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Al calor del 40 aniversario. El partido de la clase obrera

Hace prácticamente tres años que tuvo lugar nuestro XIVº Congreso, cuya celebración estuvo precedida por un período prolongado, en el que los camaradas que se negaron a participar en el mal llamado “congreso de unidad” entre PCPE y PCOE tuvieron que soportar duras críticas de todo tipo sin que ninguna resistiese la verdad. Aquéllos camaradas fueron expulsados. De esta forma, aunque en su ánimo hubiese estado asistir al congreso para manifestar su posición no lo pudieron hacer; pero tuvieron muy claro, desde el primer día, que nada ni nadie podía oponerse en el camino, duro pero inevitable, de continuar construyendo el partido de la clase obrera.

 

El PCPE en aquel instante, por demasiadas razones, no reunía las condiciones para ser el partido de vanguardia: luchas intestinas, anclado en concepciones que eran el producto de un Movimiento Comunista Internacional en decadencia; empantanado en el estadio intermedio entre capitalismo y dictadura del proletariado, con su ya entoncesinverosímil “Frente de Izquierdas” para reformar la Constitución de 1978; sin un enjuiciamiento claro de la situación sindical; careciendo de una táctica de masas madurada e impregnado de nacionalismos; era pues, un proyecto de partido diametralmente opuesto a la organización revolucionaria que perseguían los camaradas de Sevilla que dijeron NO a la farsa. Militantes de otros lugares (Catalunya) se habían marchado, por lo que sólo el grupo de Valencia y uno o dos camaradas más de otros lugares decidieron integrarse en el partido “oficial”.

A cualquiera que quiera saber le debería bastar con ojear los documentos de uno y otro elaborados desde el “Congreso unificador” y podrá comprobar las enormes diferencias que existían. A menos que se tenga la mente muy retorcida, hasta el extremo de dejar a un lado la reflexión marxista-leninista, podrán seguir argumentando, como auténticos papagayos, que el nombre del PCOE no nos corresponde y cualquier otra sandez. No, camaradas. lo que se discutió y después se ha demostrado implacable, es que existían dos versiones diferentes de cómo construir el Partido Comunista y los camaradas sevillanos no estuvieron dispuestos a entrar en un partido extraño para rectificarle el rumbo extraviado. Eso ni era de comunista ni correspondía.

Queremos llegar al sitio justo después de este preámbulo necesario a la hora de evocar nuestro 40º Aniversario, cual es el que no es suficiente el número de militantes y los apoyos exteriores para convertirse en el Partido que necesita la clase obrera. Pues unos pocos camaradas sevillanos, ya muy veteranos, pero conociendo la clase obrera de nuestro país y teniendo como premisa la restitución del leninismo, se propusieron poner en práctica la magna tarea de cimentar un auténtico partido marxista-leninista.

El primer objetivo a alcanzar era construir el esqueleto en varias zonas del Estado y dar vida de nuevo a la Federación de Jóvenes Comunistas de España. El XIVº Congreso constituyó el punto de salida y, a pocos meses de cumplirse los tres años de su celebración, la expansión territorial del Partido es ya una realidad, un hecho incontrovertible, desbordando todas las previsiones, todo ello pese a múltiples carencias materiales. Por esta razón se nos adelanta un nuevo reto, que estaba llamado a ser el objeto del próximo congreso para el año que viene, pero que dada la trayectoria y el rumbo de los acontecimientos y teniendo en cuenta las nuevas posibilidades de la organización, se ha de adelantar, y que mejor fecha para comenzar su debate que la convocatoria del próximo Pleno del Comité Central. Se trata de prestar especial atención y formular la táctica adecuada para que el partido penetre en los centros de trabajo, lo que dará firmeza y amplitud a la consigna del FRENTE UNICO DEL PUEBLO.

En los últimos años, y como consecuencia de la crisis, se ha puesto al descubierto un nuevo error que atenaza a un gran número de Partido Comunistas que, hiperbolizando la figura del sindicato, oscurecen y sustituyen al Partido porque están anclados a la lucha económica. El PCOE y la FJCE al unísono cubrirán la meta propuesta porque en la actualidad las condiciones están dadas para combatir y superar el “error” o “nuevo oportunismo” que acecha.

 El Partido sabrá extraer las riquísimas y también trágicas experiencias que han aportado las luchas inconexas, corporativas y eminentemente economicistas del movimiento obrero español en estos cinco años de crisis. Experiencias que deben servir para que el partido, desde la política y desde la ideología marxista, explique a los obreros el porqué de las derrotas. Sólo desde aquí y dentro de los centros de trabajo,construyendo células se puede dar la vuelta a la situación. El trabajo ya ha comenzado.

 El Partido está llamado a desterrar el pesimismo y la impotencia dentro del movimiento obrero; pero una vez más decimos que será bajo la lucha política e ideológica,la que nos comprometemos a continuar con tesonería revolucionaria, porque como decía Stalin los comunistas somos de una trama especial y nada ni nadie nos doblegará.

 

COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL




A por el Frente Unico del Pueblo. A por el socialismo

El pasado 24 de enero el Instituto Nacional de Estadística (INE), a través de su Encuesta de Población Activa (EPA), señalaba que en el Estado español el número de parados asciende a 5.965.400 trabajadores, cifra récord de toda la serie histórica registrada hasta la fecha. Es un hecho que el desempleo aumenta como consecuencia de las políticas realizadas por el PP y por el PSOE a favor de los empresarios, a los que les abarata el despido y le proporcionan todo tipo de leyes para que explote hasta la extenuación al trabajador.

No es de extrañar que los sucesivos gobiernos impulsen amnistías fiscales para los que defraudan y se llevan el dinero a paraísos fiscales, hagan leyes que les permitan a los empresarios llevarse los capitales y las propias empresas fuera del país -en lo que ellos denominan internacionalización- y que sirvan a los empresarios y les pongan en bandeja leyes con las que machacar y robar al pueblo trabajador, pues sus dirigentes políticos son esbirros de las grandes empresas. Basta hacer un repaso de dónde están trabajando aquéllos que han hecho las leyes hasta hoy: Felipe González es ‘asalariado’ de Gas Natural, José María Aznar, Elena Salgado o Pedro Solbes de ENDESA, Ángel Acebes (Iberdrola), Miguel Boyer (Red Eléctrica), Zaplana y Rodrigo Rato (Telefónica), Javier Solana y Pío Cabanillas (Acciona), Isabel Tocino (Banco Santander), Jordi Sevilla (PwC) y un largo etcétera con salarios multimillonarios.

 
Este es el resultado de la Constitución Española de 1 978 y de la democracia burguesa: miseria para la mayoría del pueblo y enriquecimiento de los banqueros, de los empresarios y sus corrompidos políticos. Mientras se les da dinero a los bancos, a los empresarios, a los partidos políticos y a los sindicatos del sistema; mientras ilustres apellidos políticos tienen cuentas ocultas en Suiza; mientras los sobres con dinero -según la propia prensa burguesa- circulan por las sedes de las organizaciones políticas; mientras ocurre todo eso al Pueblo se le hace recortes infames en sanidad, educación y pensiones; se ataca y criminaliza al desempleado, se sacrifican los empleos habiéndose enviado a 850.000 trabajadores al paro en 201 2 y se condenan a más de 1 millón 800 mil hogares obreros a tener a todos sus miembros en el paro. Esta ‘democracia’ hija del franquismo –y defendida desde el PP hasta IU– otorga impunidad al burgués indultando a  banqueros, empresarios y sus compañeros políticos y primos de diputados, como el último kamikaze indultado por Gallardón, defendido además por el bufete donde trabaja el hijo de este último. Y a la par que otorga impunidad e indulto al burgués encierra en la cárcel a aquéllos que combaten y luchan contra este sistema que niega la sanidad, el empleo, la educación y la libertad a la mayoría.

 El Partido Comunista Obrero Español hace un llamamiento a la clase obrera y demás clases populares, azotadas por el capitalismo, a construir un Frente Único del Pueblo a través del cual defendamos e impongamos nuestros intereses de clase. Las instituciones burguesas no tienen otro cometido que el de expoliarnos y oprimirnos.

 Debemos crear nuestros propios órganos de poder popular para invertir esta situación, para acabar con la raíz de nuestros males como trabajadores. Sólo tenemos una salida: Construir el Socialismo, imponer la Dictadura del Proletariado (que es el dictado de la mayoría trabajadora) y mandar al capitalismo y sus instituciones al estercolero de la historia.

 

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL

 

FEDERACIÓN DE JÓVENES COMUNISTAS DE ESPAÑA

 

https://www.pcoe.net – http://www.fjce.es   propaganda@pcoe.net – fjce@fjce.es




Charla sobre “Psicología y conciencia” del PCOE en Sevilla

A continuación reproducimos un interesante documento de introducción de la charla “psicología y consciencia de clase”, en la que nuestros camaradas de la célula de veteranos de Sevilla analizan dialéctica y magistralmente todos los tópicos y visiones deformadas que propiamente muchos militantes comunistas tienen sobre la psicología de los obreros y la conciencia de clase.

Camaradas y amigos:

Vamos a dar comienzo el acto. Los cinco camaradas que presidimos la mesa integramos la célula de veteranos de Sevilla, que dadas nuestras edades, las precarias condiciones físicas que exhibimos y debido también a nuestro alejamiento del movimiento obrero, no podemos desarrollar la labor normal de un militante jóven. Por todas estas cuestiones, hemos creído oportuno programar una serie de conferencias-coloquios en la que podremos aportar nuestras experiencias teóricas y prácticas con las que poder servir al partido.

En primer lugar, daremos paso al camarada Ricardo Cáceres:

Camaradas y amigos:

La lucha por el socialismo es inseparable de la lucha por la libertad, por eso los comunistas somos los más fervientes luchadores por las libertades de los trabajadores y de los pueblos. No podemos comenzar esta conferencia-coloquio sin recordar ni denunciar que en el Estado español existen cientos de presos políticos, nacionalistas y comunistas,  que llevan años en las cárceles ante el más absoluto silencio de los medios de comunicación.

Así mismo, se constata que conforme la crisis se agudiza y se toman medidas mas reaccionarias, se va intensificando la represión contra las masas trabajadoras, como lo demuestran las actuaciones de la policía frente a las manifestaciones y la persecución de nuestros camaradas, especialmente jóvenes.

Baleares, Alcalá de Henares, Cazorla, son pruebas inequívocas de que el Partido centra la atención de las fuerzas represivas. Se da el caso de que a un camarada de nuestra Federación de Jóvenes Comunistas, lo han sancionado en dos ocasiones; la primera por liderar una manifestación estudiantil sin pedir permiso, mientras la segunda es pura saña, porque lo vuelven a sancionar por liderar una manifestación en la que no estuvo. A nuestro camarada secretario Político del Comité Regional de Baleares lo retuvo la policía en plena calle, sin que tuviera lugar manifestación ni ningún acto en ese momento.

Ellos se preparan, ellos atemorizan, nosotros debemos hacer lo propio y con ese espíritu revolucionario vamos a celebrar la presente Conferencia-Coloquio.

Por la libertad y el Socialismo

Viva el PCOE.

