Comunicado sobre la agresión imperialista de Estados Unidos contra Irán en Bagdad

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El Partido Comunista Obrero Español (PCOE) condena firmemente el ataque ejecutado en la madrugada del 3 de enero por fuerzas militares de Estados Unidos en las inmediaciones del Aeropuerto de Bagdad, República de Irak, en la que acabaron asesinados el comandante de la Fuerza Quds de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, el mayor general Qasem Soleimani, y el comandante líder de la alianza paramilitar iraquí Fuerzas de Movilización Popular, Abu Mahdi al-Muhandis.

La operación bélica, dirigida directamente contra un jefe militar y un grupo de oficiales de alto rango de un país soberano, vulnera el Derecho Internacional y eleva las tensiones en Oriente Medio. El ataque supone un cambio cualitativo en el prolongado conflicto en la región abierto por las agresiones del imperialismo estadounidense y de su lacayo sionista Israel. El asesinato de Qasem Soleimani enciende la mecha de una guerra interimperialista de escala mayor cuyas consecuencias pagarán principalmente las clases laboriosas de los pueblos de Irán e Irak.

La agresión imperialista de Estados Unidos tiene lugar en un contexto de decadencia de su hegemonía en el mundo. El periodo de supremacía absoluta del imperialismo yankee, que se abrió con el colapso de la única superpotencia que le hacía frente, la URSS, y con el fin de la Guerra Fría, atraviesa hoy por su ocaso tras más de dos décadas de tiranía indiscutida. El auge de las nuevas potencias imperialistas de los BRICS, encabezadas por China y Rusia, disputan los intereses de Estados Unidos y el control de los recursos hidrocarburos de sus colonias de facto. La humanidad ha retornado al punto de partida, a principios del siglo XX, cuando las potencias imperialistas pensaban poder arreglar entre ellas la suerte del mundo y se enfrentaban en guerras de rapiña para repartirse las colonias y expandir sus intereses imperialistas.

El imperialismo estadounidense es consciente de su decadencia. La derrota de sus aliados yihadistas en la Guerra de Siria, que se saldó con la victoria del Ejército del Gobierno de Bashar al-Assad y de su aliado principal, el imperialismo ruso, supuso un punto de inflexión en la pugna interimperialista por el control político y económico de Oriente Medio y de sus recursos naturales. Tras décadas de hegemonía de Estados Unidos y de su aliado israelí, la correlación de fuerzas en la región es hoy favorable a su contrario imperialista, la Federación Rusa, y a su aliado más potente, Irán.

Estados Unidos se ha visto en la necesidad de lanzar un órdago temerario en Oriente Medio tras la concurrencia de distintas variables que le son adversas: la debilitación de algunos de sus aliados más importantes en la región, como lo son las milicias kurdas del YPG o algunos frentes yihadistas sirios y afganos; el fortalecimiento de enemigos como Siria o Irán, aliados del imperialismo ruso, que extienden su influencia en Oriente Medio a ritmos cada vez más acelerados, notablemente en el Líbano y en Irak; el fracaso del diálogo con Corea del Norte, cuyos compromisos incluían no vender tecnología nuclear a otros países, y que podría abrir la puerta a que Pyongyang venda la bomba H a Teherán, que durante años ha sido el principal interesado en comprar sus misiles nucleares; o el descubrimiento en noviembre de un nuevo yacimiento de petróleo en Irán con 53 mil millones de barriles de crudo que aumentaría las reservas iraníes en más de un tercio. Y, de fondo, un impeachment a Donald Trump y unas elecciones estadounidenses para noviembre de 2020 que empujan a su actual presidente a ejecutar este tipo de operaciones como prueba de fuerza y a tomar decisiones que, en muchos casos, lejos de obedecer a los intereses de los monopolios estadounidenses, atienden más bien a objetivos personalistas del jefe de la Casa Blanca. Así pues, el atentado en Bagdad no va a hacer sino deteriorar todavía más las relaciones de Washington con sus aliados y acelerar la pérdida de su influencia en la región, como lo certifica la resolución del Parlamento del que ha sido su Estado títere durante años, Irak, de poner fin a la presencia de las tropas de la coalición liderada por Estados Unidos en su territorio. Todos estos factores de peso, junto con la crisis de su liderato monetario y con la caída de sus reservas petrolíferas, explican la actitud bélica de la superpotencia imperialista yankee en la actual coyuntura de Oriente Medio.

El PCOE lamenta las muertes causadas por la agresión imperialista estadounidense y se solidariza con los pueblos de Irán e Irak, al tiempo que hace un llamamiento para que se respete el Derecho Internacional y la soberanía de los países afectados por el conflicto. La operación de las Fuerzas Armadas yankees en Bagdad es síntoma de la decadencia de Estados Unidos y de la pérdida de su hegemonía en Oriente Medio ante al auge de nuevas potencias imperialistas. La crisis general del capitalismo, cuyas contradicciones se exacerban cada día, obliga al imperialismo a emprender guerras de rapiña por el control de recursos naturales que se tornan cada vez más desesperadas y numerosas. El asesinato de Qasem Soleimani agudiza la espiral de tensión en Oriente Medio y acarreará más sangre, hambre, migraciones y muerte al proletariado que vive en el epicentro del conflicto interimperialista.

Solo la solidaridad entre pueblos, la alianza internacionalista de los proletarios del mundo, la unidad en torno a un frente antiimperialista y el avance progresivo de la revolución socialista mundial podrán evitar que se derrame más sangre. El capitalismo es sinónimo de miseria y de muerte para el proletariado. Es el sistema que empuja a las potencias imperialistas a librar guerras que enfrentan a los obreros de distintos países entre sí con el fin de someterlos y de imponer neocolonias para expoliar sus recursos naturales. Solo mediante la lucha organizada contra el enemigo de clase, la burguesía, y la liquidación de su sistema de explotación capitalista, raíz y origen de los problemas fundamentales que azotan al planeta y a los pueblos que lo habitan, la clase obrera podrá romper las cadenas de su opresión. Solo con la conquista revolucionaria del poder y la construcción de un sistema nuevo, el Socialismo, el proletariado podrá vivir una vida digna y de pleno derecho. Únicamente así, la humanidad podrá avanzar junta hacia la sociedad sin clases, basada en la justicia y la igualdad, libre de explotación y encaminada hacia la paz mundial: el Comunismo.

 

¡Abajo el imperialismo criminal!
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Por el Socialismo!

Secretaría de Relaciones Internacionales del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)

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