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Iskra y el partido revolucionario

La lucha ideológica
 

La Iskra de Lenin apareció como heraldo de las ideas de vanguardia del siglo XX. A diferencia de la prensa socialdemócrata de Occidente, que limitaba su actividad a la propaganda de la política oficial de los partidos de la II Internacional, Iskra estuvo junto a la cuna del partido proletario de nuevo tipo, elaboró sus principios científicos, políticos y organizativos. El proletariado de Rusia tuvo en Iskra, por primera vez en la historia, un órgano periódico que podía conjugar orgánicamente el desarrollo creador del marxismo con la práctica del movimiento revolucionario. “Debemos recordar -decía el editorial del primer número del periódico, escrito por Lenin- que la lucha reivindicativa contra el gobierno y la conquista de concesiones parciales no son otra cosa que pequeñas escaramuzas con el adversario, ligeras refriegas de puestos avanzados, y que la batalla decisiva está por venir. Tenemos enfrente la fortaleza enemiga, bien pertrechada, desde la cual se nos lanza una lluvia de metralla que se lleva a los mejores luchadores. Debemos tomar esa fortaleza, y la tomaremos si unimos todas las fuerzas del proletariado que despierta y las fuerzas de los revolucionarios rusos en un solo partido, hacia el que tienden los elementos activos y honestos de Rusia”. 

Iskra frente al reformismo

Como señalaba Lenin, solamente la doctrina de Marx y Engels podía ser el fundamento de este partido. Al defender consecuentemente y desarrollar de forma creadora la teoría del comunismo científico, Vladimir Ilich planteaba ante Iskra como tarea primordial la superación de la influencia ideológica del oportunismo en las filas de la socialdemocracia, la denuncia de la esencia social del bernsteinismo, del “marxismo legal” y del “economismo” que causaban un daño irreparable en la formación de la conciencia de clase del proletariado. Consideraba que sólo la derrota completa de todos los tipos y manifestaciones de la ideología burguesa permitiría desbrozar el terreno para la difusión del marxismo en el movimiento obrero.

Un mérito inapreciable de Iskra consistía, ante todo, en haber despertado entre los socialdemócratas rusos un profundo interés por la doctrina de Marx y Engels, en haber elevado el papel de la tería revolucionaria en la lucha de clase del proletariado a una altura inmensa. Al rechazar la concepción revisionista de los partidarios de Credo, que predicaban la teoría de la espontaneidad en el movimiento obrero  y circunscribía el programa de la socialdemocracia a la exigencia de reformas sociales, Lenin mostró convicentemente que el verdadero partido proletario surgía en el proceso de unión del movimiento obrero  con la tería del marxismo. “La socialdemocracia -escribía Lenin en Iskra- es la unión del movimiento obrero con el socialismo. 

Señala tareas del movimiento obrero
Su tarea no es servir pasivamente al movimiento obrero en cada una de sus fases, sino representar los intereses de todo el movimiento obrero en su conjunto, señalar a este movimiento su objetivo final, sus tareas políticas, y salvaguardar su independencia política e ideológica. Desligado de la socialdemocracia, el movimiento obrero se empequeñece y se transforma por fuerza en un movimiento burgués: al sostener exclusivamente la lucha económica, la clase obrera pierde su independencia política, se convierte en apéndice de otros partidos y traiciona el gran concepto: ‘La emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma’.”

Iskra en la formación del Partido

Vladimir Ilich puso al desnudo, por primera vez en la historia del marxismo, las fuentes idelógicas del oportunismo en la socialdemocracia y formuló las tesis fundamentales de la doctrina sobre el partido proletario de nuevo tipo. Dio una respuesta exhaustiva a las cuestiones teóricas cardinales del tiempo como la correlación entre lo espontáneo y lo consciente en el movimiento obrero, el papel de la teoría de vanguardia, de la política y la organización en la actividad del partido, mostró la importancia del partido marxista como arma decisiva del proletariado en su lucha por la conquista del poder político y la construcción de la sociedad socialista.




La aristocracia obrera

aristNo sólo en la esfera económica se da a conocer la putrefacción del capitalismo monopolista, sino que también se manifiesta en el terreno de la superestructura ideológica y política.

 En un análisis de las tendencias fundamentales dentro del movimiento obrero, Lenin dedicó especial atención a aquella forma de corrupción y parasitismo que se expresa en el soborno por la burguesía de una capa privilegiada de la clase obrera. Tal soborno es posible económicamente gracias a las altas ganancias de los monopolistas. La burguesía destina una parte ínfima de sus colosales ingresos a comprar a los obreros más calificados, aislándoles de los sufrimientos y del ambiente revolucionario de la masa proletaria y creando en el seno de los trabajadores la denominada “aristocracia obrera”.

Con la ayuda activa de la burguesía, la aristocracia obrera se apodera de los puestos dirigentes en una serie de sindicatos y constituye la élite traidora de los partidos socialdemócratas. En connivencia con ciertos sectores de la pequeña burguesía y de la intelectualidad pequeñoburguesa, la aristocracia obrera representa la base social del oportunismo, o conformismo, dentro del movimiento obrero. Estos trabajadores aburguesados son, como dijo Lenin, auténticos agentes de la burguesía en el movimiento obrero, lacayos obreros de la clase capitalista.

 Aunque la aristocracia obrera, la burocracia sindical y política, sobornada por la burguesía, representa solamente una minoría insignificante de la población, disfruta, no obstante, de cierta influencia entre las masas, y por ello constituye un serio peligro para el movimiento obrero. Los oportunistas, al escindir las filas de los trabajadores, frenan el desarrollo de la lucha de clases, impiden que los obreros unifiquen sus esfuerzos y, con ello, debilitan el empuje de los trabajadores que tienden a derrocar el capitalismo.  

 Precisamente a la actividad escisionista de los sindicatos reaccionarios y de los socialdemócratas se debe que en numerosos países la burguesía siga manteniéndose en el poder.
 
 Lenin puso en claro que el oportunismo dentro del movimiento obrero no es un fenómeno fortuito y que su nacimiento guarda estrecha relación con la propia esencia del imperialismo, con la dominación de los monopolios. Sin embargo, reconocer la lógica objetiva de la existencia del oportunismo no implica la necesidad de renunciar a combatirlo. Liberar a los trabajadores de la influencia de los oportunistas y establecer la unidad del movimiento obrero y sindical fue siempre una tarea del proletariado revolucionario, y sigue siéndolo.

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En qué momentos vivimos

En momentos graves la burguesía sitúa la lucha de clases en un estadio superior. Los periodos de crisis son uno de estos momentos.

En este contexto específico la burguesía lo quiere todo, lo pide todo, impone todo, sin llegar a ruborizarse, la cobertura es perfecta, la crisis.

 Tanto el gobierno como las clases capitalistas en general, se preparan debidamente para estos casos y llegados saben como utilizar toda su artillería para disparar al unísono. 

 

 Sindicatos, partidos parlamentarios todo lo que en época de “bonanza” constituye la salvaguarda constitucional e institucional del sistema, están perfectamente adiestrados para ejercer con total eficacia el papel que les corresponde, para el que han sido adoctrinados y recompensados.

 No es extraño que la izquierda y la derecha  parlamentaria así como las centrales sindicales mayoritarias, salgan a la calle con el mismo lema ¡ACABAR CON LA CRISIS! que es lo mismo que pedir que todo continúe tal como está.

 Pero sí  resulta extraño que gran parte de la izquierda extraparlamentaria, también coincida con el mismo slogan. Examinemos pues las distintas proclamas que se han utilizado durante estos meses para concienciar  al pueblo de la realidad existente:

 ¡Su crisis que la paguen ellos! ¡La crisis que no la paguen los trabajadores! ¡Frente a la crisis, Movilízate en defensa del empleo! ¡La crisis capitalista que la paguen los ricos!

 ¿Quién es capaz de advertir la diferencia que existe entre estas consignas de la izquierda mas relumbrona y radical y la que sirvió para que el PP convocara la manifestación contra el despido en Málaga? Nadie, porque no se dan tales diferencias propagandísticas, aunque por supuesto,  la intencionalidad debe ser distinta.

Pero lo que se transmite al pueblo es que acabando con la crisis se terminan sus problemas y salen perdiendo los ricos. Ahí es donde radica el engaño. Una mentira espectacular para unos instantes también espectaculares.

 La crisis no es la causante de los males de los obreros, del pueblo, aunque los agrava. La crisis y esto es lo importante, nos descubre toda la mezquindad del sistema: el carácter reaccionario del capitalismo;  la verdadera naturaleza burguesa de las instituciones, de modo particular el gobierno, el egoísmo insaciable de la patronal, etc.  En la crisis los atropellos clasistas contra los trabajadores no tienen freno. Pero, todo cuanto ahora sucede tiene lugar también, aunque, a veces con menos intensidad durante los tiempos de “bonanza”. Por tanto acabar con la crisis no significa nunca terminar con los problemas de los trabajadores.

 Y es este el momento en que mejor se puede denunciar el sistema, porque si de la crisis deviene impunidad para las fuerzas de derecha y sus adlátere, es también la maravillosa y gran tribuna pública que espera el revolucionario, el  comunista extraparlamentario, para denunciar al sistema y a sus apologistas, a los traidores etc. Y si no ¿Para cuando?

La crisis además nos exige estar constantemente a flor del combate ofreciéndonos argumentos y excusas inapelables, por decirlo de alguna manera. La crisis concede al comunista y al obrero la mayor fuerza moral para propugnar cambios revolucionarios y les permite desarrollar sus organizaciones con mayor amplitud y celeridad. Este es el momento que vivimos.

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL




Lenin y los principios organizativos del partido

Hace ya 105 años apareció el libro de Lenin “Un paso adelante, dos pasos atrás”, obra que ha contribuido muchísimo al desarrollo de la doctrina marxista sobre el partido y hasta hoy ocupa su lugar en los escritorios de quienes seriamente se dedican al estudio del pensamiento marxista.

¿Qué incitó a Lenin a escribir esta obra?. Para comprender las razones, antes hay que evocar el II Congreso del Partido Socialdemócrata de Rusia (POSDR), celebrado en julio y agosto de 1903, en el que numerosas organizaciones marxistas revolucionarias de Rusia culminaron su unificación y formaron un partido proletario de nuevo tipo con Programa y Estatutos propios. Además, en el Congreso los socialdemócratas se dividieron en dos corrientes: una conformada por los partidarios de Lenin y llamada “bolchevique” (del ruso “bolchinstvó” que significa mayoría) por haber obtenido el mayor número de votos en las elecciones a los órganos dirigentes del partido, y otra denominada menchevique (del ruso “menchinstvo” que quiere decir minoría), adversaria de la primera y dirigida por Martóv.

 

Cabe señalar que más tarde los bolcheviques trataron de lograr de nuevo la unidad basándose en el Programa y los Estatutos que aprobó el Congreso, mientras los mencheviques, no queriendo resignarse con la derrota sufrida en el Congreso, profundizaron la escisión,. Como resultado en el partido se presentó una grave crisis que debía ser diagnosticada y dada una salida, tarea que cumplió Lenin en su libro Un paso adelante, dos pasos atrás.

