PCE, IU y Podemos siguen echando tierra a los ojos de la Clase Obrera
El pasado mes de junio, cuando los oportunistas apoyaron la moción de censura del PSOE contra el gobierno corrupto del reaccionario Rajoy, esto es, cuando los oportunistas votaron favorablemente al programa de Gobierno que presentó Pedro Sánchez que era exactamente el mismo de los fascistas Rajoy y Rivera, nuestro Comité Ejecutivo consideraba dicha moción de censura un “balón de oxígeno para la derecha” y advertía que “La ‘izquierda’ del sistema, que es derecha, cada día se escora más hacia la derecha y la salida dada a la corrupción sistémica y a la degradación absoluta de las condiciones de vida del pueblo es la sustitución de un fascista por otro. Y es que el capitalismo es ya lo único que puede ofertar al pueblo.”.
Las elecciones andaluzas han sido el primer termómetro que nos ha dado la medida “del índice de madurez de la clase obrera”, que según Engels es a lo máximo que puede llegar el sufragio en el Estado actual, arrojando una victoria en escaños del fascismo. Los oportunistas, que se frotaban las manos pensando que, junto con los no menos fascistas del PSOE de la reaccionaria Susana Díaz – que no ha escatimado en hacer recortes sociales aplicando a rajatabla las políticas impuestas por los monopolios – iban a gobernar, han visto como sus expectativas se truncaban ya que 679.697 votantes que, por ejemplo, en 2015, les votaron a unos y otros, esta vez les han dejado de votar yéndose, masivamente, a la abstención.
¿Acaso los trabajadores con un mínimo de conciencia de clase y sentimiento de izquierda pueden votar a un partido reaccionario y que ha firmado pensionazos y reformas laborales criminales como el PSOE? ¿Acaso pueden votar a un gobierno corrompido hasta el tuétano y enemigo de los trabajadores como ha sido el gobierno de Susana Díaz? ¿Acaso alguien que se considere de izquierda puede votar a un partido como el PSOE de Susana Díaz que no dudó en dar un golpe de estado en su propio partido para entregarle el gobierno a la derecha fascista y corrupta de Rajoy? ¿Acaso alguien de izquierda puede votar a un partido que firmó el artículo 155 para arremeter contra los derechos democráticos del pueblo catalán?
Lejos de hacer cualquier autocrítica, Susana Díaz y su partido, el partido del GAL y de las torturas en Intxaurrondo, han llegado a la siguiente conclusión, en palabras de la propia Susana Díaz: “Yo estaba equivocada, Cataluña tiene la culpa de mi fracaso”. Al parecer esta lectura es compartida por Pedro Sánchez, el cual no ha dudado, tras el fiasco electoral del sector más fascista del PSOE encarnado por la propia Díaz, en arremeter nuevamente contra Cataluña. Ergo, a tenor de las reacciones del PSOE, las razones de su descalabro electoral estriban en que no han sido lo suficientemente fascistas y, por ello, el pueblo se ha decantado por otras fuerzas “más reaccionarias”, y lo entrecomillamos puesto que la dirección del PSOE es tan reaccionaria, tan antiobrera, tan corrupta y tan capitalista como PP, C’s y VOX. Hay que ser muy desvergonzada para culpar a Cataluña de su varapalo electoral cuando el PSOE ha pasado desde los 2.178.296 votos obtenidos en 2008 a 1.009.243 en 2018, perdiendo siempre centenares de miles de votos en las sucesivas elecciones andaluzas celebradas desde 2008. Es decir, en una década el PSOE ha perdido en su granero de votos andaluz 1.169.053 votos, como consecuencia de la corrupción, el despotismo y sus políticas tan reaccionarias y fascistas como las de aquéllos que dice querer combatir pero que, a la hora de la verdad, cierran filas en la defensa de los monopolios y del ataque sin cuartel contra los obreros.
Siendo ésta la lectura hecha por Susana Díaz y su forma reaccionaria y ultraderechista en la que concibe el mundo, no se queda a la zaga el oportunismo de PODEMOS/IU/PCE, que concurrieron bajo la fórmula de la coalición Adelante Andalucía, unido con una parte de los desechos del Partido Andalucista. De tal modo que la lectura que hace el candidato por PODEMOS a la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón es que “la bandera de la igualdad está coja sin la de España (…) es un irresponsable el que les dé las banderas y símbolos a los reaccionarios”, señalando a la diputada del Parlament de Catalunya de Podem que quitó las banderas fascistas puestas por los diputados de PP y C’s, indicando Errejón, sobre dicha acción, que “no nos gustó a ninguno en la dirección del partido(…) puede que haya conexión entre aquello y los resultados en Andalucía”, o lo que es lo mismo, coincide en el análisis con Susana Díaz en señalar a Cataluña como causa de su retroceso electoral, sobrepasándola por la derecha en el sentido de reivindicar los símbolos del Estado fascista, como es la bandera, quedando claro que Errejón lo que señala y entiende, a fin de cuentas, es que hay que asumir al Estado fascista y sus símbolos para no ser penalizados electoralmente, ergo considera que el electorado está escorado a la extrema derecha.
