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Un nuevo movimiento comunista internacional

El centenario de la Gran Revolución de Octubre es una buena excusa, y un espléndido acicate, para que los comunistas reflexionemos sobre nuestro futuro  tras décadas de crisis y de desorientación que han permitido al enemigo minar, aún más, nuestra existencia. El más cálido homenaje que podemos ofrecer a aquellos hombres y mujeres que pusieron todo su empeño, su ciencia y en juego sus vidas por el ideal sublime de la igualdad y la fraternidad  es el de discurrir ideológicamente, sentando las bases para la recuperación e internacionalización del marxismo-leninismo que ha de convertirse, de nuevo, en el cimiento y en la fuente donde se embriden, y de donde emanen, las venideras luchas y conquistas revolucionarias.

La crisis del capitalismo nos ha cogido a los comunistas de todo el mundo en precario, sin habernos repuesto aún de las consecuencias de la pérdida del campo del socialismo. Ya no es posible levantar un nuevo Movimiento Comunista Internacional atendiendo a antiguas referencias que resultaron nefastas, producto del abandono de la lucha por preservar los principios frente  a gravísimas desviaciones y que han dado como resultado el colapso y el  derrumbe de una cantidad de Partidos Comunistas que hoy vegetan y se hallan en trance de desaparecer, en tanto que otros ya no pueden considerarse comunistas porque se han refugiado, definitivamente, en el oportunismo y apuestan por un imperio en las confrontaciones inter imperialistas; y, por último, los que tenemos la intención de restituir el marxismo-leninismo,  o no nos hemos desprendido de los vicios propios de las últimas etapas del Movimiento Comunista anterior o estamos aún en proceso de recuperación de fuerzas pues los avatares nos han relegado a la mínima expresión sin la influencia deseada en el movimiento obrero y popular de nuestros respectivos países. Así,  y salvo contadísimas excepciones, los comunistas estamos en horas bajas mientras los imperios están situando a la humanidad al borde de una guerra internacional de consecuencias indescifrables, de hecho, las contradicciones inter imperialistas se exacerban concretándose en conflictos y guerras locales y regionales.

Mas la caducidad del Movimiento Comunista Internacional no es óbice para apreciar, en su justa medida, todo lo que fue, y que tuvo mucho de bueno, sino para aprender de la historia con el propósito de no reincidir en viejos defectos. Atrás deben quedar las intrigas, las fracciones, el señalar con el dedo  obviándose las reglas dadas por todos con la falsa excusa de la diversidad de condiciones en los distintos países, pues de lo que se trataba por un amplio número de Partidos Comunistas era de abjurar de los principios revolucionarios y arrastrar a los demás hacia el revisionismo. El marxismo-leninismo y su cultura forman un todo único. Lo que no quiere decir que dentro de este universo teórico-práctico no existan márgenes para la adaptación, pero nunca para la traición.

El PCOE aplaude las reuniones internacionales de Partidos Comunistas, no tanto por su contenido y formas de concertarse de algunas de ellas  sino por evidenciar la necesidad de contactar y contrastar sobre la discusión abierta y sincera, al objeto de acendrar el camino que debe tomar el Nuevo Movimiento Comunista.

Comprobamos, porque alguna vez hemos asistido, que determinados encuentros carecen de objetivos y, por consiguiente, se desarrollan exangües sin abordar la discusión ideológicaa la que estamos abocados sin más dilación  con la única intención de evitar el enfrentamiento sobre temas “escabrosos”. Así, estos encuentros terminan en el absurdo, se finiquitan con resoluciones y comunicados que quieren contentar a todos a costa de prescindir de lo sustancial; se evita,  pues, el debate sobre las cuestiones que afectan al devenir de los comunistas, sin cuya resolución será imposible construir el Movimiento Comunista Internacional que necesitamos. Es triste leer un documento que no aporta nada suscrito por una nómina importante de partidos que se reclaman comunistas.

La aparición de la Revista Internacional es una buena ocasión para intercambiar opiniones y deliberar teóricamente pero, por lo que se ve, al menos en lo que respecta a la experiencia nuestra, se ha convertido en un coto privado  donde sin ningún rigor y, por tanto, sin explicación alguna, se decide quién debe estar y quién debe ser condenado al ostracismo, persistiendo en los errores del pasado.

Mientras tanto, los intentos por superar los postulados de Marx, Engels y Lenin, bien desde la perspectiva revisionista, bien desde la puesta al día de filósofos y economistas cubanos, no son abordados en los encuentros internacionales. Por un lado,  la definición del Estado está siendo sometida a una revisión despiadada por el oportunismo internacional, que avanza desde América Latina hasta Europa sin una réplica en profundidad y, por el otro, amparándose en el anquilosamiento “estalinista”, la dialéctica tal como nos la transmitieron Engels y Lenin está siendo revocada desde Cuba, Argentina… mientras que el concepto “Capitalismo Monopolista de Estado” también está sujeto a las críticas por estimarse que fue un error la tesis de Lenin al respecto. Creemos que estas impugnaciones, naturalmente con distintos objetivos, determinan el reto teórico de nuestros días y son muy importantes como para pasarlas de soslayo.

Para el PCOE es vital el debate ideológico si de verdad perseguimos  la creación de un nuevo Movimiento Comunista  sano y compacto. Es cierto que en relación con las tácticas particulares de cada país hay que ser flexibles. La rigidez es la enemiga número uno del leninismo y creemos que defenderla no debe significar la relajación de los principios. Por esta razón no puede existir ningún motivo para evitar el debate teórico que hoy está sobre la mesa de discusión, al que nos emplazan los revisionistas y los compañeros cubanos, porque lo necesitamos y porque lo requiere el momento presente.

Bajo los auspicios de salvaguardar los principios revolucionarios, la independencia de cada partido sólo se puede dar a partir del abandono del marxismo-leninismo. Por consiguiente, el compromiso ha de ser sincero pero sólido. No importa el tiempo en que se tarde en construir el nuevo Movimiento Comunista Internacional; el PCOE se ha comprometido y se compromete a jurar fidelidad a los acuerdos que se lleguen en cada momento pero, como hemos expresado en varias ocasiones y hoy lo hacemos de nuevo, desde ya algunos partidos deben modificar su comportamiento de injerencia y de patronazgo que tanto daño han motivado a la causa comunista.

Debemos rematar evidenciando que desde la implosión de nuestro Movimiento, en muchos estados han aparecido diversas fuerzas que se reclaman del marxismo-leninismo y que, como nosotros, piden un lugar en el concierto internacional. Ante este fenómeno, creemos que no se puede “elegir” entre uno u otro  porque sí,  pues a lo que se está contribuyendo es a la acentuación de las divisiones en cada país en vez de propiciar la unificación de los comunistas. En la etapa actual de acendramiento, de clarificación, el comportamiento de determinados partidos ha resultado nefasto en nuestro país. Creemos que se está en el inicio del proceso de formación del Movimiento y, por tanto, si no hay impedimento ideológico, dichos partidos deben participar en igualdad de condiciones, pues de lo contrario y como hemos repetido en este documento, aún seguiremos estando condicionados por los vicios del pasado y así no llegaremos a ningún lado.

Comisión Ideológica del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español (P.C.O.E.)