Lenin investigó pormenorizadamente las causas de la división y llegó a la conclusíon de que ésta se debía a un desacuerdo en torno a la naturaleza del partido, desacuerdo sobre cuestión tan principal que se puso de manifiesto con particular relieve cuando se discutía el primer párrafo de los Estatutos sobre el carácter de miembro del partido. Lenin se pronunció por una organización cohesionada y disciplinada que tuviera como objetivo realizar la revolución social y con este planteamiento cortó el camino a los elementos vacilantes y oportunistas que pretendían infiltrarse en el partido.

Mártov con su fórmula en la que no consideraba la militancia en una de las organizaciones del partido como condición obligatoria, reflejó el afán que tenían los mencheviques de “convertir a todos y a cada cual” en afiliados al partido, lo que en resumidas cuentas significaría la creación de una organización amorfa incapaz de encabezar al proletariado en los combates revolucionarios.

Lenin formuló así su primer párrafo: “Es miembro del partido todo el que reconoce sus Programa y Estatutos y apoya al partido tanto con recursos materiales como con militancia en una de las organizaciones del Partido”.

Según la definición de Martov “es miembro del partido todo el que aprueba el Programa del mismo, lo apoya materialmente y le presta regular concurso personal bajo la dirección de una de sus organizaciones”.

Lenin calificó de “oportunismo en las cuestiones orgánicas” la posición de los mencheviques que pedía abrir las puertas del partido a los individuos pequeñoburgueses inestables; negaba el papel que el partido desempeña como destacamento avanzado y organizado de la clase obrera; rechazaba la rigurosa disciplina y tenía una actitud hostil hacia el centralismo. Hablando claramente, los mencheviques se opusieron abiertamente al partido de combate que crearon y consolidaron los bolcheviques y que se diferenciaba radicalmente de los partidos socialdemócratas reformistas de la II Internacional.

Lenin desarrolló la doctrina marxista sobre el partido como guía político del proletariado, y elaboró los principios orgánicos del partido de nuevo tipo, sin el cual la clase obrera es incapaz de llevar a cabo conscientemente la lucha de clases. Los mencheviques subestimaron el papel del proletariado al afirmar, como pretexto, que éste no había sido preparado para ser organizado. Lenin demostró que “la vida entera del proletariado educa a éste para la organización” y que “el proletariado no teme la organización ni la disciplina”.

¿Cuál es el quid de los principios orgánicos leninistas?. Según Lenin, el partido marxista es el destacamento de avanzada y el más organizado de la clase obrera; el partido no debe temer como estructura los principios del centralismo democrático; para poder ser fuerte y cohesionado el partido es inconcebible sin una disciplina rigurosa y única para todos sus afiliados; el partido debe velar constantemente por la democracia en su seno, por impulsar la crítica y autocrítica, por depurar sus filas y estrechar los vínculos con las masas.

El centralismo democrático es el más importante de los principios mencionados y presupone lo siguiente:

Primero, el partido tiene Programa y Estatutos únicos y un órgano dirigente plenipotenciario, el Congreso del partido; entre congresos este papel dirigente lo desempeña el Comité Central;

Segundo, en el partido existe una disciplina única e igualmente obligatoria para todos los militantes. La minoría debe estar subordinada a la mayoría, las organizaciones locales al centro y las instancias inferiores a las superiores;

Tercero, las decisiones aprobadas por los organismos superiores son de obligatorio cumplimiento para los órganos inferiores;

Cuarto, los organismos dirigentes del partido a cualquier nivel se conformaran por elección y son removibles y periódicamente deben rendir cuenta de su labor ante sus respectivas organizaciones del partido y ante los órganos superiores.

Lenin en reiteradas ocasiones señaló que el centralismo democrático no es un objetivo en sí, sino un medio para conseguir determinados fines políticos y que el centralismo no se opone, ni mucho menos, a la democracia en el seno del partido. El centralismo y la democracia son partes inseparables de un todo único.

El leimotiv de la obra es el siguiente pensamiento de Lenin: “ El proletariado no dispone, en su lucha por el poder, de más arma que la organización… El proletariado,…puede hacerse y se hará inevitablemente una fuerza invencible siempre y cuando que su unión ideológica por medio de los principios del marxismo se afiance mediante la unidad material de la organización, que cohesiona a los millones de trabajadores en el ejército de la clase obrera. Ante este ejército no se sostendrán ni el poder decrépito de la autocracia rusa ni el poder caducante del capitalismo internacional”.

La práctica ha corroborado totalmente las deducciones de principio que sacó Lenin y lo justo que fue su apreciación sobre el menchevismo, pues el oportunismo menchevique en cuestiones de organización fue más tarde complementado con el oportunismo menchevique en relación con la táctica; y después del triunfo de la Revolución Socialista de Octubre éstos llegaron hasta la traición al movimiento revolucionario del proletariado ruso.

Los partidos comunistas del mundo basan su actividad en los principios leninistas de organización del partido, que permiten a las organizaciones genuinamente revolucionarias convertirse en arma segura del proletariado que lucha por el poder político. Un partido, utilizando hábilmente las distintas formas de lucha, tanto legales como ilegales (si está en la clandestinidad), forma poco a poco un gran ejército, un ejército capaz de conducir a la clase obrera  y a todos los trabajadores a la victoria, tal como lo ha demostrado la experiencia de los bolcheviques rusos.

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL




El mundo actual

INFORME DE LA SECRETARIA GENERAL

DEL PCOE

 

 1 de Septiembre del 2009

 

IPoco antes de que explosionara la crisis en EE.UU. los versados en economía de Alemania, la nación de mayor peso económico y político de Europa, pronosticaron que de cumplirse todas las previsiones, la crisis sería tan profunda y grave que después de ella el mundo ya no sería el mismo, ni EE.UU. podría hacer nunca más ostensión de poder ilimitado.

Los acontecimientos posteriores demuestran que también en EE.UU. por parte de sus pensadores y tecnócratas más significados, se había procedido en las postrimerías del mandato Bush, a un examen exhaustivo  de su propia situación en el mundo actual y a tenor de su resultado se mostraron muy preocupados por buscar una vía de solución a sus gravísimos problemas.

 

En EE.UU. los “cambios” nunca suceden por casualidad. La era Bush con todas sus consecuencias negativas, con contestaciones internas, con su perfil desgastado y con un irritante engreimiento que fomentaba el desden hacia este país en el universo político, pedía a gritos modificaciones radicales en las formas de hacer, que permitiera al fin una recuperación paulatina de su antiguo poderío y recobrar el crédito “moral” perdido.

El mundo que se encontró Obama en el momento de acceder a la Presidencia, era demasiado hostil a los intereses del Gran Imperio. Otros protagonistas históricos subían al escenario con la determinación de representar su nuevo papel de imperio reemplazante y otros se estaban situando estratégicamente en condiciones que desprendían incertidumbre para los intereses de EE.UU.

Previamente hay que destacar que el descenso de sus reservas energéticas alcanzaban los registros mas bajo de toda su historia, a lo que le acompañaba dándole jalones que lo precipitaba por minutos hacia la debacle, una moneda otrora incomparable, que cedía terreno ante el empuje de sus análogas imperialistas fundamentalmente ante el Euro. Adversidades todas que le conferían debilidades que nunca antes había tenido,  después de que los mejores augurios vaticinaban como así ha sucedido, la entrada en quiebra de alcance casi incontrolable de su poderoso sistema financiero.

Con todo en contra los círculos propagandísticos washingtoniano, los superexpertos en marketing, los politólogos, sociólogos y sectores del poder mediático estadounidenses sugerían, al menos, un cambio de imagen en la Casa Blanca que llevase consigo un discurso más moderado y democrático, además apoyado en medidas que persuadieran al resto de las naciones de que las nuevas maneras iban en serio, de lo contrario ese mundo hostil acabaría por opacar al imperio.

Pero ¿Cuál era ese mundo desfavorable al que el nuevo presidente debería hacer frente? La pérdida de terreno por causa de la crisis venía a saciar los apetitos de expansión de nuevas naciones como China y Rusia, que fueron cubriendo los huecos que durante la resaca iban produciendo las exportaciones norteamericanas de calado más incisivo en América Latina. Rusia y China se apresuraron a ubicarse estratégicamente en busca de rentabilidad política y naturalmente económica. Las necesidades de crecimiento y las pretensiones de expansión de China se verifican en la intención de construir la acería más grande del mundo en territorio brasileño, en su capacidad económica que le autoriza ofertar la compra de OPEL y por último en su apuesta por entrar en YPF, filial argentina de Repsol. No olvidemos que China está muy cerca de alcanzar el segundo puesto como potencia económica que por ahora se le atribuye a Japón.

Rusia por su parte estrecha relaciones con Venezuela y países del ALBA, en respuesta política a la instalación de 10 interceptores de misiles en Polonia así como de unidades de radar en la República Checa como parte de la ampliación del escudo de Misiles Antibalísticos norteamericano (ABM) cerca de Rusia.

Mientras esto ocurre, las contradicciones de una política cicatera y desproporcionada, siempre rastreando al olor de extraer beneficios maximizados, pasan gruesas facturas que resultan impagables para los imperios. Las deslocalizaciones políticas que favorecían el ejercicio de influencias en los países que pertenecieron al campo del socialismo, como las que se realizaron al amparo de la explotación más brutal del proletariado incipiente de los países subdesarrollados de África y Asia, añadidos a las inversiones codiciosas en países emergentes y finalmente la política de importación especulativa de productos de toda índole baratísimos, efectuada en detrimento de la propia industria, se llevaron a cabo por las multinacionales y por los Estados imperialistas tras la caída del campo del socialismo lo que ensoberbeció su ya crecida vanidad. En aquellos momentos de euforia y de esplendor tanto EE.UU. como Europa se conducían por la certeza de dominar la situación sin sacrificio ni riesgo alguno.

Con la irrupción de la crisis lo que parecía beneficioso comienza a generar serias dudas. Los países destinatarios de las políticas deslocalizadoras e inversionistas, debido a éstas contribuyen al Producto Bruto Mundial con más del 50% con los productos elaborados en sus territorios lo que también ha coadyuvado al desarrollo de sus fuerzas productivas, pero ahora con los recelos fundados en que por una prolongación excesiva de la crisis, los gobiernos títeres se vean desplazados en futuras elecciones por otros menos reverentes a los intereses imperialistas, poniendo en peligro la estrategia de los déspotas neocolonialistas.

Por otro lado, los costos económicos y las muertes que acarrean la permanencia militar en Irak y las guerras en otros lugares, el desprestigio que le ha reportado Guantánamo, los conflictos con IRAN y Corea del Norte, la proliferación de gobiernos antiimperialistas en Latinoamérica agrupados en entidades supranacionales de nuevo cuño que se enfrentan a los organismos económicos internacionales dominados y manejados especialmente por EE.UU. conforman en su conjunto junto con lo anterior ese mundo adverso al que antes aludíamos y al que se le agregaba el descontento interno que iba en crescendo. Al imperio no le quedaba más remedio que “modificar” sus tácticas que no su estrategia o fin, que continúa siendo el mismo, el de someter bajo su férula a la humanidad a veces en competencia y en ocasiones en unicidad  con los otros imperios, dependiendo de la ubicación de cada cual en el momento dado y de sus correlaciones de fuerzas.

El discurso de la nueva presidencia se basó en tres medidas rectificadoras ejemplares: la retirada de las tropas de Irak, el desalojo de Guantánamo y el firme propósito de que nunca más EE.UU. impondría sus dictados a ningún otro país, en neta referencia al respaldo a gobiernos dictadores y a su “afición” a promover dictaduras fascistas tal y como se desprende de la intervención de Obama en el último encuentro de la OEA.

