Debate sobre el estado de la nación: La burguesía no tiene salida
La pasada semana, tras siete años sin celebrarse como consecuencia de la inestabilidad política existente en el Estado español, donde se han sucedido elecciones, repeticiones de elecciones y mociones de censura, se ha celebrado lo que denominan Debate sobre el estado de la nación. Un lugar donde las diferentes fracciones políticas de la burguesía vierten todo tipo de engaño al pueblo y donde los debates que mantienen demuestran la distancia existente entre el pueblo y los dirigentes políticos de los partidos de la burguesía.
En síntesis, este Debate sobre el estado de la nación ha demostrado la situación precaria en la que se encuentra el imperialismo y, fundamentalmente, la situación de bancarrota del Estado español donde ninguna de las opciones políticas ha sido capaz de dar respuesta a los problemas reales que afectan a la clase obrera. Un Debate marcado, fundamentalmente, por las futuras elecciones generales que se divisan en el horizonte donde la misión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no era otra cosa que segar las alas a su socia de gobierno, la oportunista Yolanda Díaz, demostrando que las medidas que tiene ésta en mente no son más que medidas irrisorias, y la extrema derecha repetir hasta la saciedad ETA y la ley de Memoria Histórica, pues en términos económicos, de dar dineros a manos llenas a los empresarios y de recortes de libertades y sociales al pueblo así como de la guerra imperialista, nada tienen que recriminar al gobierno más progresista conformado por PSOE-PODEMOS-IU-PCE pues todo va en la senda marcada por los monopolios. Y BILDU, protagonista del Debate por parte de los fascistas declarados que están en el Parlamento – PP, VOX, C’s o UPN (o PP pues en esencia son la misma cosa) -, tuvo un discurso clarificador de que la llamada izquierda del sistema, sin duda BILDU es sistema, cada vez se diferencia menos de las posturas de la derecha y de la extrema derecha, políticas que ya asumió en la moción de censura de 2018, y que tras escuchar el discurso de su portavoz Mertxe Aizpurúa, estamos convencidos que referentes abertzales de izquierda como Santi Brouard o Jon Idígoras no dudarán en revolverse en sus tumbas al comprobar que BILDU no es más que una caricatura grotesca que nada tiene que ver con lo que fue Herri Batasuna. Y es que, sin duda, hoy en el parlamento español no hay ningún asiento de la clase obrera, la izquierda no existe en la cámara ubicada en la Carrera de San Jerónimo.
Y para constatar que los capitalistas y sus marionetas parlamentarias no tienen salida y no saben cómo salir de la situación en la que se encuentra el sistema, en una situación de agonía y de caducidad, nada mejor que fijarnos en el diagnóstico que hizo el presidente del gobierno “más progresista” y en las medidas adoptadas, que según el oportunismo más podrido de la historia, y eso que el listón está terriblemente elevado en podredumbre, encarnado por Yolanda Díaz y compañía, suponen un “giro a la izquierda del gobierno” y representan “una voluntad decidida de cuidar a nuestro país y esto es lo más importante y creo que de manera valiente y con firmeza” en palabras de la vicepresidente y diputada del PCE, Yolanda Díaz.
