Libertad para Leonard Peltier: en defensa del movimiento indígena

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1) Introducción

 

El Partido Comunista Obrero Español defiende la libertad de los presos políticos existentes en los diferentes países capitalistas, los cuales se arrogan la defensa de la libertad de conciencia y de expresión, entre ellos los Estados Unidos de América. Uno de ellos es Leonard Peltier, encarcelado desde 1976 durante una protesta del Movimiento Indígena Americano (American Indian Movement, cuyas siglas son AIM), cumpliendo dos cadenas perpetuas consecutivas por el supuesto asesinato de dos agentes del FBI. La culpabilidad de Peltier así como de la imparcialidad de su juicio han sido más que discutidos en la sociedad estadounidense. Desde organizaciones internacionales, así como en movimientos como Amnistía Internacional o personalidades como Nelson Mandela o Rigoberta Menchú han pedido que se le conceda el indulto, habiendo más de 10.000 folios inclasificables que demostrarían su inocencia.

Pero la cuestión trasciende a la figura individual de Leonard Peltier, ya que la población indígena estadounidense lleva sufriendo desde hace siglos la represión por parte del Estado.

2) La colonización europea

 

El origen se sitúa en la primera colonia inglesa de Norteamérica, en Jamestown (en el actual estado de Virginia), donde los ingleses, tras unos conflictos con las comunidades indígenas y al no poder esclavizarlas, optaron por el exterminio de las mismas.

Entre las montañas de Adirondack y los Grandes Lagos (zona que actualmente ocupa Pennsylvania y la parte superior de Nueva York), vivía la más poderosa de las tribus del noreste, la Liga de los Iroqueses. Según el historiador y activista estadounidense Howard Zinn, “en los poblados iroqueses la tierra era compartida y se trabajaba en común. Se cazaba en equipo, y se dividían las presas entre los miembros del poblado. En la sociedad de los iroqueses, las mujeres eran respetadas. (…) Como apunta Gary B. Nash, <<así se compartía el poder entre sexos, y brillaba por su ausencia en la sociedad iroquesa la idea europea del predominio masculino y de la sumisión femenina>>”.

Howard Zinn aclara que, si bien la imagen de estas sociedades puede estar idealizada, “baste para que nos haga cuestionar-en ese período y en el nuestro-la excusa del progreso que respalda el exterminio de las razas, y la costumbre de contarse la historia desde la óptica de los conquistadores y los líderes de la civilización occidental”.

Pese a que por influencia del cine se asocia el “cortar las cabelleras” a los pueblos indígenas, lo cierto es que esta práctica fue adoptada en los combates por estos imitando a los colonos europeos (ingleses, franceses y holandeses). Como ejemplo, podemos citar una proclamación del parlamento de Massachusetts del 3 de noviembre de 1755 (casi dos décadas antes de la Declaración de Independencia de los EEUU), en la que se declara a los indígenas Penobscot como “rebeldes, enemigos y traidores” y se ofrecía una recompensa “por cada cabellera de indio macho traído (…) de cuarenta libras. Por cada cabellera de cada mujer india o joven macho de menos de doce años que se matase (…) veinte libras”.

Durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763) los indígenas combatieron junto a los franceses frente a los británicos. Al acabar este episodio bélico, los franceses olvidan a sus antiguos aliados y ceden a sus enemigos los territorios al oeste de los montes Apalaches. Esto reiniciará el combate entre indígenas y británicos, episodio conocido como la “Conspiración de Pontiac”. Aquí tenemos un episodio que antecedería lo que hoy conocemos como guerra biológica, ya que bajo las órdenes del general británico Jeffrey Amherst se entregó a los indios atacantes con los que se estaba negociando acuerdos mantas de un hospital contaminadas de viruela, lo que provocaría una epidemia entre los indígenas.

Pese a la superioridad británica en el combate, la resistencia indígena forzó la Proclamación Real de 1763, estableciendo una línea sobre los Montes Apalaches que marcaría los territorios indios que los colonos europeos no podían ocupar, enfureciendo a los colonos americanos, ya que la Carta original de Virginia afirmaba que sus dominios estaban hasta la costa del oeste. Esta sería una de las razones por la cual gran parte de los pueblos indios combatieron junto a los británicos en la Guerra de la Independencia.

3) Tras la Independencia de los EEUU

La Declaración de Independencia de los EEUU había ignorado a los pueblos indígenas, y tras el fin del dominio británico, los descendientes de los colonos europeos procederán a desplazar a los pueblos indígenas hacia el Oeste, exterminándolos en caso de que mostraran resistencia. En palabras del historiador Francis Jennings, conocido por sus trabajos sobre la historia colonial de los EEUU, “los blancos americanos luchaban contra el control imperial británico del Este, y por su propio imperialismo en el Oeste”.