El nuevo mandatario corrió deprisa detrás de los acontecimientos para amanerar gestos que avalasen sus buenos propósitos y procede a asegurar verbalmente la retirada gradual de sus tropas de Irak, del mismo modo que comenzaría a desalojar Guantánamo. Sus voceros introducidos en todos los países del mundo orquestaron una vasta campaña a favor de sus medidas democráticas, pues el mundo capitalista, pese a sus apariencias de suma potencialidad e indestructibilidad siente la necesidad vital de la existencia de un país líder y guía que dado su poderío esté por encima de la voraz competitividad en el mercado. La burguesía y su sistema de producción sin los imperios serían demasiados frágiles y por ahora al sustituto o a los sustitutos de EE.UU. les quedan aún trecho largo y amplio por recorrer. En plena crisis el capitalismo busca su razón de ser además de su seguridad militar frente a sus enemigos de clase. No es por pura coincidencia que el Papa en su última encíclica propugne “una autoridad política mundial que goce de un verdadero poder efectivo para garantizar el desarrollo de la justicia y los derechos humano”.

Una vez iniciado, aunque tímidamente el camino que debería conducir a la puesta en práctica de las promesas realizadas por Obama no sin resistencia de militares e industriales, y como por arte de magia adviene el inesperado golpe de Estado en Honduras. Así pues, la tercera prueba que acreditaría el cambio del talante, se sucede ininterrumpidamente acompañando a las dos anteriores. El gabinete Obama “se opone” de inmediato el golpe. Sin embargo, la sombra de la sospecha es muy amplia y todo apunta a que EE.UU. conocía previamente que se iba a dar el golpe y consintió en ello, lo que quiere decir, que Obama miente y juega a las apariencias o que la Administración norteamericana camina por un lado y el consejo militar-industrial por otro, de todas formas el golpe posee connotaciones internacionales y constituye un aviso a las naciones que intentan construir una sociedad alejada de las influencias y dictados de EE.UU. y Europa.

¿Cuáles son los motivos que inducen a los usurpadores del poder a materializar el golpe? Para estos, el Presidente Zelaya actuaba bajo el influjo del paradigma “chavista”. Primero  al elevar el salario mínimo de la clase obrera pese a la oposición de los empresarios. A la par, y sirviéndose del modelo venezolano, impulsó programas de educación y de salud contando con la ayuda solidaria de médicos cubanos. Por otro lado, era muy conocida su simpatía y sus deseos de integrar a su país en el ALBA. Y finalmente y como también sucediera en Venezuela, Bolivia y Ecuador concibió un proyecto de modificación de la Constitución para obtener una cobertura  legal mayor  con la que consolidar los avances graduales que había emprendido y los subsiguientes, como también abrir brecha social de contenido profundo.

Como cabía esperar la derecha más recalcitrante de Latinoamérica celebró abiertamente en Caracas el golpe de Estado, mientras que otro sector de la derecha tenida por moderada, bajo la excusa de la no injerencia como en el caso de Uribe en Bogotá, salvaguarda a los golpistas y consagra el golpe. En EE.UU. resulta contradictoria la posición de la prensa más “prestigiosa” con las primeras declaraciones de Obama. Así  The Washington Post y The Wall Street Journal rechazan el calificativo de golpe de Estado ofreciendo argumentos que se convierten en una justificación para los golpistas.

Otro margen para la sospecha es el que se deriva de la solución propuesta por la Casa Blanca, o sea la negociación entre el presidente depuesto y el intruso, que compara a ambos en los mismos términos y grados y le concede carta de legalidad al golpista. La terquedad de la evidencia nos proporciona decenas de datos fehacientes que implica a EE.UU. en el golpe, como es la cercanía de su base militar en Honduras, la resistencia de los militares estadounidenses destacados en aquel país a cumplir las primeras “órdenes” de Obama de suspender las actividades militares conjunta con los militares hondureños, etc.

El golpe de Estado en Honduras no puede examinarse superficialmente ajeno e independiente a una táctica elaborada, madurada y pulida desde el corazón de los imperios, pensada para frenar el avance de las fuerzas progresistas y populares en Latinoamérica, auspiciadas por la presencia de Cuba y Venezuela. La trama contempla la colaboración interdisciplinar de los países acólitos de EE.UU. y Europa, cuyo centro difusor propagandístico opera desde Venezuela, en donde la llamada “televisión gorila” conectada con la burguesía internacional ofrece la coartada argumental que disculpa el golpe y alimenta a los reaccionarios del continente, avivando las esperanzas de aniquilar el “populismo” que poco a poco les rodea. Sus razonamientos se destinan a culpar a Zelaya de provocar el golpe de Estado al promover un referendo y una asamblea constituyente desde fuera de la Constitución.

Más repetimos, el golpe forma parte de un programa de acciones y actitudes que tiende a debilitar, fraccionar y después atizar la pena capital a los integrantes del ALBA. En este contexto debemos anexionar diversos acontecimientos dados últimamente. Como la grave acusación de Alán Garcia a Evo Morales de injerencia en su país con la ocasión de la matanza de indígenas en la amazonía, ocultando en principio el verdadero motivo del crimen masivo y a la vez calificar de peligrosa la existencia de la Bolivia de Evo. Todos sabemos que la matanza de indígenas es como consecuencia de que el pueblo autóctono se opone a los planes del gobierno de entregar el territorio nacional donde ellos habitan a potencias extranjeras.

Desde hace 30 años los gobiernos peruanos vienen cediendo a las transnacionales de petróleo y gas el 70% del territorio amazónico que ha conllevado la miseria y la pobreza  por favorecer al capitalismo imperial, de lo que empresas de EE.UU. Francia, España y Holanda entre otros han salido beneficiadas, entre ellas la anglo-francesa Perenco, Repsol (España), la canadiense Petrolífera Petroleum Limited, Petrobras y Pluspetrol, Global Steel Holding, Emerald Energy, Maple Gas Corporation, Golden Oil Corporation, Jindad Steel y Power, Petro-Tech, y otras.

En el mismo sentido, debemos incluir la operación llevada a cabo por Europa de escindir, prácticamente, disolver la Comunidad Andina de la que ya se había separado Venezuela por desavenencia, actualmente formada por (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) a través de tratados comerciales impuestos por los imperialistas y que venían a establecer la liberalización generalizada de los servicios, las privatizaciones del agua y recursos naturales, la imposición de tribunales arbitrarios y la de los monopolios farmacéuticos, a lo que como grupo se opuso Bolivia, obteniendo los imperialistas la anuencia individual de los otros estados con determinadas prebendas.

El hecho sustancial consiste en debilitar al conjunto de los países con tendencia progresistas desde todos los flancos posibles.

En resumidas cuentas, Obama puede que represente al sector más progresista del imperialismo norteamericano y puede también, que convenga a aquél otro que persiste en una política reaccionaria y radical para ocultarse detrás de su “democrática” imagen, pero la realidad resalta sobre toda especulación y por encima de vanas esperanzas. Obama ha sido catapultado al liderato por poderosas empresas multinacionales y por bancos americanos muy influyentes con la misión de perpetuar el poder del imperio así lo demuestra el acuerdo adoptado con Colombia para la utilización por las fuerzas militares estadounidenses de siete bases militares en aquel país, que el gobierno colombiano lo justifica en “una preocupación legítima con la actividad de las (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) FARC en la frontera”, y además para el control y vigilancia de las zonas que limitan con Ecuador y Venezuela.

 

 II

 

En el continente americano de continuar la táctica de asedio se avecinan acontecimientos tormentosos. Los países que orbitan alrededor de los imperios se prestan a incordiar a las naciones que proclaman su derecho a conducirse por el camino de la independencia con el deseo de forjar su propio destino, detrás como siempre EE.UU. pero con fisuras inocultables que constituyen el centro de las miras de Rusia, China, Japón y de la propia Europa, agazapadas y dispuestas a extraer el máximo provecho de las repercusiones que pueda tener la crisis en Norteamérica y a beneficiarse de las diferencias entre dicho imperio y las naciones autónomas.

Sin embargo, la crisis ha puesto también al descubierto los puntos débiles del imperialismo europeo, su dependencia política y en gran medida económica con respecto de Norteamérica (cruce de inversiones y mercados) puede acarrearle graves problemas de difíciles soluciones, por ejemplo, el “paragua antibalístico” yanqui ubicado en su centro geográfico la emplaza a un enclave muy delicado en relación con Rusia y Corea del Norte. Tampoco le reporta muchos bienes andar a remolques de las decisiones militaristas unilaterales de EE.UU que como se demostró con la invasión en IRAK activa a la opinión pública continental enfrentándola a sus gobiernos respectivos, a la par que movilizó a millones de trabajadores.

A todo ello habrá que unirle que las instituciones supranacionales europea y su carta magna, en una palabra su comunidad económica y política, pese a las últimas incorporaciones están siendo cuestionadas por los pueblos, que plebiscito tras plebiscito manifiestan su indiferencia y desdén, cuya causa hay que buscarla  en la insatisfacción popular por sus gobiernos estatales, que siguiendo las directrices de los jerarcas continental además de minorar paulatinamente los derechos y libertades de las masas, producen corrupción a raudales síntomas de un sistema que pide a gritos su sustitución por otro más justo y acorde con la sociedad moderna. Es significativa la última encuesta llevada a cabo en Inglaterra en la que el pueblo inglés por amplia mayoría coincide en que un gran porcentaje de los políticos son corruptos.

Las circunstancias políticas y económicas de Europa ofrece el atractivo de que sus fuerzas productivas muy desarrolladas es sorprendida por la fragilidad del “Estado del bienestar social” incapaz de satisfacer las necesidades de los trabajadores que se ven afectados en gran proporción por los efectos más perniciosos de la crisis, como son el paro y la pérdida de su calidad de vida. Europa entera debate sobre la necesidad de establecer condiciones más duras para la obtención de subsidios de desempleo y propende al empeoramiento de las disposiciones legales para acceder a la jubilación.

Está claro que la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las actividades inherentes a las relaciones de producción existentes, dan por cumplidas las teorías de Marx acerca de la revolución socialista, pero el movimiento comunista europeo (salvo excepciones gloriosas) no está en condiciones de dirigir a sus trabajadores a la colisión interclasista.

 

III

 

La integración de España en la UE y en la OTAN la hace tan vulnerable  a los vaivenes económicos como a sus socios de ambos organismos, pero con una salvedad que agranda la onda expansiva de cualquier estruendo crítico, como sucede en la actualidad. La economía española se ha basado casi exclusivamente en la construcción y en el turismo, es decir, no existía ninguna relación con la realidad del pueblo, por este motivo el consumo no indicaba la capacidad económica de los consumidores, sino que residía en la especulación económica basada en inmuebles sobrevalorados y en el endeudamiento estimulado por las tarjetas de créditos y por la hipotecas “fáciles” y puentes, que apresaban al hipotecado para toda la vida, por lo que el mantenimiento de la actividad productiva sobre estas “doctrinas”, vislumbraba desde hace bastante tiempo la gran hecatombe. Los gobiernos y los burgueses poco podían hacer a pesar de las voces que se alzaban contra un tal tipo de economía que tenía sus días contados, pero el sistema capitalista es irracional y su inercia incontrolable.

