Un fantasma recorre Estados Unidos
El pasado jueves 2 de febrero, y a propuesta de la fascista Maria Elvira Salazar, la Cámara de Representantes aprobó una resolución “denunciando el socialismo en todas sus formas y oponiéndose a la implementación de políticas socialistas en los Estados Unidos de América”, la cual obtuvo 335 votos a favor, 86 en contra y 14 abstenciones.
El documento no es otra cosa que un ejercicio visceral y desvergonzado de anticomunismo y revisionismo histórico que haría saltar de alegría y aplaudir de admiración al mismísimo Joseph Goebbels. Enumeremos algunas de las distintas falsedades de dicho documento:
En el primer punto, la resolución denuncia que “la ideología socialista necesita una concentración de poder que ha colapsado una y otra vez en regímenes comunistas, gobiernos totalitarios y dictaduras brutales”. Esta clase de afirmaciones fueron desmentidos por los propios archivos desclasificados de la CIA. En un documento titulado Comentarios sobre el cambio en el liderazgo soviético se dice que “incluso en la época de Stalin existía un liderazgo colectivo. La idea Occidental de un dictador dentro del sistema comunista es exagerada. Los malentendidos sobre ese tema son causados por la falta de comprensión de la verdadera naturaleza y organización de la estructura de poder comunista. Stalin, aunque tenía amplios poderes, era simplemente el capitán de un equipo”.
En el segundo punto, se menciona que “el socialismo ha llevado repetidamente a hambrunas y asesinatos en masa, y el asesinato de más de 100.000.000 de personas en todo el mundo”. La tan manida cifra de “los 100 millones de muertos del comunismo” se popularizó con la publicación de El libro negro del comunismo: crímenes, terror y represión (1997). Dicha publicación es tan fiable que tres de los seis autores que participaron se retractaron posteriormente en un artículo para Le Monde, donde afirmaron que los números estaban completamente inflados de forma injustificada para llegar a una cifra que no es otra cosa que mera propaganda capitalista.
Seguidamente, la resolución demuestra nuevamente el analfabetismo de los políticos estadounidenses al englobar bajo el paraguas del “socialismo” a líderes tan diferentes como los revolucionarios Lenin, Stalin o Fidel Castro junto con Daniel Ortega o representantes del “socialismo” del siglo XXI como Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Además, entre los mencionados aparece también Pol Pot, una figura que recibió el apoyo de los EEUU bajo el gobierno de Ronald Reagan y la Gran Bretaña de Margaret Thatcher. Es decir, mencionar a Pol Pot o a los Jemeres Rojos no es sino un acto de hipocresía por parte de los fascistas de EEUU.
A continuación, se menciona lo siguiente: “Mientras que decenas de millones murieron en la Revolución Bolchevique, al menos 10.000.000 de personas fueron enviadas a los gulags en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (USSR), y millones más murieron de hambre en el Terror-Hambre (Holodomor) en Ucrania”. Estas cifras, como era de esperar por parte de manipuladores y siervos de los monopolios, no se corresponden con lo que se muestra en los archivos soviéticos. En primer lugar, la Revolución Bolchevique fue una expresión de los anhelos del pueblo trabajador basada en la colectivización de la tierra, la nacionalización y socialización de los medios de producción y la economía, y la salida inmediata de la I Guerra Mundial. Ello hizo que los revolucionarios bolcheviques, no sin dificultades, dominaran el congreso de sóviets de todo el país y que la toma del poder, contra el débil gobierno provisional de Kérenski, fuera relativamente rápida. La inflada cifra de 10.000.000 de muertos no está tomada de la Revolución, sino de las bajas militares y de los muertos de hambre que fueron consecuencias directas de la guerra del Ejército Rojo contra los contrarrevolucionarios del Ejército Blanco que se produjo entre 1917 y 1922, donde las potencias imperialistas de EEUU, Gran Bretaña, Francia, Japón y Polonia, principalmente, apoyaron con hombres, armas y suministros de guerra durante esos años para intentar poner freno a la revolución proletaria. Por otro lado, es sabido que durante el gobierno de Gorbachov se abrieron los archivos con la intención de desacreditar la figura de Stalin y, contrariamente, los 10, 20 o 30 millones de represaliados que señalaban los lacayos del imperialismo quedaron completamente desmentidos. Las cifras de condenados a muerte rondan los 800.000, lo cual, sumado a las muertes en los Gulag, aumentaría hasta el millón y medio. Por tanto, es más que evidente que dicha resolución solo puede responder a un anticomunismo virulento y fanático. En tercer lugar, se menciona también el Holodomor, algo que en su día no fue más que pura propaganda antisoviética y que fue desmentido por periodistas como Henry Duranty (ganador del Pulitzer en 1932). Si bien hubo hambruna, es ya algo objetivo que esta no fue planificada como una supuesta maniobra de represión por parte de Stalin, sino que se debió, entre otros factores, al papel de los kulaks, los grandes terratenientes, que quemaron cosechas y mataron al ganado para evitar que fueran colectivizados por los sóviets. Además, dicha hambruna no sólo afectó al territorio ucraniano sino también al ruso. En este aspecto, es recomendable la lectura de Mentiras sobre la historia de la Unión Soviética, de Mario Sousa.
