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Las reflexiones de Toxo

Después de cuatro años de crisis, los acontecimientos que se suceden con gran celeridad nos dicen que aún está muy lejos su “salida”. Los eruditos en economía se han convencido de que es mejor no jugar a los vaticinios sobre su duración, que después dejan en mal lugar su reputación de tecnócratas, pues todos los pronósticos han resultado erróneos. Ahora no conviene crear ilusiones en un pueblo harto de soportar las iras de un gobierno, totalmente entregado a la gran burguesía. Interesa más que las clases populares sean conscientes de que las soluciones no llegan después de severas reformas, para hacerlas a la idea de que aún son necesarias otras más radicales y dramáticas.

 

 Las masas necesitan, como el aire que respiran, noticias alentadoras y si no son posibles, demandan vías para solucionar sus gravísimos problemas de quienes tienen en sus manos la capacidad de consolarlas. Por ejemplo, los sindicatos mayoritarios. Para bien o para mal, todo cuanto digan o hagan los líderes de CCOO y UGT suscita expectativas o desolación. De cualquier modo los artículos, comunicados, entrevistas a sus dos secretarios, marcan pautas, son referencias que nos ayudan mucho a la hora de saber por dónde se van a dirigir gobierno y patronal. Las reflexiones de Toxo en la Gaceta Sindical de CCOO toman especial importancia después de que el gobierno impusiera la última reforma que regulará la negociación colectiva entre patronal y trabajadores. ¿Qué nos pueden decir los sindicatos? ¿Estamos en las puertas de acciones de envergadura que nos ilusionen en recuperar el terreno perdido? El título que ha elegido Toxo para su artículo publicado en el num. 16 de dicha Gaceta: Reivindicarnos y repensarnos: sindicalismo, trabajo y democracia” puede hacer pensar que algo gordo pasa en el sindicato que le impele a rectificar su línea reformista, su política de pactos y de no confrontación con el poder establecido.

 Lamentablemente, el sindicalista no escribe para los trabajadores. Sus reflexiones no pueden interpretarse como autocrítica de la dirección de CCOO por su trayectoria, aunque se esfuerce en asegurar lo contrario. Nada de rectificación y mucho de entreguismo es lo que promueve su lectura. El artículo es en todos sus extremos un mensaje, una petición de socorro a la patronal y al gobierno. El sindicalista advierte a sus patrocinadores que de seguirse por este camino, perderán la gallina de los huevos de oro.

 Las reflexiones de Toxo parten de una realidad incontrovertible del sindicalismo español: que está en franca decadencia, producida ésta precisamente en circunstancias en las que son las más idóneas para el fortalecimiento de una central de clase: Se han superado los 4 millones y medio de parados, mientras que alrededor de millón y medio de trabajadores se han marchado de nuestro país, unos a sus lugares de orígen y otros a la emigración. Se ha reducido fuertemente la población activa, no obstante, continúan muriendo dos obreros todos los días por las malas condiciones en los centros de trabajo sin que ningún patrón sea condenado a la cárcel. Diariamente se incoan entre 27 y 30 sumarios por desahucios, consecuencia de la falta de pago de las hipotecas debido al paro; sin embargo, los Bancos, tal es el caso del Santander, queen los cuatro años de crisis obtiene 35.000 millones de euros netos de beneficios, se quedan con las casas y exigen el resto de la deuda a sus víctimas tras haber recibido subvenciones millonarias por parte del Estado. Subvenciones que salen de nuestros impuestos y de la plus valía que extraen las empresas de la explotación de los trabajadores. Desde que apareció la crisis, todos los años son despedidas 4000 mujeres por quedarse embarazadas. Desde hace tres años la media de los salarios ha descendido un 7%. Luego nos viene a la memoria la reforma laboral, la de las pensiones y la última, que articula la negociación colectiva entre empresarios y trabajadores.

 ¿Cuáles han sido las respuestas de los sindicatos a tantos atropellos contra las clases trabajadoras?:

 ·Una huelga general a destiempo, sin convencimiento, convocada por la presión exterior.

 ·Rogativasy recogidas de firmas para convencer al parlamento de su error.

 ·Estampar sus firmas traidoras en la confabulada reforma sobre las pensiones.

 ·Reflexiones de Toxo tras la reforma de negociación colectiva

 Resulta evidente que la aparición del fenómeno 15M ha sido la señal de alarma. Y con esta apreciación no queremos decir que dicho movimiento ponga en peligro la integridad de CCOO y UGT -sería ridículo llegar a una observación de ese tipo-; no obstante, las actividades del 15M han puesto a prueba la capacidad de convocatoria de CCOO Y UGT a la vez que han echado por tierra todos los argumentos que sustentaban los sindicatos para justificar su modelo sindical basado en el entendimiento y en el pacto con la patronal:

 ·El fenómeno 15M para lo único que ha servido ha sido para desmentir el bulo propagado por los funcionarios y líderes de las dos centrales mayoritarias, que tiene la intención de excusar sus felonías con la consigna “las gentes no quieren saber nada”

 ·Las manifestaciones del 15M han sido equiparables e incluso más numerosas que las de las centrales sindicales en muchos lugares. Ejemplo: las del Primero de mayo que fueron ridículas pese a que los sindicatos cuentan entre ambos con cerca de 250.000 delegados.

 ·En las concentraciones del 15M se ha exteriorizado la mala fama que los sindicatos gozan a nivel popular.