A continuación damos paso al camarada José Luis Ramos:

Camaradas y amigos:

El más sublime de los principios revolucionarios es el Internacionalismo Proletario, que eleva al obrero a la universalidad. Todos los trabajadores del mundo somos hermanos de clase y cuando maltratan a uno en un rincón muy lejano de nosotros, nuestro corazón de comunista sufre.

Por estas razones  denunciamos a los Estados europeos, especialmente al Estado español y a los medios de comunicación que les sirven de títeres, por su campaña contra Cuba y Venezuela, que buscan encontrar falsas causas, que ante la opinión pública mundial justifique intervenciones bien directas o por medio de golpes de Estado, para frenar el proceso antiimperialista que se lleva a cabo actualmente en América Latina y que tienen por objetivos,  evitar en primer lugar que dicho proceso se convierta en una lucha abierta por el socialismo, y en segundo lugar, rapiñar las fuentes energéticas que constituyen las riquezas autóctonas de los pueblos que desean construir un mundo independiente del imperialismo.

Pero la célula de Veteranos del PCOE de Sevilla estima que nuestra solidaridad no es puro formalismo, sino que forma parte de nuestros principios marxista-leninistas en los que nos inspiramos para decir que si el combate contra el imperialismo no tiene como objetivo el socialismo, a la postre, serán barridos o se convertirán en un país capitalista explotador de las fuerzas de trabajo, es decir, en un eslabón de la cadena imperialista.

Por el Internacionalismo Proletario

Por el Socialismo

Viva el PCOE

Y antes de pasar a la lectura del informe, damos paso al camarada Juan Gervasini.

Camaradas y amigos

La presente conferencia coloquio, que lleva por título “psicología y conciencia”, va mucho más allá de ofrecer una explicación racional sobre el comportamiento de los trabajadores ante la sociedad capitalista. Es también una apuesta de la célula de Veteranos del PCOE de Sevilla, por reparar el daño que se ha hecho a la militancia comunista, por parte de quienes cobijándose con el honorífico título de comunista, lo que han hecho es desprestigiarlo.

La burguesía y los oportunistas han puesto sus ricos medios en actividad para inculcar en la mente de los trabajadores el rechazo a todo lo que huela a comunismo. Nosotros no podemos permitirlo, porque en nombre del comunismo, del Partido Comunista, han muerto asesinados miles de militantes anónimos de todo el mundo que arriesgaron sus vidas por legarnos una vida digna, ajena a los abusos y a la explotación.

Como veteranos tenemos el deber de reivindicar a aquellas mujeres y aquellos hombres que perdieron años de sus vidas y que gracias a ellos, después de tantos reveses, el ideal comunista prende con fuego vigoroso en la juventud y en todos los que superando miles de obstáculos, consagran sus vidas y su tiempo en lograr el ideal sublime de la humanidad: el comunismo.

Recordemos los nombres de Asciclos, Cordero, Ortega y tantos camaradas del PCOE que lucharon dentro y fuera de las cárceles por no renunciar a su nombre de comunista.

Por eso no avergonzarse de ser comunista y de hablar sin ocultar que se es comunista, lo cual significa vencer la propaganda burguesa y a los traidores y levantar  la bandera de la libertad y de la igualdad.

Vivan los comunistas

Viva el PCOE

Para iniciar el debate, cedemos la palabra al camarada Manuel Góngora, que dará lectura al informe que iniciará el debate.

¿Quién no se ha preguntado alguna vez, por qué fulanito pese a pasar por una situación extremadamente mala, que tiene varios hijos que alimentar y para ello necesita la ayuda de la familia, no se rebela contra las injusticias? El caso de fulanito que se muestra pasivo ante su destino, no es para nosotros lo más importante en este debate; además, no es ni pasivo ni neutral, porque ante la incomprensión de muchos, incluso de muchos de nosotros, arremete contra quienes no estamos dispuestos a soportar indolentes esta forma de vida y nos levantamos contra el capitalismo. El obrero desconcienciado se enfrentará contra nosotros, contra nuestras ideas, como si el capitalismo fuese algo suyo.  Todo el mundo sabe,  que como el tal fulanito, hay millones de trabajadores que viven sin perturbarse por ser explotados y sin ofrecer ninguna resistencia contra los culpables de sus desgracias.  Sin embargo, no son estos millones de trabajadores los que nos preocupan especialmente, sino el hecho de que haya también numerosos militantes comunistas que dudan, que se ven incapacitados para ofrecer una explicación científica del proceder de los trabajadores, dejando claro que no están en condiciones de cumplir con su cometido de comunistas.

En esta primera conferencia vamos a intentar, paso a paso, ir allanando el camino que nos llevará hasta la comprensión de la conducta del obrero y lo haremos de la manera más  sencilla posible, para que su lógica sea accesible a todo el partido, a los militantes, a los simpatizantes y a los amigos, con el propósito de que adquieran la firmeza necesaria que le facilite la labor de convencer en sus círculos de amistades y laborales,  cuando hablen de política.

La pregunta capital es:  ¿Cómo adquiere el trabajador la conciencia de clase? Pensad por un instante que el proletariado moderno es junto con la clase burguesa,  las únicas clases paridas por el modo de producción capitalista, las demás clases y muchas profesiones: campesina, terrateniente, etc.,  son clases que pertenecen a otros sistemas de producción más antiguos que el capitalismo. Así pues, el proletariado le debe su existencia al capitalismo, aunque fuese engendrado en el feudalismo, y morirá cuando no quede rastro del modo de producción burgués. Es natural y obligado, por consiguiente, que su pensamiento sea, desde el principio, totalmente burgués. Todo lo que le rodea, desde su nacimiento hasta su muerte, será capitalismo en movimiento,  por lo que las influencias que éste ejerce y ejercerá sobre su mente es total y absoluta. Aunque no existiesen medios de comunicación masiva, el proletariado moderno estaría bajo el dominio de todo lo que es y representa el capitalismo, porque como hemos dicho es hijo suyo.

Si un revolucionario piensa que un proletario con pensamiento burgués es un contrasentido, se equivoca y difícilmente lo ganará para la causa revolucionaria, porque no ha entendido nada.  No es el capitalismo el que nos roba un hermano de nuestra clase,  somos nosotros los que vamos a quitarle un hijo suyo, que además es su sustento, lo que le da la vida. Tenedlo siempre presente.

A pesar de su conciencia burguesa, el proletariado, por  ser el mas moderno y el más numeroso, nace con la misión de dirigir a todas las clases y capas sociales que están siendo explotadas por el capitalismo para acabar con éste, pero ¿por qué y cómo opera esta contradicción? Como quiera que el mundo en el que vive y al que pertenece es el mundo burgués, jamás por sí mismo se dará cuenta de la necesidad de transformar la sociedad capitalista en otra que no está en su mente, que para él no existe; alguien se la tendrá que descubrir y no resultará bastante con descubrírsela, habrá que inculcársela  por medio de un proceso práctico. Nunca por cuenta propia podrá descubrir el concepto plusvalía que él genera y que es el motivo del enriquecimiento del burgués;  tampoco alcanzará a descubrir la composición orgánica del capital, la cual explica la aparición forzosa de sucesivas crisis económicas, causa de muchas de sus desdichas, etc.; nunca pues, llegará por su propia experiencia a comprender en su contenido y forma al sistema capitalista, pese a haber sido parido por él;  en definitiva, nunca concebirá el socialismo como salida. Eso no quiere decir que no busque las respuestas a las preguntas que se hace;  pero las que encuentra, debido a sus limitaciones, siempre chocarán con lo que el sistema le ha enseñado como la verdad indiscutible de la vida,  esto es, que para que una sociedad humana tenga razón de ser, tienen que haber personas capacitadas y dedicadas a dirigir, y otras a trabajar. Quienes deben emplearse a una tarea u otra será, para el obrero, cuestión de suerte o de inteligencia, y concluirá que todos los males pueden solucionarse, bien cambiando a los dirigentes que no cumplen correctamente con su misión en la sociedad, o bien haciendo trabajar más y mejor a los dirigidos.  Hasta aquí puede llegar su análisis sin ayuda de nadie, pero no más lejos.  Pensad que al ser hijo del sistema, estas premisas las ve de un modo natural;  todo lo demás, que no se le manifiesta prácticamente, es para él pura fantasía. Preguntemos a cualquier obrero que no haya alcanzado aún la conciencia de clase y veremos que todosestán más cerca de querer “independizarse” o de convertirse en patrón, antes que hacer la revolución, algo que no se plantea de ninguna de las maneras, porque lo primero es tangible, lo otro no le llega a su mente ni tan siquiera como una posibilidad, porque requiere todo un proceso de enseñanza, como estamos teniendo nosotros, y esa enseñanza le tiene que venir de fuera de la simple relación económica con el patrón, le tiene que venir del partido, como nos viene a nosotros.

Pero pese a su apocada voluntad y a su forma de pensar, un tanto necia, no puede evitar el desarrollo de las contradicciones irreconciliables que subyace entre el patrón y él, aunque todavía no la vea, porque no se le haya manifestado. Contradicciones que se irán enconando paulatinamente por medio de la acción, de la práctica, pues la burguesía para sobrevivir en este sistema de competencia cruel, se ve obligada por imperativo natural, por inercia de la economía capitalista, a explotar más y más al trabajador.  Y lo explota de la única manera que puede, haciéndole trabajar más, obligándole a producir mayor cantidad de productos en el menor tiempo posible,  a la par que le reduce su salario directa o indirectamente.

El patrón paga un salario al obrero  – no vamos a entrar en los conceptos económicos marxistas para ir más rápido- , pero al cabo del tiempo, el dinero que paga el patrón ve reducido su valor y es debido a que todo cuanto necesita el obrero para vivir es cada día más caro. El obrero le pide al patrón un aumento de sueldo con el fin de asegurarse todos los elementos vitales; éste, sin embargo, se niega totalmente a dárselo para no perder cota de ganancia, o le ofrece una cantidad bastante menor de la que le demanda, por lo que la contradicción entre patrón y obrero se hace ya más visible; sin embargo, ésta es todavía una contradicción normal y conciliable en opinión del trabajador, que solo ve en ella una relación económica,   jamás política y menos aún ideológica.

Esta relación entre obrero y patrón genera lo que se llama la psicología del obrero. A éste no le gusta que su patrón, al mismo tiempo que obtiene mayores beneficios, le niegue una subida de salario suficiente; pero esta psicología no se transformará jamás en conciencia de clase, por poco que pague el patrón. Por mucha explotación que ejerza el patrón sobre el obrero, éste continuará igual, con más tensión pero igual, no gustándole la citada relación, pero nada más. Llegado a un punto, en el que la precariedad del salario es ya insoportable, la mente del trabajador comienza a evolucionar tímidamente, llegando a pensar que si todos los  compañeros y compañeras de su centro de trabajo se unen en una huelga, pueden hacer cambiar de actitud a su patrón. Tenemos pues, el embrión del sindicato. De forma espontánea los obreros deciden ir a la huelga. No obstante, a la hora de hacerla realidad, advertimos que la psicología de los obreros, o sea, el saber qué es lo que no quiere sin conocer qué debería querer, se bifurca en dos ramales opuestos; pues aún teniendo el mismo sentimiento de no gustarle que el patrón no le suba el sueldo, pese a haber éste logrado beneficios record, aún no agradándoles la relación entre patrón y obrero, la psicología se manifiesta en unos como rebeldía y en otros como sumisión; en el fondo la sumisión es una expresión del miedo. Los obreros están todavía a años luz de adquirir conciencia de clase. Los rebeldes querrán ir más allá, continuar con las acciones para hacer caer en razones al patrón,  sin negarle su autoridad y dirección y, por supuesto, sin cuestionar al capitalismo al que no cree culpable. Piensan que la conducta del patrón es un problema personal, humano, pero no un pecado del sistema;  en cambio, los sumisos, ante su miedo, se rebelan contra el rebelde para justificar su esquirolismo, porque el rebelde le coloca ante una situación complicada tanto respecto del empresario, como también con su familia. No obstante, después de un proceso más o menos largo, el sumiso puede llegar a convertirse en rebelde en algún momento de su vida, e incluso su rebeledía puede desbordar a la de sus compañeros.

