La Mancha enfrenta un conflictivo proyecto con la instalación de una planta de biometano
La Mancha enfrenta un conflictivo proyecto con la instalación de una planta de biometano. Esto para los vecinos tiene unas consecuencias nefastas tanto a nivel ambiental como sobre la propia seguridad. La mirada cortoplacista invita a estudiar un poco más a fondo los pros y los contras de esta iniciativa.
Vamos a analizar en concreto el proyecto de Valdepeñas, el municipio que se verá más afectado de todos cuantos afectan a La Mancha.
Aparte de la alta inversión, la planta necesita un mantenimiento y suministro constante y abundante de materia orgánica para evitar fallos técnicos o pérdidas de eficiencia. La recolección, transporte y almacenamiento del sustrato puede ser compleja y costosa. Aparte de un funcionamiento molesto para los vecinos, también se derivan olores y contaminación del agua y del suelo que pueden provocar daños irreversibles en el medio natural. Se suma a todo esto las posibles fugas de metano y riesgos de explosión durante la digestión o upgrading y que el metano es un gas de efecto invernadero potente.
Es curioso mencionar que la planta se pretende instalar a 1’5 km de dos de los barrios más obreros de Valdepeñas, como son Lucero y Virgen de La Cabeza, que serían los que más sufrirían las consecuencias, tal y como podemos ver en este mapa.
Mientras, el Nuevo Valdepeñas, la zona emergente de empresas de ocio e industria, y además, donde viven los más adinerados de la ciudad, si bien es cierto que sí se vería afectada, no es, ni de lejos, lo mismo que harían Lucero, Virgen de La Cabeza y, en menor medida, pero también con altos niveles de contaminación, San Nicasio y San Pedro.
Lo único beneficioso para la clase obrera de Valdepeñas sería la creación de los puestos de trabajo, pero de otras experiencias sabemos que se crearán mediante la subcontratación y con un altísimo porcentaje de trabajo temporal.
A este proyecto, en La Mancha añadimos los de Manzanares, La Solana, Albacete, Toledo o Ciudad Real, Tomelloso o Alcázar de San Juan, entre otros, por lo que estamos hablando de que se verán afectadas más de 300.000 personas, llevándose la mayor cantidad de residuos el eje Llanos-Valdepeñas.
Ante este hecho, el PCOE de Ciudad Real nos oponemos a este proyecto que se puede equiparar al todavía abierto de la mina, con unas similitudes muy parecidas (paupérrimos puestos laborales, extrema contaminación, desvaloración del suelo y destrucción del principal motor económico de Valdepeñas…).
El cortoplacismo es el arma de la burguesía para generar beneficios inmediatos en un sistema quebrado, el capitalismo, y que sólo puede aspirar a la ganancia inmediata debido a su bancarrota moral y económica.
En el otro extremo se sitúa la clase obrera como garante de los recursos naturales y de la socialización de los beneficios fruto del trabajo social, que dé respuesta a toda esta violencia medioambiental y vecinal y que no es otra que la superación de este sistema roto y caduco mediante la construcción del socialismo.
La clase obrera organizada, como en el caso de la mina, volverá a librar la batalla y volverá a vencer como lo hizo en 2016 y como lo hará próximamente, no nos cabe duda de eso.
El PCOE volverá a estar en esta lucha parcial para educar como vanguardia revolucionaria a la clase obrera con la consigna de que la planta no es más que un solo síntoma de una enfermedad que se llama capitalismo y que siempre lleva aparejada la corrupción y el expolio.
Desde el PCOE sabemos que la clase obrera armada con la ciencia del marxismo-leninismo es invencible y trabajamos para ello en cualquiera de los frentes de lucha y hoy en Valdepeñas la planta del biometano es el frente.
COMITÉ PROVINCIAL DE CIUDAD REAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)