El presidente del Gobierno, para empezar, contextualizó a España como “la cuarta economía de la Unión Europea y pertenece al club de las democracias más consolidadas del mundo”. Una Unión Europea, dicho sea de paso, que cada vez está más fraccionada, avanza inexorablemente hacia su ruptura, y comprueba como en términos económicos su relevancia decrece en el mundo no pasando ya de ser una marioneta norteamericana y que la guerra interimperialista que se desarrolla en territorio ucraniano demuestra la dependencia de Europa de los recursos energéticos rusos. Una Unión Europea que en términos económicos se halla en bancarrota, como lo muestra la devaluación del euro, y donde la política monetaria del BCE lejos de solventar la crisis que estalló en 2008 lo que hizo fue salvar los bancos para hundir a los Estados, donde el Estado español e italiano ya estarían totalmente quebrados de no ser por el dinero ficticio creado por el BCE, quiebra que, sin duda, no sólo afecta a estos Estados sino que también le estallará al Estado más potente en términos económicos de la UE, Alemania, cuyo Banco Central en realidad es el acreedor del Estado español e italiano cuyas deudas son impagables y que, en el caso de que el BCE deje de comprar su deuda, no tardarán en entrar en suspensión de pagos o como agrada decir a los economistas capitalistas imbuidos por la lengua del imperio, en default. Y en lo concerniente a que España es una “democracia consolidada”, el muñidor del Gobierno más “progresista” que dirige Sánchez, Pablo Iglesias, se desgañita un día sí y otro también en los medios de comunicación de la burguesía denunciando el golpismo de las cloacas del Estado, y eso que Iglesias no es más que un oportunista que defiende a ultranza al Estado. Por cierto, un Estado cuya Constitución de 1978 no es más que la Reforma de las Siete Leyes Fundamentales del Movimiento Franquista, esto es, del Estado fascista, donde imperan leyes fascistas, se niegan los derechos democráticos a las naciones que componen el Estado, donde se mira hacia otro lado y se exculpa la corrupción de la Jefatura del Estado y donde las cloacas – periodistas, políticos en el gobierno, jueces, fiscales anticorrupción, policías, etcétera – no dudan en construir todo tipo infundio y montaje al objeto de perseguir a aquél que no tenga el beneplácito de los poderes fácticos del Estado, esto es, de los fascistas que realmente dirigen el Estado.
Por tanto, creemos que alguien que no sabe ni contextualizar donde está como hizo Sánchez difícilmente puede solventar los problemas porque lo que demuestra es no saber ni donde está en pie. Ser la cuarta economía de una Unión Europea en bancarrota no es sinónimo de ser una potencia económica como cree Sánchez y lo de ser una democracia “consolidada” sólo lo puede decir o un alienado o alguien fascista, y sin duda, el PSOE a lo largo de su historia si algo ha acreditado en estos 50 años es ser un puntal del Estado franquista que hoy seguimos padeciendo, y al que se le ha caído el cosmético que le dieron en el 1978, donde gobiernos del PSOE no dudaron en apoyar el terrorismo de Estado a través de los GAL. ¡Menos mal que dicen ser el gobierno más progresista!
Por tanto, Sánchez falla en el contexto. Prosiguió Sánchez su diagnóstico señalando que “hay dificultades: la guerra de Ucrania, la alta inflación y las consecuencias de una terrible pandemia” y “el gran reto hoy de España es la inflación. Para solucionarla primero hay que hacer un buen diagnóstico y afirma que la mayoría de estudios y organismos técnicos indican que el desbocado crecimiento de los precios ha sido provocado por el encadenamiento de dos perturbaciones internacionales únicas en la historia reciente: la pandemia y la guerra en Ucrania”. Sin embargo, la inflación estaba desbocada antes de que se produjera la guerra en Ucrania, y de hecho en 2021 la inflación se situó en el 6,5% y en febrero de 2022 la inflación se encontraba en el 7,6%.
La inflación se produce como consecuencia de la depreciación del dinero al acrecentarse la masa monetaria, ergo la inflación es un fenómeno producido por la política monetaria desarrollada por los capitalistas donde la subida de los salarios no tiene nada que ver con el incremento de la inflación.