Posteriormente, los trabajadores rebeldes comprenden que los patronos están todos unidos para llevar una política común contra ellos. Además comprueban que el gobierno dicta leyes que favorecen a la patronal; es entonces cuando deciden que el sindicato debe ser universal para que pueda convocar huelgas generales, con el fin de hacer retroceder los planes del gobierno.

Hasta aquí todo el proceso, descrito de una forma lineal, tiene un desarrollo espontáneo. El obrero no actúa por conciencia de clase, sino obligado para defenderse, porque en ello le va la subsistencia como persona, pero no como clase; aunque, según advertía Lenin, la espontaneidad tiene grados y es la antesala de la toma de conciencia de clase, ahí es donde debe estar el partido. Antes de proseguir debemos aclarar en qué consiste la conciencia de clase.

El patrón tiene conciencia de su clase, sabe perfectamente que para perpetuar su existencia debe continuar, y cada vez con mayor intensidad, explotando a los trabajadores; sin ello morirá, y al tomar conciencia de esta realidad inapelable, pone todos los medios a su alcance para neutralizar a su enemigo, la clase obrera, para que ésta no pueda organizarse políticamente. Sin embargo, en muchos casos,  le “ayuda” a organizarse sindicalmente, para que ésta nunca pueda alcanzar su conciencia de clase, que por lógica, ha de tener un contenido opuesto a la suya. Si el patrón vive a costa de explotar a los trabajadores, éstos no serán libres mientras que exista el patrón. En su consecuencia, el obrero ha de conocer esta realidad y asumirla, lo que significa que debe acabar con el explotador para dejar de estar explotadom y esto no será posible sin eliminar el sistema que le es inherente, el sistema que le proporciona todas las armas precisas para continuar con esa explotación.

Para Lenin el trabajador toma conciencia de clase cuando asume la política comunista, esto es, cuando lucha organizadamente contra el poder establecido y no contra los efectos del poder establecido, cuando se decide por la lucha política y arremete contra todo lo que comprende el sistema que mantiene al burgués, es decir, cuando el obrero ha comprendido que él tiene que arrebatarle el poder al burgués, para imponer el suyo. Mientras esto no suceda, las luchas serán exclusivamente económicas y espontáneas y dentro de los cauces que le provee el propio sistema, a pesar de que a veces adquiere un contenido político, como es exigir que  el gobierno abola una ley antiobrera. Por ejemplo, si se consiguiera que el gobierno del PP diese marcha atrás en la reforma laboral,  la situación de explotación del obrero no variaría.

Ninguna huelga general económica, como las que se están desarrollando en nuestro país, tampoco las huelgas contra el cierre de las empresas, las manifestaciones contra tal o cual gobierno, generan por su propio desarrollo la conciencia de clase del trabajador,  y ni mucho menos va contra el modo de producción burgués. Cambiará el gobierno, el tipo de dictadura del capital: como puede ser de fascismo a democracia monárquica, a república, pero siempre dentro del sistema capitalista, es decir,  sin poder quitarse de encima la explotación ni el explotador,  a más nunca llegará el obrero.

Para que el obrero tome conciencia de clase, es decir, que comprenda que él puede y debe aglutinar a su alrededor a todos los explotados para acabar con la explotación y por tanto, con el régimen burgués, ha de saber cómo subyuga el capital a esas otras clases, porqué existen presos políticos, porqué los monopolios controlan la economía del campo, etc., y porqué el parlamento y el gobierno dictan leyes antiobreras. En esta dirección, tiene que aprender cuál es la naturaleza del Estado capitalista, que dicho Estado representa los intereses de la burguesía y es un órgano de opresión contra las clases explotadas. Debe pues, conocer y asumir en términos generales lo que un militante de un Partido Comunista sabe, y adoptar para sí su programa. Por eso  son los comunistas al margen de los sindicatos, los únicos que pueden dirigir a los trabajadores hasta la comprensión de su naturaleza de clase, de su conciencia de clase. Podéis examinar la historia y veréis que cuando los Partidos Comunistas cumplían con su misión, la clase obrera, cualesquiera que fuesen los pases, luchaba por el poder político. Y también os percataréis de lo contrario, desde que los Partidos Comunistas han ido dejando a un lado los principios revolucionarios y por consiguiente abandonando su misión frente al proletariado, nadie ni nada le ha podido sustituir. Todas las revueltas, guerrillas, manifestaciones monstruas, han acabado en nada y los trabajadores no han tomado conciencia de clase.

Pero se dan las circunstancias, que tanto en España como en casi toda Europa, los partidos comunistas han renunciado a esta práctica,  sus militantes se limitan a actuar en los sindicatos o en frentes de masas, olvidando su misión de enseñar política al proletariado. Todas sus luchas y actividades se diluyen en el terreno sindical, con lo cual, en vez de adoctrinar a los trabajadores, lo que hacen es contribuir a la malformación de su conciencia, pues los sindicatos sólo pueden aspirar a la lucha económica, a impugnar leyes que repercuten en el mundo del trabajo. Los sindicatos,  por naturaleza,  son reformistas.

En nuestro país sucede que los llamados partidos comunistas no le hablan al obrero de su potencial, de su misión histórica, no le hablan de política ni de ideología. En los centros de trabajo las células comunistas no existen como tal, se reunen y hablan de sindicalismo, del convenio colectivo, de la expulsión de un compañero, etc.,  y para eso no hace falta la célula comunista, ya basta con el sindicato. También sucede que en el Parlamento, todos los partidos, a la hora de la verdad, llegan a confabularse contra los intereses de los trabajadores;  y aquellos que se reclaman representantes del pueblo, sólo se oponen a tal o cual ley, pero en el fondo están diciéndole a los trabajadores que a través del Parlamento se puede cambiar su signo maldito, le está diciendo que dentro del sistema hay solución a su problema. Los reformistas  son la avanzadilla del capitalismo dentro del movimiento obrero.

Todos los partidos y todas las instituciones aleccionan al trabajador en el mismo sentido, en que éste ha venido viviendo desde su nacimiento. Nadie le insinúa, menos le afirma que hay que cambiar de sistema. ¿Cómo entonces nos lamentamos de que el trabajador no nos comprenda? ¿Cómo entonces nos indignamos, porque después de una huelga general el trabajador continúe votando, y además a un partido burgués? ¿Qué otro remedio le hemos dado?.  Se le indica que el sistema tiene defectos, pero solucionables, que en la patronal hay elementos que son egoístas, pero otros no.  Se les inculca que un gobierno puede hacerlo bien o mal para sus intereses, obligándoles a elegir el menos malo, se le prepara entre todos, en lo contrario de lo que debe de aprender. A la misma vez el comunista se esconde y no le dice la verdad cara a cara,  por temor  a que el trabajador no lo siga,  no lo entienda, cuando de verdad no le sigue ni le entiende  ahora, cuando no le habla.

Nuestro partido tiene que volver a funcionar como lo hizo el partido bolchevique. No vale solo con imputar a los reformistas encaramados en las direcciones de los sindicatos que son unos traidores. Hay que utilizar los sindicatos, las instituciones, el frente de masas, para movilizar a los trabajadores, para denunciar el reformismo, para descubrirle al servicio de quien están esas instituciones, en una palabra, para abrir la mente de los trabajadores hacia la política y no para engañarlos haciéndoles creer que los sindicatos y las instituciones pueden solucionar sus problemas.

Con la movilización y la dirección de los comunistas, el obrero se encontrará con la policía represora, con el clasismo de la justicia, con la traición de los reformistas. El obrero se sorprenderá y el comunista in sito le sacará de toda las dudas, le demostrará que estos elementos unidos forman un todo junto con el capitalista que lo trata como enemigo. En la movilización el obrero rebelde está más dispuesto a escuchar política; el comunista debe aprovechar esa ocasión, primero neutralizando a los reformistas y acólitos del burgué y después  marcándole  el  verdadero  camino.

Pero también y simultáneamente a esta actividad ineludible, los trabajadores tienen necesidad de poseer su propia tribuna, para que les expliquen cada uno de los casos políticos y sociales de una manera veraz, con el fín de formarse económica, política e ideológicamente.  Esa tribuna se la tiene que proporcionar inexcusablemente el Partido, que es el único que está en condiciones de dar las respuestas científicas de los fenómenos sociales. La actuación policial en las manifestaciones no puede suscitar más que indignación y rabia en los trabajadores, cuando en la actualidad es objeto de diferentes interpretaciones entre ellos, dependiendo de donde le viene la noticia. El empobrecimiento de los pequeños campesinos ha de ser el pretexto de una explicación profunda, con ejemplos claros, hasta el extremo que los trabajadores, fundamentalmente la clase obrera, comprenda la necesidad del cambio de sistema para proteger la economía rural, fuente de todas las materias primas, y sea capaz de tomar conciencia de su indiscutible fuerza numérica e ideológica, para convertirse en la dirigente del proceso revolucionario, al objeto de acabar con las injusticias que se cometen contra los campesinos. El enfrentamiento entre los estudiantes y la polícía tendrá que penetrar en la mente de los trabajadores como un paso hacia adelante y nunca como un acto salvaje, propio de una población juvenil e inmadura, tal como lo explican los medios de difusión burgueses. Las guerras imperialistas tienen que ser comprendidas perfectamente por los sectores de trabajadores a modo de explotación de sus hermanos de clase de otros países. Y así, todo cuanto sucede, tanto en su entorno como en cualquier ámbito de la sociedad española e internacional que suponga un actividad burguesa contra el pueblo, debe ser llevado por el Partido a los trabajadores,  y no tiene que estar forzosamente ligado en el mismo documento, en la misma charla, asamblea, mitin etc. con su posición económica. Desde el principio el Partido se tiene que convertir en el transmisor, el cronista de la verdad, sin ocultar nada a los trabajadores, pues es el único vehículo que poseen para ampliar sus conocimientos que son  imprescindibles para hacerse dueños de su destino. A cada paso hay que explicarles  que, sin derrocar a la burguesía,  sin aniquilar el sistema, sin que ellos accedan al poder político y económico, no habrá ninguna solución radical y eterna. Y todo se debe decir con la mayor naturalidad.

