Venezuela y cómo actúan los fascistas

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Casado

 

El pasado día 5 de febrero, el presidente del PP Pablo Casado, presidente de un partido franquista fundado por un ministro de Franco, publicaba un artículo titulado “Venezuela: la llamada de la democracia” en el periódico de extrema derecha La Razón.

En dicho artículo de opinión, el reaccionario Casado señalaba lo siguiente: “Venezuela no ha dejado de deteriorarse desde la llegada del chavismo al poder. No podemos olvidar que fue Chávez el que convirtió un paraíso natural como Venezuela en el paraíso de la corrupción, la inseguridad y la violencia. En el paraíso de las mafias gubernamentales que, mientras repartían su botín entre distintos paraísos fiscales, arruinaban el que no hace tanto era uno de los países más ricos de la tierra. Y por este camino Venezuela se ha ido convirtiendo en una máquina de miseria y exportación de más de tres millones de exiliados”.

Para este sujeto, al parecer de discutida titulación académica, Chávez es el responsable de que Venezuela se convirtiera de “un paraíso natural (…) en el paraíso de la corrupción, la inseguridad y la violencia”.

El 24 de julio de 1983, cuando se cumplían los doscientos años del natalicio de Simón Bolívar, en el seno de las Fuerzas Armadas venezolanas nació el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) como consecuencia de la injusticia social, la pérdida de la identidad nacional y la corrupción generalizada fruto de la alternancia de COPEI y Acción Democrática – los PP y PSOE de Venezuela antes de que Chávez accediera al poder. Este régimen corrompido, análogo al instaurado en el estado español tras la muerte del tirano Franco, fue instaurado en Venezuela en 1958.

El “paraíso natural” y terrenal que nos cuenta Pablo Casado, era un país terriblemente corrupto, donde la economía estaba dirigida por los imperialistas a través del FMI y se sustentaba en el petróleo, expoliado por EEUU, en la deuda externa y la precariedad laboral, de tal modo que los salarios de la clase obrera no daban, tan siquiera, para adquirir la canasta básica. Venezuela, durante la segunda parte de la década de los 80s y principios de los 90s, era un país donde la inflación estaba desbocada, la moneda se devaluaba permanentemente, como consecuencia de la política salvaje del FMI de liberación de los precios, privatizaciones y la eliminación del control de cambio, que condujo al país a desabastecimiento, al hambre, donde la inmensa mayoría del pueblo tenía negado el acceso, incluso, a los víveres básicos como la harina de maíz o la leche.

El profesor de la Universidad Central de Venezuela, Miguel Ángel Lacabana, en su ensayo “La década de los 80: Ajustes económicos y pobreza en Venezuela”, nos describe cómo la economía venezolana se deterioró enormemente durante la década de los 80s y cómo la desigualdad y la pobreza, como consecuencia de la política de los esbirros corruptos del FMI y de los EEUU, copeyanos y adecos todos ellos hoy miembros de la oposición fascista que defiende el golpe de estado, se extendió por Venezuela. Señala Lacabana “Mientras en 1982, la canasta de alimentos para una familia tipo de seis personas tenía un valor cercano a Bs. 1500, para 1986 este monto se había incrementado a Bs. 7069. Esto significa que a principios del período analizado un 18,8% de los hogares, menos de quinientas mil familias, no alcanzaban a cubrir sus necesidades alimenticias mínimas. Los incrementos de precios, particularmente de los alimentos, que como indicamos anteriormente no son compensados por los incrementos salariales y otros ingresos, dan lugar a un aumento de la canasta alimentaria que no puede ser cubierta por casi un millón setecientas mil familias (…) La distribución del ingreso se vuelve cada vez más regresiva, evidenciando un proceso de profundización y extensión de la pobreza. La profundización derivada de la imposibilidad de recuperar el ingreso real y por lo tanto de los niveles de consumo y, también, de los recortes en el gasto social del gobierno y el abandono de las políticas sociales dirigidas a estos sectores. La extensión de la pobreza es por demás evidente, esta no se relaciona sólo con situaciones de desempleo y autoempleo sino que pobreza está relacionada directamente a ingresos del trabajo (…) De un lado, tenemos una burguesía enriquecida en base a la expropiación del Estado por la vía de la apropiación de la renta actual y futura, que presiona constantemente por incrementar los niveles de precios y mantener altos márgenes de ganancias junto con poner en cuestionamiento el tradicional modelo distribucionista del Estado y su ingerencia en la regulación económica y, por otro lado, una población asalariada y/o cuenta propista o autoempleada que pugna por encontrarle viabilidad a las estrategias de sobrevivencia desplegadas para hacer frente a la crisis (…) la mayor parte de las estrategias de sobrevivencia implementadas por las familias de los sectores populares son inviables para cubrir sus necesidades de reproducción biológica y social.

