Durante los atentados de La Habana, Posada recibió protección de Embajada USA

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Mientras dirigía desde El Salvador los atentados de La Habana, el terrorista internacional Luis Posada Carriles realizó un viaje a Europa y Africa, en una operación de tráfico de armas. Estuvo entonces asilado en la Embajada de Estados Unidos en la República de Sierra Leona, con pasaporte salvadoreño falso, durante el golpe de estado que lo sorprendió en ese país, el 25 de mayo de 1997.

 

El agente de la CIA de origen cubano se encontraba en el país africano para resolver un traslado ilegal de armas a El Salvador, con la complicidad de altos oficiales del partido ultraderechista ARENA, reveló desde la capital salvadoreña una ex oficial de esa organización política que pidió conservar el anonimato, por razones de seguridad.

Según esa misma fuente, muy enterada de las actividades pasadas del terrorista que actuaba por cuenta de la inteligencia estadounidense, la principal protección de Posada Carriles en El Salvador, antes de los atentados en La Habana, fueron el entonces viceministro de Seguridad, Hugo Barrera, líder histórico de ARENA, y Mario Acosta, entonces Ministro del Interior y quien continúa siendo hoy un importante dirigente de ese partido ultraderechista.

Fue el propio Acosta quien autorizó y encubrió los trámites para la obtención del documento que permitió a Posada viajar luego con falsa identidad.

En el falso pasaporte salvadoreño número 547378 a nombre de Franco Rodríguez MENA, usado por Posada, aparece la visa de Sierra Leona junto a cuños que demuestran su entrada por la vecina nación de Liberia.

El terrorista cubanoamericano también tuvo entre sus cómplices en El Salvador a Rodrigo Ávila, director de la Policía Nacional Civil.

Precisa el contacto salvadoreño que el tema del terrorista internacional Luis Posada Carriles acaparó recientemente las conversaciones en los círculos vinculados a su larga presencia en ese país. Las acusaciones de intento de magnicidio lanzadas desde Caracas en contra de este mercenario CIA refugiado en Miami y la participación activa de su padrino hondureño y también agente Ralph Nodarse en el golpe de Tegucigalpa, solo estimularon las preocupaciones de la ultraderecha.

Tan buenas eran sus “conexiones” que Posada Carriles viajó a Estados Unidos el 26 de agosto de 1997 (vuelo 730 de Taca Internacional con destino a New York) con este mismo pasaporte. Unos ocho días antes del fatídico atentado en el hotel Copacabana, el 4 de septiembre, donde muere el joven turista Fabio di Celmo.

Radicado en EE.UU., donde se le da protección, Posada debía comparecer ante un tribunal de El Paso este 10 de agosto. Sin embargo, la Fiscalía y la Defensa, cómplices del procedimiento dilatorio que dura ya más de cuatro años, convinieron en posponer una vez más su comparecencia, hasta febrero próximo.

DE ABRIL A JULIO, SE INTERRUMPE LA CADENA DE ATENTADOS

Estos nuevos fragmentos de las andanzas de Posada, convierte lo que era una simple anécdota sobre su presencia en Sierra Leona —que contó en algunas oportunidades sin precisar las circunstancias— en un acontecimiento doblemente significativo, por el papel de protección jugado por la diplomacia norteamericana a favor del terrorista cuya verdadera identidad, desde luego, conocía.

La cronología de los atentados en los meses donde Posada realiza su viaje confirma la información.

El 12 de abril de 1997 explota un artefacto en un baño de la discoteca Aché del hotel Meliá Cohiba, de La Habana. El 30 del mismo mes, fue descubierto y desactivado un artefacto explosivo colocado en el piso 15 del mismo hotel.

El autor de estos dos últimos hechos fue identificado luego por los expertos de la policía cubana. Se trata del terrorista salvadoreño Francisco Chávez Abarca, brazo derecho de Posada en la campaña terrorista, detenido más tarde en San Salvador como jefe de una red de robacarros y luego liberado por el aparato judicial de ARENA.

A partir de ese 12 de abril, los atentados se interrumpen hasta el 12 de julio cuando cuatro personas resultan heridas al estallar bombas en los hoteles Capri (donde se desarrollaba una actividad infantil) y “Nacional”.

El autor fue identificado como el mercenario salvadoreño Raúl Ernesto Cruz León, quien realizará el siguiente 4 de septiembre el atentado que mata al joven turista italocanadiense Fabio di Celmo.

“OYE, MI HERMANO, ESTA HISTORIA ES DE PELÍCULA”

El 11 de mayo de 2007, el afamado periodista e investigador Reinaldo Taladrid Herrero publicó en Granma la trascripción de grabaciones de 14 llamadas telefónicas realizadas por Posada en el periodo comprendido entre el 21 de febrero al 9 de septiembre de 1997.

