PCOC: ¿Dónde están los grandes corruptores?

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El ejecutivo del Estado moderno no es otra cosa que el comité de administración de los negocios de la burguesía”

 

Karl Marx

 

La superestructura burguesa del régimen capitalista en el Estado español –inmerso en la enésima crisis de superproducción-, no descansa en su agotadora tarea de diseminar la corrosiva ideología dominante, que tal y como afirmó Marx, no es otra cosa que la ideología de la clase dominante. Nuevamente, sonados casos de corrupción inundan los medios de propaganda a todas horas, en una orgía frenética que llena horas de televisión y escupe riadas de tinta en los numerosos diarios comerciales de la burguesía. Y una vez más, estos altavoces al servicio fiel del orden establecido, vuelven a hablar enloquecidos de corrupción –de forma abstracta e inconexa-, y vuelven a guardar un mutismo ensordecedor respecto a la causa troncal de ésta; el modo de producción capitalista, al que tan a gusto sirven.

 

Mientras los corruptos son expuestos insistentemente y a modo de cabezas de turco, nadie conoce ni sabe de la simple existencia del verdadero motor de este modo de producción; los grandes corruptores, los grandes capitales capaces de poner a su servicio gobiernos enteros. Esta oligarquía financiera –ama y señora del Estado español- no aparece por ningún lado, y no nos sorprende que así sea. Es por ello que el régimen se esmera en construir discursos infantiles y grotescos a fin de salvar los engranajes corruptos del sistema; señala a los “caídos”, maldiciéndose por los “excesos” individuales o grupales de unos “políticos desvergonzados”, para acabar concluyendo que éstos han de ser “removidos” a fin de que todo vuelva al “estado natural de las cosas”. Así, entre Gürtels, Bárcenas, ERES o Palaus, el mito religioso de “la humanidad pecadora” que se “redime” con unas cuantas dimisiones o con un par de reformas aquí o allá, corrigiendo la inefable “codicia humana”, se abre camino entre les masas trabajadoras.

 

Bajo toneladas de fango, la institucionalidad burguesa -arrastrada por un régimen económico que sólo oferta paro, sobreexplotación y miseria a la clase obrera-, vuelve a reforzar la matriz de opinión dictada por la ideología dominante, al objeto de engañar a la clase trabajadora y blindar los sagrados principios fundacionales del corrupto cicle de acumulación capitalista; la propiedad privada sobre los medios de producción y la explotación asalariada. El capitalismo y sus relaciones de producción, netamente reaccionarias en su etapa imperialista, son sistemáticamente silenciados a la “opinión pública”, al tiempo que la oligarquía financiera e industrial permanece emboscada y protegida por sus eficientes lacayos políticos y sus no menos efectivos periodistas de cámara. Se precisa que el frondoso árbol de la corrupción, no deje ver el inmenso bosque capitalista a millones de trabajadores. Y se precisa ante todo, no relacionar el árbol con su entorno y por supuesto guardarse mucho de citar a los propietarios del putrefacto bosque.

 

En un régimen donde ya cerca del 70% de trabajadores se sitúan por debajo de los 1000 euros mensuales y donde el paro, los desahucios o los suicidios proletarios no hallan techo, los altavoces del capitalismo monopolista de Estado hablan una y otra vez de millones de euros evadidos, blanqueados, desaparecidos, defraudados, en definitiva robados al pueblo trabajador por la inacabable serie de delincuentes políticos de turno. Resulta una maniobra grotesca que un modo de producción que compra y vende la mercancía fuerza de trabajo en la base misma del régimen, trate de evadirse de cualquier responsabilidad estructural en las diferentes prácticas corruptas que afectan a sus servidores políticos, sindicales, judiciales o policiales. Por más que se empeñen, el capitalismo desde que es tal, no puede funcionar sin poner en marcha las palancas de la corrupción en toda su estructura y superestructura. El capitalismo -en crisis o sin ella-, no es más que la representación material más pura de la corrupción económica, política e ideológica.