Prosigue Errejón diciendo que “Vox es un síntoma pero no es el mal. No hay 400.000 andaluces fascistas en Andalucía. Hay que tener humildad, escuchar y atender a las causas: las transformaciones han dejado a mucha gente insegura, descontenta”. Sin duda, en esta aseveración y la anterior de Errejón, éste, como buen oportunista, dice una cosa y la contraria.
En las elecciones andaluzas de 2018, el PP ha obtenido 749.275 votos, C’s ha tenido 659.631 votos y VOX ha logrado 395.978. Sumando los votos obtenidos por el bloque fascista compuesto por estos tres partidos, la suma total de votos asciende a 1.804.884.
Si miramos las elecciones andaluzas anteriores, contemplamos que el bloque fascista siempre ha oscilado entre 1.527.826 (PP, C’s, UPyD y VOX) en las elecciones andaluzas de 2015, 1.792.995 (PP, UPyD y PA) en 2012 y en las andaluzas de 2008, que coincidieron con las Generales y, por tanto, hubo una mayor movilización, el PP solo obtuvo 1.730.154 votos. Por tanto, en Andalucía, a tenor de estos resultados, no hay 400.000 fascistas, sino que el fascismo tiene un suelo de 1.527.826 votos y un techo de 1.804.884 en el momento álgido de la movilización de los reaccionarios andaluces.
La burguesía, consciente del deterioro del PP por su corrupción, ha generado dos fracciones de dicho partido, una en las mismas posiciones reaccionarias que el PP, C’s, y otra por la extrema derecha, VOX, de tal modo que la fuerza electoral del fascismo representada históricamente por el PP, ha permanecido íntegra a pesar del deterioro por la corrupción de dicho partido mediante la suma de las tres fuerzas políticas.
Indica Alberto Garzón en su artículo publicado el 9 de diciembre titulado “de la banalización del fascismo a la normalización de la extrema derecha” que “Para esos millones de personas ha sido mucho más sencillo quedarse con la visión irracional, pero simple y reaccionaria, de que cualquier cosa que cuestione cierta interpretación de la unidad de España es, por defecto, peligrosa. Y todo facilitado por el hecho de que las principales instituciones del sistema político (jefatura de Estado, jueces, medios y partidos políticos) han insistido en la misma reaccionaria idea.”, con referencia a los millones de personas que siguen a pies juntillas a los partidos del bloque fascista, entendemos que aquí también debería incluir al PSOE, e incluso a ellos mismos, pues todos ellos defienden el sistema actual, pues la conclusión de Garzón en dicho artículo es que “Hoy más que nunca necesitamos reivindicar nuestro modelo de país y sociedad, que a diferencia del de los reaccionarios, sí es compatible con la democracia.”; reivindicar el Estado. Como buen oportunista, Garzón habla de democracia en términos abstractos, quitando cualquier elemento clasista, reivindicando a un Estado, un modelo de país, que es el que él mismo reconoce, y ahí no le falta razón, que propaga y fortalece a los fascistas y ahí está VOX, donde los empresarios y grupos fascistas mundiales les financian, la Judicatura les da cancha como acusación popular en el juicio político contra el independentismo catalán y, según podemos leer en noticias de la propia prensa burguesa, se señala que “VOX cultiva votos en plataformas de las fuerzas de seguridad y del Ejército” o que “VOX se infiltró en Jusapol y los sectores ultra de la Policía apoyaron su despegue electoral”. Y es que es el Estado el que genera el fascismo y éste sólo terminará cuando la clase obrera acabe con el Capitalismo Monopolista de Estado; por ello, todos aquéllos que defienden el Estado están inhabilitados para combatir el fascismo puesto que ellos son defensores de quien lo genera. Es por este motivo por el que Alberto Garzón, su organización IU/PCE, están inhabilitados para combatir el fascismo porque su razón de existir es sostener al Capitalismo Monopolista de Estado, es sostener la traición que perpetraron en la Transición negando una ruptura democrática y haciendo un pacto con el fascismo para sustentar al Estado fascista tras la muerte del tirano.