El crecimiento de la masa monetaria, si va en relación con el aumento de Producto Nacional Bruto, ese incremento no genera inflación pues la masa monetaria no haría más que reflejar el valor existente. El problema de la inflación desbocada, no sólo en España, sino en el mundo, es que las medidas que los imperialistas adoptaron para “solucionar” la crisis de 2008, la de los rescates de los bancos, las fusiones bancarias, el endeudamiento de los Estados para salvar el sistema financiero, a los bancos, y la consiguiente compra de deuda pública por parte de los Bancos Centrales hizo que el pinchazo de la burbuja financiera se solventase hinchando una burbuja de endeudamiento de los Estados. Y desde entonces la receta para salvar al imperialismo no ha sido otra que hacer dinero ficticio de tal manera que se ha incrementado ad infinitum la masa monetaria con dinero ficticio de forma que en absoluto guarda correlación el incremento de la masa monetaria con el incremento de la producción. Y es por ello el motivo por el que el valor del dinero se desploma y la inflación se dispara. Esto lo ilustran personajes tan relevantes en la economía capitalista como el profesor de Economía y Asuntos Internacionales de la Universidad de Princeton, Paul Krugman, que señalaba el pasado día 10 de abril de 2021 en el diario El País que “la evasión de impuestos es un problema global: el FMI cree que el 40% de toda la inversión extranjera directa es ficticia”. En abril de 2008, el número de dólares existentes en el mundo ascendía a la cuantía de 830.000 millones, sin embargo, en el año 2020 los dólares existentes ascendían a 5 billones. De hecho, el 22% del total de dólares existentes en diciembre de 2020 se imprimieron en 2020. Es decir, en 12 años el número de dólares en circulación se incrementó un 602,41% por la política monetaria aplicada por los imperialistas a través de la Reserva Federal para surtir de liquidez a sus monopolios. Sin embargo, en EE. UU. el Producto Interior Bruto creció un 16,6% entre 2008 y 2020. ¡Ahí es en donde se encuentra la raíz del problema y el por qué la inflación está desbocada azotando hoy a la economía mundial!
Por tanto, Pedro Sánchez, aparte de mostrarse ante el pueblo español como un auténtico ignorante en economía le miente cuando ubica en la guerra de Ucrania y en la pandemia las causas de la inflación desbocada cuando ésta es la consecuencia de las políticas monetarias aplicadas por EEUU y la UE a través de sus Bancos Centrales al objeto de salvar a los bancos y a sus monopolios, de salvar al sistema financiero. Es más, Sánchez miente al señalar la Guerra de Ucrania como causa de la inflación cuando, sin duda, la Guerra de Ucrania es consecuencia de esas políticas monetarias y de un sistema financiero dominado por EEUU y el dólar que supone un obstáculo para las potencias imperialistas emergentes, como China o Rusia, que aspiran a conformar un nuevo sistema financiero donde se refleje plenamente la hegemonía económica de éstas, máxime cuando las economías de las potencias imperialistas en decadencia, como EEUU y Europa, se sustentan con dinero ficticio, con papeles que nada valen.
El Presidente del Gobierno falla en el contexto, falla en el diagnóstico, no puede más, pues, que fallar en las soluciones.
La primera medida es posicionarse en la guerra apoyando a Ucrania, demostrando ser una marioneta de EEUU sin preocuparle lo más mínimo la seguridad del pueblo español que dice defender. Señaló Sánchez para justificar esta medida que “España ha tomado partido en el conflicto ucraniano: defender Europa es la mejor estrategia para defender España, somos un país pacifista y no puede haber equidistancia entre el agresor y el agredido”. Un país pacifista no entrega armas a un Estado fascista como Ucrania, un país pacifista no forma parte de una organización criminal como la OTAN, un país pacifista no multiplica su presupuesto militar como Sánchez ha prometido en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid ante su jefe norteamericano, y es cómico escuchar al presidente del gobierno español del PSOE señalar que “no puede haber equidistancia entre el agresor y el agredido” y que le pregunte dónde estaba el gobierno español, y su compañero de partido Javier Solana, en los bombardeos de Yugoslavia, dónde estaba el gobierno español, y su compañero Zapatero, en la guerra en Libia en 2011, o dónde estaba el gobierno español en la guerra de Iraq, siempre con los agresores, siempre de limpiabotas del imperialismo norteamericano y su marioneta europea. En la coyuntura actual limpiarle las botas a los EEUU tiene un coste económico añadido, no solo con los efectos producidos a España y Europa por las sanciones a Rusia, no solo por el deterioro del euro con respecto del dólar que reflejan la debilidad de la economía europea, sino por tener que adoptar una serie de posicionamientos para agradar a su amo norteamericano, como por ejemplo es vender vilmente a los hermanos saharauis y estrechar lazos con la satrapía marroquí que, para empezar, ya ha afectado a las relaciones con Argelia y el consiguiente incremento del gas argelino que, lejos de atajar la inflación lo que hace es desbocarla más haciendo que el pueblo pague la servidumbre de Sánchez y su gobierno a la potencia más asesina que ha parido la historia: los EEUU.
