Los “rescates” de Obama: La gran estafa privada mediante el Estado-USA ( por Manuel Freytas )
Mediante los planes de “rescate financiero” emprendidos por el Estado USA hoy gerenciado por Obama, los súper bancos y fondos de inversión nucleados en el sistema privado de la Reserva Federal reciclan una nueva “burbuja financiera”, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista, y al margen de una ascendente crisis de la economía real que marcha por vía paralela.
El costo de este monumental negocio capitalista con la “crisis capitalista” (que ya está siendo exportado desde EEUU y Europa a los países de la periferia de Asia, África y América Latina) es financiado con el dinero de los impuestos pagados por el conjunto de la sociedad. Se trata, en suma, de una “socialización de las pérdidas” para subsidiar un “nuevo ciclo de ganancias privadas”
Con el Estado como herramienta de ejecución, mediante el cual los megaconsorcios más fuertes (los ganadores de la crisis) se degluten a los más débiles generando un nuevo proceso de reestructuración y concentración del sistema capitalista.
Los llamados “planes de rescate financiero” (hoy complementados con los planes de compra de “activos tóxicos”) en la realidad sólo se trata de un reciclamiento de la “burbuja financiera” (en medio de la crisis recesiva) con el Estado como herramienta de garantía y ejecución.
El Estado norteamericano, por medio de la Reserva Federal y el Tesoro, “garantiza” la operación , y los bancos privados del Sistema de la Reserva Federal hacen el negocio. Y se cumple el axioma central: El sistema capitalista hace negocios tanto con las “burbujas” como con las “crisis”.
Además, el costo del nuevo negocio financiero con la crisis (ésa es la trampa fraudulenta) será pagado con dinero de los impuestos públicos (el dinero de toda la ciudadanía) en una maniobra que transforma la deuda privada en deuda nacional. Lo que, de hecho, “estatiza la crisis privada” y convierte al Estado en una herramienta activa de la especulación financiera.
La cuestión podría resumirse así:
Utilizando al Estado USA como herramienta (en calidad de prestador y de garante con fondos públicos provenientes de los impuestos aportados por toda la sociedad estadounidense) los grandes bancos y fondos de inversión que integran el sistema privado de la Reserva Federal han reciclado una “burbuja financiera” (negocios financieros con la crisis) montada alrededor de los billonarios fondos estatales utilizados para la compra de activos o de auxilio financiero a las instituciones y bancos quebrados por la crisis financiera recesiva que tiene como epicentro a EEUU y Europa.
El primer tramo del macro-negocio privado con la crisis financiera se inició en octubre pasado con la aprobación por parte de la Cámara de Representantes de EEUU del plan de crisis de Bush para salvar a las entidades quebradas con dinero público. Una operación inicial de US$ 700.000 millones que el Tesoro USA (por medio de emisiones de deuda pública) entregó a los bancos privados del Sistema de la Reserva Federal. (Ver: Quiénes controlan el negocio del plan de rescate financiero: El papel de Goldman Sach).
En esta línea de orientación, la administración de Barack Obama (controlada por el lobby sionista del Partido Demócrata, e integrada en todas sus líneas estratégicas por ex funcionarios de Bill Clinton) lanzó el viernes una versión calcada y triplicada del plan “anticrisis” de Bush-Paulson para rescatar “activos tóxicos” de bancos y entidades quebradas por la crisis financiera-recesiva que estrangula la economía norteamericana.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, anunció finalmente la pieza central de su plan de rescate financiero: la creación de las “sociedades público-privadas” que estarán encargadas de comprar préstamos y valores “tóxicos” en poder de los bancos en apuros.
Sus dos anuncios de la semana pasada –sobre la regulación financiera y la compra de los activos tóxicos que ahogan a los bancos– fueron diseñados, en parte, para allanar el camino hacia la cumbre del Grupo de los 20 que se realizará el 2 de abril en Londres. EEUU discrepa de la postura de países como Francia y Alemania, que buscan que los fondos de cobertura sean regulados de forma aún más estricta.
Comprar barato y vender caro
El llamado programa público-privado anunciado el viernes por el secretario del Tesoro de Obama, Timothy Geithner (ex presidente de la Reserva Federal de Nueva York) para comprar los activos (bonos y acciones) invendibles de los bancos y sus préstamos incobrables ha sido diseñado para que un grupo de bancos y fondos de inversión integrantes del sistema privado de la Reserva Federal, oferten y adquieran los llamados “activos tóxicos” devaluados por una suma superior a la que el banco obtendría en una venta corriente.