 Toxo se ha visto forzado a descubrir las grandes debilidades de las dos centrales con las miras puestas en que la patronal y el gobierno tomen debida nota, y aunque especule con la probabilidad de que la decadencia de las centrales puede ser consecuencia de una determinada política, que les crea la fama de ser parte del Estado, a juzgar por el fondo del articulo, la alusión a tal posibilidad es para demostrar a sus protectores que el surgimiento de un sindicalismo de clase podría cambiar sustancialmente todo el panorama político y sindical. Toxo está diciendo a sus padrinos ¡O me ayudáis, o corremos el riesgo de que otros con distintas intenciones nos desborden! Porque después, expone con demasiada crueldad cuál es el problema que verdaderamente le inquieta.

 A estas alturas le preocupa la afiliación sindical porque la crisis, al arrojar al paro y a la jubilación forzada a cientos de miles de trabajadores, provoca la merma de la afiliación. Luego viene lo más importante, el “sindicalista” confiesa algo que nuestro partido ha venido denunciando como deformación; un número cada vez mas importante de delegados de las centrales en los comités de empresas no están afiliados a ellas, por lo que se teme el riesgo real de que tarde o temprano las centrales no puedan controlar los comités de empresas, lo cual sería su perdición. Este peligro aumenta en el momento en que aparecen organizaciones unitarias que intentan agrupar a los comités de empresas con la idea de romper con la división y de superar la práctica insolidaria entre sindicatos -por ejemplo en la expulsión de un trabajador-, que sólo es “defendido” formalmente por el sindicato al que está adscrito.

 ¿Qué denuncia exactamente Toxo? Los obstáculos externos que les impiden seguir existiendo como hasta ahora: los comités de empresas, a los que culpa de la escasa afiliación porque Un número significativo de trabajadores y trabajadoras no ven la necesidad de afiliarse, entre otras cosas porque saben que el Comité les va a representar por el mero hecho de participar en las elecciones, dándose la circunstancia probada de que las candidaturas del sindicato en las empresas cuentan con un alto número de personas no afiliadas y que muchos trabajadores nos votan (lo que expresa un determinado nivel de confianza) pero no se afilian (lo que supone dar un paso de mayor compromiso). Más allá de esto, ¿el modelo representativo actual se ajusta a las necesidades que plantea una economía globalizada? ¿No sería necesario que el sindicato asumiese en sentido amplio el gobierno de los elementos centrales de la relación capital-trabajo?”

 El dirigente de CC.OO se olvida de lo elemental en una autocrítica o reflexión cabal, los factores subjetivos, que determinan la calidad y cantidad de defectos. CCOO y UGT no pierden afiliación o no aumentan sus filas porque la estructura empresarial lo impida, o por la existencia de los comités de empresas, sino por su línea de conducta caracterizada por la traición, que genera el repudio entre los trabajadores; también por su anuencia con los empresarios y por la represión contra sindicalistas honestos, tal ha sido el recorrido seguido durante décadas digamos que desde antes del llamado período de transición que aún hoy persiste y cuya lista de fechorías y de víctimas serían interminables e imposible de detallar.

 Toxo debería pensar que los trabajadores que se presentan como candidatos de su sindicato al igual que los de la UGT sin pertenecer a ellos, lo hacen por utilizar una cobertura legal con la que poder presentarse más fácilmente a las elecciones. Otros se deciden a hacerlo porque los empresarios ven con muy buenos ojos a las dos centrales para frenar a otras alternativas. Toxo debería comprender que a los trabajadores les sean indiferentes los sindicatos, que también les tengan miedo y por supuesto los desprecien, porque se cuentan por cientos las empresas en el estado español en donde las listas de UGT y de CCOO son puestas por el empresario. También Toxo haría bien en entender que los comités de empresas se enfrenten a su sindicato cuando éste pacta a sus espaldas con el patrón. Por último, Toxo no debería “pensar” sino estar seguro que el sindicato esté considerado popularmente un ente del Estado. ¿Acaso existirían CCOO y UGT de no ser por las millonarias subvenciones estatales, dinero que parte no sólo de sus afiliados sino de todos los que están afiliados a otros sindicatos, de todo el pueblo, al que traicionan constantemente? Probablemente si el Sr. Toxo pensara todo esto comprendería también que es esto y no otra cosa lo que impide que las pequeñas empresas, muy desamparadas, los abogados y demás profesionales no acudan a la “protección” de su sindicato ¿para qué?

 Acabar con los Comités de Empresas en la actualidad es terminar tajantemente con la posibilidad de que la clase obrera se una; es eliminar la participación de otras alternativas verdaderamente de clase; supone acabar con la participación de los trabajadores, por el momento, al menos, en la elección de sus representantes; significa que funcionarios desclasados a sueldo de los empresarios decidan por los que producen; revela también que los dirigentes aburguesados manejen a su antojo todo el movimiento obrero; asegura colocar al patrón en una situación que ni soñando podía prever respecto de los trabajadores. Y por último, evidencia la continuación de la dinámica sindical de desconcienciar o malformar la conciencia de los trabajadores convirtiéndolos en sujetos pasivos y maleables.

 Dadas las circunstancias que concurren, todas adversas para el trabajador, lo justo es que CCOO y UGT propicien una amplia mesa de discusión y de reflexión acerca del por qué la patronal avanza sin frenos. Y que entre todos busquen una salida común, que en principio sería comprometerse en el respeto escrupuloso a todas las tendencias a manifestarse sin temor a la represión de la mayoría. De esta forma habría que iniciar pasos. No hay mucho tiempo para ir limpiando y ampliando el camino para construir una intersindical que termine en la Central Única de Trabajadores en vez pensar en cómo deshacerse del adversario y en cómo agradar a papá Estado. De este modo, seguro, seguro que la clase obrera y que todos los trabajadores saldríamos ganando y con ello el sindicalismo.

 COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL