Las minas de Súria y Balsareny
La Comunidad Europea como parte integrante de la cadena imperialista global, ante su plan económico está abocando a sus eslabones como el Estado Español al sector servicios. El Bages, cuya capital es Manresa, es el reflejo de las políticas neoliberales aplicadas por Bruselas. En el campo, las zonas de explotación no son muy extensas y el coste de producción no es “competitivo”, así que el precio que ofrecen los intermediarios no llega para cubrir los gastos de producción. En este caso, los campesinos, al ser dueños de la tierra, se aferran a la única salida que les permite el imperialismo ante la era de los monopolios y han organizado la venta directa y la cooperativa agrícola, que vende al por menor y al por mayor, cada martes y cada jueves, y que sirve para saltar a esos intermediarios chupasangres que no producen nada y que especulan con la comida en una población que hace largas colas para recoger comida de la beneficencia. Pero la decadencia en que nos ha sumergido el capitalismo en esta comarca no cesa. En los últimos 8 años, el tejido industrial se ha reducido a un 20% por la deslocalización de sus empresas y mucha de su producción se desplazó a zonas más próximas de Barcelona. Hay que destacar que eran empresas saneadas económicamente y que habían recibido dinero público. El paro subió en un 22% y muchos trabajadores pasaron a emplearse en la construcción, bajar a Barcelona a trabajar o emplearse en el sector servicios. En los pueblos que, directa o indirectamente, dependían de estas empresas, simplemente, han ido perdiendo habitantes a favor de las ciudades. Esto es a lo que se aboca el mundo rural ante la contradicción del campo contra la ciudad bajo el poder de la propiedad privada en la sociedad burguesa. Por tanto, se deja ver que la solución solo puede ser que los medios de producción pasen de manos del burgués a manos del proletariado.
En el Bages también hay un eje minero, que se compone de Súria y Balsareny, dos localidades que florecieron en los años 80 y que atrajeron un gran flujo de personas para trabajar en sus minas. ¿Cuál era el camino más normal bajo la violencia de esas políticas del imperialismo? Desde hace dos años, se informó a los sindicatos amarillos del comité de empresa que la mina iba a cerrar en cinco años. En Súria viven y trabajan 17000 almas, de las que absolutamente todas tienen sus empleos relacionados, directa o indirectamente, con la mina. El cupo de trabajadores de otras poblaciones que se verían afectados por el cierre sería incalculable porque infinidad trabajan desde otras poblaciones por subcontratación. En un pueblo que depende de ese recurso sería el fin de esa población y la migración de esa población hacia zonas superpobladas en busca de una oportunidad. Y todos los recursos que ya no saldrían de la mina vendrían a lastrar nuestra balanza de importaciones al precio que nos quisiera vender el mercado anárquico y espontáneo que nos violenta.
Pues bien, en julio, con nocturnidad y alevosía, la mina de Balsareny, la que no estaba advertida, ha cerrado. La plantilla al completo de Montajes Rus, 250 trabajadores que trabajaban en la mina de Vilafruns en Balsareny, han sido despedidos por una suspensión de pagos en una explotación que es completamente rentable. Calculando que Súria lo hará en breve, exceptuando la agricultura que ha encontrado su tabla de salvación momentánea en la cooperativa de venta directa, todo el tejido productivo de la comarca quedará reducido al sector servicios. ¿Casualidad? Todo este desajuste no es otra cosa que lo que le queda por ofrecer el capitalismo al obrero: desempleo y hambre.
Primero de todo desde el PCOC mostramos nuestro total apoyo y solidaridad con los mineros despedidos. Ante esta situación llegamos a la conclusión evidente de que la única esperanza que le queda al obrero es la destrucción del imperialismo a nivel global y la construcción de su propio sistema: el socialismo. Además, luchamos por una organización sindical sana representada a nivel mundial por la FSM y a nivel del Estado Español por ASC, alejada del sindicalismo amarillo que poco se diferencia de otros medios burgueses de control como recursos humanos, todo ello integrado en un Frente Único del Pueblo, como punta de lanza en la organización proletaria y en la tan necesaria lucha ideológica mediante el trabajo de concienciación para las masas trabajadoras ante el desastre que se avecina, que éste nunca más se pueda calificar de sorpresa.
¡POR UN SINDICALISMO DE CLASE!
¡CONSTRUYAMOS EL FUP!
¡SOCIALISMO O BARBARIE!
Célula del P.C.O.C. en Manresa