Basta de engañar al pueblo trabajador
A las puertas de nuevas elecciones es preciso cavilar al respecto, porque después de 11 comicios y de haber pasado 36 años desde las primeras, debemos preguntarnos ¿en qué ha cambiado Andalucía?
En el 1982 el paro alcanzaba al 20,6% de la población activa en tanto que actualmente es el 22,9%. Nada menos que 3,1 millones de andaluces se encuentran actualmente en riesgo de pobreza y exclusión social, mientras que un 9,2 por ciento reciben rentas inferiores a 327 euros al mes, por lo que se puede considerar su situación de pobreza severa. Después de Extremadura y Canarias somos la comunidad española con mayor índice de pobreza. Los datos pertenecen al VII Informe de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN), que integra a 54 colectivos y que cada año se elabora a partir de las estadísticas del INE, entre otros organismos oficiales.
Ni los gobiernos estatales (PP-PSOE) y menos aún los regionales (PSOE; IU, Cs) han hecho absolutamente nada para cambiar la situación, aun siendo Andalucía una de las regiones más ricas del estado español y también de Europa. Pero no se trata de que no haya condiciones para cambiar este signo negativo por uno positivo y hasta radiante. Tenemos riquezas naturales suficientes que en vez de valer para industrializar Andalucía sirven de materias primas para las empresas del País Vasco, Cataluña y Madrid, lo cual genera el paro desorbitado que obliga al trabajador andaluz a emigrar y a mendigar un pedazo de pan.
Mas esta situación no es producto de la casualidad o de la ‘actitud’ de los andaluces como propagan los capitalistas para justificar la situación, sino que es el producto de la maquinación, de la organización que concibió el capital monopolista que detenta el Estado por diversos medios, como se está demostrando. Había que sacrificar Andalucía para el desarrollo de otras latitudes, y para que sus trabajadores acepten salarios bajos e insultantes, con los que el capitalismo viene a enjugar las posibles mermas de las ganancias durante las crisis y evitar la bajada de la tasa de plusvalía como bien dice Marx en el Capital.
Hoy salvo los partidos de derechas, todos los demás: ‘progres’, ‘izquierdas’ ‘republicanos’, etc. están de acuerdo con este juicio. Entonces, cabe preguntarse ¿por qué en sus políticas y programas se sigue manteniendo el poder de los capitalistas sobre los medios de producción (riquezas naturales, maquinarias etc.) y se dedican a parchear, a dar o pedir migajas y nos lo presentan como un éxito? Sencillamente, porque solo tienen de izquierda el nombre, pero no lo son. Son tan pro-capitalismo como lo son el PP, Cs y VOX.
Mientras los ricos tengan el poder, no habrá justicia, existirá el paro, la pobreza etc. Y que nadie nos venga con el viejo cuento de que la gente no está preparada. Entonces, ¿para qué son los partidos políticos de izquierdas? ¿Para ir al compás de los trabajadores más atrasados?, ¿o para explicar con teoría y con práctica, que no puede existir bienestar en el capitalismo para los que producen las riquezas del país?
QUE QUEDE CONSTANCIA DE QUE, SI SE LES OCULTA LA VERDAD A LOS TRABAJADORES, NO ES PORQUE SE TENGA MIEDO DE QUE ESTOS NO VAYAN A RESPONDER, AL CONTRARIO, ES Y SIEMPRE HA SIDO PORQUE SE TIENE EL TEMOR DE QUE UN DÍA LO COMPRENDAN Y RESPONDAN.
SECRETARIA POLÍTICA DEL COMITÉ PROVINCIAL DE SEVILLA DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)