Para llevar a cabo esta misión irrenunciable, el Partido y sus células tienen que actuar en los centros de trabajo y en la calle como organización independiente de la ACDT y del sindicato. Hay células que han creado su propio blog dedicado a los trabajadores de su centro de trabajo. Pero reconociendo que constituye un avance, la misión no se completa. La agitación y propaganda ha de ser constante y, como hemos intentado explicar, cada caso que suceda en la sociedad que merezca ser interpretado por los trabajadores de forma revolucionaria, será denunciado con todo detalle, incitando la indignación y la rabia. El periódico se debe repartir de manera amplia en cada lugar de trabajo y provocar su discusión. Dadas las circunstancias económicas, la prensa del partido puede ser sustituida por la “Hoja Roja” o cualquier documento de elaboración propia de la célula, del comité local o provincial.

Las secretarias de propaganda de las células y comités deberán estar en manos de los militantes más dinámicos del Partido. Pero con el periódico y las octavillas que serán entregadas frecuentemente, solo cumplimos con un aspecto parcial, al que hay que unir la agitación que será por medio de charlas con grupos de trabajadores, con mítines, etc.  La entrega en mano de las octavillas a la salida del trabajo, si no se puede hacer desde dentro, la entrega en mano de la prensa etc, deben servir para provocar la discusión, como también que los trabajadores vayan al partido a preguntar sus dudas políticas; pero el fin primordial es reunir grupos de ellos,  sacarlos del centro de trabajo y formar charlas- coloquios, en nombre del PCOE.

Todos los esfuerzos que se realicen para comunicarse con los trabajadores en sus centros de trabajo serán exitosos si lo hacemos en nombre del PCOE, luego sus frutos se verán en los mítines, manifestaciones, etc.,  en los que los trabajadores, poco a poco, se unirán a la militancia en señal de aceptación de su vanguardia.

El PCOE tiene que salir inmediatamente de la dinámica impuesta por la burguesía y los reformistas,  que es la de prohibir a los trabajadores que hablen de política. Y finalmente, el Partido no puede caer en la trampa de no hablar de política a los trabajadores  porque estos no quieran saber nada con los comunistas.  Esa táctica burguesa hay que romperla,  y se hace con tesón, sin desfallecimiento,  pero siendo bravos propagandistas.

Como resumen final, tomemos un ejemplo corto. Imaginemos una célula del Partido en un centro de trabajo que tiene algunos  de sus miembros en el Comité de Empresa. Nuestros camaradas saben, a través del Programa y de los múltiples documentos del C.C. , que la solución a todos los problemas es el socialismo.  Así, cada vez que en la televisión, en la prensa o en su trabajo ven una injusticia, de forma inmediata,  en la mente de estos camaradas, surge la necesidad de cambiar el sistema, se les vienen a la cabeza la Reforma Agraria, la Socialización de los medios de producción, y ven grandes luchas de los trabajadores por la conquista del poder.

En cambio, los trabajadores de su centro de trabajo, lo que ven en la televisión,  lo que escuchan  en la radio y lo que leen en la prensa, es que el comunismo o socialismo es un régimen malvado, que Stalin mató a millones de soviéticos, que Fidel es un dictador sin escrúpulos, que Chávez es un loco, que el régimen de Corea es tirano.

Nuestros camaradas se reúnen normalmente en su centro de trabajo, pero sólo para ver la táctica que deben llevar en el Comité de empresa.  Miran la fórmula para desenmascarar a los miembros de CC.OO y UGT en el comité de empresa, denunciando a estos ante los trabajadores, porque han despedido a un compañero y no han hecho nada.

Pero en sus reuniones no trazan ninguna línea de actuación para hablar constantemente a los compañeros, bien en octavillas, bien en un boletín, bien en charlas por grupos, sobre qué es el socialismo y la necesidad de luchar por él, con el propósito de contrarrestar la intoxicación que en ellos provoca la burguesía con sus medios de comunicación. Y no lo hacen por temor a ser rechazados. De esta manera,  los trabajadores sólo reciben una información, la de sus enemigos que tiende a malformar sus conciencias.

Pero viene la crisis, y a la hora de discutir el nuevo convenio, el empresario no sólo dice que no puede dar más dinero, sino que -aún teniendo beneficios-, tiene que rebajar los salarios, o de lo contrario, la empresa corre el riesgo de desaparecer porque las ventas se han venido abajo y el producto lo ha de vender más barato; así que, o bien se acepta la rebaja o se presenta un ERE o la empresa se traslada a otro lugar. Sin embargo, el comité y los trabajadores saben que no han descendido las ventas,  incluso que la empresa tiene nuevos pedidos millonarios.

Pero ¿Qué sucede? En la mente de nuestros camaradas surge con rabia la necesidad de luchar para acabar con el régimen, porque es indignante e insoportable la conducta avariciosa del patrón. De nuevo les viene a la mente el Socialismo.

Pero ¿Qué ocurre con los trabajadores? Es evidente que  su cerebro no se ilumina con la necesidad de luchar por el socialismo, porque la idea que tienen sobre el mismo, es que es malvado y es una dictadura cruel, en donde los trabajadores pasan hambre. Por tanto, el socialismo no les puede venir a la cabeza como tabla de salvación. A unos, a los más rebeldes, les cundirá la indignación y despotricarán contra el patrón, y otros pensarán que a ver si por dos euros más van a perder su puesto de trabajo o la empresa se va a marchar a otro lugar.

Se forman grupos de trabajadores comentando la actitud de la empresa y un camarada emberrechinado dice por primera vez en un grupo, que lo que había que hacer es  unirse con todo los trabajadores de todos los centros de trabajo y luchar por transformar la sociedad, luchar por el socialismo, que eso es lo que acaba con la avaricia del patrón y nos da seguridad a los trabajadores. Pero en el momento de pronunciar la palabra socialismo, los trabajadores, como si hubiese mentado el infierno, se revuelven contra el camarada y le dicen “¡tú estas loco!” Y se atreven a decirle también “¡Tu no sabes lo que es el socialismo!” Y no ha lugar a más discusión.  En las mentes de los trabajadores surgió Stalin asesinando a millones de trabajadores, Fidel matando de hambre a su pueblo, etc.

Nuestro camarada abatido viene al partido y dice que los trabajadores no quieren saber nada y son todos unos reaccionarios, y por lo tanto nuestra lucha es imposible.

Es evidente que el cazador ha sido cazado:  nuestro camarada se ha convertido en uno más de ellos  porque no ha entendido nada de cómo debe actuar el Partido.

Camaradas y amigos vosotros teneis la palabra.

Fuente: http://pcoesevilla.blogspot.com.es/




Comunicado sobre la situación de Venezuela

Los medios de comunicación españoles más reaccionarios, hacen eco a la propaganda imperialista que intenta “provocar” una escisión en las filas de la izquierda venezolana, con ocasión del interregno que sufre, debido a la ausencia por enfermedad de Chávez en la dirección de su país. En realidad, están creando el ambiente para que el mundo vea lógico cuanto pueda suceder en el país hermano, como consecuencia de la actividad contrarrevolucionaria de la oposición golpista, que cuenta con el beneplácito de la Iglesia oficial venezolana y de los imperios norteamericano y europeo.

El Imperialismo busca, por cualquier medio, desestabilizar el régimen bolivariano, para incidir desde su supuesta derrota, en todos los procesos progresistas y antiimperialistas que se llevan a cabo en América Latina.

La campaña anti-Chávez se encuadra dentro de los propósitos imperialistas de intervenir en las zonas productoras de petróleo y gas, y se enmarca además en la lucha que a nivel mundial se lleva a cabo entre los viejos imperios y los nuevos llamados países emergentes, que se debaten actualmente por la superación de la crisis capitalista a través de la lucha por el mercado mundial.

El Partido Comunista Obrero Español, denuncia la actitud de la prensa española siempre al lado de la reacción provocadora y se solidariza con el pueblo de Venezuela, con su revolución antiimperialista y desea fervientemente que el Presidente Chávez supere su enfermedad para proseguir su obra.

¡VIVA EL PUEBLO DE VENEZUELA!

¡ABAJO EL IMPERIALISMO!

COMISIÓN DE RELACIONES INTERNACIONALES DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)




Trabajadores del Servicio Andaluz de Empleo en huelga de hambre

A continuación reproducimos comunicado de las trabajadoras del Servicio andaluz de Empleo que el pasado lunes 10 de diciembre iniciaron una huelga de hambre en defensa de sus empleos y el de sus compañeros. Desde la Coordinadora de Trabajadores de Andalucía mostramos todo nuestro apoyo a todos los trabajadores del S.A.E. y en especial a aquellos afiliados de la CTA que están secundando la huelga.

“Somos un grupo de trabajadores del Servicio Andaluz de Empleo que el próximo lunes, 10 de diciembre, iniciaremos UNA HUELGA DE HAMBRE INDEFINIDA a las puertas del Parlamento de Andalucía.
Estas palabras están escritas desde el máximo respeto.  Sólo pretendemos luchar ante nuestro injusto despido y hacérselo saber a la sociedad que vive dentro y fuera de España. No pretendemos abanderar protagonismo superfluo, ni jugar con fuego,  ni frivolizar con situaciones dramáticas. Sólo queremos mostrar la situación que estamos padeciendo. A partir del uno de enero, nuestros políticos de manera consciente y determinante, han decidido que entremos en el umbral de la pobreza. Por tanto, ante la imposición de la escasez a la que nos empujan o el que nosotros lo hagamos voluntariamente,  hemos optado por LA LIBERTAD, con la cautela de que no nos sea quitada y nos echen a patadas o con cargas policiales de nuestro lugar de asentamiento. ¡Estaremos preparadas para todo!
El gobierno regional está formado por una coalición de partidos de izquierdas (Partido Socialista Obrero Español e Izquierda Unida, el antiguo Partido Comunista Español).
Somos trabajadores laborales del Servicio Andaluz de Empleo. Pertenecemos a la Administración Autonómica. Entramos en la Administración Autonómica con un  proceso selectivo de oferta genérica a través del propio Servicio para el que trabajamos y con una valoración exhaustiva y tozuda de nuestros méritos formativos y laborales. Los expedientes están a disposición de cualquiera en las Delegaciones Provinciales de Empleo. Estamos desde octubre de 2008 con unos contratos que reiteradamente han sido sentenciados en los juzgados como fraude de ley. Algunas sentencias son firmes y yendo más allá, no recurridas por la propia Junta de Andalucía.
Queremos recordar que por esta vía judicial hay un altísimo porcentaje de trabajadores dentro de la Junta de Andalucía, todos ellos personal laboral y algunos de ellos, con destacadas responsabilidades institucionales a nivel provincial y autonómica.
Nuestros contratos han sido subvencionados por un “Plan de Medidas Extraordinarias” del Gobierno Central y trasladadas a las autonomías; pero este Plan desapareció y tan sólo ha quedado la subvención a las contrataciones.
Legalmente, se nos contrata por obra o servicio para “atender demandantes de empleo”. Y a la vez, se nos expulsa porque la obra o servicio ha terminado. Es decir, que negando la mayor, nos dicen que la tarea fundamental de una Oficina de Empleo, que es atender demandantes, ha desaparecido y que por eso nos tenemos que ir. Invito a volver los ojos a las cifras de paro: más de seis millones en España, llevándose Andalucía, nuestra Comunidad Autónoma, el mayor porcentajes de ellos.
Otras Comunidades Autónomas, si apuestan por sufragar los gastos de los contratos, pero esta nuestra, no. Sin embargo, mantienen cerca de 1500 puestos de trabajo de personas afines al partido en el gobierno y familiares directos de los mismos, que han entrado a dedo y han sido impuestos a golpe de Decreto. Para ellos, si reservan en los presupuestos un buen puñado de millones de euros.
Si alguien está interesado en conocer con profundidad nuestra injusta situación; si alguien guarda aún un ápice de romanticismo sobre la lucha por la justicia social, la igualdad de trato y oportunidades o simplemente, por la defensa de la verdad desenmascarando los vaivenes de la clase política, contacten con nosotros.”