Lo que prueba que el capitalismo está agotado, todas las fórmulas inventadas y reinventadas por los economistas resultan ineficaces y el sistema marcha a la deriva. El tiempo de gestación de la crisis y el de la crisis misma se caracteriza por la falta de claridad en las alternativas del gobierno y de la oposición. El gobierno actúa imprevisiblemente intentando tapar los agujeros que se abren a diario, la oposición fustiga al gobierno sin presentar sus opciones, porque en realidad no las tiene, salvo dar pasos hacia atrás y con su asedio al PSOE, solo busca el desgaste de éste.

Las consecuencias de la crisis son enormes. Ya se baraja la cifra de cinco millones de parados de aquí a un año. 300.000 comercios han cerrado sus puertas en lo que va de año. Solo en Cataluña hay más de 100.000 trabajadores que han agotado las prestaciones por desempleo… Mientras tanto todas las voces claman un pacto político y social para salir del atolladero, prueba inequívoca de la manifiesta incapacidad de los dirigentes actuales, debido a que el capitalismo apenas ofrece ya resquicio por donde penetrar un rayo de luz y todos quieren comprometer a todos en estos momentos cruciales.

También las reuniones fallidas entre gobierno, patronal y sindicatos ponen de manifiesto el agotamiento de las alternativas, todas ellas (las de la patronal) son arcaicas, superexplotadoras, que no sacarían al país del lugar en que se encuentra, naturalmente, al nivel capitalista. Gobierno y sindicatos acuden a las reuniones deseosos de llegar a un acuerdo, pero ¿a qué acuerdo? ¿Cuáles son sus propuestas? Conocemos las de la patronal, que lo quiere todo a la vista de la debilidad de sus adversarios, pero estos, no nos dicen nada de lo que pretenden conseguir. Está claro, los sindicatos no están por las luchas ¿para qué si no tienen objetivos? Lo único que desean es que exista un acuerdo con el que justificar su pasividad, su traición delante de los trabajadores. Pero la patronal que pide lo absoluto pone en peligro el futuro del PSOE. Esta es la razón de no llegar a un acuerdo, que los sindicalistas hubiesen firmado de conseguir un “mínimo” que presentar como triunfo. Ahora bien, la patronal al igual que el PP juega al desgaste mientras tanto espera conseguir sus frutos, pues no podemos olvidar que oficialmente tanto por nuestros gobernantes como por la instituciones económicas supranacionales, se asegura que la economía española es una de las más perjudicada de la crisis y se vaticina además que una vez comience a recuperarse, sus efectos no repercutirán en un descenso del desempleo, por el contrario, éste se verá incrementado a pesar de la recuperación durante un  periodo prolongado. Por consiguiente, la patronal y el PP juegan con el tiempo a su favor y con los nervios del gobierno.

España se ha convertido en un eslabón muy débil de la cadena imperialista, los dirigentes esperan un milagro, es decir, que la recuperación de otros países  lleve en volandas la recuperación también de la economía de nuestro país, las condiciones para el desencadenamiento de grandes luchas están dadas.

 

 

 

 

 

IV

 

            La actual crisis debido a su profundidad y a las consecuencias que origina, ha servido para desmentir afirmaciones que se habían extendido prácticamente por todo el mundo, como que los trabajadores no se movilizarán contra el capitalismo mientras tengan coche, casa, televisión etc. y aunque la historia de la lucha de clases ha dado ejemplos brillantes y oscuros que demuestran que no es verdad; sin embargo, ha calado en los ignorantes y en los traidores de la clase obrera, quienes pretenden siempre justificar sus impúdicas acciones imputándoles a los trabajadores una supuesta y consustancial apatía, que tácitamente es la culpable de sus males.

            Cuatro millones de parados golpeados por porcentajes ya alarmantes de precariedad económica doméstica, de embargos de pisos, de retiradas de coches, de enfermedades provocadas por su situación de desempleo, son datos que deberían hacer reflexionar al más retrógrado en su visión parcial de lo que sucede a su alrededor, con la voluntad de que rectifique sus posicionamientos. Después de sufrir tantos atropellos y de soportar tantas penalidades sin haber sido los causantes de la crisis, el comportamiento de los obreros evidencia que tales circunstancias no son suficientes para que se levanten contra el capitalismo.

            Más los ignorantes y los traidores miran hacia otro lado y como siempre resuelven sus contradicciones  por el camino más fácil, el de las conjeturas infundadas. Ahora prescinden de las citadas condiciones que tenían que darse para que los trabajadores se movilicen porque no encajan en el curso de los acontecimientos y con una sentencia tan simple como irracional se zafan de su responsabilidad, pues con solo decir que los trabajadores no quieren saber nada creen explicarlo todo.

            Cabe manifestar, que ambas respuestas no brotan indeliberadas en las cabezas de nuestros descerebrados. El pensamiento humano, no se produce espontáneo y dado que el pensamiento es el reflejo de la realidad objetiva en nuestro cerebro, es lógico que la interpretación fiel o aparente del mismo de esa realidad objetiva o condiciones dadas, se deba al grado de cultura política, económica e ideológica adquirida por el receptor, o lo que es lo mismo por su práctica revolucionaria. La burguesía conoce del mecanismo y lo emplea convenientemente para sus intereses. Tanto una como otra respuesta son las derivaciones analfabetas de la famosa consigna burguesa que inculca en las masas que la naturaleza inapelable de la especie humana es  la maldad generada y suministrada por los genes, como una especie de determinismo idealista. Pero mientras la burguesía procura darle un carácter científico a sus interesadas afirmaciones, los traidores e ignorantes pertenecientes a las clases trabajadoras utilizados de medios difusores de la ideología capitalista entre sus compañeros, se lo transmiten a estos de una manera torpe sin reparar en sus contradicciones.

¿Los trabajadores no quieren saber nada? ¿Es ello cierto? En absoluto. Si interpelamos al obrero más atrasado del mundo que se jacte de ser apolítico, veremos que no es verdad lo que se dice de su “ignorancia política” y por supuesto de su alejamiento de la política. Conoce todo cuanto la burguesía quiere que sepa del pasado, del presente y del futuro de la historia humana y a la hora de expresarse lo hace con un magisterio popular casi incontestable, con una seguridad en sí mismo que termina por apabullar al militante comunista más débil, este obrero se convierte también en transmisor de las ideas burguesas. El obrero nos dirá que en Rusia hubo un sistema cruel, que Stalin mató a millones de soviéticos, que en Cuba existe un dictador, que Chaves está desequilibrado, que los palestinos son terroristas, todo esto sin leer un solo libro y sin apenas tener tiempo de ver la televisión. Es decir, su cabeza abarca conocimientos de todo el universo político e ideológico, que a su manera relata con machacona reiteración y simpleza pero con probada firmeza, para que su adversario no le responda. Pero si conoce ese mundo distorsionado que dista de él miles de kilómetros y decenas de años, en cambio desconoce cuanto sucede a su alrededor en este momento, ni siquiera sabe del vecino que vive en el piso de enfrente al que le separa un descansillo. Puede que no tenga idea de que su familia malvive, de los parados de su barrio, de que en España hay comunistas encarcelados, pero como decimos sabe y lo utiliza de “defensa”, todo cuanto le interesa y favorece a la burguesía. Por tanto, lo que los trabajadores no entienden o no saben, es lo que le afecta a los intereses de su clase. Lo primero corresponde enseñárselo a la burguesía y ella sabe cómo hacerlo, lo segundo debe ser obra de los comunistas y para esta labor nos constituimos en partido.

Porque ¿Acaso la burguesía tiene un don especial para convencer al obrero? ¿Por otra parte es tan idiota el obrero que se dejar engañar por el capitalista hasta el extremo de bendecir sus guerras y de portar las armas a propósito para amparar los intereses de sus amos etc.? Es cierto, el burgués posee los poderosos medios de comunicación para modelar la mente y se gasta millones de euros en la tarea de hacernos a su imagen y semejanza, pero con saber esto y repetirlo hasta la saciedad no vale, salvo para ocultar nuestra ineficacia o vaguedad. Además, la inmensa mayoría del pueblo no lee y son contadas y muy concreta la tipología de programas que habitualmente ven por televisión y escuchan en la radio.

Ergo sorpresivamente, la burguesía está presente en todos los lugares que frecuenta el trabajador a través de los traidores u oportunistas. Podemos decir que si la burguesía tiene los medios de comunicación, el partido tiene también otros medios más cercano al pueblo debido a que somos pueblo y convivimos todos los días y todas las horas con él, medios que de utilizarse y además adecuadamente, anularían a los del Estado y a los de los patronos por muy grandes y omnipotentes que sean, pero resulta que en estos lugares frecuentados por el pueblo, en vez de estar los comunistas, están presentes los voceros del capitalismo, mientras los comunistas nos lamentamos o no entretenemos en discutir sobre lo divino y lo humano entre nosotros mismos.

Los comunistas podemos gozar de la convivencia, a veces íntima con el pueblo, porque repetimos somos pueblo. Tenemos tribunas muy cercanas a los trabajadores dentro y fuera de  los centros de trabajo, asociaciones de vecinos, comunidades de vecinos, asociaciones deportivas, culturales,  asambleas fabriles, la octavilla, el periódico, charlas coloquio. Convivimos con él también, en el supermercado, en la piscina, en el autobús, o sea en todos los lugares. El burgués actúa como tal y ¿nosotros hacemos lo propio?

Los burgueses procurarán identificar al comunista como un ser deleznable delante de los trabajadores para  neutralizar cuanto pueda hacer y decir. Se inventan patrañas, le despide de los lugares de trabajo antes de que pueda manifestarse como comunista. El burgués teme a la asamblea de trabajadores, teme al sindicato, teme a la huelga, porque le da pavor que sean los comunistas los que dirijan a los trabajadores hasta esas situaciones a modo de auténticos comunistas, o que de dichas actividades surjan los comunistas.

Qué significa ser comunista. Sencillamente, ser militante, que quiere decir que se entronca con sus compañeros, vecinos, amigos, asociados, que descubre delante de ellos al quintacolumnista burgués sea quien sea. Y aquí está la clave de todo, sin luchar contra el oportunismo (el infiltrado burgués en las filas del pueblo) a vida o muerte jamás podremos llegar al pueblo, jamás venceremos a la burguesía. Esta consigna leninista cobra mayor actualidad tras el endurecimiento de la represión que se está llevando a cabo por la parte de la patronal.

Hay que tener presente siempre que en el momento mismo que descubrimos y atacamos al oportunista, en ese instante también desenmascaramos las mentiras del burgués y del Estado. Pero ¿cómo se combate al oportunismo?

 

El oportunismo suele actuar de las siguientes formas:

 

·         Delimitando la práctica del obrero al economismo, al convenio colectivo, a los tres euros. Armándose de una teoría bastarda y burda con la que justificar su conducta traicionera.

·         Ocultándole a los trabajadores y al pueblo cuanto sucede en el movimiento obrero y en el mundo político en general que le rodea para mantenerlos en la irrealidad.

·         Realizando una labor política de zapa bis a bis con los trabajadores, asociaciones vecinos etc.  difundiéndoles las patrañas burguesas sobre Cuba, Venezuela etc.