En la llamada efectuada el 9 de junio de 1997 por Francisco “Paco” Pimentel a Posada Carriles desde Venezuela a El Salvador, tal como fue revelada textualmente por Taladrid, Posada cuenta su viaje a Europa y África de la manera siguiente.

“Oye mi hermano, esta historia es de película, después del viaje por Europa, tuve que ir a África y estuve en Freetown, en Sierra Leona, allí me cogió uno de los tantos golpes de estado que se dan en esos países y se armó una batalla campal en la ciudad, la única posibilidad que tuve de escapar fue metiéndome en la embajada americana y de allí salir del país protegido por ellos”.

Los archivos de Sierra Leona revelan que el golpe de estado que sorprendió a Posada en ese país tiene lugar el 25 de mayo de 1997. Se trata de un golpe militar que derrocó al gobierno civil del presidente Ahmad Tejan Kabbah.

La campaña terrorista desarrollada entonces por Posada fue orientada, financiada e incluso utilizada en una campaña paralela de desinformación en Miami por la Fundación Nacional Cubano Americana, un grupo miamense con pasado terrorista, connotado satélite de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.

“ES ALGO MUY EMBARAZOSO”

La periodista norteamericana Ann Louise Bardach, conversando años después con Democracy Now, comenta de esta manera cómo Posada le contó el incidente de Sierra Leona cuando se gravó la conocida entrevista publicada por The New York Times el 12 de julio de 1998.

“Mire, esto es algo muy embarazoso, como Luis Posada me dijo en la entrevista que no era un ciudadano norteamericano sino un ciudadano venezolano, y me dijo que todos estos falsos pasaportes y estos falsos nombres, incluyendo uno de Estados Unidos, que lo llevó en una embajada en Sierra Leona (…). Así que un hombre pasa las fronteras con un falso pasaporte y un falso nombre y luego pide asilo. Es embarazoso para el departamento de Seguridad de la Patria. Es embarazoso para Inmigración…”

Más embarazoso aún es el hecho cuando ocurre en medio de una campaña de atentados cuyo autor el gobierno norteamericano pretende desconocer.

En la citada entrevista con Bardach en 1998, Posada confesaba estar detrás de los atentados de La Habana ocurridos el año anterior.

Posada se jactó luego de esta misma hazaña ante María Elvira Salazar, en la televisión de Miami.

CRONOLOGIA DE UN AGENTE

Posada llegó a El Salvador en 1985, después de su evasión de una cárcel venezolana, arreglada por la propia CIA, en una pequeña avioneta Cessna 310 de dos motores que hizo escalas en Panamá y Costa Rica.

Un tal “capitán Roberto Leiva”, enviado por “El Gato” Rodríguez, le proporciona entonces varias piezas de identificación civil y militares bajo el nombre de Ramón Medina Rodríguez, uno solo de los alias que usó luego en el país.

Posada identificará más tarde como uno de sus “más estrechos colaboradores” al entonces jefe de la fuerza Aérea, general Juan Rafael Bustillo.

Meses más tarde, el derribo en Nicaragua de uno de los Cessna de la flota de avionetas que maneja Posada provoca un escándalo político en Estados Unidos y el agente CIA se pasa tres meses en Xanadú, una lugar de descanso cercano a El Sunzal.

Es entonces que la CIA reubica a Posada como “asesor de investigaciones” de la Policía Nacional del presidente José Napoleón Duarte.

El politiquero derechista Hugo Barrera, quien trabajaba “en conexión” con la Embajada yanqui, fue quien contrató en este período al agente CIA Víctor “Zacarías” Rivera como asesor de un equipo especial “antisecuestros”. Ahí tambien la CIA ubicó al “comisario” Posada.

El propio “Zacarías” afirmó, en marzo 2008, en una entrevista con el diario Prensa Libre de Guatemala, que llegó a San Salvador “a finales de 1982 y principios del 83”, luego de “apartarse” de los servicios de inteligencia venezolanos, para “gerenciar” lo que llamó un “esfuerzo de asesoramiento” de los organismos de seguridad pública.

Según Posada, Duarte lo llamaba a su propia casa y afirma que se volvió su asesor personal, al grado que el mandatario le puso guardaespaldas.

Todo con la bendición de la antena CIA de “la Embajada” local y mientras John Negroponte, agente de la Compañía veterano de Vietnam, dirigía las operaciones de la Contra desde su puesto de embajador en Honduras, dirigiendo a las tropas mercenarias de la Contra con la ayuda de Otto Reich, funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos de la conexión Reagan-Bush .

Luis Posada Carriles, el experimentado torturador y asesino de la policía secreta venezolana, quien ordenó la destrucción en pleno vuelo de un avión civil cubano con 73 pasajeros, sirvió como asesor de Duarte en materia de represión durante gran parte de la guerra interna que provocó decenas de miles de muertos y desaparecidos.