Breves apuntes sobre la lucha economicista y espontánea

Parece ser que, en cierta parte del espectro que se define “revolucionario”, se ha vuelto a poner de moda la denominada lucha economicista, la lucha espontánea, la negación del carácter dirigente del Partido, la negación de la toma del poder político como necesidad y muchas otras negaciones que tratan de convencer a los obreros de que hay una salida “por la izquierda” dentro del capitalismo y alternativas semejantes. 

Son actitudes que gozan de un considerable espacio mediático en la prensa de las grandes corporaciones,espacio del que paradójicamente no han gozado nunca otras opciones que practicaban idéntica lucha economicista y espontánea desde mucho tiempo antes.No está de más añadir que los comunistas cuestionamos el papel de dichas luchas economicistas y espontáneas y pasaremos a explicar el porqué.

Hay que señalar que el desarrollo del movimiento obrero no debe circunscribirse a la lucha por las pequeñas reivindicaciones económicas únicamente; el objetivo que tiene que tener claro el movimiento obrero no son estas reivindicaciones en sí, sino que son un medio para alcanzar el objetivo. El transcurso mismo de la lucha nos enseña que la victoria completa sólo puede ser alcanzada cuando toda la clase obrera se lance contra su enemigo;como una fuerza unida, poderosa y organizada. Y es esta misma lucha la que muestra a los obreros que además de tener a su enemigo directo en los centros de producción -el capitalista- tienen otro si todavía más nocivo: la fuerza organizada de toda la clase burguesa -es decir, el Estado capitalista- con su ejército, sus tribunales, su policía, sus cárceles, etc. Hasta en la más democrática de las repúblicas burguesas el menor intento de los obreros de mejorar su situación choca con el poder burgués, incluso allí dónde como decimos existen unos teóricos y formales derechos que no pasan de eso: de ser formales y no reales para la clase obrera y sí para la clase de los explotadores, se entiende.

En la época actual existen obreros que empiezan a despertar al calor de las luchas espontáneas, cuya conciencia de clase sigue siendo baja y no advierten todo cuanto ocurre en el mundo que se abre ante sus ojos al despojarse de las tinieblas en los que los sumía la ideología burguesa. No tienen grandes exigencias y sus reivindicaciones no son elevadas.Todavía no pasan de reivindicar mejoras en el salario, en las condiciones laborales, en la lucha contra los despidos, etc.Todavía no se plantean cambiar el régimen existente, no se plantean que es preciso abolir la propiedad privada de los medios de producción, no se plantean que es necesario organizar la sociedad socialista,etc.

Algunos elementos, obsesionados por la lucha económica, por la lucha por una mejora parcial de la situación de los obreros, están dispuestos a seguir en esa línea y a seguir sin plantearse el objetivo del socialismo y de la dictadura del proletariado. Sobre ellos puede decirse que hacen suya aquella frase de los bernsteinianos “el movimiento lo es todo,el objetivo final nada”. No les interesa en absoluto para qué lucha la clase obrera; para ellos lo esencial es la lucha en sí. En lugar de dirigir el movimiento espontáneo, de inculcar a las masas los ideales comunistas y orientarlas hacia nuestro objetivo final (el socialismo) se convierten en un instrumento ciego del propio movimiento, limitándose a exponer las necesidades y exigencias de que tienen conciencia las masas en ese momento. Estos individuos se muestran incapaces de explicar a las masas el objetivo final -el socialismo y la dictadura del proletariado- y lo más lamentable es que consideran estos términos como algo inútil o incluso perjudicial. Para ellos los obreros son como niños pequeños a los que temen asustar con este tipo de ideas. Es más muchos de ellos mantienen incluso que para llegar al socialismo no hace falta ninguna lucha revolucionaria. Para ellos la única lucha “revolucionaria” son las huelgas, los sindicatos “alternativos”, las pequeñas cooperativas de consumo y producción, la banca ética, etc. Ellos rechazan la doctrina de que mientras el poder político no pase a manos de la clase obrera (dictadura del proletariado) es imposible el cambio de régimen, es imposible la emancipación completa de la clase obera.

Sus alternativas caben muy bien dentro del régimen vigente y no es necesario más que un capitalismo de rostro humano, una democracia “participativa”(sin definir el carácter de clase de toda democracia), un Estado que está por encima de las clases, el cual en su opinión debe actuar de intercesor en los conflictos de clase… Declaran además que las libertades dentro de la democracia burguesa no son incompatibles con el capitalismo, razón por la cual para ellos sobra la lucha política por el socialismo pues para alcanzar estas metas es suficiente únicamente la lucha económica. Les basta con que las huelgas, las manifestaciones y las acciones espontáneas se produzcan con más frecuencia, sin elevarlas a luchas políticas. En definitiva, no superan el espontaneismo ni se plantean que el único objetivo donde la clase obrera realmente se emancipará es el socialismo. Así que nos tratan de convencer de que el socialismo está caduco y que hay que centrarse en las luchas económicas. Se centran únicamente en el trabajo en esta u otra localidad, en este u otro sector, sin plantearse que el único camino es la unidad de todas esas luchas, de todos los sectores, elevados a luchas políticas que superen los estrechos márgenes del economicismo. Huelgas y más huelgas, marchas y más marchas, denuncias de la represión y colectas para pagar dicha represión: he ahí el alfa y el omega de su actividad.

Seguramente muchos lectores piensen que esos adoradores del movimiento espontáneo prestan al menos una gran ayuda al movimiento y a la lucha de clases. Pero esto también es un error. La historia nos demuestra que este tipo de movimientos, que no son nuevos precisamente, tras un brillante comienzo y un crecimiento exponencial se tornan más tarde en un caminar a ciegas, probando esto y lo otro bajo la fórmula ensayo-error hasta que por último el movimiento se detiene. Esto no es de extrañar. Toda lucha espontánea y economicista choca inevitablemente contra la muralla del poder burgués, del Estado burgués, esa maquinaria que ellos no se plantean tomar y extinguir. Las huelgas, las marchas y las acciones que se suceden impulsadas por los economicistas mueren asfixiadas ante la cruda realidad, que es que mientras la burguesía ostente el poder político puede decir no a todo y no conceder siquiera migajas. Lo estamos viendo a día de hoy con la liquidación del mal llamado “Estado del Bienestar”.

Y ante este fracaso previsible y demostrado múltiples veces en 150 años de historia del movimiento obrero se produce la frustración, la desesperanza,el desencanto, la impotencia. Es decir, lo que viene ocurriendo en este país desde hace décadas con todos estos movimientos que buscan la cuadratura del círculo, la eterna alternativa al socialismo y a la dictadura del proletariado.Y siguen sin hallarla, y siquen las frustraciones tras el siguiente fracaso de la nueva “teoría revolucionaria” que enterrará al socialismo: desde Cohn Bendit a los Foros Sociales pasando por nuevas y mesiánicas figuras mediáticas. Fracaso tras fracaso.

La alternativa revolucionaria a estas formas de actuar es impulsar a los obreros a la lucha política directa. Plantear cualquier huelga, por poco importante que parezca, como una muestra de la falta del poder político para la clase obrera. Plantear la huelga como un choque directo contra el poder burgués. Superar la insuficiencia de la lucha económica y tener muy claro en todo momento que el objetivo es la toma del poder político. Y decírselo así a la clase obrera. Porque cualquier otra cosa es engañarle.

Cada intento de elevar la lucha económica a lucha política impulsa a los obreros a un género de manifestaciones en las que el matiz económico pasa a ser secundario. Por medio de la propaganda y la agitación estas luchas se elevan trascendiendo de lo meramente sindical al terreno de lo político. Es decir, se producen manifestaciones políticas.

Como conclusión, mientras no superemos las luchas espontáneas y economicistas y las elevemos al plano de lo político, con un objetivo muy claro que es el socialismo y la dictadura del proletariado, los trabajadores seguirán cosechando derrota tras derrota. Por mucho que esas luchas espontáneas y economicistas parezcan a día de hoy la panacea a todos los males. No lo son, únicamente ayudan a que la enfermedad se mantenga. La única medicina se llama socialismo y su principio activo es la dictadura del proletariado.

COMITÉ PROVINCIAL DE SEVILLA DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL

http://pcoesevilla.blogspot.com.es/2012/12/sobre-el-economicismo.html




Fuera Israel de los territorios ocupados. Por un Estado palestino independiente

Los planes expansionistas del imperialismo norteamericano y europeo continúan su camino por Oriente Medio a través del terror, sin que nada los frene. El PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL denuncia la criminal matanza de palestinos por parte de Israel, cuyo objeto es mantener los territorios ocupados e impedir la posibilidad de que el pueblo palestino construya un Estado independiente.

 

Las operaciones militares con asesinatos masivos de personas inocentes que lleva a cabo Israel en la franja de Gaza, contra los criterios formales de las instituciones internacionales, como lo evidencian las continuas resoluciones de la ONU, es señal inequívoca de que los imperios, por encima de todo, intentan provocar una situación de inestabilidad en la zona, pues el aplastamiento del pueblo palestino constituye un eslabón en la cadena de intervenciones que EEUU, la UE, Israel y La OTAN -contando con los auspicios de Turquia y Arabia Saudita- pretenden consumar en Irán y Siria. En este sentido, exigimos la retirada de los colonos judios que arbitrariamente transgredieron los límites de las fronteras de 1967. Exigimos tambien, la demolición del muro construido por Israel que expresa su carácter invasor, así como la liberación de los presos palestinos, la retirada del ejército isralí de los territorios ocupados y el cese inmediato del bloqueo de palestinos en Cisjordania y en la Franja de Gaza.

CONTRA EL IMPERIALISMO INVASOR

VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO PALESTINO

Comisión de Relaciones Internacionales del Partido Comunista Obrero Español




Organizar el poder popular; construir las bases del Socialismo

La realidad de la profunda crisis estructural capitalista, manifestada de forma sincronizada en las mismas metrópolis del capitalismo monopolista de Estado, pone al descubierto la verdadera esencia depredadora de un modo de producción caduco y criminal que, bajo los dictados de la oligarquía financiera, está provocando el sufrimiento de millones de trabajadores, generando cuotas monstruosas de pobreza, miseria, sobrexplotación y desempleo entre el proletariado y las clases populares subyugadas.

