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Socialismo o barbarie

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Basta una simple búsqueda por internet para observar los cientos de campañas a favor del reciclaje en las que participan entidades de todo tipo, administraciones públicas locales o estatales y empresas de todos los sectores. El reciclaje como acción individual que pretende transformar el mundo tiene un absoluto consenso entre los órganos de poder del sistema capitalista, individualizando la responsabilidad en un sistema global, pretendiendo culpabilizar al individuo por algo que es sistémico.

Como muestra un botón: En España se recuperaron en 2018 cerca de 4,5 millones de toneladas de papel y cartón. Solo el 20% de esa cantidad se extrajo de los contenedores azules, siendo el restante 80% embalajes de comercios, grandes superficies de distribución, puntos limpios y los de la propia industria papelera

Lo mismo ocurre con el plástico, y mientras los supermercados cobran las bolsas a los consumidores, los productos que compramos vienen cada vez envueltos en más plásticos. 


Podemos observar que países como Malasia se han convertido en grandes vertederos, acogiendo más de medio millón de los 300 millones de toneladas de plástico que se producen en el mundo. La mayor parte de este plástico no es reciclable, por lo que acaba en vertederos donde se quema, liberando sustancias tóxicas a la atmósfera . El reciclaje en países del ‘primer mundo’ se convierte en contaminación en el ‘tercer mundo’. 

En la lógica del sistema capitalista, solo el factor beneficios tiene un peso relevante. El cuidado al medio ambiente es literalmente un estorbo para que las grandes compañías puedan seguir exprimiendo los recursos y generando millonarios beneficios. La propia Asociación Española de Recicladores Recuperadores de Papel y Cartón (Repacar), en palabras de su director Manuel Domínguez, reconoce que “no podemos olvidar que esto es un mercado global como el de cualquier otro bien u otra materia prima”. Y es que, en 2018, mientras se exportaron 348.899 toneladas de papel y cartón hacia China, se importaron 988.968 toneladas de Francia o 219.232 de Portugal, con el consiguiente desperdicio de combustible y el aumento de la contaminación. Y en los 4 primeros meses de 2019 se han importado desde Francia 400.000 toneladas mientras que más de 250.000 permanecen almacenadas desbordando la capacidad de muchas instalaciones. 

El mismo Manuel Domínguez también reconoce que “en un mundo como el de hoy es imposible cuadrar el lugar donde se produce el bien de consumo y el lugar donde se produce el residuo”. Pero olvida decir que un mundo como el de hoy es un mundo moldeado por el sistema capitalista de producción. 

“Con el cierre de sus fronteras, China está mejorando sus sistemas de reciclaje internos, que están proliferando como una actividad muy rentable, con unos precios muy altos”

Esta es la verdadera naturaleza del capitalismo, la anarquía de la producción que destruye el medio ambiente para beneficio de unos pocos. Y frente a esa anarquía sólo cabe una salida, la economía planificada de un sistema socialista. Mientras el beneficio privado prime sobre todo lo demás, el reciclaje es un engranaje más en el proceso de obtención de plusvalía del capital. Sólo planificando la economía y poniéndola al servicio del pueblo, sólo cuando los intereses de la mayoría del pueblo trabajador se impongan por la fuerza a los intereses de la minoría parasitaria capitalista, se podrá revertir la destrucción del medio ambiente y garantizar un futuro para la gran mayoría. 

Por ello, desde el Partido Comunista Obrero Español hacemos un llamamiento a todas las clases populares a unir todas las luchas en una única contra el sistema capitalista y conformar un Frente Único del Pueblo que sirva de contrapoder ante el poder del capital.

 

¡Por el Frente Único del Pueblo! 
¡Socialismo o barbarie!
 

Secretaría de Agitación y Propaganda del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)