Ese es el “paraíso” venezolano anterior a Chávez que tanto le agrada al fascista Pablo Casado: enriquecimiento de la burguesía y pobreza superlativa para el pueblo.

Esa realidad de sobreexplotación, corrupción, desabastecimiento y empobrecimiento superlativo del pueblo trabajador desembocaron en una manifestación popular ante la crisis económica, social y política que azotaba a Venezuela, sucediéndose en febrero de 1989 lo que se denominó como “El Caracazo”, reprimida violentamente por el gobierno corrupto y criminal de Carlos Andrés Pérez, donde asesinaron a 3000 venezolanos. Lejos de sancionar a Venezuela por El Caracazo, lejos de exigir el fin del gobierno de Carlos Andrés Pérez, los imperialistas apoyaron abiertamente al responsable de dicha represión, de tal modo que su amigo Felipe González no sólo salió en defensa de Carlos Andrés Pérez, sino que le ofreció un préstamo de 600 millones de dólares.

¡Ese es el paraíso venezolano del agrado de Pablo Casado! Y es que miente Pablo Casado cuando afirma “que fue Chávez el que convirtió un paraíso natural como Venezuela en el paraíso de la corrupción, la inseguridad y la violencia”. En realidad, Chávez fue la respuesta ante esa situación de corrupción del Estado consecuencia de los partidos gobernantes (los cuales hoy están integrados en la MUD), fue la respuesta contra la pobreza que azotaba al pueblo venezolano, contra la represión criminal del Estado contra el pueblo, contra al saqueo de los recursos energéticos de Venezuela por parte de los EEUU y por la defensa de la soberanía nacional venezolana y la construcción de una alternativa latinoamericana contra el imperialismo estadounidense. Chávez fue la respuesta a que el 55,6% de los venezolanos eran pobres durante el gobierno de Rafael Caldera, estando el 25,5% de ellos en situación de pobreza extrema; Chávez fue la respuesta a que más de un millón y medio de venezolanos eran analfabetos o a que tener un techo digno estaba vetado para la inmensa mayoría de la masa trabajadora venezolana.

El fascismo es revisionismo histórico, que utiliza todo tipo de engaño y demagogia. Tal y como señalaba Dimitrov en su Informe ante el VII Congreso de la Internacional Comunista, “los fascistas revuelven con el hocico la historia de cada pueblo” no dudando en desfigurarla, ocultarla o, directamente, engañar descaradamente al pueblo con objeto de arrastrarlo a la sumisión de los intereses de la burguesía monopolista, esto es, para el sostenimiento de la base económica imperialista. En este caso, Pablo Casado realiza este ejercicio, retratándose como lo que es, un vulgar y mediocre fascista que no duda en engañar al pueblo para justificar un golpe de estado que puede desencadenar en una guerra y en un derramamiento de sangre. Pero eso bien poco le importa a este arribista.

En dicho ejercicio de revisionismo histórico, propio de un fascista, Casado no duda también en ocultar que la situación económica actual de Venezuela, en gran parte, viene inducida como consecuencia del acoso y derribo económico perpetrado por EEUU, mediante el bloqueo económico y el robo, así como de las sanciones impuestas por sus lacayos de la UE. Para Casado, toda esa guerra económica y política, no existe. Y es que la realidad, la verdad, no puede empañar sus falsos argumentos.