 

Bien sabemos que las crisis son intrínsecas al sistema capitalista, y que tales crisis no son más que la representación de las contradicciones incurables por las que discurre el capital en plena fase imperialista. A la brutal ofensiva clasista contra el conjunto del pueblo trabajador, empujada por las expectativas de obtener mayores tasas de extracción de plusvalía, la oligarquía complementa su maximización de beneficios intensificando los conflictos bélicos entre sus bloques dominantes, a fin de expandir sus monopolios, controlar mercados y copar las principales fuentes de materias primas. Las contradicciones tanto interimperialistas como intraimperialistas ponen de manifiesto, una vez más, no sólo que la lucha de clases es el motor de la historia sino que, como dijo Lenin, en la actualidad vivimos en la etapa superior del capitalismo, la etapa de la revolución social.

Los límites históricos de este modo de producción se nos muestran cada día más claros; estas relaciones de producción chocan frontalmente con el desarrollo de las fuerzas productivas, y en su desesperada carrera hacia la supervivencia no duda en mandar al proletariado hacia el siglo XIX, en franca alianza con el oportunismo mendaz que, todavía hoy, sigue narcotizando al movimiento obrero para desviarlo de sus objetivos emancipadores. A pesar de los esfuerzos por contener lo incontenible de esas cúpulas oportunistas (UGT-CCOO-USO), hoy comprobamos como millones de trabajadores son embrutecidos, degradados y lanzados al abismo del desempleo y la miseria en masa, mientras los derechos arrancados tras largas décadas de luchas obreras son aniquilados de forma fulminante.

La oligarquía decide, la patronal y su Gobierno ejecutan y las cúpulas sindicales aplauden y aceptan. Todos forman parte del mismo engranaje y todos sirven a los mismos intereses burgueses (Estado, UE, FMI, BM). Estos líderes sindicales al servicio del IBEX-35 fingen desacuerdo con sus amos capitalistas al tiempo que se afanan en firmar “Acuerdos para el Empleo” infames, mendigando pactos con esos mismos criminales, enemigos declarados del pueblo trabajador. Si oligarcas y burgueses conforman la clase dominante dispuesta a sacrificar en el altar del capital a millones de trabajadores, tales oportunistas se limitan a pedir que ese altar, por lo menos, esté acolchado antes de pasar a cuchillo a la víctima proletaria. A ese punto de estulticia y degeneración han llegado las traidoras cúpulas sindicales adscritas a la organización imperialista CSI.

La situación de los trabajadores en cualquier centro de trabajo del Reino de España atestigua la aplastante victoria (temporal siempre) de la burguesía, precisamente en momentos en que esta crisis estructural capitalista devora al pueblo trabajador. La lucha de clases se agudiza, pero un movimiento obrero huérfano de unidad y solidaridad de clase no logra más que explosiones de ira puntuales para poco después languidecer derrotado, desorganizado y despolitizado. A la oligarquía le basta de momento con un movimiento obrero dividido, descabezado y a la deriva, tarea que delega en sus lacayos sindicales encaramados en las direcciones de las centrales amarillas. Esclavizados en lo económico, inmovilizados en lo político y sometidos en lo ideológico. Nos están ganando la lucha de clases en todos los frentes y estamos sufriendo las brutales consecuencias.

Algunos datos ponen de manifiesto el cenagal en el que nos ha metido la oligarquía dominante, firmemente engarzada a las estructuras imperiales de la UE; casi el 30% de la población bajo el umbral de la pobreza, más del 65% de asalariados por debajo del “mileurismo”, un tercio de ellos sin siquiera llegar al miserable SMI de 641,40€ (Fundación 1º de Mayo, CCOO), un 40% de autónomos y más de un 25% de pensionistas en riesgo de pobreza, 1 de cada 2 jóvenes parado y cerca de 6 millones de desempleados, casi 400.000 trabajadores saliendo al extranjero para sobrevivir (CERA- Censo Electoral de Españoles Residentes en el Extranjero ), o la criminal cifra de más de 9 suicidios diarios en el régimen español (INE año 2010), atestiguan la bancarrota social y económica de la producción capitalista. Los 500 desahucios diarios en el Estado español o la destrucción de las redes públicas sanitarias o educativas coronan la putrefacción del régimen capitalista español.

Pero la democracia burguesa también muestra todo su esplendor en nuestros puestos de trabajo. Si en la esfera política nos dejan elegir entre pegarnos un tiro en el pie o en la cabeza, en el ámbito laboral la disyuntiva no es diferente; reducciones salariales y destrucción de condiciones laborales o despidos colectivos. Los casos de Iberia, Telefónica o T-Systems a través de ERE mastodónticos (con la consiguiente precarización de los que quedan activos), así como decenas de miles de despidos tanto en la empresa privada como en la función pública confirman, no sólo la conformación de un aberrante Ejército proletario de reserva, sino también la legalización de la esclavitud asalariada, coronada por la legalidad burguesa a través de reformas antiobreras. Nos colocan a las puertas del siglo XIX y todavía algunos líderes oportunistas de CCOO y UGT pretenden “negociar” instrumentalizando justas Huelgas Generales a fin de seguir babeando por un “pacto social”. Su tiempo se agota.

Quien no quiera ver en este panorama antiobrero y antipopular la caducidad de un régimen agotado que camina hacia el abismo sobre ríos de sangre proletaria; quién no quiera ver que cualquier vía intermedia sólo alargará la agonía de millones de productores; quién no quiera ver en el oportunismo las manos de los oligarcas en el movimiento obrero; quien no quiera ver que la única salida a este proceso criminal diario pasa por la organización del poder popular, por la construcción de la Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores y por la conformación de un poderoso Frente Único del Pueblo para enfrentarse a este atroz estado de cosas, simplemente o es ciego o un ignorante. Quién no quiera ver en el socialismo y la dictadura del proletariado el único camino hacia el fin de la explotación, la opresión y el terror contra el conjunto del pueblo trabajador simplemente es un traidor que no merece más que nuestra denuncia y condena.

A la división, desorganización e individualismo nihilista esparcidas entre el proletariado por la clase dominante, el PCOE responde con un firme llamamiento a la unidad y la solidaridad de la clase obrera, pilares básicos hacia la edificación de un combativo movimiento obrero que se sepa dueño de su destino como sujeto histórico revolucionario, capaz de construir sus propias instituciones democráticas proletarias, galvanizado entorno a su vanguardia proletaria y firmemente decidido a mandar al basurero de la historia a este modo de producción senil y su parasitaria y criminal oligarquía dominante.

Unir, organizar y dirigir al proletariado hacia la victoria; esa es la tarea inaplazable de los comunistas, única vía posible y real para derrocar a la barbarie a la que nos someten diariamente.

El conjunto del proletariado debe saber con certeza que ellos mismos y sus hijos no son ni serán más que esclavos desechables si continúan agachando la cabeza, si continúan atemorizados y desorganizados, si continúan perdiéndose en aventuras oportunistas, si continúan asimilando el veneno lanzado por la ideología dominante.

¡Por las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores y el Frente Único del Pueblo, construyamos poder popular!

¡Construyamos socialismo!

¡Viva la lucha de la clase obrera!

 

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)




El oportunismo al servicio del imperialismo

El hecho de que en todos los países capitalistas avanzados se han constituido ya “partidos obreros burgueses”, como fenómeno político, y que sin una lucha enérgica y despiadada, en toda la línea, contra esos partidos — o, grupos, corrientes, etc., todo es lo mismo — no puede ni hablarse de lucha contra el imperialismo, ni de marxismo, ni de movimiento obrero socialista (EL IMPERIALISMO Y LA ESCISIÓN DEL SOCIALISMO, Lenin)

 

 Lenin llevaba razón cuando aconsejaba que la lucha antiimperialista debe ser a la vez un combate sin descanso contra el oportunismo, que se ha transformado en el vehículo más eficaz, para llevar hasta el seno del Movimiento Obrero y de las clases populares las ideas y las políticas de los imperialistas.

  Los oportunistas emplean el engaño como si de una ciencia se tratase. Sus palabras son frases hechas que cuentan con el beneplácito de los medios de difusión burgueses, porque de tanto pronunciarlas y escribirlas resuenan en los oídos y se meten por los ojos del pueblo a modo de canto a la esperanza, pues prometen un mundo “feliz” sin sacrificios y sin riesgos. Lo cual tiene la “virtud” de embaucar a las amplias masas en fases claves del avance capitalista y desviarlas de sus intereses de clase, aprovechándose de su bajo nivel de conciencia. En los momentos actuales, complicados y fatales que desesperan a los que ellos llaman “ciudadanía”, infunden políticas e ideología que supuestamente se contraponen a los criterios reaccionarios del gobierno capitalista español y a los de las jerarquías europeas. En nuestro caso, el oportunismo se manifiesta por medio del PCE-IU y en el resto del continente a través del Partido de la Izquierda Europea (PIE), al cual pertenece.

 Pero la crisis arrasa con todo lo aparente al poner al descubierto las deficiencias y maldades de cada cual. Está claro que el oportunismo campa a lo largo y a lo ancho de la geografía estatal, entre otras circunstancias por la debilidad ostensiva de los revolucionarios.  El dictamen de la crisis en este sentido no admite objeción. Pero también nos muestra la verdadera faz de la apostasía, pese a su deslumbrante retórica y a su influencia temporal.

 Los conceptos teóricos por arte de la maniobra son sustituidos por conclusiones que derivan de análisis, sin más reglas ni metodología que los del raciocinio burgués, es decir, sin buscar las raíces de los problemas. A la hora de enjuiciar la crisis toman como referencia fiable las expertas palabras de los sabios tecnócratas y politicastros burgueses. La crisis, en orden a sus razonamientos, se debe a una mala política del gobierno de turno o al egoísmo de un sector capitalista que, arropado por el manto neoliberal, sólo busca satisfacer sus apetitos insaciables. En esta lógica metafísica sería suficiente cambiar de gobierno para solucionar el problema. El efecto de sus prédicas suele ser impactante en las mentes poco formadas, que tras almacenar derrota tras derrota, sin vislumbrar una salida feliz, se aferran al dulce engaño como única posibilidad de ganar sin exponer: ¡existe un capitalismo egoísta y otro que no lo es! ¡un gobierno malo puede causar la crisis y otro bueno no!   Con estos argumentos facilones y penetrantes inducen a la clase obrera y a las clases populares a creer que la crisis se puede superar a favor de ellos sin cambiar de sistema y les persuade para confiar en el parlamento burgués.

El desatino político en donde embridan sus conclusiones falsarias les hace dar bandazos sin ruborizarse por sus incoherencias. En el supuesto del PCE-IU, su práctica se desenvuelve en un círculo vicioso; la crisis no se supera según sus dirigentes porque los gobiernos del PSOE y del PP, cada vez que lo estiman oportuno, se saltan la Constitución (monárquica) de la que fueron uno de sus progenitores mas sobresalientes, para no establecer medidas sociales. Por esta razón, abjuran de la misma y también por entender que ya ha sido superada por la propia evolución social, que obliga a iniciar un nuevo proceso constituyente que desemboque en una Republica burguesa, tal como recoge la carta enviada por Centella, su Secretario General, al Jefe del Estado (Rey) el pasado 27 de septiembre de este año. Pues bien, en Andalucía, a juzgar por los hechos, todo es distinto. Después de que sus representantes en el gobierno de la comunidad se hubieron convertido en los verdugos de los trabajadores, poniendo en práctica las medidas antiobreras implantadas por el gobierno conservador del Estado, revelan que el problema radica en que el PP desprecia los Estatutos de autonomía de la región. Pero esos Estatutos tan “revolucionarios” han eclosionado desde las entrañas de la Constitución monárquica que ahora rechazan por obsoleta.