Por ello, no nos sorprende que Garzón – al igual que han hecho Susana Díaz y Errejón – en dicho artículo, que es en un ejercicio de charlatanería burguesa inaguantable y de oportunismo nauseabundo, culpabiliza a Cataluña de su descalabro electoral en Andalucía, expresándolo de la siguiente manera: “los resultados en las elecciones andaluzas de las tres candidaturas de derechas son claramente la expresión política del 1-O, la cristalización de la frase ‘a por ellos’ que acompañó la intervención policial en el día del referéndum independentista”. Y es que todos ellos son lo mismo, auténticos esbirros del Capital, auténticos enemigos de la clase obrera.
No podía faltar, en la despreciable labor de engaño sistemático que desempeñan los oportunistas a favor de la burguesía, la salida a la palestra del secretario general del PCE, Santiago, señalando que “al fascismo y la ultraderecha no se les para con pureza ideológica y sectarismo, sino con unidad de clase y propuestas programáticas. La unidad de las fuerzas democráticas y los frentes de izquierdas, el mestizaje, el mejor arma del #antifascismo.”. El fascismo y la ultraderecha llevan gobernando el estado español desde 1939, fruto de un golpe de estado, derrocando la legalidad republicana, apoyado por Hitler, Mussolini y los demócratas burgueses, que sostuvieron al tirano Franco en la jefatura del Estado, tras la victoria de la URSS contra el fascismo, hasta su muerte. Una vez muerto el criminal dictador, y con una correlación de fuerzas favorable al proletariado, el PCE asumió al franquismo, tragó con todos los principios y toda la simbología fascista, firmando una de las mayores páginas de traición a la clase obrera. Y es que, gracias al PCE y a su traición los fascistas nos han dado una propina de 43 años, por el momento. Hoy, estos lacayos de la burguesía, después de la abjuración a los principios y a la propia clase obrera, a la que engañaron y desmovilizaron a cambio de miserables prebendas para la clase dirigente de dicho partido en aquel momento histórico – honrados hoy por los fascistas como Rivera y despreciados por los obreros conscientes – pretenden seguir traicionándola.
La única manera de derrotar al fascismo es acabando con quien lo genera, el capitalismo monopolista de estado y con los traidores que lo apoyan. Sin embargo, el PCE lejos de combatir al capitalismo monopolista de estado es responsable directo de su existencia. Santiago se contradice, hablando de unidad de clase primero y, posteriormente, de “unidad de fuerzas democráticas y los frentes de izquierdas, el mestizaje” ideológico; esto segundo no es una unidad de clase sino es la división de la clase obrera, es el sometimiento de la clase obrera a la burguesía, son los movimientos políticos y sociales por los que ha apostado el PCE ya fuere IU o ya sea hoy PODEMOS, y la historia ha acreditado que es la garantía de la derrota sin paliativos del proletariado y del avance de la reacción, del fascismo.
El fascismo es la única salida que tiene la burguesía para sostener su moribundo sistema, es la constatación de que los problemas que acucian a la sociedad capitalista ya no tienen solución alguna bajo los auspicios de la democracia burguesa. Hoy el Estado español está quebrado económicamente, en bancarrota absoluta también en términos políticos, por ello, para mantener la vida el Estado no tiene más opción de mostrarse tal y como es, fascista, negando los derechos a los obreros a los que explota, reprime y oprime inmisericordemente, negando el derecho a la autodeterminación de las naciones, negando las tierras a los jornaleros al objeto de salvaguardar los intereses de los monopolios y los terratenientes. Ante esta realidad donde el fascismo está entronizado, la única salida que tiene la clase obrera, ya sea del campo o de la ciudad, no es otra que la unidad en combate del proletariado, y los diferentes sectores que lo componen como son, por ejemplo, los estudiantes o los pensionistas, integrando el FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO (FUP) armados de un programa de cambios económicos y políticos estructurales que permita derribar a la matriz del fascismo, el poder económico del capitalismo monopolista de Estado, y también aislar y desenmascarar a los traidores y aliados de la criminal burguesía que únicamente persiguen el fraccionar y debilitar a la clase obrera.
¡ABAJO LOS OPORTUNISTAS Y LOS FASCISTAS, ENEMIGOS DEL PUEBLO!
¡POR EL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO!
¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS!
Madrid, 12 de diciembre de 2018.
COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)