 

¿Cuáles son las consecuencias de la conducta de los oportunistas?:

 

·         Ensimisma al obrero en el convenio colectivo, por lo que las posibilidades de luchas son mínimas. Debido a que el Índice de la carestía de vida se establece convencionalmente como referente de los convenios colectivos, las diferencias entre la oferta del patrón y la demanda de los obreros son mínimas, resulta pues pernicioso a veces, ir a la huelga por un dinero ridículo que la misma huelga absorbe.

·         Al no existir conexión entre los centros de trabajo, cuanto ocurra en uno de ellos en vez de actuar de acicate y estímulo para los demás, se convierte en todo lo contrario, en un mal precedente, porque la defensa del despido de un compañero de otra empresa si no cuenta con la solidaridad de clase es una batalla perdida casi segura, infiriendo en el movimiento obrero psicología de impotencia a la vez que cubre al patrón del aura de la indestructibilidad.

 

Ante la situación dada, el partido comunista debe responder resueltamente, primero con  orgullo. No podemos permitir que la sinrazón triunfe sobre la verdad y para que no suceda, desde ya debemos ser conscientes, de que las prédicas que se basan en que la clase obrera no quiere saber nada porque no reacciona ante las arbitrariedades, es un argumento que nos favorece, dado que en el fondo apela a la espontaneidad, a la reacción impulsiva en su afán de negar al partido marxista-leninista; sin embargo, los trabajadores con su conducta reclaman la presencia de una dirección-guía aguerrida y preparada, esa es el Partido Comunista.

Los comunistas somos la antítesis de la burguesía y del oportunismo, con la ventaja de que conocemos la relación entre la psicología y la conciencia del obrero. Como tal antítesis obraremos en la dirección antagónica. Al economismo opondremos la ideología y la política, al individualismo la unidad de los centros de trabajo, al oscurantismo el protagonismo de los trabajadores.

Comenzaremos por decir que los trabajadores de un centro de trabajo no solo deberán conocer cuánto pasa en su gremio o en el movimiento obrero de su ciudad, sino en todo el movimiento obrero, deben conocer todo cuanto sucede en la ciudad y el campo, los crímenes ecológicos, los problemas de los pequeños campesinos que atañen a los precios de nuestro consumo, es decir, todo lo que está sucediendo en nuestro país, y lo que concierne a la clase obrera de los demás países, pues el mundo capitalista es uno solo, concatenado.

Si queremos que los trabajadores se enfrenten a la política del burgués y del oportunismo, el partido comunista tiene forzosamente que destruir el mundo que estos les han creado en la cabeza. ¿Cómo? Hablándoles de política, de la fuerza invencible que tendrían si estuvieran unidos. Utilizando todos los medios de que disponemos que no son pocos. El partido comunista es ante todo político, si no habla de política y de ideología traiciona sus principios y traiciona a los trabajadores. No se puede hacer una octavilla para explicarle a los trabajadores de un centro de trabajo cómo debe ser su convenio, mejor que ellos nadie lo puede saber. No escribiremos a los estudiantes sobre el Plan Bolonia, porque nos sorprenderán con sus conocimientos al respecto. Pero le hablaremos a los trabajadores de los estudiantes, de sus problemas, le contaremos a los estudiantes cuanto sucede en el movimiento obrero. Nuestra tarea es universalizar sus conocimientos, transmitirles todo cuanto sabemos. Si la clase obrera es la clase llamada a desempeñar el papel de dirección de la revolución y para lo cual tiene que procurar movilizar a su alrededor al pueblo en general, ha de tener por tanto amplios conocimientos de los problemas generales para aportar sus soluciones, de lo contrario, cada sector popular marchará por su lado como está sucediendo actualmente.




Los nuevos cambios económicos nos obligan a estar alertas

Han pasado varios meses y todo lo más que escuchamos en relación con la crisis es que no acabará hasta finales del año 2011.

Un partido revolucionario está obligado a seguir muy de cerca continuamente los cambios que se operan en la sociedad capitalista, con el fin de evitar el anquilosamiento.

Sin el conocimiento exacto de la composición de las fuerzas productivas de nuestro país, sin estar al día de las fluctuaciones que se operan en el interior de la clase obrera, estamos condenados al fracaso, a usar viejos análisis superados ya y no menos envejecidas tácticas, una vez que la presente crisis haya tocado a su fin y ante nosotros se yerga una nueva fisonomía de las  actuales estructuras económicas, inevitablemente enlazada a la economía mundial contemporánea.

 

La nueva semblanza de la economía productiva incide en el movimiento obrero en sus correlaciones de fuerza en el ámbito sindical, por la pérdida de comités de una u otra tendencia; también, ofrecerá incidencias ideológicas porque surgirán nuevas tendencias revisionistas al calor del trasvase de individuos pertenecientes a la pequeña burguesía arruinada a las filas del proletariado, dependiendo del sector económico de donde proceda las nuevas inclusiones, etc. etc.

  Nuestro país  se caracteriza por la presencia en la economía de una flota muy importante de pequeñas empresas y aunque el sistema reproduzca constantemente a las pequeñas burguesías, hasta ahora un volumen considerable de ellas brinda la particularidad de estar adosadas directa o indirectamente a las multinacionales, monopolios y a las grandes empresas nacionales. Al entrar en crisis determinados  sectores industriales, cantidades ingentes de  pequeñas empresas desaparecerán sin posibilidad alguna de reconstruirse.

Aún es pronto para vaticinar los cambios que desde que comenzó la crisis están generándose desde las entrañas del sistema, solo tenemos indicios de movimientos susceptibles de variar y muy profundamente. Algunas ramas de producción se debilitarán de manera notable y otras tocarán techo, no ascenderán más, aunque se mantendrán en un buen nivel, mientras que la propia crisis alumbrará otras empresas de los ramos más vigorosos y menos implicados en la depresión que se desarrollarán más rápidamente.

 Aprovechando que la crisis afecta financieramente en mayor medida a los países desarrollados se observan movimientos de naciones hasta ahora menos incisivas hacia lugares que se van a ver desguarnecidos por sus antiguos “colonizadores”. America Latina tendrá gravísimos problemas para exportar sus productos ante la bajada espectacular del consumo en estos países y también encontrará trabas en la importación hasta que los efectos de la crisis no hayan desaparecidos del todo en los países vendedores.

En este sentido Rusia, China e Irán comienzan, recomienzan e intensifican sus relaciones con América Latina, con miras a responder no solo a sus necesidades económicas, también a posicionamientos políticos.

Las relaciones entre Rusia y los países caribeños avaladas por el comercio energético entre otros, le permite obtener permiso para que su armada realice ejercicios militares cerca del corazón imperialista en respuesta a la instalación por parte de EE.UU. de  un escudo antimisiles en Polonia y la República Checa.

Por su parte Irán ha iniciado su penetración, aún en proporciones modestas (Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua) con lo que también tiene la intención de “captar” aliados diplomáticos que les reconozcan su “potencial” regional, a la vez que por esta vía pretende romper el aislamiento internacional, producto de la agresiva política yanqui contra su programa nuclear

China que contaba con una presencia económica importante ha multiplicado sus relaciones comerciales hasta alcanzar los 150.000 millones de dólares en 2008 cuando en el año 2000 apenas alcanzaba los 12.000 millones de dólares. Lo importante para China es que junto a África, América Latina le satisface su insaciable apetito de materias primas (petróleo, cobre, hierro, soja…) a la vez que encuentra un mercado a propósito a sus mercancías baratas. Políticamente China pretende adquirir apoyos diplomáticos para el aislamiento internacional de Taiwán, lo que constituye su principal objetivo.

  También podemos notar que algunos sectores son especialmente afectados por la crisis, como el inmobiliario, hipotecario, construcción, tecnología de la información y turismo, mientras que los sectores sanitarios, energéticos, la agricultura, el comercio y algunos servicios, son los que sufren menor incidencia o ninguna.

Como corolario de las previsiones sobre su duración nadie se atreve a pronosticar cuales son realmente los sectores económicos que permanecerán incólumes y con fuerzas de impulsos y qué otros nuevos pueden aparecer con suficiente ímpetu y confianza. De ahí que la banca retraiga sus inversiones hasta no estar segura de adónde debe hacerlo y a partir de ahí planificar la sociedad postcrisis.

La Banca siendo como es la principal causante y asimismo la más afectada por la crisis, se está fortaleciendo con las subvenciones estatales y con fusiones que le posiciona de nuevo en el eje de la economía mundial.

 En estos momentos de transición tímidamente iniciada la posición del Partido es estar a la expectativa, seguir de cerca los acontecimientos e investigar sobre las mutaciones que se vayan operando que tendrán su reflejo político e ideológico. Nuevas tendencias apologéticas del capitalismo sobre su pretendida capacidad para renovarse ante la ausencia de la lucha de clases (incidirán mas todavía en que ya no existen clases sociales) vendrán a substituir las antiguas, enterradas por la crisis.

Y tenemos que estar muy atentos a todo lo que suceda, porque tendrán también una enorme repercusión en el movimiento obrero, en el comportamiento de la patronal y de los gobiernos capitalistas. Muchos de los fenómenos sociales arraigados en el pasado quedarán obsoletos.

 Comisión Ideológica del Partido Comunista Obrero Español




El oportunismo acecha

La fase de preparación y la celebración misma de la IIIª Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores de Sevilla (ACDT), que tuvo lugar el pasado día 7 de febrero, ha permitido ya conocer de cerca y colocado en primera línea de combate contra el movimiento obrero, al oportunismo en sus más variadas vertientes ideológicas, manifestando descaradamente  sin pudor alguno su gran pericia en el oficio de la intriga para hacer fracasar a la ACDT.

 

 Al socaire de la propaganda organizada sistemática y pertinaz contra la presunta indolencia de la clase obrera ante sus problemas sociopolíticos, hemos constatados en la práctica diaria, que son aquellos que la corean los que mas trabas ponen para unir a los trabajadores. Son aquellos que por sus nombres tendrían que dar calor a la ACDT, sin embargo, son los que sin escrúpulos más tratan de interferir su desarrollo. La clase obrera no está dormida, la clase obrera no está exangüe, tiene vitalidad y necesidad, pero le falta la organización que le descubra cuántos enemigos disfrazados tiene a su alrededor sumiéndola en el engaño y en la división interesada.

Nuestro partido se halla en la obligación de señalar a todos los elementos distorsionantes que camuflados en la ACDT, o desde fuera de ella actúan de quintacolumnista de la manera más impúdica, que mimetizados pasan por amigos pero en la práctica colocan la zancadilla, procuran  sembrando la discordia interna enfrentar entre sí a los miembros de la ACDT, cuando no son infiltrados, que les importan poco los objetivos de la asamblea y se dedican destemplados a boicotear y a trabajar para otra organización y a aquellos otros que afectados por un obtuso sectarismo carecen de argumentos justificables, pero se atreven, no obstante, a realizar campañas contra la inclusión en la ACDT de los comités de su entorno.

Sin enfrentarse abiertamente a todos estos enemigos, la ACDT tiene menos posibilidades de salir adelante. No es bastante razón tener una política justa, si no se es sagaz y a la vez inflexible ante las adversidades, ante los embates sutiles y groseros que parten del oportunismo. Menospreciar la capacidad del oportunismo sea de derecha o de izquierda para hacer daño, significa no comprender que en la lucha de clases, detrás de las traiciones  se oculta  la ideología y las estratagemas burguesas concebidas para frenar y hacer añico el movimiento obrero y revolucionario. El oportunismo hace dos siglos que se pasó al campo burgués con todo su bagaje de saña y perfidia antiobrera. El oportunismo de ayer y de hoy se correlaciona, son lo mismo en esencia.