Más adelante se dice “que hasta 3.500.000 personas han muerto de hambre en Corea del Norte, dividiendo una tierra de libertad a una tierra de indigencia”. Nadie sabe de dónde proceden dichas cifras de muertos. No obstante, lo que sí es sabido por todos es que Corea del Sur no es más que una colonia de los EEUU donde impusieron diferentes dictadores como Sygman Rhee o Park Chung-hee. Por otro lado, la partición de Corea en dos estados fue consecuencia de la política expansionista de los EEUU, pues tras romper el tratado de no agresión entre la URSS y Japón, las tropas soviéticas avanzaron por la península coreana, derrocando al estado títere de Manchukuo y liberándola de los imperialistas japoneses, por lo que, para frenar este avance, los americanos invadieron el país hasta llegar al paralelo 38. En la memoria del pueblo coreano aún pervive el recuero de los tres años que duró la guerra, pues EEUU lanzó sobre la península 635.000 toneladas de bombas y 32.557 toneladas de napalm, quemando cada pueblo que encontraron a su paso, arrasando cada granja, hospital y fábrica, y asesinando impunemente al 20% de la población. Un auténtico genocidio. Y mientras sus manos siguen manchadas de sangre, aprovechan sus altavoces parlamentarios para dar lecciones de “democracia” al resto del mundo.
Finalmente, llama la atención que el texto diga: “Considerando que el régimen de Castro en Cuba expropió la tierra de los agricultores cubanos y los negocios de los empresarios cubanos”. No es casualidad que se mencione con especial énfasis la Revolución Cubana, pues la fascista y principal artífice de este proyecto de ley, Maria Elvira Salazar, es una conocida cubana cuyos padres huyeron de la isla tras la toma del poder por parte de los revolucionarios. Por tanto, lo único que ansía esta gusana es la riqueza que se acumulaba en manos de una minoría parasitaria durante el régimen dictatorial de Fulgencio Batista.
Una vez planteadas las mentiras de la política fascista, el documento concluye con la sentencia de que Estados Unidos “se basa en la creencia de la santidad del individuo, a la que el sistema colectivista del socialismo, en todas sus formas, es fundamental y necesariamente opuesta”.
No es casualidad que una resolución de estas características se apruebe en un momento histórico como este. El imperialismo está absolutamente quebrado y se encuentra en un momento de debilidad extrema, con una crisis en la base económica que provoca que a los monopolios no les sirvan ya ni las políticas socialdemócratas; al contrario, la burguesía, para mantener su régimen de guerra y terror, precisa que los poderes del Estado y los gobiernos estén alineados con el fascismo para garantizar la explotación y miseria del proletariado. No obstante, es un deber de los comunistas el lograr la unidad de la vanguardia, dar la batalla ideológica, al tiempo que paralelamente se une a la clase obrera en una práctica cuyo objetivo sea derrocar al capitalismo y despojar a los burgueses de absolutamente todo, reprimiendo a dicha clase hasta su más absoluta liquidación por medio de la dictadura del proletariado.
¡SOCIALISMO O BARBARIE!
Madrid, 15 de febrero de 2023
SECRETARÍA DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)