“La idea básica es conformar una sociedad público-privada, a la que llamaremos Public Investment Corp [Sociedad de Inversión Pública], que reúna dinero público y privado para comprar los activos tóxicos, sobre todo, hipotecarios”, informó el domingo Austan Goolsbee, consejero económico de la Casa Blanca.
Según trascendió, la medida tendrá como objetivo limpiar “activos tóxicos” del sistema mediante el recurso de “comprárselos” con miles de millones de dólares de fondos públicos, a lo que se sumaría un aporte incierto, de orden privado.
La sociedad Estado-superbancos oferta comprar “activos tóxicos” a bancos quebrados o a bancos que han comprado a precio de ganga activos de entidades quebradas, como es el caso, por ejemplo, de Bank Of América o del Morgan Chase.
Para incentivar la operación financiera, el Estado USA aporta o garantiza aportes por el 90 por ciento del valor de la adquisición a tasas de interés cercanas a cero.
Según The Wall Street Journal, si un banco tiene un préstamo hipotecario de US$100 que logra venderle a la entidad pública-privada por US$84, los inversionistas privados contribuyen apenas con US$6. El Tesoro pone US$6 y el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) de EEUU garantiza un préstamo por US$72, y no necesita que el Congreso lo apruebe.
Los bancos que han hecho adquisiciones, como J.P. Morgan Chase, Wells Fargo y Bank of América (que integran la flamante sociedad Estado-privados), han rebajado el valor de algunos de los préstamos en los portafolios de los bancos que compraron, para convertirse en vendedores.
En esencia, el macro negocio financiero con la crisis, en su primer paso, consistió en “comprar barato”: Ofertar y adquirir a precios irrisorios los activos (bonos y acciones devaluadas) de las entidades y bancos quebrados (ejemplo, las compras de entidades quebradas por parte Bank Of América y Morgan Chase).
El segundo paso (con el plan de compra de “activos tóxicos” de Obama) consiste en “vender caro”: Revalorizar” esos activos y acciones (en manos de bancos quebrados o de compradores de bancos quebrados) mediante su recompra por parte del Estado USA a valores actuales de mercado.
Los súper bancos “ganadores” (que devaluaron activos de bancos quebrados para comprarlos) ahora, con el plan de Obama, pueden recapitalizarlos o venderles a precio de mercado al Estado USA por medio de las asociaciones públicos-privadas.
Los bancos que han hecho adquisiciones de entidades quebradas, como J.P. Morgan Chase, Wells Fargo y Bank of America, han rebajado el valor de algunos de los préstamos en los portafolios de los bancos que compraron, así que podrían ser vendedores.
En síntesis, el negocio con el plan de rescates y de compras de activos “tóxicos” de Obama se resume en tres pasos funadamentales:
A) valiéndose del Estado USA las mega corporaciones que crearon la pirámide de la crisis utilizan dinero público para recrear una nueva burbuja financiera privada.
B) En consecuencia, la función del dinero privado en la generación de una nueva burbuja financiera, pasa a ser ocupada por el dinero público.
C) La nueva rentabilidad capitalista consiste en revalorizar (con dinero público y garantía estatal) los activos quebrados a valor actual de mercado.
De esta manera, se consuma la regla axiomática funcional de la especulación financiera sionista: “Comprar barato” (durante la crisis) y “vender caro” (durante el proceso de solución de la crisis).
Mientras la economía norteamericana padece una feroz crisis recesiva con quiebra generalizada de empresas del sector industrial y comercial, con despidos laborales masivos, los poderosos conglomerados bancarios que integran el sistema de la Reserva Federal reciclan una burbuja ganancial con el Estado USA como instrumento.
En la realidad, el plan de Obama no es nada más que un reciclado de los planes de Bush: Salva a los bancos y a los que hacen el negocio financiero con los rescates, utiliza el dinero publico para salvar al sistema capitalista de los privados, pero no salva a la economía real ni al presupuesto familiar de los estadounidenses que financian la operación con sus impuestos.
¡Robo al pueblo estadounidense!
Obama y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner (a la izquierda) en una conferencia, antes de la investidura del actual presidente de EEUU.
El proyecto despertó críticas de varios sectores, que ponen en duda el funcionamiento del plan. La edición dominical de The New York Times, diario que, hasta ahora, estuvo cerca de Obama, disparó: “El plan que van a anunciar es justamente el que no hay que hacer”.
Las percepción generalizada -señala por su parte The Wall Street Journal- es que Wall Street se enriquecerá a costa de los subsidios de los contribuyentes. “¡Robo al pueblo estadounidense!”, dijo el premio Nobel Joseph Stiglitz.
