El próximo 5 de noviembre tendrán lugar las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, el país más terrorista y asesino en la historia de la humanidad.

Una vez se constató la pérdida de facultades del viejo criminal de guerra Joe Biden, la maquinaria propagandista de los demócratas se puso en marcha y apuntó hacia el feminismo como punta de lanza de su nueva campaña electoral.

En este aspecto, para un movimiento reformista e interclasista como es el feminismo, la opción de Kamala Harris es una apuesta más que idónea, ya que cuenta con el género y la ascendencia perfecta para disfrazar de inclusiva a esta recalcitrante reaccionaria política. Todo se reviste de simbolismo: ¡la primera mujer presidenta! ¡la primera presidenta afroamericana! ¡la primera presidenta asiática-estadounidense!, obviando que se está encumbrando a una auténtica genocida cuyas manos están manchadas con la sangre de los proletarios palestinos asesinados por las armas y el material militar vendido a Israel, las mujeres migrantes víctimas de esterilizaciones forzosas o la terrorífica lista de hermanos de clase afroamericanos muertos a manos de la policía.

Aunque traten de hacerse pasar por políticos ejemplares, encumbrados por figuras de la cultura pop como Taylor Swift, los comunistas no olvidamos que el Partido Demócrata es el partido de las deportaciones masivas, de la separación de los niños migrantes de sus familias, del muro de México, de los asesinatos con drones y de la guerra imperialista en Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen y Ucrania.

El candidato republicano no es menos indecente y criminal, aunque reciba elogios desde la derecha del movimiento comunista internacional, es decir, desde el socialchovinismo y desde ese engendro contrarrevolucionario que se hace llamar MAGA-Communism. Donald Trump, con una campaña electoral marcada por el anticomunismo más acérrimo y las fake news racistas, trata de alienar a las amplias masas proletarias con un pretendido mensaje anti-establishment que señala a la administración política anterior como la culpable de todos los males que asolan a la nación. Sin embargo, como buen fascista, y pese a sus supuestas excentricidades, la bandera de Donald Trump es la misma que la de Kamala Harris: la bandera del capital financiero, la del neoliberalismo más salvaje y asesino, la del furibundo anticomunismo y la subyugación de los trabajadores y pueblos del mundo a los designios del imperialismo estadounidense.

El carácter de clase y las políticas de los Estados Unidos permanecerán invariables con indiferencia de que gobiernen demócratas o republicanos, pues tanto Kamala Harris como Donald Trump son marionetas de los monopolios.

Mientras la burguesía se ve inmersa en un nuevo circo electoral y prosigue con su labor contrarrevolucionaria a lo largo y ancho del mundo, los marxistas-leninistas defendemos el derrocamiento de la burguesía monopolista y la destrucción del parlamentarismo burgués por medio de la guerra civil revolucionaria y la imposición de la dictadura del proletariado.

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

Madrid, 16 de septiembre de 2024

SECRETARÍA DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)