Uno de los grandes enemigos de los pueblos indígenas era Andrew Jackson, especulador inmobiliario, comerciante de esclavos negros y futuro presidente de los EEUU entre 1829 y 1837. Para la sociedad estadounidense, Jackson fue un héroe de la Guerra Anglo-estadounidense de 1812, que en palabras de Howard Zinn, “no fue (como a menudo nos dan a entender los libros de texto americanos) simplemente una guerra por la supervivencia contra Inglaterra, sino una guerra para la expansión de la nueva nación hacia tierras de Florida, Canadá y el territorio indio”. Fue durante esta guerra cuando Jackson llevó a cabo la matanza de cientos de indígenas de la tribu creek, incluyendo varones, mujeres y niños.

Acabada la guerra, Andrew Jackson realiza un tratado que dejará sin más de la mitad de su territorio a la tribu creek. Este tratado, según nos dice Howard Zinn, “dio pie a algo nuevo e importante. Concedía a los indios la propiedad individual de la tierra, consiguiendo así abrir fisuras entre ellos, rompiendo la costumbre de la tenencia comunal de la tierra, sobornando a unos con tierras, dejando a otros sin ella, introduciendo entre ellos la competitividad y la confabulación que marcaría el espíritu del capitalismo occidental.”

Entre 1814 y 1824 los colonos americanos se apoderarán de gran parte de los territorios de los pueblos indígenas del sur: tres cuartas partes de Alabama y Florida, una tercera parte de Tennessee, una quinta parte de Georgia y Mississippi, y parte de Kentucky y Carolina del Norte. Toda esta adquisición de territorio servirá de base para la cosecha de algodón y las fincas trabajadas por esclavos negros.

Durante la presidencia de Andrew Jackson y la de su sucesor Martin Van Buren, se obligó a setenta mil indígenas a desplazarse desde sus tierras al este del Mississippi, hacia el oeste. Permanecerá en Nueva York la Confederación iroquesa, aunque se expulsarán de Illinois a los pueblos sac y fox tras la Guerra de Halcón Negro (Black Hawk), líder indígena que se rebeló contra los estadounidenses.

Entre 1860 y 1910 el ejército estadounidense destruirá poblados indios de las Grandes Llanuras para facilitar la construcción de vías de ferrocarril y poseer los mejores terrenos. Los pueblos indígenas estarían divididos (lo cual debilitaría sus acciones) y acabarían recluidos en reservas sumidos en la pobreza, muchos de los cuales morirían por hambre. En 1887, la Ley de Distribución de Tierras intentó dividir las reservas indias en pequeñas parcelas para que pertenecieran a indios individuales, intentando convertirles en pequeños propietarios, al igual que sucedía con los estadounidenses blancos que colonizaban el Oeste. Sin embargo, gran parte de estas tierras acababan como propiedad de especuladores blancos, por lo que la inmensa mayoría de los indígenas quedarán recluidos en las ya citadas reservas.

En 1890 tiene lugar uno de los episodios más sanguinarios de la Historia de los EEUU: la masacre de Wounded Knee, en la reserva india de Pine Ridge, situada en Dakota del Sur, por parte del 7º Regimiento de Caballería. Este episodio se considera la última gran masacre contra los pueblos indios, dejando un saldo de entre 200 y 300 hombres, mujeres y niños de la tribu lakota muertos de los 350 que había originalmente. Como recompensa a esta masacre, los veinte miembros del regimiento que habían matado a más personas fueron galardonados con la Medalla de Honor. Este episodio se convertiría en un importante hito para el posterior activismo indígena.

4) Siglo XX: el renacer de la comunidad

 

Durante la presidencia de Franklin Delano Roosevelt (1933-1945) hubo un intento de mejorar la vida de las comunidades indígenas al ocupar el cargo de Jefe de la Oficina de Asuntos Indios el sociólogo John Collier, simpatizante de la causa india. No obstante, no hubo ningún cambio sustancial en la vida de los indígenas, continuando gran parte de ellos recluidos en las reservas.

Pese a la tendencia a la desaparición de estas comunidades, ya que en los años 30 sólo quedaban 300.000 indígenas del millón o más que se calcula que había habido en el área territorial estadounidense, poco después comenzaron a crecer en gran número. Para 1960, había 800.000 indígenas en EEUU, la mitad de ellos recluidos en reservas y la otra mitad en poblados repartidos por todo el país. Es a partir de este momento cuando el activismo indígena se va a intensificar en Estados Unidos.