Por su parte, el economista también ganador del premio Nobel Paul Krugman dijo en comentarios publicados la semana pasada que el reciente programa de rescate financiero del Tesoro estadounidense está prácticamente destinado a fracasar.
Según Krugman: “Este plan producirá grandes ganancias para bancos que no necesitan ayuda. Y servirá de muy poco para reafirmar a los que ya tienen seriamente amenazado su capital”.
“Esto no se trata realmente de dejar que los mercados funcionen. Esta es sólo una forma indirecta, encubierta, de subsidiar la compra de malos activos”, añadió Krugman, quien se refirió al proyecto como una idea reciclada de los planes de Bush.
“El hecho es que los ejecutivos financieros literalmente apostaron sus bancos bajo la creencia de que no había una burbuja inmobiliaria y la creencia de que la deuda familiar sin precedentes no era un problema. Ellos perdieron esa apuesta. Y ninguna cantidad de magia financiera, que eso es a lo que apuesta el plan de Geithner, va a cambiar ese hecho”, escribió Krugman en The New York Times.
“Si este plan falla, como es casi seguro que lo haga, es poco probable que (Geithner) pueda ser capaz de persuadir al Congreso para que otorgue más fondos para hacer lo que tuvo que hacer desde un comienzo”, advirtió Krugman.
La suma a utilizar hasta ahora por el gobierno de Obama (unos US$ 2,5 billones) ya casi triplica el plan de “rescate financiero” lanzado por Henry Paulson (el último secretario del Tesoro con Bush) en octubre pasado, que no sirvió para detener la profundización de la crisis financiera-recesiva que ya se extiende por todas las variables del proceso económico estadounidense.
Los emergentes
Pero, para tener una idea del potencial que encierra este macro negocio financiero con la crisis hay que señalar que solamente los bonos emitidos para asegurar los títulos en circulación suman US$ 25 billones. Y, para tener una idea de esta cifra, hay que puntualizar que todo el PBI mundial es de US$ 65 billones.
El secreto -dice The Wall Street Journal- para financiar el plan de Geithner no es el dinero privado, sino los fondos del gobierno que no requieren de la aprobación del Congreso.
La Reserva Federal está haciendo algo similar por el lado de los valores: puede imprimir cantidades ilimitadas de dinero sin permiso del Congreso, señala el financiero neoyorquino.
En general, la prensa y los analistas estadounidenses coinciden en que el costo billonario del super-rescate (que pagará la población a través de los impuestos) potencia el proceso de crisis estructural con desocupación por el que atraviesa la economía estadounidense.
La mayoría de los analistas proyectan un agravamiento de la presión fiscal (suba de impuestos) y un recorte de planes y beneficios sociales como el emergente más inmediato del mega-salvataje estatal a la banca imperial iniciada por Bush y continuada por Obama.
Lo que incidirá en una mayor suba de precios y recorte del consumo (ya desatados), que se sumarán a los estragos de la crisis crediticia, para potenciar el proceso inflacionario-recesivo en que se encuentra la economía de la primera potencia imperial del planeta.
Opina The Wall Street Journal que “si los mercados de crédito continúan paralizados, el impacto sobre las empresas y los consumidores podría ser amplio, reduciendo el acceso a los préstamos, lo que disminuiría el gasto y la inversión. Los economistas señalaron que la contracción del crédito podría producir más despidos y provocar una reducción importante de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal”.
Según The Wall Street Journal, en este escenario se espera que, así como sucedió con la banca y las instituciones quebradas por la crisis subprime, en los próximos meses más empresas ingresen en un proceso de bancarrota y anuncien nuevos despidos (sumados a los ya existentes), y los consumidores se ajusten aún más el cinturón, a medida que la ausencia de crédito afecta su capacidad de endeudamiento.
Pero este pensamiento generalizado entre los analistas de la economía real, no parece hacer mella en los grandes consorcios bancarios beneficiarios del plan que el viernes 27 se reunieron con Obama apara “agradecerle” (¿Por los servicios cumplidos”?).
Al encuentro con el presidente USA acudieron ejecutivos y delegados, según la Casa Blanca, de los más importantes bancos y fondos de inversión que integran la red del sistema privado de la Reserva Federal, encabezados en primera línea, entre otros, por Bank Of América, J.P. Morgan Chase, Fargo, Morgan Stanley, Goldman Sachs, Citigroup, representados en la Asociación de Banqueros Americanos y la Comunidad Independiente de Banqueros.
La crema de la crema del lobby judío financiero que, desde la catedral del Imperio, hace negocios (y concentra riqueza) tanto con las “burbujas” como con las “crisis”.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica.
30/3/09