 En su carta al Rey, Centella dice, entre otras muchas necedades de contenido reformista, lo siguiente:

 “En definitiva entendemos que hay que remar en el sentido contrario (del que demanda el Rey) para poner la economía al servicio de las personas, de que hay que plantear el rescate de quienes están sufriendo el paro, el desahucio, la pérdida de derechos sociales y laborales y para ello, acometer una profunda reforma fiscal que consiga que quien más tiene más pague, que termine con el fraude fiscal y los paraísos donde tantos falsos patriotas evaden sus fortunas con la pasividad de las administraciones del Estado. Ese es nuestro compromiso con el pueblo y no tenga la menor duda de que ese compromiso está, para nosotros, por encima de cualquier otro mandato”

 A renglón seguido, Centella, engreído por su sabiduría, enumera una serie de diez puntos reivindicativos,que en opinión del PCE “están basados en la defensa de los intereses de la mayoría”. Habrá que hacer un esfuerzo más que extraordinario para entender lo de la “mayoría”. Las diez propuestas que presenta como el no va más de lo revolucionario, no cuestionan el poder político y menos el poder económico de los monopolios y de las multinacionales, abstrayéndose de las experiencias históricas, que confirman que un país asentado sobre bases económicas capitalistas y por supuesto definido por las relaciones de producción burguesas, es un país que lo único que asegura son las venidas cíclicas de crisis y consagra la explotación de las clases trabajadoras. Hacer creer que se puede asegurar el respeto y la salvaguarda de los intereses de la Mayoría (supongamos trabajadores) en el capitalismo monopolista, o sea, en un pais imperialista, no es un error de bulto, sino una alta traición además de un insulto a la inteligencia de los que con sus esfuerzos crean todas las riquezas materiales y espirituales de la sociedad.

 Las crisis capitalistas se originan con independencia del gobierno titular y del modelo de Estado en vigor, por lo que los socialdemócratas del PCE en un hipotético gobierno de una hipotética República burguesa, no tendrían la facultad divina de impedir que se produzcan y menos aún de neutralizarlas hasta que no se cumplan sus ciclos vitales. El modo de producción es el mismo, lo que quiere decir que el poder real lo detenta el capital monopolista, por consiguiente, las leyes que rigen en la sociedad capitalista persistirán igualmente.

 Las crisis sobrevienen por las contradicciones del sistema capitalista, sea la más retrógrada de las dictaduras fascistas como la más avanzada República burguesa,  y por ser consustancial a él la anarquía productiva, así como unas relaciones de producción basadas tanto en la propiedad privada sobre los medios de producción como en la desigualdad del reparto de los bienes producidos, que prosperan hasta la sobreacumulación de capitales durante el período de desarrollo de la economía, como consecuencia de la explotación de los trabajadores; luego, el paro y el empobrecimiento relativo y absoluto de las clases populares impiden la progresión pese a la alta tasa de ganancias.

 Las concepciones oportunistas son proposiciones prestadas por la ideología burguesa y, dada la actual universalización de la economía, resultan ser formulaciones del imperialismo, que bajo las apariencias del progresismo, las concibe para que las clases populares acepten de buen grado el mundo que les rodea: grado superlativo de explotación de los trabajadores, luchas interimperialistas, avasallamiento de los pueblos, etc. Y al igual que en los niveles estatales, en el ámbito internacional también, son frutos de análisis que soslayan la lucha de clases, transformándola en contradicciones entre naciones. En esta dirección se constata que los posicionamientos oportunistas son la prolongación de la política imperialista, que queda definida en tres apartados de suma importancia para sus intereses:

  • Se aprueban y defienden las agrupaciones supranacionacionales de Estados capitalistas, so pretexto de constituir formas de frenar las influencias e injerencias del imperialismo en zonas determinadas.

  • En su consecuencia se toma partido por un imperio frente a otro

  • Y por último, se apoya subrepticiamente intervenciones militares o económicas de los buenos contra los malos, así como se hacen eco de la propaganda imperialista contra los países socialistas.

 El pasado mes de Agosto, la Secretaría de Política Internacional del PCE saludó con desaforado entusiasmo la entrada de Venezuela en Mercosur,  integrado entonces por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay,  y lo hizo afirmando:

“en este tratado de integración no tienen cabida políticas injerencistas de los centros mundiales del poder capitalista, por tanto puede ejercer de salvaguarda ante los intentos de descargar el peso de la crisis de los países industrializados en los países llamados emergentes”….. “todos los estados miembros del MERCOSUR están implicados en la lucha de llevar adelante una más justa redistribución de la riqueza, cada país con sus características y procesos”

No hay que ser un erudito en economía ni tampoco en política para darse cuenta que en su saludo, el Secretario de Política Internacional del PCE expresa sin reservas las posiciones de su partido, que tanto nos recuerdan a las de Kautsky. Sus esfuerzos por evitar denominar a los países por su naturaleza de clase lo delata. Lo que el PCE interpreta como“descargar el peso de la crisis de los países industrializados en los países llamados emergentes”  no es otra cosa que la lucha por el mercado internacional entre los monopolios y capitales financieros de los países imperialistas. ¿Cuáles son los países industrializados? Por supuesto, EE.UU, Japón, UE… Por otro lado, en Mercosur al menos, está presente Brasil, cuyos monopolios, multinacionales e inversiones financieras se extienden por toda latinoamérica y estos no están implicados como defiende el PCE, en llevar adelante ninguna redistribución de las riquezas ni en su país, donde las diferencias sociales cada día son más acusadas, ni en el Mercosur. Por otro lado, entre los países emergentes, además de Brasil, se encuentran Rusia, China, India y Suráfrica, a los que sólo los ingenuos y los que no quieren ver les niegan su carácter imperialista. La Secretaría de Política Internacional del PCE oculta las contradicciones imperialistas, sus luchas por el mercado internacional, que en definitiva explica el mundo contemporáneo, porque en su existencia encuentra la justificación capital para su política de orientación pro UE.

El Partido Comunista Obrero Español, en el supuesto de una revolución socialista en nuestro país, estará dispuesto y propugnará alianzas o agrupaciones supraestatales con otros países socialistas en virtud del internacionalismo proletario y en consonancia con la naturaleza revolucionaria del sistema. Por lo que sabemos, ninguna de las naciones integradas en Mercosur tienen bases económicas y relaciones de producción socialistas, ni tan siquiera Venezuela -sobre la que fijamos nuestra atención-, por sus “perspectivas revolucionarias”,  avanza todavía hacia una economía socialista.

El PCE convierte sus simpatías y sus deseos en una situación que en absoluto coincide con la realidad. Su adhesión al Socialismo del Siglo XXI ha sido su salida a la crisis ideológica que desde hace décadas aprisiona a su militancia. El Socialismo del Siglo XXI al que aspira la dirección del PCE cuya matriz es el aberrante Estado no clasista y cuyo sujeto revolucionario una amalgama de agrupaciones sociales desclasadas, le permite conjugar su actual ideología con la consagración de la UE monopolista, cuyos valores constitucionales aceptaron al integrarse en el PIE.

Para el PCE-IU, la República burguesa es la solución a los problemas y contradicciones del actual Estado español, por consiguiente, bajo este modelo de Estado capitalista piensa, también, hacer retroceder o rectificar las políticas antisociales de la UE, olvidando que España es un Estado de monopolios, lo que quiere decir imperialista. ¿Acaso la República burguesa va a cambiar el signo imperialista de los monopolios industriales y del capital financiero españoles? ¿Puede suprimir las injerencias de estos en la economía venezolana, y en los demás países de Mercosur? En el año 2010, las empresas españolas destacarón entre las más inversoras en Venezuela (Santander, Mapfre, Repsol-YPF, Elecnor, Iberdrola, Iberia, Air Europa, Telefónica, Sol Melía, NH Hoteles, Grupo Inditex, Leche Pascual, así hasta 102 empresas, entre las que sobresalen varios bancos. Del mismo modo operan en los demás paises del Mercosur: 60 empresas en Argentina, 168 en Brasil, 33 en Ururguay, 12 en Paraguay) (según SIEX, entidad pública dependiente del Ministerio de Comercio)

La historia es terca y confirma que las contradicciones que se generan en torno al imperialismo sólo se pueden superar por medio de la ruptura radical con el capitalismo, o de lo contrario, las leyes que rigen su modo de producción engullen con su inercia al más revolucionario de los revolucionarios, convirtiéndole sin más remedio en gestor de los intereses del gran capital industrial y financiero. Tal es la ley que hasta la fecha ningún partido ha podido transgredir. Además PCE-IU no ofrece ningún dato práctico que nos haga pensar lo contrario. Cada una de sus experiencias en gobiernos de todos los rangos han terminado con la asunción de las reglas impuestas por el sistema, mimetizándose con partidos burgueses y pequeñoburgueses, confirmando la teoría.

 La versatilidad de la conducta de los dirigentes oportunistas, producto de sus concepciones teóricas, produce el disloque mental en su militancia, sin lo cual les sería imposible alcanzar sus fines. Si se le pregunta a la base del PCE-IU cuál es su ideología, cuál es el socialismo al que aspiran, resultarán intereseantes sus respuestas, pero será imposible extraer una conclusión clara que defina lo que es común a toda élla. Hay militantes que se dicen marxistas-leninistas, otros son marxistas revolucionarios, socialistas democráticos, seguidores del socialismo del Siglo XXI,  etc. Diferencias que se traducen en multitud de maneras de ver y aplicar en la práctica sus labores indefinidas teóricamente. De ahí que firmen ERE, bajadas de salarios, los hay esquiroles, anticubanos, pro-cubanos, nacionalistas, seguidores de las direcciones reformistas de CC.OO y también críticos; aunque la mayoría de las veces se confundan con quienes denuncian, los hay pues para todos los gustos.

No obstante, queremos dejar constancia que en las filas del PCE-IU existe un número muy notable de afiliados honestos que tienen asumido que su rol es revolucionario y defienden con bravura según su entender sus posiciones reformistas. La razón de tantos despropósitos está implícita en su crisis orgánica. Sabemos a ciencia cierta que en una gran cantidad de lugares no se reunen sus agrupaciones, no existe la discusión política, no hay un proyecto formativo, sus militantes se diluyen en IU en cuyas asambleas esporádicas no se desarrollan según los canones de una organización revolucionaria. Existe pues, una dirección dentro del Partido que no puede ser cuestionada orgánicamente, con lo cual se ha convertido desde hace años en una casta por encima de las bases, a las que éstas por falta de preparación ideológica aplaude, más con fanatismo que con ciencia.