  El oportunismo no es un fenómeno eventual, menos aún de carácter individual, obedece a una desviación ideológica entrañada en  condiciones socioeconómicas dadas, que la burguesía avienta y da calor. Por ejemplo, varios grupos trotskistas han hecho su aparición de una u otra forma en este proceso. Poseen diferencias entre sí, constituyen pandillas “independientes”, pero casi todas tienen un denominador común, haber sido paridas por la burguesía.

Después de la caída de la URSS, el trotskismo prácticamente desaparecido, toma nuevos y  sospechosos bríos. El gran capital había apostado por cubrir la historia de la URSS de fango y de ignominia, al objeto de impedir que se lleve a cabo un análisis objetivo de su existencia que proporcione experiencias transportables al movimiento obrero actual. La mejor forma de desacreditar al partido Leninista es imputarle todo tipo de delito incluidos crímenes masivos, con el empeño de que la clase obrera mundial achaque a dichas aberraciones la inviabilidad del socialismo en la Europa del Este, en especial en la URSS. El viejo sueño burgués de inculcar que la humanidad es perversa por naturaleza cobra aparente sentido, con ello los trabajadores quedarían inmovilizados, para qué luchar, para qué arriesgarse si al final todo vuelve al principio. Y Stalin después de 40 años muerto cobra negra actualidad como ser cruel y sanguinario. La burguesía no encuentra mejor aliado desde dentro del movimiento comunista que el trotskismo, enemigo irreconciliable del stalinismo.

 Pero el Trotskismo, no es un sistema filosófico, económico y político acabado, de ahí que su sustento, su casi único alimento sea su aversión al Stalin criminal, porque hasta la presente el trotskismo no solo no ha llevado a ningún pueblo del mundo a la revolución socialista, sino que en todos los lugares de este planeta donde logra crear varios grupitos inconciliables entre sí ocupa un lugar segundón, ni siquiera eso, practicando el fraccionamiento en las filas de la clase obrera.

 Su amparo ideológico es exclusivamente oponerse a todo cuanto ellos deducen que es stalinismo para evitar a la humanidad, a la clase obrera de nuevos crímenes. No tienen tácticas, carecen de objetivos, repetimos, solo se alimentan de las luchas contra el demonio stalinista. Tal es su ideología y tal es su comportamiento insidioso. Lamentablemente IA estaba allí en la IIIª Asamblea, sin manifestarse a favor ni en contra de cuanto allí se discutió y se decidió, solo esperaba que la asamblea acabase y en la dispersión divulgar boca a boca, que los que dirigen ACDT son estalinistas. Nada le importaba la unidad de los trabajadores, ninguna alternativa salió de su verbo, solo esperaba la ocasión para cizañar y enfrentar a los asambleistas por medio de la socarrona conducta del traidor.

Corriente Roja y la facción El Militante, ambas trotskistas no detentan ninguna peculiaridad que la distinga de sus otros grupos homónimos, el oscurantismo es su seña de identidad, es decir, la adquisición de compromisos que luego no cumplen desdeñando la unidad de los trabajadores. Mientras los primeros (Presidente del Comité de Mac Puarsa, por ejemplo) en presencia de los compañeros de la Asamblea  se compromete a trabajar con la ACDT,  para después manifestar en otros ambientes que se muestra contrario e intenta que sus compañeros de Comité no conozca la existencia de la Asamblea, los segundos, llamados El Militante, que se arrogan la representatividad de los estudiantes, nos comunica que como por ahora la ACDT no es una entidad reconocida no participará. Es evidente, como se deduce de las conversaciones con ellos que cada uno quiere conservar su pequeñísima parcela, piensan que unirse a la asamblea es morir por su parte. Mayor egoísmo y oportunismo imposible

La actuación de la militancia del PCA (JCA) merece especial tratamiento. El cinismo descuella entre las actitudes y aptitudes propias del oportunismo de derecha. El PCA respira reformismo por todos sus poros, no puede desprenderse de él, sus análisis presuntamente cambiantes, están ceñidos por el fracaso o por el éxito en las elecciones burguesas. Su estructura orgánica está diseñada exclusivamente para dar respuesta electoral y nada más.  Sumándose a la máxima burguesa, para el PCA todo es válido si detrás existe un posible votante.

 Los malos resultados de IU en las pasadas elecciones, produjo un “inesperado” y engañoso análisis dentro del PCA y solo los incautos podían ver el inicio de una transformación radical de la organización. La causa de los malos resultados consistía según sus informes en haberse ensimismado institucionalmente dando un tanto de lado al movimiento obrero y popular. Análisis que pretende tomar fuerza con la abjuración pomposa de la Constitución. El PCA, se eximía de toda responsabilidad en los efectos perniciosos que produce la Constitución, porque los gobiernos no han cumplido con aquellas partes que son positivas para el pueblo, por consiguiente, ellos ya “no aceptan” la Constitución.

¿Realmente es éste un análisis marxista en el problema de la Constitución? No, no lo es, y como no podía ser de otra forma, el método de examen que utilizan es absolutamente antimarxista. Como siempre el PCA trata de inculpar a los demás de la comisión de sus propios delitos. ¡La Constitución es buena, por eso pidieron el voto afirmativo en el referéndum de su sanción, pero los demás no la han cumplido! ¿Es buena la Constitución? ¿No se ha cumplido la Constitución?

Cualquier principiante en el marxismo conoce la relación entre estructuras económicas y las superestructuras jurídicas y políticas. Una realidad práctica que ningún papel escrito puede transfigurar. La Constitución contempla como esencia sobre la que se asienta todo su articulado, la sacralización de la “economía de mercado”, es decir, el capitalismo (art. 38). Apostilla de modo inmediato que todas las instituciones garantizará su salvaguarda. E incluso se concede al Rey y al Ejército la facultad de erradicar cualquier intento de vulnerar la Constitución, o sea el capitalismo consagrado. ¿Desconocía esto el PCA? ¿Desconoce también que las estructuras económicas burguesas, legitimadas y protegidas por la Constitución genera desigualdad, corrupción, tropelías de los que detentan los medios de producción contra los asalariados?  ¿Desconoce el PCA que a unas determinadas estructuras económicas (economía de mercado) corresponde un tramado ideológico, político y jurídico que la legitima? No, no lo desconoce y como todo traidor, procura mediante subterfugios salir impune de su crimen. La Constitución que fue creada para frenar el desarrollo in crescendo del movimiento obrero de los años 70 y para perpetuar el sistema capitalista está cumpliendo con sus objetivos con toda perfección.

 Su autocrítica amparada en el alejamiento del movimiento obrero es tan falsa como tramposa. Las autocríticas para adquirir rigor han de ir acompañadas del llamado propósito de enmienda o lo que es lo mismo con una propuesta táctica que tenga por objeto enterrar la anterior trayectoria de bandazos reformistas y de dobleces traicioneras.  Pero ni en el terreno de la Constitución como en el área del movimiento obrero existen cambios ostensibles de conductas, de tácticas, todo en el PCA y en las JCA permanece inalterable, es pues, el clásico juego del pequeño burgués de hablar según su estado de ánimo, sin convicción y a sabiendas de que atrapado por sus dolencias no puede ofrecer otra osa que mezquindad. La 3ª Republica para que nada cambie e IU para continuar como hasta ahora, son sus respuestas a sus fingidas autocríticas.

 

          Poco han tardado en olvidar sus  propios reproches. La crisis, para el pequeño burgués es un instrumento que por sí solo puede modificar el estado de cosas. Piensa que el pueblo va a sancionar negativamente en las próximas elecciones a los grandes partidos y por consiguiente, ellos van a ser el refugio de ese malestar. La crisis para el PCA es la fuente de votos segura en la que puede recuperar su credibilidad perdida ¿Para qué entonces necesita del movimiento obrero en el que no cree, si su objetivo es hallar la cantera de votos que le proporciona la crisis y además sin ningún esfuerzo?

           De nuevo todo lo peor del reformismo se manifiesta espontáneamente, brota impetuosa desde sus entrañas sustantivando sus señas de identidad. Su acercamiento a la ACDT estuvo motivado por su necesidad de interceptar un movimiento que desde el corazón del pueblo trabajador le cuestiona su existencia. Su única misión era pescar para sus redes y convertir la ACDT en un apéndice de la inefable IU.  IU es una organización interclasista, es evidente que en ella existen elementos obreros, pero no la clase obrera como tal. La Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores, sí que es y puede representar a la clase obrera. Que la ACDT tome cuerpo es un peligro insalvable para el reformismo.

         Solo así se comprende que el Comité Provincial del PCA-JCA haya dado marcha atrás en su compromiso primero de trabaja en la ACDT para su desarrollo, y solo así se comprende también, que sus militantes una vez introducidos en la red de adscritos a la ACDT  no hayan aparecido por un solo equipo de trabajo y se hayan dedicado ocultos en la maleza de la red a  intentar por medios anticomunistas a arrastrar a la ACDT a los actos que convocaban IU y el PCA, con un descaro y desprecio que orilla en la indecencia política.

                 Por su lado, el sector crítico de CC.OO. es un movimiento sindical heterogéneo, de ahí que encontremos diferentes posiciones en relación con la ACDT. La falta de un análisis dialéctico de la situación actual del movimiento obrero les conduce a severas contradicciones. En el fondo, en sus mentes ha prendido el método burgués de análisis que les ha imbuido en un mundo cerrado con unos objetivos indefinidos que les impregnan de un sectarismo peligroso. No ven más allá de CC.OO. aunque se consideran de clase.  Vulneran los Estatutos del sindicato cuando es su carta de presentación en su lucha contra el oficialismo, por ejemplo, los Estatutos propugnan que los militantes estén presentes en todos los procesos de unidad de la clase obrera dentro y fuera del sindicato. Se cierra al exterior, cuando pretendidamente aspiran a un sindicato asambleario y abierto a todos. Su combate particular contra el oficialismo le constriñe en un círculo vicioso del que no pueden escapar. Solo esperan pacientes que cada cuatro años puedan avanzar en la correlación de fuerzas en las elecciones congresuales. Es decir, no posee una visión universal del movimiento obrero español, ni por supuesto una salida para éste en su conjunto.

       Dependiendo de la confesión política de sus “afiliados”, estos muestran su talante frente a la ACDT, pero en principio al igual que PCA-IU, CC.OO y UGT, estiman que la ACDT les niega la razón de ser, por ese motivo, se verifica un rechazo impulsivo en primera instancia.  No obstante y debido a su heterogeneidad (en la ACDT existen comités y compañeros del sector crítico) no puede globalizarse nuestra critica hacia ellos como obstaculizadores de la ACDT. Debemos tener un trato distinto con ellos al de las organizaciones traidoras, pero a la vez estamos obligados a señalar con el dedo a los individuos perturbadores.

