¿ El último paso ?

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De ningún modo los capitalistas tendrán freno mientras los trabajadores y el pueblo unido no se les opongan. Han destrozado nuestras vidas en el presente y también para el futuro. Pero no es suficiente para ellos. Lo quieren todo y saben que pueden tenerlo todo porque los sindicatos, los partidos parlamentarios, los de derechas y los falsos de izquierdas, todos están a su servicio. Sin embargo, son conscientes de que tarde o temprano tendrán su merecido, y por eso su próximo paso consiste en adecuar la situación para que los trabajadores y el pueblo tarden lo máximo posible en organizarse. Tenía que ser un paso canallesco, criminal. Que dividiera a los trabajadores, que los hiciera más sumisos y los enfrentara entre sí abaratando la mano de obra para conseguir un mal trabajo. Luego, una vez establecidas las nuevas reglas del juego ya más libres aún, atacarán más y más. ¡Son insaciables! ¡Son capitalistas!

 

 Los gobiernos europeos ya no vacilan un instante: aquéllos dicen quiero esto; van y lo toman. Todo está contemplado con tan solo adecuar el salario a la productividad. Pero ¿Qué es la productividad? ¿Cómo se mide? Por supuesto, es subjetiva y ahí entra todo; si observas buen “comportamiento”, si no te pones enfermo, si no te metes en jaleo, si reverencias a tus superiores, si ocultas tu salario al compañero, si trabajas sábados, domingos y fiestas de guardar, si produces más horas sin cobrarlas, si chivas a tus compañeros, o sea, si eres esquirol, probablemente tendrás tu recompensa, porque en lo que se refiere al trabajo es por añadidura que todos se prestan ya a rendir el máximo para continuar manteniendo su puesto de trabajo. La productividad es competencia entre los trabajadores, odio entre ellos y una división insuperable. La próxima carrera más estudiada y más rentable será la de “lameculos”. Así lo ha diseñado el capital y eso es lo que los gobiernos y parlamentos de Europa van a aprobar con la ayuda infalible de los traidores.

 El patrón no quería seguir en la ilegalidad al emplear a inmigrantes por menos jornal que el trabajador autóctono. Ahora ya lo puede hacer con la ley en la mano: con solo decir que no rinde igual, es suficiente.

 Pero el odio de clase que exhiben los burgueses, sus gobiernos, sus partidos políticos y sus sindicatos contra los trabajadores, reclama la conjunción de todas las fuerzas pequeñas o menos pequeñas anticapitalistas para abrir las fabricas y penetrar en los centros de trabajo con el fin de hablar con los comités, únicos órganos con influencia entre los trabajadores, para arrancarlos del  dominio de los dirigentes y funcionarios vendidos, a fin de organizar a los pueblos y barrios y unirnos todos en un FRENTE UNICO DEL PUEBLO para hacerles frente. UNIDAD Y ACCIÓN. NO CABE OTRA ALTERNATIVA. NO ES HORA DE PENSAR EN ELECCIONES EN LA QUE NADA TENEMOS QUE HACER.

 

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL

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