 Pero al lado de los honestos afiliados se ha creado una capa intermedia a la que de ninguna de las maneras podemos calificar de honestos, pues constituyen la salvaguardia de las directrices de la cúpula dirigente. Estos son auténticos traidores, que se prestan a veces a construir candidaturas sindicales a las órdenes de los empresarios, que pactan con los enemigos del pueblo en las elecciones municipales y autonómicas a cambio de recibir las prebendas del imperialismo. Son auténticos profesionales de la holgazanería que se prestan a todo con el propósito de ganar sin trabajar, quienes confieren certificado de calidad a las palabras de Lenin:

“La burguesía imperialista atrae y premia a los representantes y partidarios de los “partidos obreros burgueses” con lucrativos y tranquilos cargos en el gobierno o en el comité de industrias de guerra, en el parlamento y en diversas comisiones, en las redacciones de periódicos legales “serios” o en la dirección de sindicatos obreros no menos serios y “obedientes a la burguesía”.

COMISIÓN IDEOLÓGICA DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL




Más allá de la aparente realidad

Nuestro partido, allá por el año 2005, anticipándose a los acontecimientos y cuando nadie hablaba de las causas de la crisis y menos aún de sus efectos, dijo que la burguesía se había uniformado militarmente para abatir a la clase obrera en una guerra total, pues la crisis sería profunda y duradera como ninguna otra debido a que ésta no era más que una manifestación de una colosal crisis que venían arrastrando Europa y EEUU desde los años 90.

 

La gran burguesía, conocedora mejor que nosotros de la situación que se avecinaba, proyectó su futuro y se dispuso a sentar las bases para que sus empresas (monopolios y multinacionales) estuviesen en condiciones de disputar el mercado internacional que estaba siendo invadido por nuevos imperios -Brasil, Rusia, India y China- aprovechando la recesión económica que atenazaba a la UE, EEUU y Japón. La única manera posible que tenía de hacerlo en plena crisis era expoliando a los trabajadores y reduciéndoles sus salarios para que les proporcionara mayores cotas de plusvalía, privatizando empresas estatales con beneficios, etc. Naturalmente, a la par y con el objeto de neutralizar al máximo posible el rechazo que sin duda iban a producir tales medidas en los trabajadores, arremetiendo contra todos sus derechos.

Y cuando decíamos que la guerra era total no nos equivocábamos; había que ser un ignorante en política para no darse cuenta de ello pues sólo con estudiar a la parte contraria ya era suficiente para ver que la correlación de fuerzas era favorable a los capitalistas por amplia mayoría.

Con todo a su favor, es decir, un gobierno de derecha dispuesto a todo, un parlamento que en su totalidad defiende el sistema de producción burgués, con un sindicalismo totalmente vendido y entregado durante años a favorecer los intereses de la patronal y con una clase obrera huérfana de ideología y, por supuesto, de líderes; por tanto, bajo las influencias del reformismo político, la burguesía no lo dudó y comenzó a librar batallas que ganaba con facilidad unas tras otras, sin resentirse lo más mínimo.

En contra de nuestros análisis parece alzarse otra realidad distinta: las calles están tomadas por continuas y masivas manifestaciones; no pasa un solo día sin que se celebren cantidad de huelgas, esto unido a un ambiente popular en el que se respira indignación e inquietud por la política económica que desarrolla el gobierno de Rajoy.

Últimamente, la manifestación independentista celebrada en Cataluña, la huelga general llevada a cabo en el País Vasco, la masiva concentración de “ciudadanos” frente a las Cortes, y la gran marcha de los jornaleros andaluces, son hechos que pretenden evidenciar que en nuestro país se cuece algo gordo porque el pueblo es imparable y ha tomado la decisión de frenar el curso de los acontecimientos para darle un giro de 180º.

Con todo ello, es casi seguro que Rajoy pierda las próximas elecciones ¿Y qué? No importa nada en absoluto. Hablamos de cosas serias: el gran capital le ha encomendado una misión concreta que tiene que cumplir cueste lo que cueste, porque en el hipotético caso de que perdiese las elecciones nada ni nadie va a modificar un palmo las medidas que ha impuesto. En el capitalismo es demasiado fácil imponer y aplicar medidas antiobreras, pues todos los llamados representantes del pueblo defienden, de una u otra forma, el capitalismo. Lo que les separan son sólo matices, pero no la esencia y ésta es la culpable de la crisis; sin embargo, cuesta años, palizas en las calles, sangre y cárceles cualquier conquista que alcance la clase obrera, porque está sola frente a todos. Además ¿quién o quiénes iban a restituir, al menos, la situación anterior? ¿El PSOE, IU, CCOO, UGT? Imposible, han tenido tiempo y oportunidades para ello y no lo han hecho porque están en la misma dinámica, es decir, girando sobre los efectos de los problemas sin atentar contra las raíces. Peor aún, las empresas que regenta el PSOE -bien a niveles institucionales, bien en el área de lo particular- son las primeras que han llevado a efecto los recortes, las primeras que han aplicado la reforma laboral, las primeras que niegan a sus trabajadores convenios colectivos, etc. Lo mismo ocurre con CCOO y UGT que, convertidas en auténticas organizaciones empresariales, aplican ERE que incluso devienen en condiciones más duras para sus trabajadores. En cuanto a IU, ha demostrado en varias comunidades, allá donde ha gobernado y gobierna, que sus proyectos se confunden con los de la derecha. IU carece de ideología definida, es un auténtico reino de taifas cuya preocupación fundamental es acomodarse en las elecciones estatales -autonómicas o municipales-, y mamar del estado capitalista, aunque para ello tenga que pactar con el diablo. Y por último, cabe decir que todas las reivindicaciones políticas -reforma agraria, autodeterminación, referéndum por los recortes, etc.- no rebasan el marco del sistema capitalista.

Para nosotros -más allá de la realidad y debajo de las manifestaciones, concentraciones, marchas y huelgas- el mundo concebido y planificado por el gran capital europeo y norteamericano desde hace ya varios años se está forjando con cimientos que parecen inamovibles.

Las grandes empresas que niegan convenios a sus trabajadores, a la vez que reforman sus plantillas a su antojo, están, sin embargo, invirtiendo miles de millones de euros en el extranjero. Y por otro lado, se está modelando un movimiento obrero según conviene al gran capital. Después de 7 años no hay una sola batalla que haya ganado la clase obrera. Las reformas y recortes se llevan a cabo sin rectificación alguna. ¿Por qué? Sencillamente porque las manifestaciones, huelgas, concentraciones y marchas tienen otra lectura menos optimista.

Las numerosas huelgas y manifestaciones se convocan una vez que se han consumado los hechos. Los trabajadores van a una guerra perdida, sin ninguna posibilidad. Además, cada centro de trabajo, cada sector, cada nación o región caminan por sitios diferentes y enfrentados, patentizando una división que no se supera a pesar de las crueles embestidas del enemigo, cuya envergadura es auspiciada precisamente por la división.

Tal vez parezca paradójico decir que a pesar de las grandes manifestaciones y de las incontables huelgas, la clase obrera, los trabajadores como clase, no están en la pelea. Pero es así y se demuestra de manera inapelable. Como hemos visto todas las huelgas son a toro pasado, sin más conciencia de clase que la de mendigar un buen trato en el despido. Los dirigentes sindicales y la inmensa mayoría de los comités de empresas no han adquirido conciencia de clase durante el periodo “pacífico”. Los sindicatos -mayores, y menores- los convirtieron en auténticos leguleyos, guardianes de la legalidad burguesa, y han pretendido vencer al patrón con sus propias leyes. Todas las contradicciones entre el capitalista y el obrero se han dilucidado apelando a la justicia burguesa. Como es lógico no se ha posibilitado la participación de los trabajadores más que cuando se han debatido los convenios; aún así, la huelga se ha convocado en casos muy extremos. Los propios líderes sindicales y comités de empresas han inculcado entre los trabajadores que la política no es cosa de ello, malformando sus conciencias.

El mundo que se construye por abajo es desolador. Se han perdido miles de comités de empresas, otro tanto han visto descender su número de representantes. En miles de pequeñas empresas, los trabajadores no han tenido ocasión de elegir a más de 300 mil delegados, porque los sindicatos no aparecen por ellas. Se ha implantado la psicología del miedo que ya existía multiplicada por mil porque la nueva generación de trabajadores puede ser -y va camino de ello- una generación derrotada, que ha recibido la herencia de otra generación que también fue derrotada.

Las excepciones -pocas por desgracia- de comités que intentan activar a sus compañeros se encuentran con un mundo exterior todavía insolidario, en el que cada empresa va a lo suyo. Estas circunstancias tan perniciosas las advierten los trabajadores, que sólo ven adversidad y más adversidad; que observan que las luchas fabriles son estériles, porque al final se obtiene siempre el mismo resultado de una manera irremediable. El futuro, pues, no es nada alentador, porque a la par que la patronal se va fortaleciendo esperando que amaine el temporal reformista, la clase obrera va debilitándose en número y en conciencia y se puede comprobar ya, tanto en grandes empresas como en pequeñas, que son despedidos trabajadores sin que sus compañeros den una respuesta solidaria.

Podemos decir que un nuevo movimiento obrero se va configurando con la crisis, sujeto a las nuevas necesidades del gran capital. Un movimiento obrero temeroso, que tiene frente así un conjunto de leyes que les impide moverse y encabezado por dirigentes sindicales y fabriles domesticado, es un movimiento que presagia malos augurios. Y por si fuera poco, un movimiento obrero disminuido numéricamente por el aumento de empresas sin representación está expuesto al sometimiento de las nuevas aventuras de los patronos, bien sea en el marco del actual estatus político, bien sea con otra nueva constitución, o bien sea en una república burguesa. A la burguesía no le importa -si ello es necesario- adoptar nuevas formas, maquillar la derrota de los trabajadores con supuestas victorias, si así su poder económico y político resulta ileso.

Los militantes más honestos del movimiento obrero y revolucionario, así como los comités de empresas, tienen en sus manos el torcer los proyectos de los capitalistas. En esta dirección deben comprender que la lucha en los centros de trabajo y fuera de ellos es política pura y dura. Sabiendo que toda lucha en un centro fabril debe forzosamente extenderse a los demás centros de trabajo, para cambiar la psicología de lo imposible que frena a los trabajadores por la de la posibilidad de que la unidad de la clase obrera como clase puede cambiarlo todo. Es una realidad incontrovertible que sin el concurso de la clase obrera con conciencia no es posible un cambio veraz de la sociedad.

Los comités de empresa deben aprender de lo que sucede en la actualidad y dar respuesta del porqué trabajadores de su centro de trabajo acuden a manifestaciones sin reivindicaciones de clase y, sin embargo, tienen miedo a participar en alguna actividad dentro de sus empresas. La historia ha demostrado hasta la saciedad de que la clase obrera responde cuando sus dirigentes actúan con valentía pero también con ciencia y cuando el exterior le proporciona buenas sensaciones. Pero se muestra temerosa cuando sus dirigentes son dóciles, vulnerables e insolidarios.

Hoy, más que nunca, el Partido Comunista Obrero Español propugna la constitución de asambleas de comités, delegados y trabajadores en todos los sectores y hace un llamamiento a sus militantes para actúen bravamente en los centros de trabajo y barriadas, hablando de política, pues la burguesía nos ha emplazado a una guerra política total.

 

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)