           El sector oficial de CC.OO.  y el aparato de UGT, son fieles a sus destinos pergeñados por el estado y la patronal. Sus impedimentos comenzaron desde el mismo instante en que inició  su andadura la ACDT. Representan lo más nocivo del movimiento obrero, pero también, sus carencias ideológicas y políticas les hacer ser menos “obstaculizadores” por ahora que los PCA, JCA, Corriente Roja, El Militante, porque no actúan desde dentro y por tanto se dedican a neutralizar la labor de la ACDT con los comités de su influencia, aunque, naturalmente, hay que esperar una reacción más agresiva y amplia cuando se percaten de la profundidad de la ACDT.

           Para ser objetivos, el oportunismo en su conjunto, representa un mínimo porcentaje de influencia en el movimiento obrero, en este caso sevillano. Centenares de empresas sin representación sindical y muchas más que escapan del influjo de los reformistas están esperando la llegada de la ACDT. En su mayoría son trabajadores desnortados, pero que como nos demuestran las experiencias en este corto espacio de tiempo, están dispuestos a escuchar, a aprender y a trabajar.




Declaración del C.C. en torno a la crisis

Poco a poco se va conociendo la dirección que está tomando la actual sociedad capitalista, por medio de las consecuencias que produce sobre las clases trabajadoras, a través de sus llamadas medidas sanadoras y preventivas contra la crisis: congelación de salarios, despidos masivos, represión laboral. Alrededor de un millón de familias tienen en estos momentos a todos sus miembros en el desempleo, los impagos domésticos se acrecientan a una velocidad alarmante, como también los embargos, etc.

 

  Aunque la situación no ofrezca resquicios para la especulación, tanto expertos económicos como también sectores allegados a la clase obrera en los ámbitos de la política y sindical, ocultan la verdad sobre la naturaleza de la crisis o no han comprendido absolutamente nada de qué es lo que se está dirimiendo.

 La crisis capitalista es una guerra abierta y definitiva entre las clases sociales con intereses opuestos. Todo el ejército burgués disponible se ha situado convenientemente en el campo de batalla para infringir una derrota rotunda que devengue secuelas indelebles en las clases trabajadoras. Patronal, gobierno, quintacolumnistas políticos y sindicales toman conciencia de la grave situación por la que pasa el sistema capitalista que ellos defienden, desacreditado, sin argumentos éticos en los que amparar su existencia y sabiendo que en las crisis y más en ésta por su gravedad, las clases trabajadoras obtienen todas las razones morales necesarias para legalizar una revolución o cambio de sistema.  Por todo ello, se lanzan a una guerra de rapiña y de destrucción masiva sin misericordia y duradera, con objetivos muy claros, diezmar al enemigo y librarse de las trabas legales que aún quedan en su imperio, como determinados derechos formales de los trabajadores, el coste del despido, etc. para que una vez resuelta la crisis, éstos no tengan ningún amparo legal. La burguesía ha declarado la guerra total.  

  En el lado adverso sucede todo lo contrario, la indolencia, la incomprensión, la división, la obsesiva pretensión de ganar en una absurda competitividad en el seno de la izquierda, cuando no se está pensando en dar señales de vida de cara a las próximas elecciones, presagian malos augurios. Datos todos que definen a un ejército artesano, dividido y con sicología de perdedor como emana de sus consignas reformistas: ¡Su crisis que la paguen ellos! ¡La crisis que no la paguen los trabajadores! ¡Frente a la crisis, Movilízate en defensa del empleo! ¡La crisis capitalista que la paguen los ricos! Todas ellas asumible para la derecha.

 Para el PCOE, no es la crisis lo que hay que combatir, sino al sistema que la produce. En la guerra, la defensiva es una derrota segura. En la guerra, los objetivos son extremos, como los de la burguesía. En la guerra todo rebaje de principios y de objetivos es una alta traición contra los trabajadores a los que se les obligan a  caminar ciegos hacia el holocausto.

 En la crisis no cabe fomentar vanas ilusiones porque la actitud del gobierno capitalista (en este caso PSOE) es la de defender el sistema auxiliando a las empresas con grandes cantidades de dinero, que tienen como destino la adquisición de nuevas tecnologías en aras de facilitar su competitividad, pero que tiene como resultado el despido de más trabajadores de acuerdo con la ley de la composición orgánica del capital. Los sindicatos y la patronal se prestan a llegar a acuerdos con el falso pretexto de paliar los efectos de la crisis. Cada vez que estas reuniones tienen lugar, acaban con la minoración de los derechos de los trabadores,  adquiridos tras muchos años de lucha contra el fascismo.

 La respuesta no puede ser otra que desbrozar el camino hacia la unidad de la clase obrera, que se ha de convertir en rectora de las movilizaciones que hay que emprender contra la causa de la crisis, el sistema capitalista.

 Una vez más el PCOE hace hincapié en las ASAMBLEAS DE COMITÉS Y DELEGADOS DE EMPRESAS como objetivo inmediato y urgente a conseguir y lo hacemos en base a los siguientes argumentos:

  •        Los comités y delegados son los órganos de unidad y de poder más cercanos de los trabajadores y los únicos elegidos directamente por estos.
  •       Los comités son los únicos organismos que pueden neutralizar las traiciones que cometen las cúpulas de las grandes centrales y también  disputarles la prerrogativa de discutir los convenios colectivos en todos los ámbitos.
  •       Los Comités y delegados de empresas dotados de un programa de clase y anticapitalista pueden constituirse en órganos de poder, por lo que rebasan el ámbito estrictamente sindical.
  •      Los Comités son también los únicos órganos de la clase obrera que pueden instituir la verdadera democracia en el seno de los centros de trabajo y de dotar a las asambleas del poder de elección y revocatoria de cargos sindicales, que es lo que la hace democrática.

 Por estas razones apoyamos la convocatoria de una manifestación en Sevilla para el 28 de Febrero salida de la última Asamblea de Comités y Delegados de Sevilla.

El PARTIDO COMUNISTA 0BRERO ESPAÑOL, hace un llamamiento a todos los trabajadores, comités y delegados de empresas, así como a todas las organizaciones obreras para que construyan en sus localidades ASAMBLEAS DE COMITÉS Y DELEGADOS DE EMPRESAS con el firme propósito de hacer frente a los enemigos de los trabajadores. De lo contrario la victoria burguesa será realmente devastadora.

  De no ser así en esta batalla final perderemos todos. Se prevé que al finalizar la crisis habrá cuatro millones de trabajadores en el paro, 200.000 viviendas embargadas. Entre 70 mil y 100 mil cargos sindicales desaparecerán, centenas de candidaturas independientes serán barridas, pequeños sindicatos caerán por falta de afiliación. Serán las grandes centrales CC. OO y UGT, las que mas pierdan en cantidad de afiliados, pero saldrán ganando y fortalecidas en influencia, debido a que las leyes sindicales vigentes les permiten discutir los convenios colectivos provinciales, comarcales, regionales, nacionales y estatales. De esta forma la victoria de la burguesía es absoluta.

Aunque lo peor de todo es que  la psicología de derrota que hará presa en la clase obrera, coadyuvará a intensificación de la represión postguerra, que sin duda llevará a cabo la burguesía y el gobierno capitalista. Una vez abatido el movimiento obrero, los capitalistas pondrán todos sus instrumentos represivos en acción para que los trabajadores tarden el máximo de tiempo en recuperarse.

 Por otro lado el gran volumen de desempleo, será utilizado, como siempre para persuadir a los trabajadores empleados de que deben contentarse con un salario de miseria.

¡CONTRA  EL SISTEMA CAPITALISTA, UNIDAD DE LA CLASE OBRERA!

 

¡POR LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL  Y EL SOCIALISMO!

 

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL

(PCOE)

COMITÉ CENTRAL

 

23 DE Enero de 2009.




Un ejemplo de oportunismo y de traición a la clase obrera: COMFIA-CCOO

El pasado día 20 de diciembre de 2008 se nombró una nueva ejecutiva confederal del sindicato CCOO y un nuevo Secretario General, Ignacio Fernández Toxo, que señaló que su prioridad sería restablecer la Unidad de  Acción con la UGT, advirtiendo que su primera reunión como Secretario General de CCOO sería con UGT. Desde el PCOE consideramos que la clase obrera es homogénea en sus intereses y, por consiguiente, exigimos una Central Única de Trabajadores que contribuya a la construcción de la Unidad de la clase trabajadora y no a la división, como hoy se está haciendo, por lo que exigimos a ambas centrales sindicales un Congreso de Unidad de ambos sindicatos para que den lugar a esa Central Única de Trabajadores que favorecería enormemente a la clase trabajadora.

 

Pero mientras Toxo lanzaba ese mensaje en su nombramiento,  su antecesor, el reaccionario y asiduo de la FAES José María Fidalgo y sus seguidores hicieron lo que han estado haciendo durante las últimas décadas: Traicionar y engañar a la clase obrera a cambio de prebendas. Sirva como ejemplo de esto que estamos hablando el XVI Convenio Estatal de Empresas Consultoras de Planificación, Organización de Empresas y Contable, firmado únicamente por CCOO el pasado día 16 de diciembre de 2008. Fue el último servicio de Fidalgo y su ramo más corrompido y vendido – COMFIA (COMercial, FInanciera y Admva).

Que las CCOO dirigidas por Fidalgo han sido reaccionarias, antiobreras y han traicionado a los trabajadores de este país es algo que la misma patronal, la misma derecha reconoce. Así, leemos en el periódico de extrema derecha EL MUNDO (versión de Castilla y León) el pasado domingo 21 de diciembre de 2008 el siguiente artículo de Opinión de dicho diario en su página 5, titulado “CCOO se radicaliza en el momento más inoportuno”. En dicho artículo se señala “Es de suponer que en esta etapa conflictiva Zapatero podría haberse entendido mejor con el saliente José María Fidalgo, ferviente partidario de la moderación y del diálogo social, y protagonista de acuerdos decisivos con el Gobierno, la Patronal y UGT. Es muy elocuente del talante constructivo de Fidalgo que no tuviera ningún reparo en llegar a pactos cuando quien gobernaba era José María Aznar ” para terminar haciendo extensible este periódico de extrema derecha un reconocimiento a ambas centrales sindicales afirmando “La seriedad de las organizaciones sindicales españolas ha ayudado a la recuperación y al progreso económico del país en los últimos años de bonanza(…) Más que nunca van a hacer falta líderes con alturas de miras”. Así hablan los herederos de Franco de estas traidoras cúpulas sindicales y del amigo de las FAES Fidalgo, reconociendo el papel decisivo que han jugado en dividir a la clase trabajadora, desmovilizándolas, siendo co-responsables de la depauperización del proletariado, legalizando la subcontratación, la precariedad, el mileurismo y cruzándose de brazos en un escenario de más de 1.000 muertos obreros anuales en los tajos.

Decíamos que el último servicio a la Patronal, la última traición de las CCOO dirigidas por  Fidalgo a los trabajadores, ha sido la firma del  XVI Convenio Estatal de Empresas Consultoras de Planificación, Organización de Empresas y Contable efectuados por los herederos de la mano derecha de Fidalgo: María Jesús Paredes, conocida por haber amasado junto a su marido – también miembro de COMFIA – un patrimonio millonario  (http://www.publico.es/016638/comisionesobreras/mariajesusparedes), que parece ser experta en agredir a los intereses de los trabajadores como refleja Interviu (http://www.kaosenlared.net/noticia/enriquecimiento-sindicalistas-ccoo-afines-pp-caso-citibank) que señala “que Citibank pagó a CC OO, UGT y FITC a cambio de firmar acuerdos laborales, con los que salieron perjudicados los trabajadores de la entidad. Dirigentes de Comisiones recibieron “PC portátiles y un viaje a EE UU con pago de entradas para un partido de baloncesto.”.