En su libro Los Caminos del Guerrero, Posada escribe textualmente acerca de su presencia en el país centroamericano en los años 80 cuando dirigía las operaciones de tráfico de droga contra armas por cuenta de la CIA: “En El Salvador, además de Félix (el agente CIA cubanoamericano Rodríguez Mendigutía) y yo, estaba el coronel Luis Orlando Rodríguez, quien junto con su comandante, el coronel (James) Steele, cooperaron más allá de sus límites”.

Precisa acerca de Luis Orlando Rodríguez que era “también cubano”, y que ocupaba una alta posición en Guatemala y, desde allí, fue hombre clave en las primeras etapas de la Contra nicaragüense.

Despues del arresto de Posada en Panamá, un diario salvadoreño, reportó que José Ramón Sanfeliú, gerente de Talleres Moldtrock, quien importaba ilegalmente armas con Posada…confesó que conocía al terrorista “y que éste le fue presentado por el coronel Luis Orlando Rodríguez, el segundo de los asesores en la embajada estadounidense”.

En distintas oportunidades, el muy locuaz asesino contó que tiene por lo menos cuatro pasaportes, todos con nombres distintos.

EL SALVADOR, BASE DE OPERACIONES DE LA FNCA/CIA

Posada dejó El Salvador en 1989 y se convirtió en asesor personal de investigaciones del presidente guatemalteco Marco Vinicio Cerezo Arévalo.

Reaparecerá sin embargo en San Salvador en 1997, ejecutando un contrato de la Fundación Nacional Cubano Americana para desarrollar atentados contra el presidente de Cuba y realizar una campaña de terror en instalaciones turísticas de la Isla, paralelamente a operaciones comerciales ocultas que quedan por definir.

Posada se enrosca entonces con los herederos del Mayor Roberto D’Aubuisson Arrieta, fundador del partido de inspiración fascista ARENA.

Mantuvo desde ese período en ese país una base de operaciones para sus actividades contra Cuba con la complicidad evidente de las autoridades del país dominado por sucesivas administraciones del mismo partido.

Es en territorio salvadoreño que recluta en 1997 a quien será su brazo derecho, el pandillero Francisco “El Panzón” Abarca, así como a varios mercenarios, entre ellos Raúl Ernesto Cruz León y Otto Rodríguez Llerena.

Tan buenas eran sus “conexiones” que Posada Carriles viajó a Estados Unidos el 26 de agosto de 1997 (vuelo 730 de Taca Internacional con destino a New York) con este pasaporte salvadoreño que uso para viajar a Sierra Leona.

El 5 de octubre de 1999, el Gobierno cubano entregó al gobierno de Francisco Flores un amplio informe sobre Posada Carriles, quien se encontraba entonces en ese país preparando nuevas acciones terroristas. Sin resultado alguno.

El 26 de abril del 2000, Posada viaja a Miami con un falso pasaporte salvadoreño. El mismo que usaba cuando fue capturado en Panamá, en noviembre del 2000, procedente de El Salvador cuando conspiraba para volar el anfiteatro universitario de la capital donde iba a hablar el Presidente cubano, en el marco de la Cumbre Iberoamericana.

Al salir rumbo a Panamá, Posada Carriles dejó un lujoso apartamento, en un barrio exclusivo de la capital, a unos minutos de la Embajada norteamericana.

“NO VOY A ECHAR PA’LANTE A NADIE”

En una entrevista con el diario Prensa Gráfica, realizada en el 2003 en su celda de Panamá, Posada se negó a hablar de sus contactos con el Gobierno de Duarte: “Oyeme… me la está poniendo dura… ¿eh?… no voy a echar ‘pa’lante’ a nadie porque usted está ahora aquí”, lanzó con su habitual prepotencia al reportero que lo interrogaba.

El primero de octubre del 2005, la Policía Nacional Civil (PNC) de El Salvador reportó la captura de 22 miembros de una banda internacional de ladrones de autos cuyo líder, Francisco Antonio Chávez Abarca, el principal cómplice de Luis Posada Carriles en la campaña de terror de La Habana.

En varias oportunidades, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) reclamó una investigación para establecer las circunstancias exactas de la presencia de Posada Carriles en El Salvador.

La Comisión de Seguridad Pública del Congreso Salvadoreño también reclamó un informe sobre la actividad ilegal desarrollada por Posada y la Empresa Moldtrok. El entonces ministro de Seguridad salvadoreño, Francisco Bertrand Galindo, rechazó la solicitud.

La férrea oposición de ARENA derrotado en las última elecciones presidenciales – impidió en cada ocasión que las iniciativas del FMLN se convirtiesen en un instrumento legal.

 

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