Como forma de protesta, los activistas indígenas sacaron a relucir los más de 400 tratados que habían firmado con el gobierno estadounidense, los cuales habían sido todos violados. Siguiendo con Howard Zinn, “en tiempos de la administración de George Washington, se firmó un tratado con los iroqueses en Nueva York, <<Estados Unidos reconoce que todas las tierras dentro de los límites arriba mencionados son propiedad de la nación Seneca>>. Pero a principios de los años sesenta, durante la presidencia de Kennedy, los Estados Unidos ignoró el tratado y construyó una presa en este territorio, anegando la mayor parte de la reserva de los Seneca”.

Así mismo, la Guerra de Vietnam (igual que había sucedido con el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos) sirvió de estímulo para que muchos combatientes indígenas tomaran conciencia de su situación, haciendo paralelismos con el imperialismo que EEUU ejercía sobre los vietnamitas. Un veterano indígena de Oklahoma declaró:

Los indios tuvieron que soportar las mismas masacres hace cien años. Entonces hicieron guerra bacteriológica. Depositaban viruela en las mantas indias (…) Llegué a conocer a los vietnamitas y me di cuenta de que eran igual que nosotros. Lo que estamos haciendo es destruirnos a nosotros mismos y también al mundo (…)”

En 1969 aparecerá la Primera Convocatoria de Eruditos Indio-Americanos, donde se hablaba de cómo los libros de texto ignoraban o insultaban a sus pueblos. También, como forma de protesta, realizarán ocupaciones, como la de marzo de 1973, donde se ocupará Wounded Knee, demandando al gobierno tierras y derechos para los pueblos indígenas. Este episodio está estrechamente relacionado con la detención de Leonard Peltier, ya que es el lugar donde fue detenido.

A las pocas horas de la ocupación de Wounded Knee, doscientos agentes del FBI, oficiales federales y policías de la Oficina de Asuntos Indios rodearon y bloquearon el poblado, trayendo consigo vehículos armados, rifles automáticos, ametralladoras, lanzagranadas y granadas de gas que emplearon para reprimir a los indígenas, llegando a asesinar a 60 de ellos sin que esto se haya investigado. Pese a todo, la ocupación se mantuvo por la solidaridad que hubo hacia este movimiento por parte de otras comunidades indígenas y las simpatías que obtuvieron de ciudadanos de otros países.

El pulso entre estos indígenas y el gobierno continuó hasta 1975, cuando se produce un tiroteo provocado por los grupos paramilitares que cercaban el poblado. Leonard Peltier y otros dos indígenas serán detenidos. A estos últimos se les absolverá porque según la sentencia, “actuaron en defensa propia”, manteniendo a Peltier como cabeza de turco, a pesar de que el propio gobierno reconoció que no sabía quién había disparado a esos agentes. El pasado año, el Huffington Post publicó una carta del fiscal que llevó a Leonard Peltier a la cárcel, James H. Reynolds, dirigida al actual presidente Joe Biden, donde afirma que “no fuimos capaces de probar que el Sr. Peltier cometiera personalmente ningún delito en la reserva Pine Ridge”.

5) Conclusiones

Pese a las evidencias de su inocencia, se mantiene a día de hoy a Leonard Peltier en prisión, donde su estado de salud empeora cada día. Todo apunta a que se le está utilizando para atemorizar a otros activistas indígenas, del mismo modo que en el pasado y en el presente se mantuvo a activistas afroamericanos en prisión, como es el caso del también preso político Mumia Abu-Jamal (periodista y ex militante de los Panteras Negras) que lleva cuarenta años en el corredor de la muerte. Eso cuando no los asesinaban directamente como hizo el FBI y la policía de Chicago con Fred Hampton (presidente del ya citado partido) a la edad de 21 años mientras dormía.

Desde el Partido Comunista Obrero Español abogamos por la liberación inmediata tanto de Leonard Peltier como de Mumia Abu-Jamal, así como de otros presos políticos de otros estados como ya hicimos con los del Estado español o los del francés. Así mismo, defendemos que sólo a través del socialismo se podrá alcanzar la igualdad de oportunidades entre los individuos más allá de las diferencias de color o de sexo. No en vano muchos afroamericanos, al mismo tiempo que luchaban por sus derechos civiles en EEUU, encontraron un modelo de sociedad inclusiva en la Unión Soviética o encontraron refugio como exiliados en la Cuba revolucionaria.

 

¡POR LA LIBERTAD DE LEONARD PELTIER!

¡LIBERTAD PARA LOS PRESOS POLÍTICOS!

¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO!

 

SECRETARÍA DE RELACIONES INTERNACIONELES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E)

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