El segundo bloque de medidas adoptadas por Sánchez para combatir la inflación pasa por “proteger a los ciudadanos, la industria y las empresas con las siguientes medidas: prolongar la bonificación del carburante, extender la limitación de la subida del alquiler, establecer descuentos en el IVA energético, reforzar el IMV y elevar las pensiones no contributivas, prorrogar las ayudas a los sectores económicos más afectados, fomentar el transporte público y apoyar a la vivienda”. Algunas de esas medidas ya se han demostrado como fracasadas para combatir la inflación, como por ejemplo la bonificación del carburante que únicamente ha servido para que las empresas petroleras engorden sus beneficios embolsándose dicha bonificación y no los consumidores que han visto como se han multiplicado los precios a pesar del descenso del precio del barril Brent el cual se ha ubicado a niveles de antes del estallido de la intervención militar rusa en Ucrania. Otro que se ha enriquecido con esa medida y el consecuente incremento del petróleo es el Estado que por la vía impositiva está incrementando la recaudación. Otras medidas no son más que brindis al sol, como la limitación de la subida del precio del alquiler o el IMV que, de por sí ya era mera fanfarronería.
La tercera medida del gobierno de Sánchez es la de “asegurarse que las consecuencias de la guerra se repartan de forma justa y equitativa, que no recaigan sobre los más vulnerables. Para ello se va a poner en marcha un impuesto sobre los beneficios extraordinarios de las grandes empresas energéticas, y un impuesto excepcional y temporal a las grandes entidades financieras.”. El entrecomillado es la literalidad de lo expresado por el presidente del Gobierno, de tal modo que el propio Sánchez reconoce que la guerra y el incremento desbocado de la carestía de vida lo que significan son beneficios mayores para los monopolios, beneficios “extraordinarios”. Y es en defensa de los monopolios europeos y norteamericanos por lo que el Gobierno de Sánchez y de PODEMOS-PCE-IU envía armamento al Estado fascista ucraniano y se implica en la guerra del bando norteamericano. Ese impuesto a las empresas energéticas va a tener el mismo efecto que la bonificación del carburante, y esas empresas repercutirán en el precio el impuesto puesto al igual que lo harán los bancos y, por consiguiente, en absoluto valdrá para atajar la inflación sino todo lo contrario. Con lo que los monopolios seguirán ganando y los bolsillos de los trabajadores seguirán perdiendo. Sánchez y su gobierno no son capaces ni tan siquiera de tomar medidas dentro del marco capitalista como serían fijar el precio de la energía o forzar el cobro a la banca de su rescate iniciado en 2012 y que le ha costado a las arcas públicas 175.000 millones de euros al objeto de recaudar y de sostener el IPC por la vía de la energía, aunque el Gobierno olvida que la inflación subyacente – donde la energía está excluida – también está desbocada. El gobierno de PSOE-PCE-PODEMOS-IU, nuevamente, se entrega a los monopolios y traiciona a la clase obrera demostrando que no son más que siervos de los empresarios.
Y mientras tienen manga ancha con los monopolios energéticos y la banca, el cuarto eje del gobierno para combatir la inflación es “continuar alentando a los agentes sociales que logren alcanzar un pacto de dividendos y rentas, para conseguir un acuerdo entre los trabajadores y las empresas que permita contener la subida de precios y repartir de forma justa los costes y los beneficios de la actual crisis.”. Los empresarios repercuten la inflación en los precios de sus mercancías y servicios, que pagan los trabajadores. La subida de los salarios no genera inflación, sino que produce una redistribución del valor entre el burgués y el obrero, es decir, un aumento de la parte correspondiente al obrero y una disminución de la correspondencia al capitalista. El capitalista paga únicamente al obrero como salario una parte mínima de su jornada de trabajo, apropiándose el capitalista de la mayor parte del valor generado por el obrero. El incremento del salario – que se produce siempre con desfase a la subida de los precios, de la inflación – no genera la inflación sino la devaluación del dinero. Los salarios llevan en el Estado español más de 4 décadas devaluándose mediante la política criminal de la moderación salarial suscrita por los gobiernos de turno hasta llegar a Rajoy y los sindicatos del Estado CCOO y UGT. Sin embargo, este gobierno infame, reconociendo que los monopolios están obteniendo ingresos extraordinarios como consecuencia del incremento de la carestía de vida, al igual que el Estado por la vía de los impuestos indirectos, persiguen – otorgando todo tipo de prebenda a CCOO y UGT para tal fechoría –que los trabajadores asuman un mayor saqueo aún, que acepten pagar enteramente la crisis, como siempre pasa bajo en el capitalismo.
