Con el nuevo salario mínimo la clase trabajadora pierde poder adquisitivo

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El gobierno “más progresista de la historia” ha pactado con los sindicatos amarillos CCOO y UGT una subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) que lo sitúa en los 965 euros mensuales, lo que supone una subida al mes de 15 euros, o lo que es lo mismo, un 1,58%. Teniendo en cuenta que se aplicará la subida desde el mes de septiembre, el porcentaje con respecto al salario del año 2021 sería en realidad un 0,53%. La subida será aprobada previsiblemente el próximo martes en Consejo de Ministros.

Según el Instituto Nacional de Estadística, la inflación anual estimada del IPC en agosto de 2021 es del 3,3%. Si la evolución del IPC continúa en la línea actual y teniendo en cuenta los récords alcanzados en el precio de la luz en los últimos días, a final de año podría situarse por encima del 4%.

Esto quiere decir que con esta subida, aquellos trabajadores que estén cobrando el SMI –1,5 millones según los cálculos del gobierno-, en el mejor de los casos, perderán cerca de un 3% de poder adquisitivo. Todo esto sumado a los millones de trabajadores que han pasado por ERTEs en el último año perdiendo durante ese periodo al menos un 30% de sus ingresos.

Esta irrisoria cantidad que se ve superada con creces por la carestía de vida ha sido anunciada como un acuerdo entre el Ministerio de Trabajo y CCOO y UGT, acuerdo que ha sido rechazado por la patronal. Entonces cabe preguntarse, ¿quién ha frenado una subida mayor del SMI, los sindicatos amarillos o la ministra Yolanda Díaz? Una ministra que pretende abanderar los derechos de los trabajadores y dos supuestos sindicatos de clase no han podido acordar siquiera una subida del SMI que esté acorde con la inflación anual que marca el IPC.

Hay que tener en cuenta además que las subidas del SMI no tienen efectos reales en la economía de los trabajadores, ya que estas se ven absorbidas por el incremento de los precios (vivienda, electricidad, gas, agua, etc). Basta echar un vistazo a la evolución del SMI a lo largo de los años, que ha pasado de los 21,64 euros al mes en 1970 a los actuales 965. Sin embargo, en 1970 muchas familias de clase obrera vivían con el salario de uno sólo de sus miembros y hoy hay millones de familias que apenas subsisten con 2 salarios. Las subidas del SMI no sirven para nada si las empresas tienen todos los medios para seguir precarizando el trabajo –temporalidad, subcontratación, falsos autónomos, horas extra no pagadas, etc-. Esto puede comprobarse en cómo ha evolucionado el número total de horas efectivas semanales trabajadas por todos los trabajadores a lo largo de los años, que ha pasado de las 584.645.900.000 horas en el segundo trimestre de 2008 a las 404.969.500.000 horas en el segundo trimestre de 2020, o el número de horas mensuales trabajadas por trabajador, que en ese mismo periodo ha pasado de 145,98 horas a 113,78 horas.

La realidad es que a pesar de todas las subidas del SMI, la clase trabajadora está cada día más precarizada, y la burguesía acumula cada día más riqueza en sus manos. En 2020 un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) cifraba en 64.500 millones de euros al año la pérdida en la renta de los trabajadores en España desde 2009. En 2015 Caixabank Research publicaba un informe titulado “Caen las rentas del trabajo y aumenta la desigualdad”, en el que se exponen datos de todo el mundo que muestran como a lo largo de los años las rentas del capital ganan peso con respecto a las del trabajo, o lo que es lo mismo, que la desigualdad crece, la clase trabajadora cada día es más pobre y la burguesía más rica. En 2017 El Confidencial publicaba un artículo titulado “Las rentas del capital ganan peso en el PIB y crecen ya casi el doble que los salarios”, en el que se indicaba que “con la crisis se han perdido 30.000 millones en salarios pero los beneficios han aumentado en 14.000 millones”.

Durante la pandemia las medidas implementadas por todos los gobiernos, incluido el de la coalición PSOE-PODEMOS-IU/PCE, han ido destinadas a trasladar más dinero público a manos privadas. Los ERTEs son un ejemplo claro de ello. Ahora los fondos europeos volverán a caer en manos de los empresarios, que usarán esos miles de millones de dinero público para seguir avanzando en la automatización y la robotización, lo que enviará a más trabajadores al paro.

Como podemos ver, ningún SMI, sea éste de 950 o de 965, ni aunque fuera de 2000 euros, podrá evitar que la clase explotadora continúe precarizando y explotando a la clase obrera mientras ésta no tome el control de los medios de producción, porque bajo la dictadura de la burguesía, bajo la dictadura del capital, toda ley y sobre todas las cosas siempre protegerá la libertad de los capitalistas.

La única salida que tiene la clase obrera es tomar el poder de los medios de producción de forma revolucionaria y socializarlos para que toda la riqueza generada por los trabajadores sirva a los intereses del pueblo, y no a los de sanguijuelas y parásitos que viven a nuestra costa.

 

¡Ningún SMI salvará a la clase obrera en el capitalismo!

¡Tomemos los medios de producción!

¡Socialismo o barbarie!

Secretaría de Agitación y Propaganda del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)

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