Otra característica del fascista es su anticomunismo. Éste se visualiza con nitidez en sus referencias al socialismo. Por un lado, Casado señala que “En Venezuela (…) el chavismo (…) ha ido poniendo al servicio del socialismo bolivariano los bienes del Estado, el poder judicial, el poder electoral, y el ejército” para, más adelante, señalar “España debería liderar la acción internacional para dar salida a la dictadura y acudir en ayuda humanitaria a un pueblo sometido a la miseria que provoca el socialismo real: hambre, enfermedades y ruina”. ¿En qué quedamos? ¿socialismo bolivariano o socialismo real? En la República Bolivariana de Venezuela la burguesía mantiene la propiedad sobre los medios de producción, de hecho Nicolás Maduro señalaba, “el 98,5% de las empresas en Venezuela son de carácter privado, el 0,5% mixtas y el 1% de las empresas son públicas (…) nunca jamás nuestro proyecto estuvo cerca siquiera de cualquier modelo que pudiera negar a la empresa privada”; sin ir más lejos, monopolios españoles como Abanca, Acciona, Agencia EFE, Air Europa, Banco Santander, BBVA, Cirsa, Editorial Planeta, Grupo PRISA, Elecnor, Dragados, Adecco, Meliá, Sigma Dos o Duro Felguera, entre otros muchos, tienen presencia e intereses en Venezuela. Esto en un estado verdaderamente socialista, con el socialismo real, sería impensable. Y es que el socialismo es el sistema económico donde los medios de producción están socializados, una base económica socialista que refleja un estado socialista, donde el proletariado tiene el poder político e impone su dictado, la dictadura del proletariado. Este hecho, que Venezuela no haya avanzado hacia el socialismo real, hace que su economía sea más dependiente y vulnerable a los sabotajes del bandidaje imperialista, y el hecho que no haya impuesto un estado socialista que reprima a la burguesía, tal y como hace la burguesía en las “democracias” que son del agrado del reaccionario Casado contra los obreros, es uno de los motivos por los que la burguesía apátrida, fascista y golpista de la oposición, teledirigidos por el imperialismo norteamericano y europeo, no dudan en campar a sus anchas haciendo un golpe de estado abierto y a cara descubierta. Pablo Casado no tiene ni idea de lo que es el socialismo, pero sí manifiesta una aversión enorme contra el mismo. Y es lógico, sabe que el socialismo es el sepulturero del criminal sistema que defiende.

Y es que hay que tener mucha desvergüenza, para afirmar que “demócratas venezolanos como María Corina, Leopoldo, Antonio, Henrique… y ahora Juan Guaidó, que no han dejado de trabajar un solo día, a pesar de los agoreros, de las amenazas, de las persecuciones, de las agresiones, de las detenciones e incluso del asesinato de muchos compañeros, auténticos mártires de la democracia” cuando un día sí, y otro también, muchos de estos personajes piden públicamente un levantamiento militar en Venezuela, una intervención militar del fascismo norteamericano, cuando no, en el caso de Guaidó, se autoproclama como Presidente “encargado” de Venezuela, sin tan siquiera haberse presentado a unas elecciones para ello. Esos son “los mártires de la democracia” de Casado. Hay que tener muy poco decoro para hablar de ‘mártires de la democracia’ y ocultar El Caracazo y sus 3000 venezolanos asesinados pero, sobre todo, hay que tener mucha desvergüenza para que alguien del PP se arrogue para si la expresión de ‘mártires de la democracia’, el mismo día que una senadora de dicho partido faltaba al respecto a centenares de miles de demócratas que están enterrados en las cunetas del estado español, víctimas de la dictadura franquista, dictadura de la que emana el fundador el PP.

Queda demostrado que Casado atesora las características propias de un fascista, su ejercicio de revisionismo histórico es, sin duda, un burdo engaño; su anticomunismo es feroz, y las mentiras y el cinismo inundan dicho artículo de opinión, que es un auténtico insulto a la inteligencia, a la verdad y al pueblo. Esto es lo que puede ofrecer el capitalismo en su fase putrefacta, políticos que aborrecen el humanismo y que de la mentira y la ignorancia hacen bandera, pues su sistema y su ideología reaccionaria no se sostienen por ningún sitio, están en completa bancarrota.

 

6 de febrero de 2019

 

F.Barjas.

Secretario General del Partido Comunista Obrero Español

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