacional. El PCOE seguirá trabajando por la construcción de un Movimiento Comunista Internacional nuevo, libre de vicios y podredumbres del pasado que nos ha traído al momento actual; asimismo, seguiremos trabajando en el fortalecimiento de nuestro Partido que, sin duda, significa el fortalecimiento marxismo-leninismo en el estado español, y lo seguiremos haciendo fieles a la honestidad y a la ética comunista.
Madrid, 21 de abril de 2019
COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)