 

Por ello resulta penoso que cale entre buena parte del pueblo trabajador, el mensaje falaz y alienante entorno a mágicas recetas “contra la corrupción”; ya sea a través de cambios de gobierno y reformas sistémicas (oportunismo), ya sea a través de la mitología burguesa que sin rubor alguno afirma que “la vida es así, no hay nada que hacer, todos somos corruptos”.

 

Nos entretienen con supuestas “revelaciones”, donde los partidos y sindicatos del régimen son “financiados de forma irregular”, como si tal cosa no sucediera ya desde 1977. Con individuos con larga experiencia y trayectoria al servicio de la oligarquía española que se topan de repente con millones de euros en Suiza, también como si tal cosa fuese una “novedad histórica”. Sabedora de su inferioridad numérica y de su carácter puramente parasitario, la oligarquía financiera se esconde tras su Estado, lo pone a su entero servicio, a fin de no revelar que es precisamente ella la que paga la fiesta de los corruptos al objeto de seguir maximizando beneficios, ley universal de la que no puede ni quiere desprenderse. ¿Qué poden representar los 3%, las cantidades desorbitadas inyectadas en los diferentes partidos y sindicatos burgueses, las desviaciones de capitales, las numerosas cuentas en paraísos fiscales, sino un mecanismo estructural del sistema? Un auténtico ejército de políticos, jerarcas sindicales, jueces, fuerzas de orden público o altos funcionarios que bendicen y aplican las leyes que el IBEX-35 les dicta. Un IBEX, por cierto, con gran presencia catalana; “el camino a Ítaca” está lleno de aventuras financieras.

 

Así pues, bajo esta sobredosis de “información de corruptos” y esta inacabable exposición de fauna delincuencial (cabezas de turco ya amortizadas), el 15 de julio de 2013 –en medio de un silencio sepulcral- nos enteramos que los grandes corruptores, los grandes patrones capitalistas del régimen citaban a su gestor político –el actual Presidente del Gobierno español- en la Moncloa. Allí mismo, los señores Alierta (Telefónica), Sánchez (Iberdrola), Fainé (Caixabank), Brufau (Repsol), González (BBVA), Del Pino (Ferrovial), o Roig (Mercadona), entre otros, daban renovadas instrucciones a su títere político del momento. Bajo la cómica mascarada del “Consejo Empresarial por la Competitividad”, la plana mayor del capitalismo monopolista de Estado – más conocida como “marca España”-, instaba al Presidente de su Gobierno a acelerar la depauperación de la clase trabajadora y clases populares. Las órdenes claras y nítidas; intensificar la esclavitud asalariada en el sector privado (“reforma laboral”), el estrangulamiento de los trabajadores jubilados (“reforma del sistema de pensiones”), así como el despido masivo de trabajadores en la función pública (“reforma de la administración”).

 

No es necesario decir que el Presidente del Gobierno de la oligarquía, al finalizar tan magna reunión de pastores, asintió obediente y agradecido, asegurando que cumplirá con “su programa”, tal y como está haciendo hasta el día de hoy. Evidentemente tampoco se habló de la monstruosa evasión fiscal de los monopolios allí reunidos ni de les SICAVs de las que gozan sus directivos. Así pues, mientras los grandes corruptores marcaban el camino al gran corrupto, los consorcios mediáticos burgueses seguían entreteniéndonos con un tal Bárcenas.

 

Es necesario erigir la sólida estructura de poder proletario entorno a la Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores, es urgente la consolidación de un Frente Único del Pueblo si queremos ser capaces de enfrentar las criminales embestidas de un Estado burgués putrefacto que nos quiere situar en nuestra casilla de salida en la historia; el siglo XIX.

 

Frente a la realidad explotadora, corrupta y alienante del imperialismo, es necesario organizar la revolución socialista en todos los frentes. Sólo el socialismo puede poner las bases indispensables para erradicar la corrupción, sólo el socialismo puede destruir de raíz las relaciones de producción capitalistas.

 

 

PARTIT COMUNISTA OBRER DE CATALUNYA

logopcoc


 

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