COMFIA no dudó en  firmar unilateralmente un Convenio que es una continuación del existente que consagra y legaliza el mileurismo e incluso contempla salarios menores a mil euros mensuales, mantiene la cláusula de compensación / absorción – con lo que se consagra la congelación salarial – y donde los trabajadores, afiliados, comités y delegados de personal no han participado ni en la confección de la Plataforma ni han estado al tanto de la negociación de aquélla, realizada por unas élites sindicales que han ignorado a los casi medio millón de trabajadores del sector (http://www.ine.es/prensa/np502.pdf ) y que en noviembre esas mismas élites decían  en sus comunicados que “la patronal incumple definitivamente el preacuerdo y dice no al convenio de Informática y consultoría” demostrando “ falta de seriedad” para en menos de un mes firmar una prórroga de un convenio nocivo para los trabajadores del ramo. Los que han firmado esta traición son: Javier Jiménez (EDS), J. Javier Valiente (Getronics), Eduardo Jiménez (ATOS Origin), F Javier Urdiales Santillana (Cap Gemini), Alfredo Aguirre (Redecampo) o incluso expertos en firmar despidos en sus empresas a espaldas de los trabajadores como Jordi Bernadàs (TSYSTEMS), comités e incluso secciones sindicales.

Vemos un nuevo ejemplo de cómo a una Central Sindical sin afiliación en el Sector de las Empresas Consultoras de Planificación, Organización de Empresas y Contable, la Ley burguesa le concede la prerrogativa y la capacidad en nombre de unos trabajadores, los cuáles no están afiliados a ninguna central sindical y que no tienen nexo de unión alguno con éstas. Es el Estado del Patrón el que da fuerza a las grandes centrales sindicales y no la afiliación, convirtiéndose éstas en el sindicato vertical del estado capitalista español. En la época de crisis que vivimos son  la lucha ideológica y política las que desbordan a la económica en la lucha de clases, siendo el partido revolucionario el que ha de dirigir la lucha, pues repetimos: la lucha es ideológica y política (también económica, naturalmente)  siendo necesario el desarrollo de un movimiento político-social: la Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores, que sirva para forjar la unidad de la clase trabajadora y elevar el grado de conciencia de clase, abonando a la clase trabajadora para que germinen las ideas revolucionarias que harán que la clase trabajadora pueda emanciparse rompiendo el yugo de la explotación capitalista y de la suciedad oportunista – vital para la subsistencia de este sistema –  encarnada en centrales sindicales vendidas y corrompidas y en dirigentes que anteponen los intereses del Patrón a los de la clase trabajadora como José María Fidalgo, María Jesús Paredes, Jordi Bernadàs, Jesús Olivar, Eduardo Alcaín, Íñigo Vicente (heredero del inefable oportunista Javier Rosaleny) o Chema Martínez.

El presente documento se ha centrado en COMFIA-CCOO pero en él se ven reflejadas todas las cúpulas sindicales, cuyo comportamiento es el de vendernos y llevarnos al matadero, en colaboración con la patronal y el sistema al que sirven, perpetrando un genocidio laboral: el paro en diciembre de 2008 aumentó en 139.694 personas respecto a noviembre, con casi un millón de parados más en  2008 y con un total de 3.128.963 (un 46,93% más que el año anterior). Entendemos que las cúpulas sindicales están más preocupadas de corromperse traicionando a los obreros y de firmar la congelación salarial y los EREs que en organizar a los trabajadores y luchar por impedir este atentado laboral. Las cúpulas sindicales son responsables de todo esto y es ahora cuando se hace más necesario que nunca forjar la Unidad de los trabajadores en Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores por donde fluya la solidaridad y la lucha. Nuestra emancipación solo puede ser obra de nosotros, los trabajadores mismos. Quedémosnos con los nombres y los rostros de estos dirigentes corrompidos y vendidos. Deberán pagar por todo lo que están haciendo.

¡POR LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA!

¡POR UNA CENTRAL ÚNICA DE TRABAJADORES!

¡POR EL SOCIALISMO Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO!




El Partido y la táctica de masas durante la crisis

Los Momentos actuales se nos ofrecen a la vista con toda su complejidad. Se necesita capacidad de reflexión y agudeza de análisis para interpretar la realidad y después elaborar la táctica adecuada.

 La crisis que azota al mundo capitalista es profunda y sin duda dejará secuelas graves para la clase obrera; o interpretamos fielmente los fenómenos sociales que se están sucediendo, o estaremos condenados a permanecer en período de letargo para la eternidad. De ningún modo se trata de dar un salto en el vacío, lo que hay que hacer es definir nuestras actividades y sus objetivos.

   ¿Puede encarar la clase obrera el presente ciclo estrictamente desde un punto de vista sindical? Es evidente que no, porque nos enfrentamos al sistema con todo lo que conlleva, la patronal es tan solo un componente de nuestro enemigo. Así pues dilucidamos la disyuntiva de equivocarnos y contribuir a la perpetuación del sistema o de dar en el clavo  y preparar su caída.

 El sindicato tiene la misión de disputar al patrón la plusvalía, pero en épocas de crisis muchas empresas mueren, otras obtienen pérdidas, aunque existan sectores económicos que salen fortalecidos. La realidad se impone: exceso de productos, reducción de la masa humana con capacidad de adquisición para comprar los productos, los cuales han de bajar sus precios forzosamente para resolver la relación oferta-demanda, incluso por debajo del coste. Aquí es cuando realmente comienza la crisis, porque las empresas no pueden soportar su mantenimiento a costa de perder dinero constantemente;  los trabajadores en volúmenes espectaculares son arrojados al paro,  otros ven reducidos drásticamente sus salarios, hay menos compradores, la crisis se ahonda. Etc. Etc.

 Ante toda esta avalancha de acontecimientos los gobiernos se ven impelidos a subvencionar a las empresas para  frenar la crisis, al menos para que se mantengan y superen como sea este periodo nefasto. Pero al final, todo el dinero que reciben las empresas coadyuva a la preparación de una nueva crisis, según la ley de la composición orgánica del capital, pues con él la patronal se dotará de mejores máquinas con las que hacer frente a la competencia. Ahora se trataría de aumentar la productividad, mas cantidad de productos en menos tiempo y con menos costes y más perfectos,  al objeto de ofertar a menos precios que sus contrincantes, hasta que de nuevo entre unos y otros saturen el mercado, a la par que la incorporación de nuevas tecnologías provoca la disminución de la fuerza de trabajo; o sea, se incrementa el desempleo y así sucesivamente. Mas todo acaece independientemente de la voluntad del patrón, del gobierno y demás instituciones políticas y económicas capitalistas, que no pueden salirse de la inercia que imprime el sistema. Es el sistema capitalista el que obliga ciclo tras ciclo a los mismos comportamientos; por consiguiente, para acabar con tantas desventuras sufridas por los trabajadores hay que atacar a ese maldito sistema, no cabe otra.

 Es evidente que los sindicatos no pueden frenar la crisis por medio de convenios colectivos, que por otro lado serán menores y precarios dada la situación y el ambiente creado. Tampoco pueden frenar el cierre de una empresa que esté en crisis, con las huelgas. Todas las actividades que se llevan a cabo se reduce a la autodefensa in extremis sin posibilidad alguna de éxito. Todas las actitudes defensivas no superan el carácter espontáneo de la lucha, pues no es una táctica para vencer,  organizada y científica. Los trabajadores no saben contra quién y cómo luchar, están abocados a la derrota.

 En la época de crisis, las luchas ideológica y política desbordan a la económica en la lucha de clases, por lo que debe ser obra de los partidos revolucionarios. Y aquí es donde puede surgir la confusión, porque han de ser los mismos sujetos que utilizan el sindicato, los que han de llevar a cabo la misión de organizarse en la lucha y en estructura. Pero indudablemente es el partido el que ha de dirigir, pues repetimos, la lucha es ideológica y política (también económica, naturalmente).

 El partido por sí solo no es nada, tiene que estar con los trabajadores si quiere convertirse en su dirección en estos momentos y los trabajadores deben aceptar el liderazgo del partido, en caso contrario se están suicidando lentamente.

 Por todas estas razones, el PCOE trabaja afanosamente por la unidad de la clase obrera desde sus órganos más representativos, es decir, los comités de empresas, pero no para convertir a estos en buenos sindicalistas, pues hemos visto que los trabajadores han de superar el ámbito sindical y económico si quieren acabar con el sistema que le esclaviza. El PCOE ha de dirigir a los comités, no a una unidad sin contenido, sino que los ha de conducir hasta elevarlos a agentes sepultadores del sistema con un programa anticapitalista (socialista). Esto es tan lícito como obligado para los comunistas que también somos obreros. Por supuesto que se quejarán los burgueses, los reformistas y traidores que utilizarán la “intromisión” del partido para que los trabajadores más atrasados no abracen la política y la ideología de clase y de esta forma mantener incólumes las estructuras económicas del capitalismo monopolista de estado.

 Sin embargo, desviarnos de nuestro cometido para que los adversarios del comunismo no se salgan con las suyas, es  simplemente renunciar  a la revolución y colocarse a su lado y significa que se tiene una visión errónea del planteamiento del problema. Los trabajadores no nos van a rechazar y se van a ir al lado de los traidores y burgueses, porque ya lo están. Son los burgueses, reformistas y traidores los que temen que nos demos a conocer para no perder sus privilegios, su poder y su clientela. Tenemos todo que ganar, ellos lo van a perder todo. En eso estriba precisamente la lucha ideológica. Los trabajadores tienen que saber y comprender que la lucha es contra el sistema y que sólo los comunistas les podemos orientar y dirigir, lo demás querría decir que el Partido aún no se ha desprendido del economismo que tanto criticó Lenin.

 Para que los trabajadores nos conozcan, lógicamente nos tenemos que dar a conocer, aprovechando todas las oportunidades que nos ofrecen la técnica moderna y la artesanía tradicional, así como los cauces legales y extraoficiales: Página web, octavillas, comunicados a la prensa de toda índole, pintadas. ¿Acaso nos debemos avergonzar de algo?

 Nuestra lucha consiste pues, en separar al obrero de las influencias de sus enemigos de clase, pero ¿Cómo hacerlo sin decirles que somos los comunistas los que les dirigimos? ¿Cómo van a seguir al partido si permanecemos en el anonimato? En la lucha de clases no caben los prejuicios, estos solo benefician a nuestros adversarios. Que sean ellos los que se encarguen de denunciarnos ante los trabajadores, en su denuncia irá nuestra defensa. Nos harán un tremendo favor. Cada trabajador que vaya comprendiendo la necesidad de que los dirija el partido es una gran batalla librada contra la burguesía y ganada para la revolución.

 Desde ya el partido debe popularizar a gran escala su apoyo la ASAMBLEA DE COMITES Y DELEGADOS. Así como también la necesidad de que los trabajadores acudan a la manifestación del día 28 de febrero convocada por ACDT. Desde ya debemos reunir en torno nuestra a todos los simpatizantes y amigos para que ayuden al partido en la medida de sus posibilidades

 TENEMOS MUCHO QUE GANAR Y NADA QUE PERDER

COMISIÓN IDEOLÓGICA DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL

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