Contra la reacción y el fascismo, fortalece al PCOE
La reacción está desbocada. Ante la debilidad del movimiento obrero, y las sonrojantes, cuando no patéticas, campañas de corte electoralista de la socialdemocracia, los reaccionarios y fascistas se han lanzado al ruedo de la lucha ideológica con toda la artillería. Su objetivo es normalizar el fascismo, para que veamos como algo natural los símbolos, las gentes y los sucesos criminales y terroristas del régimen burgués que anegó España en el oscurantismo derechista en 1939.
Así, el diario ABC intenta convencernos de que la bandera franquista, con la conocida águila, no tiene connotaciones ni vinculaciones con el fascismo, con el franquismo, y que únicamente es una enseña histórica proveniente de los mal llamados Reyes Católicos. Más allá de la inexactitud científica de la que el diario reaccionario hace gala, pues ambos escudos no son el mismo, lo que subyace tras el artículo es la intención de que lavar la cara al régimen fascista de 1939.
Y es que en períodos de crisis, la burguesía ya no puede mantener su dominación de clase por medios únicamente “pacíficos”. La agudización de las contradicciones en un capitalismo que se muere y que no encuentra la solución, como afirman desde el criminal foro económico de Davos, lleva a que el envoltorio democrático-burgués tan sui generis sea una lacra para conservar la tasa de ganancia de los burgueses. Por ello, necesitan ese “desfibrilador” llamado fascismo para intentar salvar al más que seguro cadáver. La burguesía, viendo que nadie le hace frente en la batalla ideológica, intenta introducir y normalizar cada vez más ese fascismo pues sabe, que pese a las características terroristas de ese régimen, no se sostendría sin la aquiescencia de los oprimidos. Por tanto, inocular ese veneno ideológico para que el pueblo acepte como algo natural e inevitable medidas cada vez más reaccionarias es vital para ellos.
Debemos tener en cuenta que esto no es cuestión del diario ABC, o de cualquier medio o tertuliano de ultraderecha de esos que abundan en los medios de comunicación del capital. Es una estrategia del Estado cuyas causas, cuya raíz, se encuentra en la estructura misma del modo de producción capitalista. Como decimos, cuando esa infraestructura es débil, se producen cambios en la superestructura de la que depende. Una de ellas es la forma que adopta el Estado, cambiante según las necesidades del capitalismo.
Todo esto es la causa primordial del ascenso de la extrema derecha en Europa. La burguesía los financia, los patrocina, y las corporaciones mediáticas propiedad de esa burguesía normalizan las actitudes, los episodios, la ideología de esta nueva extrema derecha. Baste un vistazo a la prensa diaria, incluso aquella que dista de centrarse en política o que dedica sus contenidos a diversos sectores, para observar la total y absoluta normalidad con la que las ideas reaccionarias se han convertido en las dominantes. Los problemas de la clase obrera, el antisindicalismo, la defensa del fascismo y sus iconos, la defensa de las matanzas imperialistas, la defensa del estado policial y la represión, etc., son mostradas con absoluta normalidad por el conjunto de la prensa burguesa. Y todo esto, lejos de ser extraño es lo natural, puesto que la democracia burguesa es como un río que desemboca en el océano de la reacción.
Ante todo ello, urge dar una respuesta de clase, combatir al enemigo burgués en el terreno de la ideología y no acobardarse, aceptando esta ideología reaccionaría ideología como hechos consumados, tal y como hace la inefable socialdemocracia. Sólo fortaleciendo el desarrollo del partido del proletariado como herramienta que sirva de contrapunto en esta batalla ideológica conseguirá que no nos veamos abocados al negro y pardo abismo de la reacción.
COMISIÓN DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)