El quinto eje propuesto por el gobierno es avanzar en la automatización, en la digitalización y en la militarización de la economía y el sexto un brindis al sol más de este gobierno servil a las grandes empresas, “defender la democracia y las conquistas civiles y sociales” que es la fórmula empleada por este gobierno traidor para justificar el incremento en gasto militar y el servilismo al imperialismo norteamericano.
Con un Gobierno militarista, con una política económica al servicio de los monopolios y enemigo acérrimo de la clase obrera, es normal que la extrema derecha únicamente hablase de la Ley de Memoria histórica – la misma que permite que en las calles de las grandes ciudades y pueblos proliferen nombres de asesinos fascistas -, de los pactos con BILDU y de ETA. Porque en términos económicos y belicistas la política de PSOE-PCE-IU-PODEMOS la podrían suscribir perfectamente la bancada fascista del hemiciclo, demostrando que tanto unos como otros son iguales.
La realidad es que el Gobierno español, y el Estado, no tienen instrumentos para combatir la inflación puesto que no tienen capacidad para realizar política monetaria, transferida al BCE.
El Debate sobre el estado de la nación ha mostrado que el gobierno, y la oposición, no tienen la más mínima noción de cómo afrontar el problema de la inflación, y que no tiene además instrumento alguno para combatir la inflación, con lo que únicamente les queda el engaño, oprimir más a los trabajadores y la guerra, que es la dirección marcada por Sánchez y su gobierno, poniendo en riesgo la vida de todos los habitantes del Estado español. Y lo que acontece en el Estado español no es más que un reflejo de lo que está aconteciendo en los Estados europeos y en los EEUU pues el problema es que el imperialismo se halla en quiebra, es inviable y su caducidad ya ha llegado. Es una necesidad vital para la humanidad que el capitalismo sea enviado al estercolero de la historia.
La única salida que tiene la humanidad es acabar con el capitalismo, es armonizar el desarrollo de las fuerzas productivas con las relaciones de producción, es armonizar el desarrollo humano con las necesidades reales de la humanidad, es planificar la economía para cubrir las necesidades del conjunto de seres humanos que habitan el mundo y garantizar una vida digna para todos ellos en concordia con la naturaleza acabando con la anarquía de la producción existente cuya única finalidad es que una minoría mafiosa, los monopolios, se forren a costa de los trabajadores de todo el mundo. La única salida que tiene la humanidad es acabar con el capitalismo, con su prehistoria de salvajismo y barbarie, y construir el socialismo como paso previo al comunismo que abra una nueva fase histórica donde la explotación capitalista sea enviada al estercolero de la historia junto con el capitalismo y la burguesía, y donde la humanidad sea capaz de escribir de manera consciente su historia siendo dueña y soberana de su destino. Y el proletariado del Estado español tiene como misión organizarse, construir sus órganos de poder popular para confrontarse a la burguesía y el Estado que lo único que puede ofertar es fascismo, es represión, explotación y guerra.
¡HAY QUE COMBATIR AL OPORTUNISMO Y TUMBAR A ESTE GOBIERNO TÍTERE Y TRAIDOR!
¡POR LA CONSTRUCCIÓN DE LOS ÓRGANOS DE PODER OBRERO PARA ACABAR CON EL CAPITALISMO Y SU ESTADO!
¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO!
Madrid, 17 de julio de 2022
COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)