¿ Malísima memoria histórica o coherencia total ?

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La derecha y la falsa izquierda manipulan la opinión pública con una facilidad pasmosa y se quedan tal cual. A nosotros no nos extraña porque esa es la componente principal de sus políticas: la mentira elevada a magisterio.

La guerra de Libia está cimentada según la propaganda oficial, sobre la base de derrocar a un déspota, a un dictador que lleva 40 años en el poder, sin que el pueblo tenga ocasión de impugnarlo. Sin embargo, nuestros políticos de la derecha, cuando se refieren a nuestro país, emplean raseros distintos y nos recuerdan a cada instante que los conceptos “democracia” y “Estado de Derecho” son las señas que identifican nuestro sistema, convirtiéndolas en dos frases mágicas que todo lo puede y que todo lo abarca, es decir, es la panacea universal para los políticos españoles de uno u otro signo. Con tan solo repetirlas de vez en cuando, creen protegerse de las acusaciones que puedan provenir de sus adversarios. La realidad es que “democracia” y “Estado de Derecho” son tan solo frases estereotipadas que evocan con demasiada frecuencia, tantas veces hagan falta, para reafirmarse demócratas de toda la vida y colocar al contrario político en situaciones repudiables –terrorista, radical, comunista, etc-.

 

En virtud de ello, Gadafi es inapelablemente un dictador; en cambio, el rey español es democráticamente el jefe de Estado “de todos los españoles”. Si señor, y el que no lo crea es un terrorista o un comunista. ¿Cada cuánto tiempo se elige al jefe del Estado español? El rey lleva 33 años en su cargo sin que se le haya elegido una sola vez desde el advenimiento de la democracia burguesa, y esto sin contar los tiempos del fascismo.

Pero, ¿qué es eso “de todos los españoles”? Recordemos que al monarca nos lo metieron de matute en la Constitución de 1978, que también es “de todos los españoles”. ¿Cuántos españoles de hoy votaron la Constitución y al Rey? En 1978 la población española alcanzaba la cifra de 36.971.471 de habitantes, pasando a 48.351.532 el 1 de Enero del 2010. Ya tenemos que 11.380.061 no han podido votar ni a la Constitución ni a favor de la Monarquía. Pero en 1978 el censo de votantes era de 26.632.180, por lo que ya quedaban excluidos por no tener la edad reglamentada para poder emitir su voto 10.339.291. En total tenemos por ahora que de la población actual, 21.719.352 no han votado ni a la constitución ni al Rey. Por otro lado, la abstención, los NO, los nulos y los votos en blanco registrados en el referendo alcanzaron la cifra de 10.926.102, que sumados a lo anterior hacen un total de 32.645.454, llegando a esta cifra sin poder contabilizar la cantidad de votantes a favor del sí que han fallecido. Es decir, de la población actual (48.351.532), solo han votado al Jefe del Estado 15.706.078 incluidos todos los muertos. Como se ve, la monarquía española se ha ganado a pulso periódicamente su sostenimiento democrático.

Pero que la derecha silencie cuando le interesa los datos que les son desfavorables es algo a lo que estamos acostumbrados. ¿Y la “izquierda”? ¿Ha perdido la memoria? ¿Cuántos de los 15.706.078 de ciudadanos actuales que han votado a favor de la constitución antiobrera son actualmente del PCE y por consiguiente de IU? (recuérdese que el art. 38 consagra y perpetua el capitalismo, bajo la fórmula economía de mercado). Entonces ¿A qué viene ahora eso de la III República?

Aunque suene a incoherencia, no lo es. En 1978 la Constitución y la Monarquía constituyen la única salida de la gran burguesía ante un pueblo cuyas luchas iban in crescendo, los PCE y PSOE frenando las luchas obreras, reprimiendo a los revolucionarios en los sindicatos y en sus propios partidos, difundiendo la posibilidad de nuevos golpes de estado en los centros de trabajo para que los trabajadores cogiesen miedo, etc., les dieron esa cobertura airosa a los fascistas reciclados, y si no véanse los constructores de la Constitución:

Según la prensa de aquel tiempo se trataba de dos progresistas y cinco conservadores (entiéndase fascistas reciclados), de los cuales uno era nacionalista:

  • Miguel Herrero de Miñón, un jurista que trabajó con el Ministro de Justicia, Landelino Lavilla. Pertenecía a UCD.
  • José Pedro Pérez-Llorca, alto funcionario de las Cortes franquistas, pertenecía a UCD.
  • Gabriel Cisneros, ex falangista reformista y ahora simplemente conservador. Pertenecía a UCD.
  • Jordi Solé Tura representante del PCE, un intelectual de origen obrero que acabó años más tarde en el PSOE.
  • Gregorio Peces-Barba del PSOE.
  • Miquel Roca, que fue el ponente de Pujol.
  • Manuel Fraga, Ministro de Franco que representó a Alianza Popular.

Ahora el capitalismo se asfixia. Ha llegado al límite de sus fuerzas. Su salida no puede ser otra que la que está acometiendo: explotar y reprimir a las clases populares hasta sus últimas consecuencias con el riesgo de una respuesta masiva y frontal. Pero ellos saben que sus quintacolumnistas no les abandonan y en esto llegó el PCE-IU ofreciendo una nueva salida al “desamparado” gran capital enarbolando la bandera de la III Republica burguesa al estilo del 14 de abril de 1931, como muy bien festejan, y lo peor de todo, esgrimiendo que la alternativa del pueblo está dentro de la Constitución, y a través de las urnas. Si no escúchese y léase al ilustrado en marxismo, Don Julio Anguita.

Entonces, preguntamos ¿malísima memoria histórica o coherencia total?

 

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